El trabajo orientado al cuidado del medio ambiente

Hemos afirmado en esta entrada que el trabajo tiene distintas acepciones y significados. Uno de ellos es el de nuestro sustento, y puede expresarse en distintas aplicaciones. Aquí deseamos hacer una reflexión sobre su aplicación al cuidado del medio ambiente.

Es una temática amplia. Se puede comenzar por el trabajo personal no remunerado que podemos hacer separando -y eventualmente- reciclando nuestros desechos, hasta cambiar luces y aparatos que consuman menos energía, realizando trabajo voluntario forestando o haciendo docencia sobre el particular.

En lo que se refiere a emprendimientos caben mencionar aquellos relacionados, por ejemplo, con la economía circular (ver casos en Argentina), con la economía verde, la economía azul o la alianza cleantech. En la Argentina existen programas interesantes (como el PROESUS) que alientan la sustentabilidad de los emprendimientos (hay ejemplo similares entre países como España y Portugal) y también experiencias de economía social en el campo del reciclaje, la energía fotovoltaica, la energía eólica (en especial en la Patagonia argentina) y otros países, de paneles solares, calefones solares y de reciclado. Uruguay ha tenido logros relevantes en energía eólica, solar y en general en energías renovables. En otros países, como Estados Unidos (a pesar de la posición de su Presidencia) se pueden destacar los autos eléctricos o los techos de casas en forma de paneles solares fabricados por la empresa Tesla, calefones solares o implementación de biodigestores que generen electricidad, el fomento del auto consumo, la recuperación de agua contaminada, por citar sólo algunos ejemplos. También hay ejemplos de nexos entre esta temática y la economía social y la pobreza. Existen portales como «cuéntame algo bueno» que tienen secciones dedicadas a esta temática  y a iniciativas sobre energías renovables, En esta dirección van iniciativas en España sobre energía verde, Dinamarca, Israel, China, los trabajos «verdes» que se están creando en California (Estados Unidos), entre muchos otros. Es auspicioso que esto vaya acompañado de mayor financiamiento.

También hay muchas iniciativas en el mundo para mitigar, y en muchos casos, remediar cuestiones de pasivos ambientales (así como restauración de paisajes) producto de un extractivismo y capitalismo salvaje que ha dañado (y lamentablemente continúa en una gran cantidad de localizaciones) dañando el medio ambiente. Entre las iniciativas se pueden destacar la recuperación de residuos  A ello puede adicionarse la agricultura urbana con experiencias ya en curso, la recuperación de tierras semidesérticas o desérticas (por nuevas tecnologías de riego, siembra y forestación), de tierras inundadas (realizando las obras correspondientes) o la plantación en terrazas en las laderas de las montañas que evitan desmoronamientos o deslaves y además proveen alimentos como hacía la cultura incaica o las europeas que no podían o pueden plantar en valles.

Lo anterior genera importantes oportunidades de trabajo que van desde la mitigación y la remediación ambiental hasta la generación de nuevos espacios verdes (rurales y urbanos) así como la fabricación, colocación y mantenimiento de dispositivos para el cuidado del medio ambiente. Todo ello nos permite converger hacia a un mundo mejor.

¿Quien gobierna el mundo? ¿El G20, G7, G2 o G cero? ¿Hacia donde?

Las posibles respuestas frente a la pregunta ¿quien gobierna el mundo? son múltiples y, seguramente, cada una de ellas contiene una parte de una verdad compleja. Entre ellas pueden estar:

  • luego de la Segunda Guerra Mundial es el sistema de Naciones Unidas (del que forman parte hoy 193 países), con sus componentes como la Asamblea General, el Consejo de Seguridad y el Consejo Económico y Social. Ello fue complementado con los Acuerdos de Bretton Woods donde se crearon instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (hoy denominado Banco Mundial), la Asociación Internacional de Fomento o la Corporación Financiera Internacional. Todo ello en el marco de una globalización cuestionada, en especial por países como EE.UU,
  • son los mercados, y en especial las grandes empresas multinacionales y el capital financiero quienes gobiernan el mundo, con gran influencia de las plataformas de las redes sociales (1). Si bien cuentan con gran poder no están nucleadas formalmente en un espacio común (sino que compiten) aunque tienen ámbitos como el World Economic Forum (es una Fundación) que buscan articularlas con los decisores políticos y referentes internacionales en temáticas público-privadas.
  • son las principales «potencias» o países del mundo con mayor poder en el mundo. A esto se refiere el título de esta nota, que ha sido tomado de un libro de Jorge Arguello, cuyo subtítulo es «el rol del G20 en el nuevo orden mundial». En una nota del diario La Nación sobre este libro se reseña que el G20 representa el 85% del PBI, el 75% del comercio y los 2/3 de la población del mundo. Este grupo emerge del G7 y G8, y seguramente dependerá de cómo se resuelva el conflicto del G2 (EE.UU. y China, tal como se muestra en la imagen de la entrada). No hay que descartar lo que plantea Ian Bremmer donde hay un «mundo G-Cero (es decir, nadie se hace cargo del nuevo orden internacional),

