Para reducir la desigualdad

En este artículo se hace referencia a los modos virtuosos de lograr la igualdad, tomando como ejemplos la educación y las regulaciones sobre el sector de los servicios, entre otras consideraciones.

Referido a la cuestión de la desigualdad, en esta nota no solamente describimos las que serían sus principales causas sino también enfoques sobre políticas y medidas posibles de tomar para su reducción. De todos modos aquí quisiéramos puntualizar más los distintos instrumentos. Comenzaremos por el lado de los impuestos y su relación con la desigualdad. Comenzaremos glosando una nota del diario La Nación de Rubén Guillemí del 26/08/2018. Entre sus consideraciones iniciales señala que la desigualdad “lejos de ser considerado un logro, los especialistas ven el fenómeno de la acumulación exorbitante y el incremento de la desigualdad como una de las más riesgosas debilidades del capitalismo”.

Sobre el caso de Japón la nota dice: “la distribución del ingreso era muy desigual en Japón antes de la Segunda Guerra y la economía estaba dominada por los zaibatsu [camarilla financiera]”, explicó a LA NACION el economista japonés Tatsuo Hatta, presidente del Asian Growth Research Institute. Sin embargo, las fuerzas de ocupación norteamericana vieron en los zaibatsu una amenaza al resurgimiento militar imperial y ordenaron al gobierno japonés una amplia reforma agraria y un sistema de impuestos a los altos ingresos y a la riqueza.Para una fortuna superior a los 500 millones de dólares el impuesto a la herencia llegó en los años 80 al 70%”, recordó Hatta. En los años 90, se redujeron las tasas y tanto el impuesto a los altos ingresos como el de la herencia son hoy del 55%. Para el economista argentino Luis Argüero, de la Universidad Torcuato Di Tella, que vivió y se graduó en la Universidad de Hiroshima, además hay un “factor cultural”. Los japoneses aman el equilibrio. La búsqueda del equilibrio es una tendencia muy fuerte tanto en la vida privada como en la sociedad y la economía. Además, para la mayoría de los japoneses el lujo no pasa por tener una pileta en el jardín de la casa, sino por la posibilidad de hacer sentir cómodo y bien recibido al otro”, señaló Argüero. Para el especialista, la raíz de esta filosofía del equilibrio está en las características de haber sido siempre “un país con recursos naturales muy limitados, lo que transformó en prioritario el uso eficiente y balanceado de sus escasos bienes”.

Más abajo continúa diciendo que “Japón y las naciones escandinavas, por ejemplo, aplican un severo sistema de impuestos a los altos ingresos y a la herencia. En otros países, factores culturales hacen que la ostentación esté mal vista, mientras que gobiernos como el de Islandia y el de Eslovenia tienen una lucha frontal contra la corrupción y la acumulación excesiva. En Estados Unidos, incluso, 400 multimillonarios escribieron, en noviembre, una carta a Trump para que frenara la reforma que les concedería una rebaja en sus impuestos.. Además de los 400 multimillonarios que pidieron a Trump que no les rebajaran los impuestos e invirtiera “en el pueblo norteamericano”, el propio Bill Gates se quejó de que paga pocos impuestos. En febrero pasado, el magnate dijo que el sistema impositivo de Estados Unidos -donde viven siete de los diez hombres más ricos del mundo- es demasiado benévolo con él. Yo pagué 10.000 millones de dólares en impuestos, más que ninguna otra persona en Estados Unidos. Pero el gobierno debería exigir que la gente como yo pague impuestos significativamente más altos”, dijo Gates.” Relacionado con el tema de la filantropía y los impuestos, recién mencionado, es interesante este video (1) y, más en general, este video relacionado con la postpandemia y Argentina.

En cuanto a la medición de las diferencias de ingresos y la experiencia de Dinamarca se menciona que “hay un sistema de medición salarial, llamado en inglés CEO-to-worker, que compara cuánto gana el CEO de una empresa en relación con el trabajador promedio de la misma compañía. En Estados Unidos, por ejemplo, un director ejecutivo gana en general 354 veces más que su empleado promedio, mientras que en Japón la tasa es de 67 a 1, y en un país escandinavo como Dinamarca es de 48 a 1. Coincidentemente, Dinamarca es una de las naciones que suelen encabezar el listado de las más felices del mundo. Cuando uno visita una empresa danesa, no se puede distinguir al CEO del empleado de oficina. Para ellos, vivir como una persona más rica entre gente pobre sería muy estresante”, comentó a LA NACION Michael Booth, autor del libro The Almost Nearly Perfect People: The Truth about the Nordic Miracle (El pueblo casi perfecto: la verdad detrás del milagro nórdico). Lo particular de Dinamarca es que hasta las primeras décadas del siglo XX tenía una sólida clase aristocrática”, agregó Booth. El 1% de la población concentraba el 25% de la riqueza en 1919. Pero la implementación de un “sistema de bienestar” mediante una drástica transferencia de recursos desde los sectores más altos hacia los de menores ingresos hizo que hoy ese 1% concentre apenas un 4% de la riqueza. Dinamarca tiene además un impuesto del 55% a los altos ingresos y del 36% a la herencia.” En el caso de EEUU, Inglaterra y otros países desarrollados es interesante esta nota.

A lo anterior debemos agregar que:

  • la desigualdad tiene un profundo impacto en el deterioro de las sociedades, y en especial en erosionar al sistema democrático, como vemos en muchos países del mundo.
  • el impuesto a las grandes fortunas debe estar bien diseñado a fin de no gravar el capital productivo. Lamentablemente, con el «Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia» legislado en Argentina, no ha sido el caso porque no distingue entre activos y patrimonio neto como menciona esta nota. El impuesto a los Bienes Personales (que ya existe y se podría haber aumentado) está mejor diseñado, porque desgrava inversiones y ahorros; no se paga sobre bienes que son para producir (campos, maquinaria) ni sobre los plazos fijos y los bonos, que financian el crédito privado y al Estado. Quienes han analizado el caso de Canadá (ver este artículo) sostienen que, en lugar de este impuesto, es mejor mantener el impuesto a la herencia (que muchos países tienden a abandonar) junto con un impuesto sobre la renta del capital.
  • sobre el caso argentino tal vez sería mucho mejor seguir este sendero.
  • a nivel internacional, tal vez, habrá que insistir con instrumentos como la «tasa Tobin«, muy resistida por el sector financiero de países como EEUU, Inglaterra y algunos de la UE. Si el G20 lo aprobara, podría ser administrado por el Fondo Monetario Internacional con criterios de equidad aprobados por los países miembros, y aplicado a mitigar los efectos de la pandemia, la investigación y desarrollo de vacunas contra el Covid-19 y otros en curso (o potenciales), eliminación de la pobreza extrema y revertir el proceso de cambio climático, entre los principales objetivos.
  • los impuestos recaudados se deben asignar sin corrupción, con eficiencia (mínimo costo para un buen standard o nivel de calidad), equidad y eficacia (en cuanto al logro de los objetivos y las metas),
  • dado el cambio científico-tecnológico y otros fenómenos como las pandemias, hay que implementar instrumentos como el salario universal, renta básica o similares (como un buen seguro de desempleo),
  • es bueno potenciar el comercio justo en lo relativo a intercambios,
  • un importante un reparto del excedente más equitativo en las empresas como es la participación en las ganancias, las esop o las cooperativas.

