El trabajo orientado al cuidado del medio ambiente

Hemos afirmado en esta entrada que el trabajo tiene distintas acepciones y significados. Uno de ellos es el de nuestro sustento, y puede expresarse en distintas aplicaciones. Aquí deseamos hacer una reflexión sobre su aplicación al cuidado del medio ambiente.

Es una temática amplia. Se puede comenzar por el trabajo personal no remunerado que podemos hacer separando -y eventualmente- reciclando nuestros desechos, hasta cambiar luces y aparatos que consuman menos energía, realizando trabajo voluntario forestando o haciendo docencia sobre el particular.

En lo que se refiere a emprendimientos caben mencionar aquellos relacionados, por ejemplo, con la economía circular (ver casos en Argentina), con la economía verde, la economía azul o la alianza cleantech. En la Argentina existen programas interesantes (como el PROESUS) que alientan la sustentabilidad de los emprendimientos (hay ejemplo similares entre países como España y Portugal) y también experiencias de economía social en el campo del reciclaje, la energía fotovoltaica, la energía eólica (en especial en la Patagonia argentina) y otros países, de paneles solares, calefones solares y de reciclado. Uruguay ha tenido logros relevantes en energía eólica, solar y en general en energías renovables. En otros países, como Estados Unidos (a pesar de la posición de su Presidencia) se pueden destacar los autos eléctricos o los techos de casas en forma de paneles solares fabricados por la empresa Tesla, calefones solares o implementación de biodigestores que generen electricidad, el fomento del auto consumo, la recuperación de agua contaminada, por citar sólo algunos ejemplos. También hay ejemplos de nexos entre esta temática y la economía social y la pobreza. Existen portales como «cuéntame algo bueno» que tienen secciones dedicadas a esta temática  y a iniciativas sobre energías renovables, En esta dirección van iniciativas en España sobre energía verde, Dinamarca, Israel, China, los trabajos «verdes» que se están creando en California (Estados Unidos), entre muchos otros. Es auspicioso que esto vaya acompañado de mayor financiamiento.

También hay muchas iniciativas en el mundo para mitigar, y en muchos casos, remediar cuestiones de pasivos ambientales (así como restauración de paisajes) producto de un extractivismo y capitalismo salvaje que ha dañado (y lamentablemente continúa en una gran cantidad de localizaciones) dañando el medio ambiente. Entre las iniciativas se pueden destacar la recuperación de residuos  A ello puede adicionarse la agricultura urbana con experiencias ya en curso, la recuperación de tierras semidesérticas o desérticas (por nuevas tecnologías de riego, siembra y forestación), de tierras inundadas (realizando las obras correspondientes) o la plantación en terrazas en las laderas de las montañas que evitan desmoronamientos o deslaves y además proveen alimentos como hacía la cultura incaica o las europeas que no podían o pueden plantar en valles.

Lo anterior genera importantes oportunidades de trabajo que van desde la mitigación y la remediación ambiental hasta la generación de nuevos espacios verdes (rurales y urbanos) así como la fabricación, colocación y mantenimiento de dispositivos para el cuidado del medio ambiente. Todo ello nos permite converger hacia a un mundo mejor.

Cuando el negocio es para todos

Muchas corrientes en la historia de la filosofía han visualizado como contrapuestas actitudes y valores, como el altruismo, con buscar lo mejor para uno mismo, desde una perspectiva egoísta e individualista. Otra forma de expresarlo -aunque no es lo mismo- sería que el amor a los demás está contrapuesto a amarse a uno mismo. Sin duda esta es una posibilidad real y concreta que podemos visualizar en una gran cantidad de vínculos y situaciones.

Entre las preguntas que nos podemos hacer está: ¿es fatalmente así? La respuesta que podemos dar es «no». Entre quienes tienen este enfoque está el premio Nobel de Economía John Nash. En la película «Una mente brillante» (ver imagen de la entrada) -donde se cuentan aspectos de su vida- el actor que personifica a Nash expresa lo siguiente: «Adam Smith dice que el mejor resultado es producto de que cada uno en el grupo haga lo mejor para sí mismo ¿no? Eso está incompleto, incompleto. Porque el mejor resultado es producto de que todos en el grupo hagan lo mejor para sí mismos y para el grupo». En su formalización matemática, referida a la noción de equilibrio (y a la «teoría de los juegos«), esto se despliega en una mayor complejidad, y se combina con situaciones de incentivos y desincentivos a cooperar o no cooperar, donde el miedo, el cálculo racional y como juega la libertad humana, son relevantes. El marco institucional donde los seres humanos actuamos, puede ir en una u otra dirección, por lo que será fundamental contar con instituciones que faciliten o promuevan la cooperación, como algo deseable incluso en un sistema capitalista (1).

A fin de dar ejemplos concretos sobre lo que se acaba de mencionar podemos citar casos de la llamada «economía circular«, que hemos mencionado en esta nota como una corriente dentro de la la economía ecológica. Algunos ejemplos son con:

  • los residuos que se generan con los neumáticos de autos y otros vehículos. En vez de contaminar depositándolos en rellenos sanitarios sirven como materia prima para hacer zapatillas o revestimientos de pavimentos, entre otras.
  • los residuos de la cerveza que tienen un alto valor proteico y energético,
  • con los residuos orgánicos que sirven para hacer compost,
  • con los residuos de metales que son canalizados a través de organizaciones como la Cooperativa Trabajo y Dignidad, que pasaron de ser cartoneros a capacitarse para reparar computadoras, y esto les permitió saber procesar residuos de metales y hacer un emprendimiento formal exitoso,

y muchísimos otros ejemplos con reciclados de cartón, papel, plástico, vidrio… Se despliegan en cadenas de valor y «negocios virtuosos» con impactos positivos en el empleo y una mejora sustantiva en el medio ambiente.