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Crisis y posibilidad de redefinir el estado de bienestar

A esta altura del siglo XXI podemos observar múltiples manifestaciones de crisis socioeconómica y política en muchos países, y la emergencia de liderazgos «anti-sistema» (1) y fuerzas autocráticas. Ellas apelan a sentimientos nacionalistas, xenófobos, a excederse -mediante la violencia- en el uso de la ley, y a medidas implementadas vinculadas con variedades de populismo, entre las principales.

¿Hay una «única» causa para esta situación? Seguramente no, pero si quisiéramos privilegiar una respuesta podríamos decir que se ha roto la relación entre crecimiento económico y equidad social (2) que se había presentado en el escenario de post guerra. A comienzos de los años setenta, la salida del patrón oro y los acuerdos con China (con su posterior ascenso) por parte del gobierno de Nixon, luego el primer y el segundo shock petrolero en esa década con el consiguiente reciclaje de los petrodólares y el auge de la financiarización de la economía (con un posterior hito y crisis grave de Lehman Brothers en 2008), la caída del muro de Berlín en 1989… fueron configurando un mundo muy diferente. Estos hechos (y en particular el último) fueron deteriorando el contexto en el cual operaba a nivel nacional el «estado de bienestar«, además de cuestiones de implementación como el sobredimensionamiento del estado, las dificultades para su financiamiento, la burocratización, el envejecimiento de la población y la reducción de la fuerza de trabajo (en especial industrial) en países desarrollados, un creciente individualismo y aumento de la desigualdad, cambios tecnológicos acelerados que van desplazando trabajo existente…entre los principales (3).

Lo señalado, más la cuestión de las migraciones (por guerras, miseria y hambrunas) y la economía ilegal (derivada del fraude comercial, la trata y el narcotráfico, entre las principales), han venido deteriorando la calidad de vida de sectores medios y bajos de la sociedad (así como el delito), lo que ha generado reacciones políticas como las lideradas por Trump, Bolsonaro y otros dirigentes en el mundo, así como sobre el enfoque «liberal». Frente a esto: ¿qué hacer?.

Más allá de respuestas individuales y grupales, así como culturales, que vayan en dirección a un cambio profundo, será importante fijar un «piso de reformas sistémicas» que se traduzcan en políticas, instituciones e instrumentos que vayan eliminando estas distintas causalidadesA estas reformas les daremos el nombre que conlleva la redefinición de un «nuevo estado de bienestar» a escala nacional, regional e internacional. Pregunta: ¿tiene que ver con el viejo estado de bienestar? (4) Respuesta: sólo en su espíritu o enfoque de búsqueda de un desarrollo equilibrado y equitativo. Este nuevo estado de bienestar ¿funciona ya en algún lado?: Sí, funciona, por ejemplo, en los países escandinavos o nórdicos, como Dinamarca, Noruega, Finlandia, Islandia y Suecia (5). ¿Es fácil de trasladar este modelo a otras realidades? Respuesta: No, no es fácil, y -de acordar que es un arquetipo deseable- habrá que hacerlo de manera gradual y adaptada a cada realidad. ¿Cuales son las fuerzas que lo pueden impulsar? Sectores de la sociedad, la cultura, los cultos, la política y la economía con «sensibilidad y conciencia de que así no podemos continuar y es necesario un cambio que ataque las principales causas y las vaya resolviendo». Esto debería ser tomado por la dirigencia política a nivel nacional e internacional (por ejemplo Consejo Económico y Social de la ONU y G20) para acordar las medidas a llevar a cabo, empalmadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. ¿Habrá que encontrar nuevos instrumentos e instituciones que permitan una redistribución de la riqueza y disminución de la desigualdad? Sí, desde los que se implementan a nivel nacional en los países escandinavos hasta otros a nivel internacional como la tasa Tobin, terminar con los paraísos fiscales, gravar las empresas en la nube o aquellos que se consideren viables y efectivos. ¿Habrá sectores que se opongan frontalmente? Si, desde los liderazgos políticos y socioeconómicos que buscan «la solución sólo de sus países» (sin tener conciencia del componente sistémico y global) hasta el capital financiero que busque sólo la maximización de su retorno (será diferente de aquellos sectores que tengan un enfoque razonable orientado a aumentar el valor agregado, al desarrollo de la economía del conocimiento, la economía ecológica, la economía social y solidaria y la banca ética, entre otras). Con motivo de la pandemia del Covid-19, y sobre el estado post pandemia, Daron Acemoglu escribió esta interesante nota planteando la posibilidad de un «estado de bienestar 3.0».