entre las principales.

Poder incorporar políticas públicas que reduzcan la desigualdad, como las mencionadas más arriba, nos pueden ayudar a converger hacia un mundo mejor.

(1) Agradezco al Lic. José Bekinschtein la referencia.PD: También una  fuente importante es este seminario y boletín (aportada en el foro del Club Político Argentino). Cabe aclarar que la imagen de la entrada ha continuado empeorando hasta la actualidad, agravada por los efectos de la pandemia. En especial se han visto muy beneficiados los propietarios de las empresas tecnológicas, dado el mayor uso de estas plataformas (agradezco al Lic. Alejandro Gerardi el aporte de la fuente de la BBC).

La Desigualdad

Los seres humanos somos iguales por naturaleza y dignidad. También, cada uno, es singular y diferente: en género, en edad, en historia personal, en el contexto donde se desarrolló esa historia, en talentos o capacidades… entre otras características diferenciales.

En esta nota nos preguntaremos acerca de cuándo la diferencia se convierte en desigualdad y falta de equidad, y de allí la frase en la imagen de la entrada (1). Aquí van algunas de las posibles explicaciones con comentarios sobre medidas a adoptar:

  • según Jean-Jacques Rousseau, en su Discurso sobre el Origen y los Fundamentos de la Desigualdad de los Hombres, hace mención a la desigualdad de fuerzas y a la desigualdad surgida de la moral (hoy podríamos agregar de determinadas «pulsiones» y una razón práctica localizada a lo «útil de corto plazo»)Respecto de la moral, ve a la sociedad civil como una trampa perpetuada por los poderosos sobre los débiles, de modo que puedan conservar su poder y riqueza. Por lo tanto el origen de la desigualdad está en el poder. Relaciona esto con el lugar que cada uno ocupa en la división social del trabajo y tomar ventaja o aprovecharse (¿la codicia?, ¿la maximización de lo individual?, ¿la dificultad en compartir?) de ese lugar que cada uno ocupa en «la división del trabajo» (hoy podríamos decir dependiendo de las variedades de capitalismo y del tipo de globalización): «Mientras los hombres se limitaron a practicar diversas artes que no requerían la labor conjunta de varias manos, vivieron una vida libre, saludable, honesta y feliz. Todo esto cambió desde el momento en que un hombre empezó a necesitar la ayuda de otro y desde el momento en que a cada hombre empezó a parecerle ventajoso tener provisiones suficientes para dos”. De lo anterior se deduce que si la «raíz de la desigualdad está en las relaciones de poder» la «solución» de fondo va a pasar por canalizar nuestra energía de otro modo.
  • Quien no explica los orígenes de la desigualdad, pero sí muy bien la relación entre el progreso y la «inevitable» desigualdad (al menos hasta la actualidad), con la que va asociada, es Angus Deaton en su libro El gran escape: salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad (Fondo de Cultura Económica 2015). Cabe destacar que la «inevitable» desigualdad, debería ser «acotada» cómo se propone hacia el final de esta nota.
  • Si simplificáramos mucho el enfoque marxista, podríamos afirmar que -en la evolución de la conciencia humana- si sacamos la herramienta o «institución» de poder del explotador, que es la propiedad, socializamos las relaciones de producción (es decir el capital) y se retribuye el trabajo igualitariamente, se resuelve la desigualdad. Sabemos que la socialización se transformó -en la práctica- en estatización (con la consiguiente burocratización), y no se resolvió bien el balance entre estímulos materiales y morales (debatido al origen de la revolución cubana), emergiendo nuevamente variedades de capitalismo.
  • para el liberalismo económico la desigualdad es una cuestión natural y no sólo no es un problema, sino que genera un fenómeno de emulación hacia el arquetipo del «rico o exitoso en términos de acumulación económica» y por lo tanto es un motor poderoso de impulso y crecimiento del sistema capitalista (la evidencia empírica parece demostrarlo incluso en países como China recientemente),
  • la posición anterior tiene variantes como la de Branko Milanovic que dice que «la desigualdad es como el colesterol: hay una buena, que estimula la innovación, la competencia, etcétera, y una mala». El propone «revertir la concentración de capital, porque la participación del capital en el ingreso neto total está aumentando. Si el capital continúa estando concentrado, nuestra sociedad se vuelve automáticamente más desigual. En segundo lugar, debemos ofrecer a todas las personas las mismas oportunidades educativas de excelencia. Esto vale especialmente para Estados Unidos, pero también para otros países. Por lo tanto, el énfasis no debe estar en una mejor distribución del ingreso ya logrado, sino en garantizar a todos un punto de partida comparable. Me parece que este es el campo político futuro de la izquierda, junto con un impuesto a la herencia, aunque no sea muy popular. Tal impuesto no significa que se vayan a gravar todas las herencias, sino solo las grandes herencias de, digamos, más de un millón de euros. Esta podría ser una política sensata de izquierda: enfocarse más en el estadio anterior a la redistribución. Esta es una igualdad más sustancial que simplemente redistribuir el dinero que ya se ha ganado».
  • hay corrientes que plantean un sistema de bandas, entre un piso y un techo para la desigualdad. Volviendo a Rosseau, en “El contrato social” señala que “…el estado social será ventajoso para los hombres sólo cuando todos posean algo y ninguno tenga demasiado”, lo cual no implica igualdad absoluta entre los individuos, sino que establece como principio que “…ningún ciudadano sea lo suficientemente rico como para comprar a otro y ninguno tan pobre como para verse forzado a venderse». Esta ha sido en general la posición de la  socialdemocracia (podríamos incluir también al socialcristianismo) y experimentado, en particular, en los países nórdicos.
  • un autor reciente que ha fundamentado este tema en el sistema capitalista contemporáneo es Thomas Piketty (además de otros, como el citado Milanovic). Sintetizando su enfoque: «cuando la tasa de crecimiento de la rentabilidad del capital supera la tasa de crecimiento del producto y el ingreso, como sucedió en el siglo XIX, y parece muy probable que suceda de nuevo en el siglo XXI, el capitalismo genera desigualdades arbitrarias e insostenibles que socavan radicalmente los valores meritocráticos en los que se basan las sociedades democráticas«. Señala que «la política ideal es un impuesto progresivo sobre el capital, aplicado simultáneamente en todo el mundo, lo cual es indudablemente una utopía (pero una utopía útil)». En este sentido van las propuestas de gravar a las empresas tecnológicas que tienen sus activos «en la nube» y operan a escala global. Están quienes proponen gravar los flujos, como los financieros (tal es el caso de la tasa Tobin). También están las quince recomendaciones del Dr. Anthony Atkinson,
  • el 26/08/18 el diario La Nación publicó dos excelentes notas: una sobre las recetas exitosas que revirtieron el fenómeno de la concentración (que mencionamos en esta reflexión) y otra sobre felicidad y prosperidad.
  • la que nos hemos referido en esta entrada,