Los que generan los residuos se «ahorran» de pagar multas o recibir sanciones (tanto del estado como de las casas matrices de multinacionales que tienen estas normativas) como responsables primarios de su generación, pueden colaborar facilitando la donación de estos residuos y pagando el costo de logística para su entrega a la industria recicladora, y se despliega una cadena de valor o «negocio virtuoso» con un eslabonamiento «ganador-ganador». Ello nos ayuda a ir a hacia una economía del bien común y converger hacia un mundo mejor.

(1) Al respecto ver los enfoques de asociativismo (en particular en cadenas de valor y clusters), competitividad sistémica y la llamada «coopetencia«. Sobre las denominaciones de «negocio» y «ocio» pueden verse reflexiones como esta o esta, entre otras.

PD: Esta nota surgió en base a elementos vertidos en un foro de la Fundación Metropolitana relacionado con la economía circular.

¿Adaptarnos, Resistir o Transformar la Civilización?

En la Parte I, Capítulo 3 («Un día en la vida de Adán y Eva») del libro de Y. N. Harari («Sapiens, De animales a dioses«, Ed. Debate, 2016, que se muestra en la imagen de la entrada) resalta las características de la vida de los recolectores y cazadores (una forma no metafórica de describir el Paraíso terrenal). En la Parte II, «La Revolución Agrícola», Capítulo 5, «El mayor fraude de la historia», destaca una de las dimensiones de salir de la vida anterior para pasar al estadio civilizatorio del Neolítico (una manera no metafórica de las implicancias de salir del Paraíso terrenal).  En la página 98 dice: «Los cazadores y recolectores pasaban el tiempo de maneras más estimulantes y variadas, y tenían menos peligro de padecer hambre y enfermedades. Ciertamente, la revolución agrícola amplió la suma total de alimento a disposición de la humanidad, pero el alimento adicional no se tradujo en una dieta mejor o en más ratos de ocio, sino en explosiones demográficas y élites consentidas. El agricultor medio trabajaba más duro que el cazador-recolector medio, y a cambio obtenía una dieta peor. La revolución agrícola fue el mayor fraude de la historia».

Hoy nos resulta difícil cuestionar el progreso material de la civilización, sin embargo han habido pensadores como Rousseau, que junto a otros intelectuales, resaltaron la imagen del «buen salvaje» y de la comunidad humana original.

Ejerciendo nuestra capacidad de discernimiento, podemos afirmar que muchos seres humanos «civilizados» -además de valorar el progreso material y el bienestar- también nos interrogamos sobre la relación con el medio ambiente del que somos parte. En este sentido podemos decir que añoramos un buen vínculo con la naturaleza y se lo ha tratado de resolver de distintas maneras: colocando plantas en viviendas urbanas, reciclando y promoviendo las economías circular, verde y azul, con parques y plazas públicas en las ciudades, con casas de fin de semana en zonas más rurales, con turismo orientado a la naturaleza, o de manera más radical y pacífica a través de vivir en ecovillas. En cambio, a lo largo de la historia, han habido grupos que han reaccionado de manera violenta contra los cambios civilizatorios como ha sido el caso de los «ludistas» (frente a la aparición del maquinismo), algunas variantes del anarquismo, grupos integristas y fundamentalistas que revalidan «lo arcaico» o algunos grupos ancestrales, entre otros.

En el último caso mencionado, se puede hacer referencia al grupo RAM (*). En una nota -donde se desarrolla sobre el mismo- se comenta que un líder de este grupo declaró en una entrevista que «su sociedad ideal es la de los grupos amazónicos que no han contactado con Occidente y viven en total primitivismo». El problema es que esta «visión de sociedad ideal» va acompañada de «una resistencia que incluye la lucha violenta» así como anhelos de grandes propiedades en el sur de Chile y Argentina (aunque, en el caso argentino, no hay ningún pedido «formal» de tierras presentado por este grupo o comunidades de este pueblo ante el INAI). Resistir una situación de manera pacífica es lícito. Utilizar la violencia no es admisible para el desarrollo que ha alcanzado la humanidad, aunque se transgreda insistentemente de distintas maneras y niveles.

En el título de esta nota indicábamos que otra opción que tenemos es adaptarnos y, podríamos agregar, convivir. Esto se puede hacer de distintas maneras. Una es la «integración sociopolítica»: en el caso argentino la propusieron y estimularon, entre otros, San Martín y Belgrano, pero -lamentablemente- no prosperó. Otra es la «integración a la sociedad capitalista»: por ejemplo el modelo norteamericano de entregarle la administración de casinos a caciques y tribus.  Así mismo se pueden mencionar otras posibilidades pueden ir por el lado de resaltar los valores de su cultura vinculados con su lengua (enseñanza bilingüe) y los elementos naturales, como el sol y el aire y transformarlos en energía (microgeneración de energía eólica -tan favorable en la Patagonia- y/o solar), valorar la tierra -que la legislación los habilita- en desarrollos vinculados a las ovejas y los guanacos, tejidos y artesanías posibles de vender por internet (como es esta experiencia en el norte argentino), construir viveros frutihortícolas, y desarrollo de permacultura articulado con la posibilidad del turismo de ecovillas. Para quienes estamos en la búsqueda de un mundo mejor, sin duda, esta es «una mejor opción».