Se necesitará de conciencia, buena voluntad, diálogo y encontrar caminos que vayan produciendo resultados satisfactorios para todas las partes involucradas. De lograrse podremos ir saliendo de un malestar creciente para ir convergiendo a un mundo mejor.

(1) En otra entrada hemos hecho referencia a este tema en una reflexión de Jorge Fontevecchia en un reportaje que le hace Carlos Pagni (ver minuto 31 en adelante de este video), donde hace referencia a la obra de Thomas Piketty («El capital del siglo XXI).

(2) un debate más general sería: capitalismo y democracia, o variedades de capitalismo, desarrollo e inclusión, entre otros. También es muy interesante esta nota de Rodolfo Rieznik.

(3) habría que agregar el efecto del cambio climático que va en aumento y a la inacción de muchos gobiernos al respecto.

(4) véase en esta nota el punto llamado “Una breve síntesis sobre la experiencia socialdemócrata”.

(5) Luego de publicada esta nota, el día 4/3/19 el Presidente Macron presentó su carta abierta denominada “Por un renacimiento europeo”. De los puntos de la misma se sugiero ver, en particular, el de “recuperar el espíritu de progreso” que conlleva un “piso” de un “nuevo estado de bienestar” para Europa. Habrá que ver si los demás países de la UE comparten esta visión y la misma se implementa.

Y la visión sobre la posible transformación del mundo

Karl Marx no sólo se preocupó por comprender el mundo en qué vivía, y en especial en diseccionar el modo de producción capitalista, sino que se planteó su transformación (ver imagen de la entrada). Según su enfoque, y podríamos decir su visión, se iba a dar a través de la lucha de clases (protagonizada en especial por el proletariado) y la instauración del socialismo. Este último iba a emerger por la eliminación de la institución de la propiedad privada y una evolución de la conciencia que posibilitara la instauración de otra institución: la socialización de los medios de producción. A su vez esto iba ser posible por un partido (el comunista) que instauraría la dictadura del proletariado y por lo tanto terminaría concentrando el poder en la dirección de este partido y en una burocracia («colectivismo burocrático») que lo implementaría en el denominado «socialismo real».

Luego de la implosión de la Unión Soviética, y que más allá de que no quedó casi nada de esa experiencia (tal vez una de las pocas es Cuba), el intento de extirpar -por medio de una revolución violenta- la explotación del hombre por el hombre no pudo articularse con resultados positivos en términos de progreso económico y social sostenido para la mayoría, así como de combinarse con lo que en occidente se denomina «sistema democrático».

En un reportaje que le hace Jorge Fontevecchia a Slavoj Zizek, en una parte del mismo, este último expresa que «nuestra fórmula no debería ser la tesis N° 11 de Marx sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Deberíamos darla vuelta. En el siglo XX, tal vez hayamos tratado de transformar el mundo demasiado rápido, sin saber qué estábamos haciendo».

Siguiendo con el reportaje Zizek comenta que «me gusta citar a un compañero de la Escuela de Frankfurt, Walter Benjamin, que dice “todo fascismo es señal de una revolución fallida”. No hablo de derribar el capitalismo con la propiedad común (ningún antiguo modelo comunista funciona) (1), pero sigo siendo muy pesimista. Si no encontramos una tercera vía, no la de Tony Blair, pero sí una tercera vía entre el capitalismo liberal y estas reacciones fascistas, estamos perdidos. Claro que no creo en una revolución clásica y todo eso sería una locura. Solo juego con ideas. No sé lo suficiente de economía, pero ¿qué le parece endurecer los controles financieros? No sé qué se puede hacer ahí, sé que donde se aplicó, puede funcionar. Mire la crisis de 2008. ¿Por qué China la sobrevivió bastante bien? Porque, como tenían un Estado autoritario, pudieron imponer controles financieros. Quizás éste pueda ser el primer paso».