entre otras (véase, por ejemplo, el impacto de la desigualdad no sólo en los pobres sino también en los ricos).

Entonces para quienes vemos los problemas que conlleva la desigualdad, las propuestas sobre los procesos para disminuirlas o tender a resolverlas son muy variadas, además de la más arriba mencionada del diario La Nación:

  • generar un piso de oportunidades de condiciones de vida digna, y en particular con una educación de calidad, con políticas públicas adecuadas, e instrumentos como el ingreso universal, así como promoviendo nuevos tipos de trabajo y emprendimientos,
  • evitar la concentración del capital con restricciones como la defensa de la competencia y/o gravando más cuando esto se produzca,
  • gravar progresivamente el capital (stocks en general, e impuestos progresivos a la herencia y bienes personales) y flujos (ingresos personales y movimientos especulativos de capitales) que nos permitan financiar lo indicado en primer término, y posibilitando desgravar lo que vaya a inversiones que generen valor agregado (articulando generación de riqueza con distribución) hacia sectores con oportunidades de desarrollo sostenido en el tiempo y sustentable en lo medioambiental y social. Del mismo modo orientar el cambio tecnológico con políticas adecuadas («el cambio tecnológico tiene un paradigma redistributivo, ya que este resulta en fuentes de ingresos de capital. Como Atkinson mismo lo menciona, aludiendo a James Meade, esto es crucial porque “sí importa de quién son los robots”),
  • generar otro tipo de organizaciones (con otras culturas diferentes a la sola maximización del lucro) que agreguen valor tanto de empresas capitalistas que compartan el excedente así como las «no capitalistas» (de economía social, de comunión, y otras experiencias), articuladas con empresas públicas o mixtas eficientes,
  • acordar, en el marco del G20 y Naciones Unidas, otro tipo de globalización (más allá del nuevo esquema de re-equilbiro de poder que busca EEUU) no sólo para el comercio o la tecnología (en cuanto a su sentido, distribución y frutos), sino especialmente para que las medidas impositivas no sean eludidas o evadidas a paraísos fiscales o países con legislación permisiva. Si esto último ocurriera no se podría asignar la redistribución de lo recaudado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular a erradicar la pobreza en el mundo, evitar las migraciones por esta causal y revertir el cambio climático. Hasta tanto se avance a escala global habrá que discernir cuales son las posibilidades y límites a escala nacional y de bloques regionales, para avanzar en esa dirección,
  • generar otro tipo de intercambios,

entre las principales. Sabemos que es un camino muy difícil (en particular a escala global), pero estos procesos serán posibles si tomamos conciencia -al menos- de cuales son las consecuencias de no hacerlo y tenemos la sensibilidad y voluntad para que se movilicen todas las fuerzas culturales, sociales y políticas que permitan implementar instituciones adecuadas -tanto a nivel nacional como internacional- dándole un rol efectivo y adecuado a los Estados en los procesos mencionados. Al mismo tiempo será fundamental dejar de lado una cultura individualista y de relaciones de poder y pasar a vínculos articulados con móviles más empáticos, altruistas y solidarios, sin los cuales las instituciones no se sostienen (o se transforman en una «cáscara vacía» o en «un como sí»). Seguramente ello contribuirá a que las diferencias y singularidades no se transformen en desigualdades y sufrimiento, y podamos converger a «un compartir» de un mundo mejor y sustentable.

(1) En esta misma dirección va una frase de Freud en su obra publicada en 1927, denominada «El Porvenir de una Ilusión». Allí, entre otros conceptos expresa: “No hace falta decir que una cultura que deja insatisfecho a un núcleo tan considerable de sus partícipes y les incita a la rebelión no puede durar mucho tiempo, ni tampoco lo merece”. En la edición de este libro por parte de Rueda está en la pagina 16, tomo XIV, y en la de Editorial Amorrortu en la página 12, tomo XXI (agradezco a César Merea la referencia).

 

Impuestos, Sacrificio, Justicia y Solidaridad

Al final de la película «¿Conoces a Joe Black?», se menciona la frase que equipara «la muerte con los impuestos» como las dos únicas cosas «ciertas en la vida» (utilizada en Estados Unidos, -ver imagen de la entrada-). Tal vez, lo que subyace en la misma, es que el Estado es una realidad (para el individualismo y liberalismo extremo -en sus distintas versiones- es «un ladrón» o «peor que un ladrón vulgar» (1) o «un peso a sacarnos de encima«). Si es «una realidad», no hay otro remedio -si queremos vivir en sociedad y cumplir con la ley- que «sacrificarnos y/o resignarnos» y pagar impuestos (así como reconocer que «algún día nos vamos a morir»).