La opción anterior va más allá de adaptarnos  y convivir, y conlleva «transformar» -siguiendo una perspectiva evolutiva– la realidad de los pueblos originarios. Sin duda esto posibilitará que habrá muchos más «mapuches pacíficos», en particular jóvenes y mujeres, que podrán compatibilizar sus ideales con el progreso material. También conlleva a una invitación a que la «civilización del hombre blanco» aprenda de esas culturas -y más en general de la diversidad cultural- respecto del valor de la armonía con la naturaleza y de un desarrollo sustentable. Richard Rudgley, en un texto de 1999 (Los pasos lejanos. Grijalbo) plantea que «la civilización empieza a aparecer cuando se establece un sistema de vida factible; es decir, una relación apropiada entre el hombre y la naturaleza, de acuerdo con las características de una región determinada».

Finalmente entre las preguntas que podemos realizarnos están:

  • ¿que sentido o significación le damos al concepto de «civilización»?; ¿es el de Margaret Mead descrito en esta nota?
  • ¿somos realmente sapiens, es decir «sabios»?
  • ¿qué tipo de animales somos: sociales, políticos, con un «alma inmortal»…?, ¿o somos «un animal sin importancia» (título del primer capítulo del libro de Harari) donde nuestra vida no tiene mayor sentido y andamos «deambulando» como podemos por el mundo?;
  • ¿somos dioses -en potencia- que nos identificamos con el Arquetipo que nos alienta -como co-creadores- con un sentido hacia «el bien y la vida»?, o ¿con lo poderoso que alienta el dominio y la venganza?, entre otras.

Las respuestas están en cada persona y cultura. Algunas nos acercarán a un mundo mejor (y ojalá las podamos consensuar democráticamente) y otras a un mundo peor.

(*) Hacia finales de noviembre de 2017 representantes de comunidades Mapuches han señalado que «no existe el grupo RAM o no lo conocen, y que es un invento de los grandes medios», mientras que para otros es un «invento de los servicios de inteligencia». Por otro lado Jones Huala dice que la RAM es una «organización de autodefensa». Una reflexión sobre esta temática vinculada al caso Maldonado y a hechos posteriores y colaterales se puede ver en esta entrevista.

La construcción de la paz

La construcción de la paz tiene una serie de pre-requisitos que van desde cómo nos vinculamos entre los seres humanos y canalizamos nuestra energía, pasando por si la locura predomina sobre la racionalidad (al respecto véase el texto de W. Shakespeare en el acto cuarto de El rey Lear: «Es calamidad de estos tiempos que los locos guíen a los ciegos«) o si lo que predomina es el sentimiento de empatía compasiva y el valor de la justicia, hasta tener en cuenta los intereses vinculados con el negocio de la guerra. A mediados de 2019 se suma el conflicto entre EE.UU y China, más el persistente entre EE.UU e Irán y Corea del Norte, y en febrero  de 2022, con la invasión y guerra de Rusia a Ucrania, esto ha adquirido un gran dramatismo y preocupación por sus posibles derivaciones globales.

Hay que recordar que la institución de las Naciones Unidas fue creada vinculada el objetivo de que la paz prevalezca entre las naciones. En esta nota se hace referencia a «el que fue segundo secretario general de Naciones Unidas Dag Hammarskjöld expresó a mediados de los 50 que la organización “fue creada, no para llevar la humanidad al paraíso, sino para salvarla del infierno”. Sin embargo, la realidad geopolítica actual demuestra que este objetivo aún sigue sin cumplirse»

Por lo tanto construir la paz requiere de condiciones subjetivas y objetivas. En cuanto a las primeras la educación para la paz en las familias y escuelas, el aporte de las religiones, emprendimientos económicos que se niegan a producir armas y la cultura. el manejo de la ira como aporta el nieto de Gandhi, son esenciales. Respecto de las segundas habría que introducir una serie de penalidades o sanciones (como las que establece el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en particular en lo nuclear) y de estímulos económicos para reconducir la industria armamentística (no sólo de un país sino del conjunto de países) hacia fines no bélicos. El marco puede ser el de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en general  y, en particular, la relativa a la paz, justicia e instituciones sólidas. Una fuente importante para el estudio del tema es el Instituto de Estocolmo para la Investigación de la Paz. Trataremos de dar algunos posibles ejemplos, vinculados a reorientación de intereses, y a evaluar su factibilidad:

  • industrias orientadas a disminuir los riesgos del espacio exterior: va desde potenciar las iniciativas para desviar o neutralizar la posible caída de asteroides a la Tierra hasta la eliminación de la chatarra espacial en la atmósfera que puede generar una multiplicidad de riesgos.
  • investigaciones y aplicaciones tecnológicas orientadas a industrias que mitiguen o disminuyan los devastadores efectos de huracanes y tifones que afectan a muchos países del mundo, así como todo lo relativo a buscar mitigar (con cambios en la construcción y ejercicios de prevención) los terremotos.
  • acciones como las campañas por la abolición de las armas nucleares, como las realizadas por ICAN que fue galardonada en 2017 con el Premio Nobel de la Paz. De igual modo la experiencia de «Leaders for Peace«, nacida en Rondine, Ciudad de la Paz, es muy significativa.
  • investigaciones y aplicaciones tecnológicas orientadas a mitigar y remediar los efectos del cambio climático y más en general al cuidado del medio ambiente. Esto implica reorientar los intereses de la industria hidrocarburífera que busca primero agotar y amortizar el capital invertido en energía no limpia. Los «negocios» orientados a la economía verde y la economía azul deberían ser estimulados fuertemente.
  • actividades orientadas a no generar más basura en los mares, y encarar su limpieza, así como el desarrollo de la economía circular que re-utilice los residuos o desechos evitando también su deposición en tierra.
  • ser conscientes de la insensatez humana que, mientras nos armamos unos contra otros, no hemos podido ganar la «guerra contra el mosquito» que genera, entre otras enfermedades, dengue, fiebre amarilla y malaria. Dar fondos y desarrollar la industria vinculada con la salud y el medio ambiente, es de fundamental importancia.
  • el desarrollo de las industrias culturales y el turismo (y más en general el ocio creativo) son actividades afines con la paz.
  • el desarrollo de innovaciones científico-tecnológicas que colaboren con la provisión de alimentos y demás bienes y servicios para personas en situación de pobreza. Ellas pueden ir desde agricultura urbana hasta impresoras 3D que generen alimentos, ropa y bienes para el hogar.
  • Abaratar los costos de desalinización del agua de los mares, así como la depuración y recuperación de agua no salada, a fin de mitigar y generar más agua potable para la población mundial,
  • Dar seguimiento a los procesos y resultados derivados de los acuerdos de paz de Colombia, y la denominada «conversación más grande del mundo» (ver su manual), pueden servir como guía o ejemplos a considerar en la reorientación cultural y económica para alcanzar la paz,
  • Las políticas culturales y cómo se realiza una buena articulación entre civismo y religiones como señala esta nota,