Según nuestra modesta opinión la tercera vía (de la que habla Zizek) ha tenido muchas expresiones, además de la que menciona de Tony Blair, y la más exitosa en términos de articulación de democracia, con crecimiento, distribución de la riqueza («acotar la desigualdad») y buscar implementar un estado de bienestar que se fue «aggiornando», ha sido la de los países escandinavos (hemos mencionado el caso de Suecia). Al respecto consideramos que, aprendiendo de sus limitaciones o errores históricos -que se pueden corregir-, y con las adaptaciones a cada caso particular, las políticas públicas deben estar enmarcadas en el corto y mediano plazo en esta visión y enfoque socialdemócrata (o socialcristiano como el de Alemania de Angela Merkel) (2) si queremos ir hacia un mundo mejor. En esta línea hemos escrito algo sobre la importancia de redefinir el «estado de bienestar«. Por supuesto esto no agota todas las alternativas como las planteadas en «otras economías» (como la economía del bien común y otras mencionadas en esa sección), así como tampoco las políticas sobre desigualdad (ver en esta nota el caso del Japón) o las distintas dimensiones hacia un cambio profundo y un postcapitalismo.

Respecto de regulaciones de control, coincidimos con los ejemplos que menciona como es el caso del capital financiero (ver esta nota), pero para eso es importante que los gobiernos representen a la mayoría de los ciudadanos (en el marco de un gobierno abierto y con mucha transparencia) y no privilegien a grupos de interés con alto poder económico que financian campañas políticas e incluso colocan a sus representantes.

En cuanto a China, en otra parte del reportaje Fontevecchia le pregunta: ¿cuál es el sistema de China? ¿Es capitalismo? Respuesta: ¡No, es algo genuinamente nuevo! No es capitalismo en el sentido clásico, pero tampoco es un régimen autoritario cualquiera.» Al respecto hemos intentado hacer una nota crítica en este link y hemos valorado lo que están haciendo para revertir el cambio climático. Para una mejor caracterización nos animamos a decir que el sistema económico en China, si bien se denomina «socialismo moderno chino para la nueva era»:

  • tiene rasgos de capitalismo de estado con empresas estatales que buscan transformarse en empresas mixtas con capital privado. De hecho entre las 500 empresas más grandes lideran las del estado. Esto hace que puedan orientar su inversión en base a decisiones estratégicas que este les fija, como es el caso de orientarse hacia las energías renovables.
  • un fuerte desarrollo de empresas privadas (por ejemplo un caso muy notorio es el del consorcio Alibaba) de un capitalismo competitivo pero con apoyos y regulaciones del mercado por parte del estado (3). Deberíamos tener mayor información sobre las características de la burguesía china y de su diversidad. Es de suponer que, al igual que los millonarios rusos, muchos de ellos emergieron de los cuadros del partido comunista cuando la mayoría de los emprendimientos eran del estado. Más allá de que ahora son empresarios privados, se supone que son «sensibles» a las indicaciones del gobierno chino así como al cumplimiento de las normas que se fijan.
  • hay ejemplos (ver esta nota) donde se combina la política pública gubernamental en pequeños pueblos con incentivos morales para las familias (con un sistema de puntuación con estrellas) más cooperativas (economía social) más asignación de presupuesto público (fondos del estado) para obras vinculadas al bien común.

En síntesis, tal vez la visión y enfoque de las políticas públicas que nos lleven a un mundo mejor deberían tomar las mejores prácticas de los países escandinavos y aprender del rol de un estado inteligente que hacen uso países como China, pero sin caer en el autoritarismo o sin respetar un sistema democrático. Este último tendrá que contar con los consensos y decisión necesaria para ir en esa dirección sin caer en variantes populistas o -en el otro extremo- neoliberales.

(1) nota al pié sobre lo señalado por Zizek: cabe destacar que el planteo de Elinor Ostrom sobre los bienes comunes sí es posible si se cumplen determinadas reglas como las que se muestran en la Tabla 1 de este documento, en la página 355.

(2) Pensadores como Boaventura de Souza Santos señalan que el bienestar de estos modelos no hubieran sido posible sin un pasado de colonialismo y de intercambio desigual entre países centrales y periféricos.

(3) agradezco comentarios, como los del Lic. José Beckinstein, quien menciona que detrás del estado, está el partido que «está al comando», donde el mercado es (sólo) un instrumento de estrategia de poder. Ella se expresa, por ejemplo, sacando del mercado todo lo que es considerado estratégico, incluso servicios financieros, donde la participación privada y extranjera está muy limitada. De allí la presión de los EE.UU. 

Para el shock del futuro

Alvin Toffler, con su frase en la imagen de la entrada, nos recuerda que, no sólo es importante la historia, sino prever desde hoy el futuro (en especial vinculado al campo científico-tecnológico) y accionar en consecuencia desde ahora. En Argentina Santiago Bilinkis también nos invita a reflexionar en general, y en particular sobre el rol de la educación, sobre esta cuestión tan relevante. También será crucial si iremos construyendo un postcapitalismo con una economía con otros valores y orientada al bien común, o predominarán situaciones distópicas producto de que este cambio se haga sin ética, y con liderazgos movidos sólo por el poder (económico y político).