Hay otras visiones según las cuales, dada la escala humana, las diferentes situaciones que se presentan en los grupos humanos y las formas de generación, distribución y apropiación del excedente económico, se requiere de «alguien» que ejerza funciones de redistribución. Según la antropología esto comenzó con el pasaje del matriarcado al patriarcado, los jefes de las tribus o etnias, y después con las ciudades-estado hasta los estados de nuestros días. La redistribución puede tratar de ser «justa» o progresiva (el que más tiene más aporta hacia el que menos tiene) o regresiva (el que menos tiene menos recibe o aporta más proporcionalmente). Esto puede hacerse bien, mal o regular, dependiendo del caso. También cabe aclarar que, según Karl Polanyi, además de la redistribución, están el intercambio y la reciprocidad como componentes de todo sistema económico (dependen de la modalidad que tengan -en especial el intercambio- generarán más igualdad o más desigualdad).

Si partimos de una interpretación de la afirmación: «¿soy yo acaso el guardián de mi hermano?» (de Caín a Dios, según la Biblia), y lo «único importante» soy «yo», no es válida la redistribución, ni un intercambio justo y menos la reciprocidad o la solidaridad. Por lo tanto hay una opción personal respecto del pago de impuestos (y en el marco de la ley y «si la evado» parcial o totalmente, o no, con los riesgos legales que conlleva). También hay una opción personal respecto si me involucro o no en una participación sociopolítica (directa o a través de representantes) de verificar con qué prioridades y modalidades se asignan los impuestos recaudados evitando la «opacidad», el excesivo costo de su gestión y la corrupción, en ese «pase de manos» que hace el Estado.

En la Argentina el 29-12-2017 se dictó la ley impositiva No. 27.430 (que modifica o complementa 34 normas). Ella, a su vez. ha sido modificada por distintas normas como la ley 27541 y, por los efectos de la pandemia, se dio marcha atrás con la rebaja del impuesto a los ingresos brutos. Cabe destacar que en 2019 en la Argentina había 163 tributos entre Nación, Provincias y Municipios, y que durante 2020 se modificaron o crearon catorce impuestos. Sin duda esto (y, en particular, tributos acumulativos como ingresos brutos) afecta seriamente la actividad económica (la competitividad), la creación de empleo sostenible en el tiempo y fomentan la informalidad. Todo ello en un contexto de fuerte caída de la actividad económica por efecto de la cuarentena, importante emisión monetaria para financiar el déficit estatal (agravado por el sostenimiento de personas y empresas afectadas por el Covid-19), endeudamiento, un cuarenta por ciento (al menos) de la población pobre, una historia de evasión y elusión impositiva (que ha requerido de reiterados blanqueos), sobredimensionamiento del Estado en determinadas áreas, ausencias y falta de eficacia en otras, entre otras características.

A fines de 2023 (con motivo del proceso electoral) se sacó el impuesto a las ganancias, y como esto desfinanció al estado nacional y en particular a las provincias, se está discutiendo su reimplantación. Hay distintas posiciones a favor y en contra (en particular porque está actuando aún el «impuesto inflacionario») pero hay especialistas que señalan que sería justo y necesario volverlo a implementar y que existe en la mayor parte de los países del mundo.

¿Podremos pasar de:

  • parches y superposición de tributos a una reforma fiscal racional (2) que articule la justicia distributiva con el fomento de la actividad económica, de manera simultánea?
  • individualismo y el sacrificio en el pago de impuestos a ser justos y solidarios con nuestros hermanos pobres, los desempleados por falta de oportunidades, capacitación o efectos de los cambios tecnológicos, y no pedirles sacrificios a ellos sino que hagan lo que puedan y tienen que hacer (como educarse, capacitarse y buscar activamente formas de inserción posibles)?
  • «no te metás» a involucrarnos directamente (en nuevas formas participativas) y/o indirectamente (a través de nuestros representantes) en ver cuales son las prioridades y modalidades de asignación de los impuestos en bienes públicos de calidad y sin corrupción?
  • «que se haga cargo la política y el Estado» a sumarnos activamente desde la ayuda solidaria y con modalidades de intercambio justo?
  • alto costo de carga tributaria a las empresas a una menor carga tributaria a quienes emprenden y generan valor?
  • que «no me pidan a qué aporte más impuestos» a «si estoy en una situación económica holgada (como «mínimo») acepte que las personas paguemos progresivamente más? Ello se podría reforzar si hubiera consenso de que –a largo plazo– vayamos tendencialmente a un estado del tipo de los «países nórdicos» (con las adaptaciones del caso) y saber que nuestro dinero es bien asignado.
  • «me llevo la plata afuera» a «vamos construyendo confianza entre todos» e invirtiendo en el país?

entre algunos consensos que seguramente nos puedan llevar a un mundo mejor.

Queda para otra reflexión la importancia y resolución del abordaje fiscal a nivel internacional (con su correspondiente institucionalización) a fin de reducir la desigualdad en el mundo, las emigraciones por razones económicas y la construcción de una paz asociada a la justicia y la solidaridad.

(1) Según Nikolaus Piper, en su libro «La Espiral de Jenofonte. Una historia coloquial de la Economía», Ed. Cántaro, Buenos Aires, 2005, pág. 26 y luego 84 y ss.) el pago de impuestos al Estado surge para que cumpla con sus funciones de «seguridad y defensa», es decir para que a los campesinos y mercaderes de la antigüedad no les robaran otros, se someten a «los reyes sumerios» (o «ladrones asentados») que era el estado naciente. Es una explicación que toma del economista Mancur Olson. Para un enfoque más actual vinculado con la evasión impositiva ver este video.

(2) Entre las propuestas que se puede mencionar a esta.

PD: para un mayor detalle sobre el debate de la cuestión impositiva se puede ver esta mesa redonda del 28/8/18, que permite actualizar esta temática a esa fecha. A fines de 2020 se reavivó el debate sobre los impuestos, a raíz de la sanción del impuesto a la riqueza (en realidad  llamado «Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerarlas los efectos de la pandemia»). Sobre el mismo se han vertido distintas opiniones a favor y en contra (en especial por su superposición con el impuesto a los bienes personas y que -en algunos casos- grava capital productivo). Entre las diferentes opiniones se menciona esta de Hernán Lacunza. Sobre la cuestión fiscal en Suecia (como un posible «arquetipo») es interesante esta nota. En cuanto a la relación entre impuestos y equidad es relevante esta reflexión.

Cómo

En esta página intentaremos expresar sólo un enfoque metodológico – por el momento a nivel de primer borrador- de cómo, a grandes rasgos, se fueron manifestando y modificando los distintos sistemas económicos, pero focalizándonos particularmente en los últimos doscientos años y en el –marco de una economía plural- el actual sistema hegemónico (el capitalismo).

