La imperiosa necesidad de reformular la globalización

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Sin duda lo que cada persona puede hacer a nivel micro y a escala local es fundamental para ir hacia un mundo mejor. A medida que se incrementa la escala, por ejemplo, a nivel nacional ya es más complejo y requiere de acciones macro en lo socioeconómico, pero fundamentalmente en lo político-institucional, y en lo sociocultural (1).

Si pasamos a la escala internacional y a la actual globalización es aún más complejo, pero esta escala o nivel nos impacta de diferentes maneras: en el intercambio comercial, en las finanzas y movimientos de capitales, en las migraciones, en el impacto de las redes sociales, las noticias y aspectos culturales que fluyen a esa escala, por citar los más importantes. En otra nota ya nos hemos referido a los problemas de esta globalización, y ahora quisiéramos enfatizar algunos aspectos económicos que van más allá de las iniciativas que está encarando Donald Trump (ver la imagen de la entrada, como una «metáfora»), en especial con China (aunque no sólo). Respecto del rol de la economía china en la globalización es interesante esta nota.

La arquitectura institucional internacional, en particular en lo económico, nació en julio de 1944 con los Acuerdos de Bretton Woods, y sus modificaciones posteriores como, por ejemplo, el abandono del patrón oro para respaldar el dólar, así como más recientemente con la constitución de grupos de países más poderosos, en particular el G-20.

Tanto las Naciones Unidas, y sus órganos, como el G-20, no han resuelto satisfactoriamente los problemas de desequilibrio y hegemonía entre las grandes potencias (como lo demuestra el conflicto actual en lo comercial y tecnológico entre Estados Unidos y China), así como tampoco la creciente desigualdad a escala mundial (muy relacionada a lo fiscal, pero también al tipo de intercambios) y una de las causas principales de las migraciones, los impactos del creciente cambio científico-tecnológico, o en cumplir con el Acuerdo de París vinculado al cambio climático. También se plantea que estamos en una etapa de «desglobalización» ¿Se puede hacer algo relativo al «orden mundial»? Creemos que sí, siendo conscientes de lo dificultoso de la tarea. A continuación lo desagregaremos.

A escala global se puede accionar a través de organizaciones y referentes que tengan este alcance. Hay ongs como OXFAM (por citar una de las más importantes), organismos de Naciones Unidas como el Consejo Económico y Social y los que apoyan el cumplimiento de los ODS, la Iglesia Católica (a través del liderazgo del Papa Francisco y otros miembros de esta Iglesia), el Consejo Mundial de Iglesias, el Club de Budapest, el Foro Nesi, artistas (como es el caso de Bono), intelectuales como Joseph Stiglitz, Jeffrey Sachs, Noam Chomsky, por citar algunos ejemplos (2). Potenciar estos espacios y referentes, es fundamental.

De abajo hacia arriba. Tomaremos sólo un ejemplo, por ahora minoritario, de jóvenes en Estados Unidos de América y sectores del partido demócrata. El diario El País, de España, en un reportaje a Ha-Joon Chang, se destacan los siguientes aspectos de esa entrevista:

«P. En EE UU acusan a la demócrata Alexandra Ocasio Cortez de populismo económico por querer subir los impuestos.

R. Ella propone un 70% para los que más ganan. Los que se escandalizan deberían considerar comunistas a Eisenhower y Truman. En su época, los más ricos pagaban 92% y la economía no se hizo pedazos por eso. De hecho, fue el comienzo de lo que hoy llamamos la edad dorada del capitalismo, con crecimientos de casi un 3% anual en el PIB per cápita y una desigualdad por ingresos muy inferior a la actual.

P. ¿El ‘Green New Deal’ de los demócratas puede cambiar las cosas?

R. Lo comparan con el de Roosevelt pero aquello fue algo más que un programa de inversiones. También se produjo un cambio en el equilibrio de poder. Roosevelt introdujo la ley Glass-Steagall que dividió a los bancos en comerciales y de inversión hasta 1999, cuando Bill Clinton cedió ante Wall Street y la derogó, generando todo tipo de problemas. El segundo New Deal de Roosevelt reforzó a los sindicatos y trajo la ley de la Seguridad Social. Inyectar dinero fue una parte, pero lo más importante fueron los cambios institucionales.

P. ¿No hay salida sin cambio institucional?

R. Exacto. Si no recuperamos el control sobre el sector financiero, nada va a cambiar. Ese sector es el que está manteniendo el sistema actual mediante el lobby y la amenaza de fugas de capitales».

Este reportaje da ejemplos concretos, tanto en la cuestión fiscal como en el control del sector financiero, que se han tomado y se pueden tomar medidas a nivel de países para cambiar -de abajo hacia arriba- el rumbo de la globalización. Ello debería estar acompañado por la eliminación de los paraísos fiscales, la implementación de instrumentos como la tasa Tobin, medidas nacionales que generen complementariedad entre el trabajo humano y la inteligencia artificial así como que reviertan el cambio climático, y por iniciativas similares por parte de la Unión Europea, China y, en general, de allí impulsar en ámbitos como el G20 y la ONU. Este movimiento de abajo hacia arriba y coordinado entre países, le daría efectividad global y evitaría que los evasores de estas medidas busquen nuevos refugios y trasgredirlas en otras localizaciones.

Con el Covid-19 ha tomado relevancia el planteo de reformular la globalización, tal como lo expresa Michel Wieviorka en este reportaje. Entre otras cosas dice: «creo que hay una mayor conciencia de que no podemos vivir más con esta globalización. Algunos plantean que debemos acabar con ella; otros dicen que debemos imaginar otra globalización. ¿Dónde funcionará bien? En el área de la medicina y la ciencia, por ejemplo, para desarrollar vacunas o medicamentos. Los científicos trabajan juntos, hoy, con una dinámica de open source . Por eso creo que debemos pensar qué modelo de desarrollo queremos en el futuro. Debemos apuntar a un mundo abierto, pero también debemos reindustrializar nuestros países, por ejemplo. Debemos definir qué productos queremos desarrollar por nuestra cuenta».

Somos conscientes que es difícil y que hay intereses poderosos que se oponen, pero no es imposible y nos puede ir conduciendo a un contexto de un mundo mejor. En esta línea se abre una esperanza con esfuerzos como este.

(1) Un caso muy notorio es que algunas culturas, tienen como hábito consumir «animales exóticos» lo que parece haber sido el origen del coronavirus (COVID-19), según esta nota. Si esto es así, se habría producido el «efecto mariposa» que algunas personas hayan comido estos animales en la ciudad de Wuhan en China, ha generado una desgracia universal con graves consecuencias humanas, económicas y sociales. Por lo tanto, una reformulación de la globalización también tiene que tener en cuenta esta dimensión sociocultural.

(2) Hay otros relevantes como Opinión Sur, y en «algunos links» hemos puesto una lista más extensa.

PD: La imagen de la entrada ha sido tomada de este link.

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