son algunos posibles ejemplos de reordenación de intereses económicos con finalidades acordes con la construcción de la paz en el mundo. A ellos habría que agregar el impulso de la solidaridad e intercambios de reciprocidad a nivel internacional, otros tipos de intercambios (por ejemplo el comercio justo o fair trade) y la construcción de una gobernanza global que vaya en esta dirección. Una activa participación de todos nos permitirá enfrentar los negocios de la guerra con propuestas concretas para la paz, y ello nos ayudará a converger hacia un mundo mejor.

PD: Es muy signficativa esta mención sobre un conflicto de larga data: «Isaac Rabin, 20 años después de la Guerra de Yom Kipur volvió a cumplir con el principio de que “la paz se hace con el enemigo”. Al firmar los acuerdos con la OLP, Rabin declaró: «Yo quisiera firmar un acuerdo de paz con el Príncipe de Mónaco y la Reina de Holanda, pero la paz se firma con los enemigos y Arafat es el principal enemigo”. Profundizando en esta perspectiva se puede ver esta conferencia de Amos Oz.

 

Convergiendo de las Esferas de la Economía Plural

Hemos expresado en otra parte de la página web que hemos adoptado, desde una perspectiva muy amplia, el concepto de economía “plural”. Ello significa que además de tener en cuenta las diferentes variedades de capitalismo que existen en el mundo, hay otras expresiones diversas (también una expresión que se utiliza es el de «economía mixta«). A continuación intentaremos indicar los que serían los mejores lineamientos de convergencia hacia un mundo mejor desde estas distintas esferas:

CONVERGIENDO DESDE VARIEDADES DE CAPITALISMO

  • Al comienzo del capitalismo en Inglaterra se lo denominó capitalismo manchesteriano (por la ciudad de referencia) que era equivalente a una variedad de capitalismo “salvaje” (sin regulaciones, trabajo infantil, muy bajos salarios, polución, etc.). Hoy esta variedad de capitalismo, lamentablemente, sigue existiendo en muchas partes del mundo. Se coincidirá que nos aleja de un mundo mejor, y por lo tanto será necesario introducir las regulaciones adecuadas para –al menos- mitigar los aspectos más dañinos.
  • En el otro extremo tenemos la variedad de capitalismo vinculada a expresiones social-demócratas, como la de los países escandinavos asociados a la denominada economía del bienestar. Sin duda el bienestar forma parte de un mundo mejor, aunque no necesariamente esté vinculado de manera directa a la felicidad (concepto más complejo). Si bien han cambiado las circunstancias en las que estas experiencias nacieron (véase en esta nota “Una breve síntesis sobre la experiencia socialdemócrata”). Como hemos escrito en esta nota habrá que buscar nuevos modos que eviten el crecimiento desmesurado (o sin sentido) del Estado, la burocratización, la construcción de consensos para que las personas y los sectores que más tienen aporten al financiamiento de un nuevo estado de bienestar a escala global (la cuestión de la redistribución progresiva del ingreso para alcanzar los Objetivos Desarrollo Sostenible acordados en Naciones Unidas). Ir hacia un mundo mejor implicará entonces abordar estas críticas en lo interno, y promover nuevas reglas (y posiblemente nuevas instituciones) a escala internacional que valoricen los aportes que estas experiencias tienen.
  • Se pueden mencionar ejemplos donde, dentro de variedades de capitalismo, se da una economía colaborativa aunque algunas vertientes buscan diferenciarse de lo que es la lógica de acumulación capitalista. Algo similar se puede mencionar de los denominados «negocios inclusivos«. Es importante las experiencias de empresas con otros valores (entre las que se encuentran las «empresas con propósito«).
  • Por último ir hacia un mundo mejor conlleva a valorar lo humano (humanismo) en un contexto medioambiental del que formamos parte, y no privilegiar y maximizar un recurso (como el capital) como fin último. Los cambios culturales y tecnológicos pueden ir en esta dirección, aunque no se deben descartar regresiones (por crisis o guerras) o peligros científicos-tecnológicos (como la autonomización de la tecnología sin reglas como las planteadas por I. Asimov).