Las formas, modos o tipos de sistemas económicos han sido diferentes en la historia de la humanidad, tal como lo han clasificado los distintos enfoques que hemos puesto en la Introducción de esta sección.

Su cambio ha tenido que ver con cómo ha evolucionado nuestra conciencia y acciones de humanos en relación con otros y –a través de la mediación científico-tecnológica- con el medio ambiente. Desde:

  • recolectores y cazadores, y de nómades a sedentarios,
  • y también nuevamente nómades (vía migraciones en la Tierra, en el ciberespacio, y en perspectiva hacia otros planetas)
  • compartir en el grupo, clan o comunidad hasta excluir “al diferente”, para luego irlo integrando o incorporando o no, bajo distintas formas (sometiéndolo o tratándolo como un par, por tomar dos variantes extremas)
  • considerar el sustento como “lo central” hasta exaltar la “crematística” en acumulación y consumo (en particular en el capitalismo),
  • valorar el “ser”con un tener “existencial” (lo necesario para la vida en cada época y circunstancia) hasta priorizar el “tener caracterológico” (la posesividad en términos de E. Fromm y su expresión en el “capitalismo existencial” según Christian Arnsperger, en su libro “Crítica de la Existencia Capitalista””, Ed. Edhasa, 2008). Otra forma de denominar este eje es la cuestión del “poder”, como verbo o -por otro lado- como sustantivo desde un “lugar de dominio” y se viene manifestando en la historia (véanse enfoques más recientes como el de M. Foucault de «biopoder», u otros relacionados con «biocapitalismo»).
  • relacionado con lo anterior está la cuestión del «deseo» y como  ha sido direccionado por sistemas como el capitalismo para acceder, poseer y ser símbolo de «pertenecer» (inclusión) y alcanzar prestigio a través del éxito económico (sería una forma de «trascender»). En esta línea apunta la afirmación de Z. Bauman «el capitalismo triunfó porqué encontró el punto sensible de las personas al explotar el fetichismo de la mercancía».
  • lo centralizado a lo semi o descentralizado y autónomo,
  • lo ordenado y muy estructurado, a lo semi-ordenado, espontáneo y a lo caótico,
  • lo primario a lo muy sofisticado,
  • un conocimiento muy elemental y precario hasta uno muy potente y diverso en lo que hoy denominamos ciencia y tecnología,

por tomar sólo algunos ejes.

A la expresión histórica de estos ejes se le han colocado distintos nombres. También se han tratado de ver si hay “modalidades” como “patrones de comportamiento” o como ello se va integrando en cada lugar y momento histórico. En el caso de Karl Polanyi los ha denominado “modelos de integración” (como equivalente a “sistemas”) y los ha caracterizado como:

  • la redistribución: designa movimientos de apropiación en dirección a un centro, y luego de este hacia el exterior. Desde el jefe de la tribu o clan hasta en la actualidad el rol que ocupa el padre y/o madre en la familia, y el Estado en la sociedad actual. Esta redistribución puede ser regresiva (favoreciendo a los más poderosos o de mayores ingresos) o progresiva (favoreciendo a los más débiles o necesitados)
  • la reciprocidad: supone movimientos entre puntos de correlación de grupos simétricos. Una expresión de esto es la economía social y solidaria.
  • el intercambio: se refiere aquí los movimientos de “va y viene” tales como los cambios de “manos” en un sistema mercantil. En los últimos 200 años (aproximadamente) se creó un sistema institucional de intercambio a tasas “negociadas” denominado MERCADO que, según el autor, marca un quiebre o ruptura radical con el pasado (esto está muy bien descripto en la obra de este autor, denominada “La Gran Transformación”, Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1992)

Caben destacar también enfoques como el de Marcel Mauss, donde “el don” es una forma de intercambio que se entrelaza con la reciprocidad. También es interesante como estas prácticas en la historia del sistema incaico fueron virando hacia “el tributo” (o don “ex ante”) que operaron como una tributación hacia el Inca quien luego lo asignaba a obras del imperio y a otros destinos.

Respecto del “mercado”, en su expresión institucional de intercambio de los últimos doscientos años, ha sido fuertemente criticada por distintas corrientes desde creencias (por ejemplo religiosas) hasta de la izquierda. Respecto de esta última han habido sectores que han buscado re-significar al “mercado” desde una perspectiva socialista (el llamado “socialismo de mercado”) y recientemente (año 2016) países como Cuba han reconocido la “existencia objetiva de las relaciones de mercado” (ver notas de prensa como esta). Cuando analizamos –en otra parte– la posibilidad de converger hacia un mundo mejor retomamos esta cuestión.

Ahora trataremos de dar un ejemplo de la relación de lo que denominamos “sistema capitalista” y otros sistemas anteriores. Lo haremos desde una perspectiva “amplia” y de una “economía plural y mixta”. Lo de “amplia” está relacionado a que el enfoque que se adopta es que la historia es un proceso de continuidades y rupturas que tiene distintos momentos (que “tipificamos en etapas o periodos”) muy diferentes (como por ejemplo el Neolítico o “la economía de mercado en el sistema capitalista”) pero que –de alguna manera- rasgos, características, móviles…anteriores siguen estando presentes. Aquí compartimos el enfoque de Kenneth Boulding (mencionado en la Introducción de esta página respecto de que los sistemas en su “evolución tienen niveles”). Daremos un ejemplo tomando uno de los modelos de integración de Polanyi. Cabe destacar que este autor, como otros, tiene una opinión diferente en cuanto a la “profundidad de la ruptura” que conlleva la economía de mercado respecto de lo sucedido anteriormente. No discutimos “la profundidad de la ruptura”. Solo decimos que hay “continuidades” (en circunstancias actuales) de características que, en principio, no cabrían denominarlas bajo el concepto de “capitalismo”, sino en el marco de una “economía plural” (de vuelta la ambigüedad y la complejidad) y las implicancias que esto tiene cuando se plantea la posibilidad del “cambio”.