Respecto del cambio tecnológico el CEO de Mercedes Benz hace no mucho expresó esto:

«Software: interrumpirá la mayoría de las industrias tradicionales en los próximos 5-10 años. (Uber es sólo una herramienta de software, no poseen coches, y ahora son la compañía de taxis más grande del mundo; Airbnb es ahora la mayor empresa hotelera del mundo, aunque no poseen propiedades.)
Inteligencia Artificial: Las computadoras se vuelven exponencialmente mejores en la comprensión del mundo. Este año, un equipo superó al mejor jugador de Go en el mundo, 10 años antes de lo esperado. Los jóvenes abogados ya no obtienen empleo. Debido a IBM Watson, puede obtener asesoramiento jurídico (hasta ahora para cosas más o menos básicas) en cuestión de segundos, con una precisión del 90% en comparación con el 70% de precisión cuando lo hacen los seres humanos; Watson  ayuda a diagnosticar cáncer, 4 veces más preciso que los humanos. Facebook ahora tiene un software de reconocimiento de patrones que puede reconocer caras mejor que los seres humanos. En 2030, las computadoras serán más inteligentes que los humanos.
Movilidad: En 2018 aparecerán los primeros coches autodistribuidos para el público. Alrededor de 2020, la industria completa comenzará a ser interrumpida. Ya no quieres tener un coche. Llamará a un coche con su teléfono, se mostrará en su ubicación y le llevará a su destino. No necesitará estacionarlo, solo pagará por la distancia recorrida y podrá ser productivo mientras conduce. Nuestros niños nunca obtendrán una licencia de conducir y nunca poseerán un coche. Vamos a necesitar 90-95% menos coches en pocos años. 1.2  millones de personas mueren cada año en accidentes automovilísticos en todo el mundo. Ahora tenemos un accidente cada 100.000 kilómetros, con una conducción autónoma que caerá a un accidente en 10 millones de kilómetros. Eso ahorrará un millón de vidas cada año; La mayoría de las empresas de automóviles probablemente se irán a la quiebra. Las empresas de automóviles tradicionales intentan el enfoque evolutivo y simplemente construyen un coche mejor, mientras que las compañías de tecnología (Tesla, Apple, Google) harán el enfoque revolucionario y construirán una computadora sobre ruedas. Las compañías de seguros tendrán problemas masivos porque sin accidentes, el seguro será 100x más barato. Su modelo de negocio de seguros de automóviles desaparecerá.
Energía: Por los coches eléctricos las ciudades serán menos ruidosas. La electricidad se volverá increíblemente barata y limpia: la producción solar ha estado en una curva exponencial durante 30 años, pero ahora se puede ver el impacto floreciente. El año pasado, más energía solar fue instalada en todo el mundo que fósiles. Las compañías de energía están tratando desesperadamente de limitar el acceso a la red eléctrica para evitar la competencia de las instalaciones solares domésticas (en techos de casas), pero eso no puede durar. La tecnología se encargará de esa estrategia. Con la electricidad barata viene el agua barata y abundante. La desalinización de agua salada ahora sólo necesita 2kWh por metro cúbico (@ 0,25 centavos). No tenemos agua escasa en la mayoría de los lugares, sólo tenemos agua potable escasa. Imagínese lo que será posible si alguien puede tener tanta agua limpia como quiera, casi sin costo alguno.
Salud: El precio de Tricorder X será anunciado este año. Hay compañías que construirán un dispositivo médico (llamado «Tricorder» de Star Trek) que funciona con su teléfono, lo que le llevará a la gammagrafía de la retina, podré hacer muestras de sangre y analizar respiración y aliento. Luego analiza 54 biomarcadores que identificarán casi cualquier enfermedad. Será barato, así que en pocos años todos en este planeta tendrán acceso al análisis médico de clase mundial, casi gratis. Adiós, establecimiento médico.
Industria. Impresión 3D: El precio de la impresora 3D más barata bajó de $ 18.000 USD a $ 400 USD en 10 años. Al mismo tiempo, se convirtió en 100 veces más rápido. Todas las grandes empresas de calzado ya han comenzado los zapatos de impresión en 3D. Algunas piezas de avión de repuesto ya están impresas en 3D en aeropuertos remotos. La estación espacial ahora tiene una impresora 3D que elimina la necesidad de la gran cantidad de piezas de repuesto que solían tener en el pasado. A finales de este año, los nuevos teléfonos inteligentes tendrán posibilidades de escaneo en 3D. A continuación, puede escanear en 3D sus pies e imprimir su zapato perfecto en casa. En China, ya han impreso en 3D y construido un edificio de oficinas completo de 6 pisos. Para 2027, el 10% de todo lo que se está produciendo será impreso en 3D. Si no funciona con su teléfono, olvídese de la idea. Y cualquier idea diseñada para el éxito en el siglo XX está condenada al fracaso en el siglo XXI.
Trabajo: 70-80% de los empleos desaparecerán en los próximos 20 años. Habrá un montón de nuevos puestos de trabajo, pero no está claro si habrá suficientes nuevos puestos de trabajo en tan poco tiempo.
Agricultura: Habrá un robot agrícola de 100 U$D en el futuro. Los agricultores de los países del tercer mundo pueden entonces convertirse en administradores de su campo en lugar de trabajar todo el día en sus campos. Aeroponics necesitará mucho menos agua. El primer plato Petri ha producido ternera, ahora está disponible y será más barato que la vaca producida ternera en 2018. En este momento, el 30% de todas las superficies agrícolas se utiliza para las vacas. Imagínese si ya no necesitamos ese espacio. *Hay varios startups que traerán la proteína del insecto al mercado pronto. Contiene más proteínas que la carne. Se etiquetará como «fuente de proteína alternativa» (porque la mayoría de la gente todavía rechaza la idea de comer insectos).
Longevidad: En este momento, la vida promedio aumenta en 3 meses por año. Hace cuatro años, la esperanza de vida solía ser 79 años, ahora son 80 años. El aumento en sí mismo está aumentando y para 2036, habrá más de un año de aumento por año. Así que todos podemos vivir durante mucho tiempo, probablemente más de 100.
Educación: Los teléfonos inteligentes más baratos ya están a $ 10 USD en África y Asia. Para 2020, el 70% de todos los humanos poseerán un teléfono inteligente. Esto significa que todos tienen el mismo acceso a la educación vía web de clase mundial».
Si bien la inteligencia artificial todavía tiene problemas cognitivos no bien resueltos como lo destaca esta nota, y el CEO de la automotriz alemana no aborda la cuestión del cambio climático (y si sobreviviremos al mismo !!!), una pregunta que surge es ¿qué hacer frente al cambio tecnológico?. Más allá de tomar conciencia colectiva sobre esta problemática, y lograr que los robots -al menos- tengan un código de ética inserto (las tres leyes de Asimov y coincidente con la opinión de Ellon Musk), será fundamental una acción global con un importante rol de los estados para controlar lo anterior y además darle un sentido beneficioso para la humanidad. Tal vez podamos preguntarnos -en línea con lo que venimos de mencionar- si no sería bueno propiciar una articulación virtuosa público-privada para lograr que las personas en una situación de mayor fragilidad (o excluidas de manera permanente del mercado de trabajo) pudieran acceder a las impresoras 3D y a paneles de energía solar de modo de poder tener resuelta -de manera autónoma- las necesidades más elementales de subsistencia (esto se podría combinar con un ingreso básico de ciudadanía así como con iniciativas como esta).