CONVERGIENDO DESDE LA ECONOMÍA CRIMINAL

Lamentablemente esta economía es una realidad muy significativa en el mundo tanto a nivel de narcotráfico, como la derivada de la corrupción, el tráfico ilegal de armas y personas, la falsificación de marcas, productos y piratería, etc. Ha sido analizada por economistas como Julio Sevares, Luis David Ramirez de Garay y otros. Frente a este fenómeno es fundamental generar alternativas para salir de ella. Además de combatirla ¿es posible generar una re-ingeniería de intereses hacia una economía formal lícita? Algunos ejemplos de que esto es posible:

CONVERGIENDO DESDE LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA

A nuestro entender la economía social y solidaria, y las empresas sociales (ver punto siguiente) es, “teóricamente” y desde el punto de vista de la organización socioeconómica de la sociedad, lo que más se acerca a “un mundo mejor” en lo que se refiere a “emprendimientos económicos”.

Si de esta esfera tomamos a las cooperativas podemos afirmar que en el año 2012 formaban parte de ellas en el mundo 1.000 millones de personas, y en países como Canadá –en promedio- 4 de cada 10 personas formaban parte de ellas (en la provincia de Quebec en el año 2010 el 70% formaban parte de una cooperativa).

Si bien los principios del cooperativismo son universales, las razones por las cuales un grupo de personas decide formar parte de una cooperativa son muy diversas. En un documento del Senado de Argentina en las páginas 4 a 6 se hipotetiza que pueden haber diez razones diferentes, entre las principales.

En este ensayo hemos adoptado el enfoque de la complejidad y una mirada más fina y detallada de cada fenómeno. A esto no escapa al fenómeno de la economía social y solidaria donde, sin duda, la mayoría de sus emprendimientos responde a los criterios de los fundadores de esta corriente pero se puede afirmar que hay casos donde esto es “sólo en las formas” (por ej. con poco involucramiento y delegación en los cuerpos gerenciales), en otros casos están muy insertas en modalidades del sistema hegemónico (aquí está la variante de no tener la “agilidad” o “dinamismo” de muchas de ellas), en otros en prácticas fraudulentas (en particular en el sector financiero) y finalmente otras son formas encubiertas de terciarización o de empleo público encubierto.

Por lo tanto ir hacia un mundo mejor desde esta esfera conllevará rescatar el “espíritu y práctica sustantiva” de este amplio movimiento, del que hoy forman parte también las experiencias comunitaristas de pueblos originarios, e ir superando limitaciones y desviaciones como las mencionadas.

EL CASO PARTICULAR DE LAS EMPRESAS SOCIALES Y EXPERIENCIAS SIMILARES (Economía de Comunión, Sekem, etc)

En la parte del “cómo” de este blog hemos mencionado a este tipo de empresas y ongs como Ashoka  (y en Argentina) que las nuclean y promueven. Se puede ver también este documento de la Unión Europea.

Si bien no tienen las características “democráticas” de las empresas cooperativas, son una experiencia sumamente valiosa de organizaciones económicas para un mundo mejor. También cabe destacar casos como la experiencia de las empresas de economía de comunión (ver textos como este), en Egipto la experiencia de Sekem, Commonland y su enfoque de los cuatro retornos, la economía del bien común (y en Argentina), la economía ecológica, las ecovillas,  comercio justo y responsable y otras formas de intercambio, etc.

CONVERGIENDO DESDE LA ECONOMÍA PÚBLICA

En general se asocia al estado, tanto en los países capitalistas como en los socialistas, con “la burocracia”, y por lo tanto a complicar lo que puede ser sencillo, a ralentizar los procesos, a excesivos controles ex ante y no pocos y efectivos controles ex post, a no garantizar la provisión de bienes y servicios eficaces (cobertura de la población objetivo a veces por no contar con recursos y personal suficientemente calificado) y de manera eficiente (mínimo costo evitando el desvío de fondos y exceso de personal en algunas áreas) con  un buen estándar de calidad.

Sin embargo puede no ser así y de hecho hay ejemplos en países capitalistas como socialistas que son el contra-ejemplo de lo que se viene de mencionar. Citaremos sólo tres casos:

Aprender de experiencias como estas, con personal profesionalizado, fuertemente motivado, con remuneraciones y estímulos adecuados, que generan bienes y servicios de alta calidad será fundamental para ir un mundo mejor desde esta esfera.

En situaciones de monopolio natural, en sectores considerados estratégicos para una sociedad, o donde hay fallas de mercado y la empresa privada no ha funcionado correctamente, o donde las organizaciones de la economía social no han podido tomar el lugar de determinados bienes y servicios (en especial públicos) será fundamental que las organizaciones de este tipo de economía tengan procesos transparentes que eviten la corrupción (con severas penas cuando se pruebe), la selección adecuada del personal, su capacitación y formación profesional, así como mecanismos de evaluación que posibiliten una gestión eficaz y eficiente.

Cada sociedad en función de su historia, de su contexto y del mapa de actores que tenga verá cuales son los “bordes” de su Estado. Sin embargo, sí sabemos que cuando se tiende a estatizar todo -porque se pretende “tener todo bajo control”- esto ha generado burocracia, ineficiencia, corrupción y en muchos casos desabastecimiento, teniendo que recurrir a prácticas dictatoriales para sostenerse en el tiempo. Por lo tanto se termina yendo a un “mundo peor”.

CONVERGIENDO DESDE UN ACELERADO CAMBIO CIENTÍFICO-TECNOLÓGICO

Del que cabe preguntarnos si tenemos que converger de una “economía de plataformas” (¿el sistema capitalista en el siglo XXI?), con la posibilidad de terminar en alguna de las formas que menciona Harari en su libro “Homo Deus“?