El modelo que tomaremos de Polanyi es de “la reciprocidad” (y el compartir): durante miles de años, desde el surgimiento de la humanidad hasta el Neolítico, los seres humanos necesitamos compartir para sobrevivir. Esto sigue presente hoy (aunque no sea hegemónico en la rivalidad competitiva del sistema económico actual, cueste entenderlo y expresarlo en una cultura individualista), bajo otras modalidades y en una diversidad de situaciones. Podemos decir más: el capitalismo lo “ha incorporado” como un valor importante para poder competir y para poder legitimar su accionar, así como lo ha tolerado o buscado integrar en una economía “plural”. Veamos a continuación, a partir de algunos enfoques y prácticas de integración:

Competitividad sistémica y coopetencia: No sirve o resulta que una empresa o sector sea competitivo si esto no se da en un contexto donde los demás sectores y actores no coordinan, acuerdan o se complementan de manera virtuosa para que ese espacio (local o nacional) pueda ser competitivo. Esto está bien explicado en el texto “La Ventaja Competitiva de las Naciones” de M. Porter (Ed.Vergara, Argentina, 1991). Está relacionado con el enfoque coopetencia (lo inventó Ray Norda, fundador de de la empresa Novell) y está bien descripto en el texto de Nabeluff, B. J. y Branderburger , A.M. (Coopetencia, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2005).  Se focaliza en la cooperación entre empresas en mercados competitivos. Tiene relación con el enfoque de equilibrio de Nash (a nivel de divulgación, sobre el enfoque cooperativo, véase la escena de seducción de una Señorita en la película “Una mente brillante”. En términos de la teoría de los juegos sería la estrategia “ganador-ganador”, en cuanto a países (como Japón) y enfoques y prácticas organizacionales basadas en el “trabajo en equipo” y “el trabajo como centro, familia y hogar”. No es un tema “menor” esta característica de “flexibilidad y adaptabilidad” del sistema capitalista.

La “Responsabilidad Social Empresaria” (RSE): conlleva que, además de la ganancia, hay otros valores” como el compromiso con el medio ambiente, el trabajo social, los más pobres… Dentro estas prácticas hay que diferenciar aquellas que son relevantes o significativas, de aquellas donde abunda lo comunicacional y el marketing (para demostrar “la bondad” de los dueños de la empresa) pero no hay demasiado sustancial en “la práctica de otros valores”.

Además de la “integración y adaptabilidad” del sistema capitalista, están aquellas vinculadas con la convivencia, tolerancia y buscar permear otras expresiones “plurales” (sobre el concepto «economía plural» ver Passet, R., (1995) Les voies d’une économie plurielleTransversales Sciences Culture, Numéro spécial, L’Alternative, 32, mars-avril, citado por Laville J-L (2004) (dir.) «Economía Social y Solidaria: una visión europea». Buenos Aires, UNGS/ALTAMIRA) dentro del sistema. Citaremos solo algunas,

Si han habido distintos “cómos” en la historia, podremos interrogarnos y tratar de responder si una nueva configuración de estos elementos no nos pueden llevar a construir un pos capitalismo y nos permitieran converger hacia “un mundo mejor”?

Convergiendo en Procesos

INTRODUCCIÓN

Si desechamos los enfoques de “no se puede hacer nada” y que “de cualquier manera es lo mismo”, seguramente podamos coincidir en que los móviles son una condición “necesaria” para caminar hacia un mundo mejor, pero “no son suficientes” si no están acompañados de “medios acordes con este fin”. Los medios pueden formularse con distinto grado de detalle y de escala. Una forma es lo presentado como una “agenda en forma de plan de acción” en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Naciones Unidas. Esto luego viene teniendo precisiones, por ejemplo, vinculado con el financiamiento de estos objetivos por parte de los países miembros. En la transición hacia un mundo mejor consideramos que estos objetivos, esta agenda y plan de acción, y los medios (como su financiamiento) deben ser vigorosamente apoyados por todos, y acompañados concretamente a nivel nacional y local a través de distintas políticas públicas.

Lo que intentaremos hacer en esta parte de la página web, es plantear algunos ejes de procesos vinculado con cuestiones desarrolladas en otras entradas, posibles caminos dentro de esos ejes, y un ejemplo más detallado tomando el caso de la educación en la Argentina (expresado a fines de marzo de 2017)

ALGUNOS EJES IMPORTANTES VINCULADOS CON PROCESOS

  • Educación: es muy relevante en el marco de procesos que están relacionados con promover la participación, la empatía, compartir, ser competentes pero no fomentar la competitividad como rivalidad, trabajar en equipo, liderazgos democráticos… en un contexto de aceleración científico-tecnológica, de creciente desigualdad y de cambio climático, y por ello debe revisarse si la educación está formando para que luego los procesos puedan tener incidencia relevante hacia un mundo mejor. Más abajo haremos un desarrollo más específico de proceso.
  • Redes: teóricamente -su concepción general (a excepción de la que exacerba el narcisismo individualista)- pueden colaborar con la comunicación necesaria y el proceso de aprendizaje. En este sentido, por ejemplo, todo lo que sean apps y juegos que estimulen la colaboración y la toma de diferentes iniciativas para un mundo mejor será fundamental (véanse ejemplos “micro” vinculados con el desarrollo sostenible)
  • Normas Privadas: promover “buenas prácticas” y evolucionar hacia normas como las ISO, normas europeas (pero extendidas a otros países) como EFQM y similares que promuevan la certificación y auditoria de procesos en organizaciones (de distinto tipo) que tiendan a la excelencia vinculado con lo que consensuemos como mundo mejor, serán muy valiosas desde este ámbito.
  • Normas Públicas: Dada la “escala” que tiene la Humanidad en la Tierra, seguirá siendo importante “la ley” a fin de que en “lo macro” se dé un cuadro institucional que favorezca un piso de bienestar en “lo micro” que ayude a generar vínculos de amistad y amor entre las personas. Debe avanzarse no sólo a nivel nacional y local, sino en el marco de una “gobernanza” a nivel internacional.

ACERCA DE LOS MEDIOS: ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?

Nunca lo afirmó explícitamente Maquiavelo pero se deduce de su obra y asesoramiento al Príncipe (en la Florencia de fines de los años 1400 y comienzos del 1500). Si el fin es conquistar, conservar y extender el poder (como dominio) seguramente los medios no importarán demasiado, aún los más crueles (como envenenar a los oponentes) y violentos.

Si el fin es un mundo mejor donde el poder como lugar y ejercicio del dominio no sean lo central o “hegemónico”, entonces no cualquier medio será adecuado para lograr esta finalidad.