En este artículo se habla del conflicto entre EEUU y China respecto de quien liderará en el futuro la vanguardia tecnológica, y cómo el rol del estado ha sido fundamental antes en el primer país citado y lo es en la actualidad en el gigante asiático. Menciona también que, desde la perspectiva del mercado estadounidense, «la industria tecnológica estable está destinando fondos principalmente a las tecnologías utilizables de manera más inmediata» Al decir de un experto «la ciencia de la vida y el software reciben montones de dinero», en cambio «las tecnologías más especulativas, sin retorno evidente tienen menos suerte». En esto último se viene haciendo fuerte China, más allá de los logros que ha tenido en tecnologías aplicadas -por ejemplo- al mercado de celulares de última generación o en energía y transporte.

Tal vez sea «pedirles peras al olmo» (tomando una expresión popular) que estos países vayan más allá de su rivalidad de poder mundial, y vean como la inteligencia artificial pueda ser cada vez más «amigable» y complementaria al ser humano y no excluyente del mismo. Los demás estados también deberían tener un rol protagónico en este campo tan relevante. Al respecto será bueno leer el libro «Homo Deus» de Harari, para tomar conciencia de cómo podemos terminar como especie si no hacemos nada significativo al respecto. Ello no nos conducirá a un mundo mejor.

PD: Agradezco a Luciano Gerardi y a Pedro Del Piero el texto del CEO de Mercedes Benz. Sobre este tema se pueden ver videos como este.