Esta convergencia conlleva resolver, entre otros, la cuestión de la tributación de estas plataformas (muchas veces radicadas en paraísos fiscales o países de baja fiscalidad) y los vínculos entre las personas (bajo el formato de «libres» pero «precarias» en cuanto a las relaciones contractuales implícitas y laborales encubiertas). Del mismo modo sería deseable que se diera la posibilidad de que se promuevan “ecoinventos” y que ellos se apliquen fundamentalmente a la economía ecológica a fin de que el sistema sea “sustentable” y no terminemos con la especie humana. Por lo tanto «sin ningún sistema en el que haya humanos«.

¿Estas convergencias desde la economía plural podrán conducirnos a evolucionar e ir hacia variedades de postcapitalismo vinculado con un mundo mejor?

Convergiendo en Procesos

INTRODUCCIÓN

Si desechamos los enfoques de “no se puede hacer nada” y que “de cualquier manera es lo mismo”, seguramente podamos coincidir en que los móviles son una condición “necesaria” para caminar hacia un mundo mejor, pero “no son suficientes” si no están acompañados de “medios acordes con este fin”. Los medios pueden formularse con distinto grado de detalle y de escala. Una forma es lo presentado como una “agenda en forma de plan de acción” en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Naciones Unidas. Esto luego viene teniendo precisiones, por ejemplo, vinculado con el financiamiento de estos objetivos por parte de los países miembros. En la transición hacia un mundo mejor consideramos que estos objetivos, esta agenda y plan de acción, y los medios (como su financiamiento) deben ser vigorosamente apoyados por todos, y acompañados concretamente a nivel nacional y local a través de distintas políticas públicas.

Lo que intentaremos hacer en esta parte de la página web, es plantear algunos ejes de procesos vinculado con cuestiones desarrolladas en otras entradas, posibles caminos dentro de esos ejes, y un ejemplo más detallado tomando el caso de la educación en la Argentina (expresado a fines de marzo de 2017)

ALGUNOS EJES IMPORTANTES VINCULADOS CON PROCESOS

  • Educación: es muy relevante en el marco de procesos que están relacionados con promover la participación, la empatía, compartir, ser competentes pero no fomentar la competitividad como rivalidad, trabajar en equipo, liderazgos democráticos… en un contexto de aceleración científico-tecnológica, de creciente desigualdad y de cambio climático, y por ello debe revisarse si la educación está formando para que luego los procesos puedan tener incidencia relevante hacia un mundo mejor. Más abajo haremos un desarrollo más específico de proceso.
  • Redes: teóricamente -su concepción general (a excepción de la que exacerba el narcisismo individualista)- pueden colaborar con la comunicación necesaria y el proceso de aprendizaje. En este sentido, por ejemplo, todo lo que sean apps y juegos que estimulen la colaboración y la toma de diferentes iniciativas para un mundo mejor será fundamental (véanse ejemplos “micro” vinculados con el desarrollo sostenible)
  • Normas Privadas: promover “buenas prácticas” y evolucionar hacia normas como las ISO, normas europeas (pero extendidas a otros países) como EFQM y similares que promuevan la certificación y auditoria de procesos en organizaciones (de distinto tipo) que tiendan a la excelencia vinculado con lo que consensuemos como mundo mejor, serán muy valiosas desde este ámbito.
  • Normas Públicas: Dada la “escala” que tiene la Humanidad en la Tierra, seguirá siendo importante “la ley” a fin de que en “lo macro” se dé un cuadro institucional que favorezca un piso de bienestar en “lo micro” que ayude a generar vínculos de amistad y amor entre las personas. Debe avanzarse no sólo a nivel nacional y local, sino en el marco de una “gobernanza” a nivel internacional.

ACERCA DE LOS MEDIOS: ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?

Nunca lo afirmó explícitamente Maquiavelo pero se deduce de su obra y asesoramiento al Príncipe (en la Florencia de fines de los años 1400 y comienzos del 1500). Si el fin es conquistar, conservar y extender el poder (como dominio) seguramente los medios no importarán demasiado, aún los más crueles (como envenenar a los oponentes) y violentos.

Si el fin es un mundo mejor donde el poder como lugar y ejercicio del dominio no sean lo central o “hegemónico”, entonces no cualquier medio será adecuado para lograr esta finalidad.

EL PROCESO DE GENERACIÓN Y APROPIACIÓN DE VALOR

Como hemos mencionado hay una historia de los sistemas económicos (con distintos enfoques) que nos indica cómo se van generando los bienes y servicios que se van necesitando. Más recientemente esto se expresa bajo una demanda “efectiva” (donde juega el ingreso pero también el deseo y por lo tanto la publicidad), y las características que adopta la apropiación del excedente resultante (a partir de características específicas de la división del trabajo).

Hacia un mundo mejor deberíamos encontrar mecanismos que nos permitan pasar:

  • De “no emprender” o de emprendimientos rentísticos a emprendimientos competitivos (con el Estado como garante de la competencia y la transparencia). En el marco de la actual globalización (y hasta que vayamos construyendo otra globalización) habrá que tener “registro de esta realidad actual de la competencia”. Pero como queremos ir hacia un mundo mejor deberíamos generar comportamientos y estímulos que nos conduzcan de emprendimientos competitivos a emprendimientos donde se premie el “ser competente” (y no la rivalidad) y se ayude y se respeten “otras competencias” (por razones de edad, condición, etc.). Esto nos conduciría a darle otro sentido a la iniciativa y a la empresarialidad que vaya más allá del propósito de lucro.
  • De maximización del retorno sobre el capital a la generación de un excedente que permita la reinversión, una adecuada relación precio-calidad para los consumidores y una retribución material que compartan los esfuerzos realizados sin generar enormes brechas entre quienes participan de la organización. Serían deseables generalizar prácticas de responsabilidad social empresaria (que no se queden en el “marketing” o en la «apariencia»), de repartir el trabajo existente (por ej. promoviendo la reducción de la jornada laboral para quienes hoy están ocupados y a veces «sobre ocupados») así como el excedente, de promover la economía ecológica, las modalidades de empresas sociales, las llamadas «economías integradas» por Ashoka, empresas cooperativas (y por lo tanto la democratización de las empresas) y experiencias como las empresas de economía de comunión, de economía del bien común, de ecovillas, y otras similares.
  • Del financiamiento especulativo al productivo, del financiamiento tradicional a buscar promover los microemprendimientos y las pymes, de que se puedan desarrollar las finanzas éticas y colaborativas.