EL PROCESO DE GENERACIÓN Y APROPIACIÓN DE VALOR

Como hemos mencionado hay una historia de los sistemas económicos (con distintos enfoques) que nos indica cómo se van generando los bienes y servicios que se van necesitando. Más recientemente esto se expresa bajo una demanda “efectiva” (donde juega el ingreso pero también el deseo y por lo tanto la publicidad), y las características que adopta la apropiación del excedente resultante (a partir de características específicas de la división del trabajo).

Hacia un mundo mejor deberíamos encontrar mecanismos que nos permitan pasar:

  • De “no emprender” o de emprendimientos rentísticos a emprendimientos competitivos (con el Estado como garante de la competencia y la transparencia). En el marco de la actual globalización (y hasta que vayamos construyendo otra globalización) habrá que tener “registro de esta realidad actual de la competencia”. Pero como queremos ir hacia un mundo mejor deberíamos generar comportamientos y estímulos que nos conduzcan de emprendimientos competitivos a emprendimientos donde se premie el “ser competente” (y no la rivalidad) y se ayude y se respeten “otras competencias” (por razones de edad, condición, etc.). Esto nos conduciría a darle otro sentido a la iniciativa y a la empresarialidad que vaya más allá del propósito de lucro.
  • De maximización del retorno sobre el capital a la generación de un excedente que permita la reinversión, una adecuada relación precio-calidad para los consumidores y una retribución material que compartan los esfuerzos realizados sin generar enormes brechas entre quienes participan de la organización. Serían deseables generalizar prácticas de responsabilidad social empresaria (que no se queden en el “marketing” o en la «apariencia»), de repartir el trabajo existente (por ej. promoviendo la reducción de la jornada laboral para quienes hoy están ocupados y a veces «sobre ocupados») así como el excedente, de promover la economía ecológica, las modalidades de empresas sociales, las llamadas «economías integradas» por Ashoka, empresas cooperativas (y por lo tanto la democratización de las empresas) y experiencias como las empresas de economía de comunión, de economía del bien común, de ecovillas, y otras similares.
  • Del financiamiento especulativo al productivo, del financiamiento tradicional a buscar promover los microemprendimientos y las pymes, de que se puedan desarrollar las finanzas éticas y colaborativas.

 EL PROCESO DE INTERCAMBIO

Cómo hemos visto en este blog en el “Cómo”, en el enfoque de Karl Polanyi se sostiene que, a lo largo de la historia, han habido distintas modalidades de intercambio y que sólo en los últimos 200 años aproximadamente hemos experimentado con esta economía de mercado.

  • De la guerra para obtener los bienes o recursos al intercambio mercantil. De este último a la producción y consumo responsable, con modalidades de comercio justo y trazabilidad de bienes y servicios que posibiliten verificar el trabajo decente (como “piso”), la calidad y la sustentabilidad ambiental de todo el proceso.
  • De la modificación de normas, como las de la OMC, a fin de que se avance en modalidades de intercambio que vayan más allá del “dumping social” (véanse referencias europeas como “piso”),
  • De muchas “etapas” de intermediación a pocas, sabiendo que –tiempo más o tiempo menos con el desarrollo cada vez más sofisticados de las impresoras 3D- iremos a escenarios de “prosumidores”. Re-adaptarnos a esto último y re-ubicar a las personas desplazadas de los antiguos lugares será una tarea a planificar desde el momento actual (como sería el caso de prosumidores de la agricultura urbana).

EL PROCESO DE REDISTRIBUCIÓN

Siguiendo con el enfoque de K. Polanyi diremos que  la redistribución: designa movimientos de apropiación en dirección a un centro, y luego de este hacia el exterior. Desde el jefe de la tribu o clan hasta en la actualidad el rol que ocupa el padre y/o madre en la familia, y el Estado en la sociedad actual. Esta redistribución puede ser regresiva (favoreciendo a los más poderosos o de mayores ingresos) o progresiva (favoreciendo a los más débiles o necesitados). Un mundo mejor debería ir de:

  • Normas públicas que desestimulen una redistribución regresiva de la riqueza y pasen al estímulo de una progresiva, disminuyendo la desigualdad actual a nivel mundial y en la mayoría de los países. Si bien han generado controversias enfoques como el de Thomas Piketty en sus libros “El Capital del Siglo XXI” y “la Economía de las Desigualdades”, deben analizarse en profundidad sus propuestas sobre la economía actual en materia de redistribución. Otros autores como J. Stiglitz, B. Milanovic, T. Atkinson, son algunos que también han abordado esta temática recientemente.
  • Normas públicas que favorezcan la re-orientación de la acumulación de lo rentístico a la reinversión productiva, y a formas de compartir como se detalla en el ítem a continuación (de la reciprocidad).
  • Normas y organizaciones públicas que hagan eficaz (en cuanto a logro de objetivos) y eficiente (mínimo costo pero con retribuciones justas y calidad “adecuada”) del gasto y la inversión pública.
  • Una cultura que promueva “el compartir” esfuerzos y retribuciones de esos esfuerzos, y ello se exprese desde la organización de los emprendimientos hasta en el modo de intercambiar. En la organización de los emprendimientos ya nos hemos referido en otra parte a las empresas sociales, las cooperativas o iniciativas como “economía de comunión”.
  • Un aspecto “particular” de esta cultura del compartir pasa –además de lo ya dicho-, como “piso” en no eludir o evadir el pago de impuestos, cargas sociales o en no generar trabajo “indecente”), hasta prácticas que tienen que ver con distintas formas de donación, como es el caso de la filantropía. Si bien, en la mayoría de los casos, estas donaciones son “residuales” o por montos nada relevantes comparados con la riqueza acumulada, un caso que se puede destacar es el de Bill y Melinda Gates que han decidido no dejar la mayor parte de su fortuna (valuada a comienzos de 2017 en noventa mil millones de dólares) a sus hijos (que tendrán educación paga y algo de dinero para sus vidas) sino que vaya a su fundación para fines benéficos (ver: http://www.impatientoptimists.org/). Cabe aclarar que –por lo que se conoce públicamente- la forma en que se ha generado esta fortuna (desde los orígenes con su rivalidad con Steve Jobs hasta la actualidad) no coincide con lo planteado en esta página como lo que debería realizarse para ir a un mundo mejor. Sin embargo no se puede desconocer que es muy meritorio –aunque sea post mortem y reconocido como valioso por sus hijos- reorientar su riqueza acumulada hacia nobles fines sociales. También pueden verse otros casos de filantropía orientados a fines públicos (véase por ejemplo esta noticia).