Sobre el cambio climático

En una nota de Luisa Corradini, en La Nación, expresa en julio de 2018 que «el hemisferio norte se muere de calor. Pero será mucho peor en el futuro para todo el planeta: 2015, 2016 y 2017 fueron los años más tórridos registrados en la Tierra, aunque se cree que esos récords podrían ser batidos en 2018, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Pero ¿hasta dónde podría llegar ese fenómeno, aparentemente imparable? La respuesta no es agradable. Aún cuando lo hagamos mejor que los objetivos fijados por los Acuerdos de París [poner un tope de 2° más que en la era preindustrial, es decir, un grado más que ahora], cerca de la mitad de la población mundial estará expuesta a mortíferas olas de calor antes de 2100», alertaron los científicos en un estudio publicado esta semana en Nature Climate Change«.

Al final del artículo mencionado expresa «entonces, ¿qué nos espera? Para la mayoría de los expertos, no solo los programas de prevención, como la limitación del calentamiento decidida por el Acuerdo de París, son casi imposibles de respetar, «también han sufrido un atraso considerable los programas llamados ‘de adaptación’ a los cambios extremos que deberemos enfrentar», señala Robert Vautard, del Laboratorio de Ciencias del Clima y el Medio Ambiente, cerca de París. A juicio de Vautard, «el mundo no toma las medidas necesarias». Y advierte: «Solo nos quedan unos pocos años. Tal vez una década, para hacer los cambios mayores necesarios». A esto se suma una «última llamada de la ONU para evitar un cambio climático catastrófico». En esta línea va la advertencia sobre el calentamiento de los océanos, A ello se suman los llamados de Al Gore (y su film Una Verdad Incómodaasí como los informes del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Lo que se viene de expresar refleja la premura en tomar medidas (1).

En esta breve nota quisiéramos destacar dos ejemplos de políticas públicas que van en dirección correcta: la Unión Europea (con el Pacto Verde y la Ley de Restauración de la Naturaleza), Estados Unidos, China, la India… y el estado de California en Estados Unidos de América (2). También hay que reconocer que países como China y Alemania han incrementado su producción de carbón a fin de no resentir su crecimiento, lo cual va en dirección contraria a contribuir a revertir el cambio climático.

En lo que se refiere a California en este sitio detalla las doce políticas vinculadas a «California verde». Además tiene un portal donde muestran las iniciativas sobre el cambio climático. Su visión es como reducir las emisiones de gas en los hogares un 40% por debajo de 1990 hacia 2030, incrementar la producción de energía eléctrica renovable un 50%, reducir el petróleo usado por los autos un 50%, duplicar el ahorro eficiente de energía en los edificios, reducir las emisiones de efecto invernadero de la agricultura y la naturaleza, implementar una estrategia de reducción de contaminantes climáticos de corta vida (como dióxido de carbono), y la implementación de una política de protección y adaptación al cambio climático de California (para mayor detalle ver este plan). También ha avanzado mucho en el reciclado y purificación de agua, desalinización de agua salobre en el territorio y de agua de mar.

Las políticas públicas a esta temática conllevan consensos y prácticas culturales de cuidado y reciclaje (al respecto ver ejemplos como los planteados en esta nota o en portales como este), seguir recomendaciones de Naciones Unidas (ver en este sitio siete contribuciones sobre medio ambiente de un total de sesenta para un mundo mejor), promover una economía ecológica, estímulos al sector privado para producción limpia y uso de energía renovable, rol de empresas estatales en países como China, inversiones públicas en ciencia básica e investigación y desarrollo en esa dirección, así como prohibiciones (en general con un plazo de tiempo para readecuarse a la nueva situación) y gravámenes a quienes contaminan, entre las principales.

A estos dos ejemplos hay que agregarle medidas como las que propone el nuevo premio Nobel de Economía, William Nordhaus, donde en esta nota se explica que lo que hay que hacer es «establecer un precio mundial a las emisiones de carbono. Si se debe pagar por contaminar, con tal de eludir dicho pago, los que lo hacen buscarán reducir sus emisiones. Considera que el mecanismo de precios no ha funcionado porque el precio que se ha fijado para la tonelada de carbono es muy bajo, uno de sus artículos estima que el precio de la tonelada de CO2 debe ubicarse en alrededor de los 32 dólares, y esa cifra está lejos de alcanzarse en la mayoría de los países. Por ejemplo, en Argentina, la reciente reforma tributaria, que incorpora un impuesto al carbono para los combustibles líquidos, lo ubica cerca de los 10 dólares». En esta línea va la reflexión de Jean Tirole (Premio Nobel de Economía) que se puede visualizar en este link (no fácil de implementar si no se abarata el acceso alternativo de fuentes de energías renovables a menor precio). Para un tratamiento profundo y global de esta temática se puede ver el libro de Horacio Fazio “Cambio climático, economía y desigualdad. Los límites del crecimiento en el siglo XXI” (Eudeba, Buenos Aires, 2018).