 EL PROCESO DE INTERCAMBIO

Cómo hemos visto en este blog en el “Cómo”, en el enfoque de Karl Polanyi se sostiene que, a lo largo de la historia, han habido distintas modalidades de intercambio y que sólo en los últimos 200 años aproximadamente hemos experimentado con esta economía de mercado.

  • De la guerra para obtener los bienes o recursos al intercambio mercantil. De este último a la producción y consumo responsable, con modalidades de comercio justo y trazabilidad de bienes y servicios que posibiliten verificar el trabajo decente (como “piso”), la calidad y la sustentabilidad ambiental de todo el proceso.
  • De la modificación de normas, como las de la OMC, a fin de que se avance en modalidades de intercambio que vayan más allá del “dumping social” (véanse referencias europeas como “piso”),
  • De muchas “etapas” de intermediación a pocas, sabiendo que –tiempo más o tiempo menos con el desarrollo cada vez más sofisticados de las impresoras 3D- iremos a escenarios de “prosumidores”. Re-adaptarnos a esto último y re-ubicar a las personas desplazadas de los antiguos lugares será una tarea a planificar desde el momento actual (como sería el caso de prosumidores de la agricultura urbana).

EL PROCESO DE REDISTRIBUCIÓN

Siguiendo con el enfoque de K. Polanyi diremos que  la redistribución: designa movimientos de apropiación en dirección a un centro, y luego de este hacia el exterior. Desde el jefe de la tribu o clan hasta en la actualidad el rol que ocupa el padre y/o madre en la familia, y el Estado en la sociedad actual. Esta redistribución puede ser regresiva (favoreciendo a los más poderosos o de mayores ingresos) o progresiva (favoreciendo a los más débiles o necesitados). Un mundo mejor debería ir de:

  • Normas públicas que desestimulen una redistribución regresiva de la riqueza y pasen al estímulo de una progresiva, disminuyendo la desigualdad actual a nivel mundial y en la mayoría de los países. Si bien han generado controversias enfoques como el de Thomas Piketty en sus libros “El Capital del Siglo XXI” y “la Economía de las Desigualdades”, deben analizarse en profundidad sus propuestas sobre la economía actual en materia de redistribución. Otros autores como J. Stiglitz, B. Milanovic, T. Atkinson, son algunos que también han abordado esta temática recientemente.
  • Normas públicas que favorezcan la re-orientación de la acumulación de lo rentístico a la reinversión productiva, y a formas de compartir como se detalla en el ítem a continuación (de la reciprocidad).
  • Normas y organizaciones públicas que hagan eficaz (en cuanto a logro de objetivos) y eficiente (mínimo costo pero con retribuciones justas y calidad “adecuada”) del gasto y la inversión pública.
  • Una cultura que promueva “el compartir” esfuerzos y retribuciones de esos esfuerzos, y ello se exprese desde la organización de los emprendimientos hasta en el modo de intercambiar. En la organización de los emprendimientos ya nos hemos referido en otra parte a las empresas sociales, las cooperativas o iniciativas como “economía de comunión”.
  • Un aspecto “particular” de esta cultura del compartir pasa –además de lo ya dicho-, como “piso” en no eludir o evadir el pago de impuestos, cargas sociales o en no generar trabajo “indecente”), hasta prácticas que tienen que ver con distintas formas de donación, como es el caso de la filantropía. Si bien, en la mayoría de los casos, estas donaciones son “residuales” o por montos nada relevantes comparados con la riqueza acumulada, un caso que se puede destacar es el de Bill y Melinda Gates que han decidido no dejar la mayor parte de su fortuna (valuada a comienzos de 2017 en noventa mil millones de dólares) a sus hijos (que tendrán educación paga y algo de dinero para sus vidas) sino que vaya a su fundación para fines benéficos (ver: http://www.impatientoptimists.org/). Cabe aclarar que –por lo que se conoce públicamente- la forma en que se ha generado esta fortuna (desde los orígenes con su rivalidad con Steve Jobs hasta la actualidad) no coincide con lo planteado en esta página como lo que debería realizarse para ir a un mundo mejor. Sin embargo no se puede desconocer que es muy meritorio –aunque sea post mortem y reconocido como valioso por sus hijos- reorientar su riqueza acumulada hacia nobles fines sociales. También pueden verse otros casos de filantropía orientados a fines públicos (véase por ejemplo esta noticia).

EL PROCESO DE RECIPROCIDAD

En la página de este blog relativa al “cómo” decíamos que Karl Polanyi entiende que la reciprocidad supone movimientos entre puntos de correlación de grupos simétricos. Agregábamos que una expresión de esto es la economía social y solidaria. Más arriba cuando hablamos del proceso de generación y apropiación de valor dimos ejemplos, así como en otras partes del blog, por lo que no abundaremos en más detalles.

LA CUESTIÓN DE LA GRATUIDAD

Toda actividad humana requiere un esfuerzo, y si bien podemos “no monetizarlo” no podemos decir que “no tiene valor”, tanto en sí mismo como si hemos dejado de hacer otras cosas alternativas. Por lo tanto podemos afirmar, desde el punto de vista de quien ofrece un bien o servicio, que “no es gratis” dado que tiene un costo en términos de trabajo humano y de utilización de diversos recursos, según el caso.