EL PROCESO DE RECIPROCIDAD

En la página de este blog relativa al “cómo” decíamos que Karl Polanyi entiende que la reciprocidad supone movimientos entre puntos de correlación de grupos simétricos. Agregábamos que una expresión de esto es la economía social y solidaria. Más arriba cuando hablamos del proceso de generación y apropiación de valor dimos ejemplos, así como en otras partes del blog, por lo que no abundaremos en más detalles.

LA CUESTIÓN DE LA GRATUIDAD

Toda actividad humana requiere un esfuerzo, y si bien podemos “no monetizarlo” no podemos decir que “no tiene valor”, tanto en sí mismo como si hemos dejado de hacer otras cosas alternativas. Por lo tanto podemos afirmar, desde el punto de vista de quien ofrece un bien o servicio, que “no es gratis” dado que tiene un costo en términos de trabajo humano y de utilización de diversos recursos, según el caso.

Entonces habrá que abordar la cuestión del vínculo de quien recibe este bien o servicio de manera gratuita con el que lo proporciona. Las razones –en particular para quien recibe- pueden ser muy diversas:

  • La/s persona/s no pueden devolverlo: Sería el caso de personas que por su estado de fragilidad y exclusión no están en capacidad de hacerlo. Aquí se abren dos caminos (si descartamos “el camino de la indiferencia”): el rol del Estado a través de tarifas sociales o mecanismos que reducen sustancialmente el costo (incluyendo un porcentaje elevado de “gratuidad”) o el de organizaciones de la sociedad civil, personas de buena voluntad u órdenes religiosas. De estas última el caso, tal vez más conocido, serían los moribundos de las calles de Calcuta atendidos por la Orden de la Madre Teresa de Calcuta. En muchos lugares existen situaciones similares con personas en situaciones de calle, sujetas a condiciones extremas (por distintos motivos), etc.
  • La/s persona/s tienen un derecho: sería el caso de la provisión, directa o indirecta, de bienes públicos por parte del Estado (educación, salud, seguridad…) cuyo costo se “paga” o financia con impuestos, pero el ciudadano no abona directamente. Las modalidades y alcances difieren en los distintos países.

Los “peligros” de la gratuidad son diversos:

  • Qué esté «camuflado» y lo importante es «el negocio» derivado de una aparente gratuidad  (como hemos abordado en esta nota),
  • Asistir a las personas pero sin promover su dignidad, esfuerzo y participación: un caso contrario a este es el del Padre Pedro Opeka en Madagascar. Es, sin duda, un ejemplo y un camino a seguir para un mundo mejor.
  • Que las personas consideren que estos bienes y servicios no tienen un costo y que, a veces, se financian como impuestos regresivos (lo terminan pagando los que menos tienen).
  • Que sea un mecanismo clientelar, que fomente el facilismo y la corrupción,
  • Que esté vinculado con el «lavado» de «culpas» (v.g. por los daños generados en el proceso de acumulación) o de dinero (caso de las donaciones producidas por el narcotráfico o la corrupción)

entre otros.

UN EJEMPLO MÁS DETALLADO DE “PROCESO”: EL CASO DE LA EDUCACIÓN EN ARGENTINA

Existen muchos expertos y opiniones calificadas en esta temática que habrá que tener en cuenta y consultar para un análisis más detallado y ponderar lo que se menciona a continuación. Sin embargo no queremos dejar de dar un ejemplo más concreto de proceso, tomando este caso y con ejemplos sintéticos. Aquí va:

 Objetivos de la educación

 Articular lo abstracto con lo concreto y lo teórico con lo práctico en una enseñanza personalizada con los siguientes objetivos:

  1. Educación en valores compartidos que nos lleven a un mundo mejor. Aquí se plantea la importancia que, desde las familias y desde las distintas expresiones de la cultura (en las que está el sistema educativo) se promueva esto.
  2. Educación en ciudadanía participativa (en gobernanza) y cuidado del medio ambiente.
  3. Educación en competencias blandas (empatía, iniciativa, trabajo en equipo, ética, etc.)
  4. Educación en competencias duras (científico-técnicas, fomentando una educación “dual”, es decir articulando lo teórico con lo práctico).
  5. Educación para el futuro: comparto lo planteado por Edgar Morin en “Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro» y lo desarrollado por Santiago Billinkis un libro ad hoc.

 Algunas Políticas e Instrumentos para alcanzar estos objetivos:

Como se expresó al principio hay numerosos especialistas que han escrito en esta temática. Sólo a título de ejemplo comparto los 16 puntos indicados por Nuria Susmel en las páginas 33 a 36 de este documento. Si bien fueron escritos hace un tiempo, la gran mayoría siguen teniendo vigencia.

En esta línea, y al momento de redactar este punto, el Gobierno nacional ha anunciado que enviará al Congreso un Plan Maestro Educativo que será una oportunidad para discutir no sólo objetivos y metas, sino también procesos que tiendan a mejorar la educación como han hecho otros países.

Tal vez haya que comenzar, como dice Jaim Etcheverry (ver, por ejemplo, sus declaraciones en el programa El Juego Limpio, del 23/3/2017) por cuestiones muy “elementales” como aprender a leer (comprensión lectora) y escribir, así como hacer cálculos (desarrollo de pensamiento lógico y abstracto).

Financiamiento

 Coincido con la opinión de Martín Losteau en esta nota donde toma una reflexión de Pepe Mugica, ex Presidente del Uruguay. Esto conlleva a realizar una re-ingeniería de los recursos con que cuenta el Estado en general (reduciendo las tareas administrativas e incrementando los saberes vinculados a la educación y al cuidado) así como los que se asignan al sector educativo (por ejemplo las implicancias de ir hacia un modelo de doble jornada), y de la educación en particular.

Lo anterior puede programarse en una agenda de varios años acordada como política de Estado entre las principales fuerzas políticas (con asesoramiento de expertos), con metas e indicadores de procesos y resultados en cuanto a su cumplimento.

Finalmente los procesos que se han mencionado son a título de “pistas” a completar y posibles caminos a construir en el marco de consensos democráticos para un mundo mejor. La cuestión del “ritmo” de estos procesos deberán ser más rápidos y urgentes en casos como el hambre cero y en lo ambiental, y otros llevarán más tiempo como el cambio en la educación o en todos los componentes que inciden en la pobreza.