Entonces habrá que abordar la cuestión del vínculo de quien recibe este bien o servicio de manera gratuita con el que lo proporciona. Las razones –en particular para quien recibe- pueden ser muy diversas:

  • La/s persona/s no pueden devolverlo: Sería el caso de personas que por su estado de fragilidad y exclusión no están en capacidad de hacerlo. Aquí se abren dos caminos (si descartamos “el camino de la indiferencia”): el rol del Estado a través de tarifas sociales o mecanismos que reducen sustancialmente el costo (incluyendo un porcentaje elevado de “gratuidad”) o el de organizaciones de la sociedad civil, personas de buena voluntad u órdenes religiosas. De estas última el caso, tal vez más conocido, serían los moribundos de las calles de Calcuta atendidos por la Orden de la Madre Teresa de Calcuta. En muchos lugares existen situaciones similares con personas en situaciones de calle, sujetas a condiciones extremas (por distintos motivos), etc.
  • La/s persona/s tienen un derecho: sería el caso de la provisión, directa o indirecta, de bienes públicos por parte del Estado (educación, salud, seguridad…) cuyo costo se “paga” o financia con impuestos, pero el ciudadano no abona directamente. Las modalidades y alcances difieren en los distintos países.

Los “peligros” de la gratuidad son diversos:

  • Qué esté «camuflado» y lo importante es «el negocio» derivado de una aparente gratuidad  (como hemos abordado en esta nota),
  • Asistir a las personas pero sin promover su dignidad, esfuerzo y participación: un caso contrario a este es el del Padre Pedro Opeka en Madagascar. Es, sin duda, un ejemplo y un camino a seguir para un mundo mejor.
  • Que las personas consideren que estos bienes y servicios no tienen un costo y que, a veces, se financian como impuestos regresivos (lo terminan pagando los que menos tienen).
  • Que sea un mecanismo clientelar, que fomente el facilismo y la corrupción,
  • Que esté vinculado con el «lavado» de «culpas» (v.g. por los daños generados en el proceso de acumulación) o de dinero (caso de las donaciones producidas por el narcotráfico o la corrupción)

entre otros.

UN EJEMPLO MÁS DETALLADO DE “PROCESO”: EL CASO DE LA EDUCACIÓN EN ARGENTINA

Existen muchos expertos y opiniones calificadas en esta temática que habrá que tener en cuenta y consultar para un análisis más detallado y ponderar lo que se menciona a continuación. Sin embargo no queremos dejar de dar un ejemplo más concreto de proceso, tomando este caso y con ejemplos sintéticos. Aquí va:

 Objetivos de la educación

 Articular lo abstracto con lo concreto y lo teórico con lo práctico en una enseñanza personalizada con los siguientes objetivos:

  1. Educación en valores compartidos que nos lleven a un mundo mejor. Aquí se plantea la importancia que, desde las familias y desde las distintas expresiones de la cultura (en las que está el sistema educativo) se promueva esto.
  2. Educación en ciudadanía participativa (en gobernanza) y cuidado del medio ambiente.
  3. Educación en competencias blandas (empatía, iniciativa, trabajo en equipo, ética, etc.)
  4. Educación en competencias duras (científico-técnicas, fomentando una educación “dual”, es decir articulando lo teórico con lo práctico).
  5. Educación para el futuro: comparto lo planteado por Edgar Morin en “Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro» y lo desarrollado por Santiago Billinkis un libro ad hoc.

 Algunas Políticas e Instrumentos para alcanzar estos objetivos:

Como se expresó al principio hay numerosos especialistas que han escrito en esta temática. Sólo a título de ejemplo comparto los 16 puntos indicados por Nuria Susmel en las páginas 33 a 36 de este documento. Si bien fueron escritos hace un tiempo, la gran mayoría siguen teniendo vigencia.

En esta línea, y al momento de redactar este punto, el Gobierno nacional ha anunciado que enviará al Congreso un Plan Maestro Educativo que será una oportunidad para discutir no sólo objetivos y metas, sino también procesos que tiendan a mejorar la educación como han hecho otros países.

Tal vez haya que comenzar, como dice Jaim Etcheverry (ver, por ejemplo, sus declaraciones en el programa El Juego Limpio, del 23/3/2017) por cuestiones muy “elementales” como aprender a leer (comprensión lectora) y escribir, así como hacer cálculos (desarrollo de pensamiento lógico y abstracto).

Financiamiento

 Coincido con la opinión de Martín Losteau en esta nota donde toma una reflexión de Pepe Mugica, ex Presidente del Uruguay. Esto conlleva a realizar una re-ingeniería de los recursos con que cuenta el Estado en general (reduciendo las tareas administrativas e incrementando los saberes vinculados a la educación y al cuidado) así como los que se asignan al sector educativo (por ejemplo las implicancias de ir hacia un modelo de doble jornada), y de la educación en particular.

Lo anterior puede programarse en una agenda de varios años acordada como política de Estado entre las principales fuerzas políticas (con asesoramiento de expertos), con metas e indicadores de procesos y resultados en cuanto a su cumplimento.

Finalmente los procesos que se han mencionado son a título de “pistas” a completar y posibles caminos a construir en el marco de consensos democráticos para un mundo mejor. La cuestión del “ritmo” de estos procesos deberán ser más rápidos y urgentes en casos como el hambre cero y en lo ambiental, y otros llevarán más tiempo como el cambio en la educación o en todos los componentes que inciden en la pobreza.