A lo anterior habría que agregarle la importancia de la inversión en ciencia y tecnología por parte de agencias del estado así como de promover la inversión privada que abarate sustancialmente las energías limpias de modo que puedan hacer frente a energías altamente contaminantes como el carbón que siguen en ascenso en muchos países según esta nota. Del mismo modo en iniciativas parlamentarias como la que está en curso en España. Respecto de los costos económicos de detener y comenzar a revertir el cambio climático se pueden visualizar en esta nota.

Aquí sólo hemos dado dos ejemplos de políticas, una medida como la propuesta por Nordhaus y una reflexión como la de Tirole, así como el texto  de Fazio, que entendemos nos pueden llevar a un mundo mejor vinculado con el medio ambiente y el cambio climático (2).

(1) Véase este aporte de 11000 científicos recomendando seis áreas de intervención.

(2) En esta nota se cita el caso de Orlando y otras 300 ciudades norteamericanas que van en esa misma dirección. En el Estado de Nevada se ha librado un conflicto entre la energía convencional y la energía solar (ver esta nota) que a partir de 2017 se resolvió favorablemente para esta última. Respecto de «las pequeñas cosas» que podemos hacer a nivel micro para mitigar el cambio climático ver este link. En cuanto a sitios de internet es muy interesante este del World Resources Institute donde no sólo se sigue cómo evoluciona esta temática sino también las principales iniciativas, políticas y acciones que se adoptan en el mundo (agradezco a Ernesto Vaihinger la referencia).

(3) También se ha planteado, como «plan b» en caso de no poder revertir sus causas, accionar a través de la geoingeniería que se puede visualizar en este video, pero que tiene muchos riesgos en la manipulación del clima (en particular rociar la atmósfera o la estratosfera, por ejemplo, desde agua hasta metales o azufre).

PD: Agradezco a José Beckinschtein las referencias sobre China y a Germaine Puig Hunter las de California.

Suecia ¿país ideal?

Los seres humanos buscamos arquetipos con los cuales identificarnos. Esto sucede, muchas veces, también con grupos de personas en los países que -más allá de querer desarrollar sus propios caminos- se plantean «ideales» sobre aspectos globales o parciales de historias de otros países. En el caso argentino esto fue claro a comienzos del siglo XIX cuando se «importaron» y adaptaron ideas como democracia, república, ideales de la revolución francesa (libertad, igualdad, fraternidad), o del libre comercio (en especial desde Inglaterra)… a una población que no tenía -mayoritariamente- esa tradición.

En la historia reciente argentina también se ha mencionado, en alguna oportunidad, el caso de Alemania, o poder ser parte de los países de la OCDE, sólo como algunas referencias. Aquí desarrollaremos el caso de uno de los países escandinavos (*), como Suecia. De sus antecedentes históricos sólo queremos destacar estos (en negrita y cursiva lo que incidió más en el origen de la experiencia socialdemócrata), según esta fuente: «si bien su proceso de industrialización se desarrolló lentamente, la agricultura experimentó cambios importantes debido a las innovaciones tecnológicas y al crecimiento de la población. Estas innovaciones incluían programas del gobierno de cercamiento, sobre-explotación de las tierras agrícolas y la introducción de nuevas semillas de cultivo como la de la patata. Debido al hecho de que los campesinos suecos habían sido explotados como en ningún otro lugar en Europa, la cultura granjera sueca adquirió un papel protagónico en los procesos políticos, característica que se ha mantenido en el tiempo, con el Partido Agrario, (actualmente llamado Partido del Centro). Entre 1870 y 1914, comenzó el proceso de desarrollo de su economía industrial que perdura hasta hoy. Durante la segunda mitad del siglo XIX, se produjeron movimientos sociales y sindicales importantes, así como de grupos abstinentes y religiosos independientes, que comenzaron a presionar por un Estado democrático. En 1889 se fundó el Partido Socialdemócrata Sueco. Estos movimientos llevaron al país hacia una moderna democracia parlamentaria, alcanzada en la época de la Primera Guerra Mundial. Como la Revolución Industrial avanzaba durante el siglo XX, la población rural comenzó a migrar hacia las ciudades para trabajar en las fábricas y así poder ser eventualmente incluidos en los sindicatos. En 1917 tuvo lugar una revolución socialista que fracasó, la cual fue seguida en 1921 por el establecimiento de una monarquía parlamentaria de tipo democrático».

Al final de esta cita podemos visualizar que en el mismo año de la revolución rusa, hubo una revolución similar en Suecia que fracasó. Podemos decir que la burguesía sueca, tomando la frase de Borges de que «no nos une el amor sino el espanto«, visualizó -a partir de lo anterior- que era mejor ir en un sendero de compartir el excedente económico -en especial vía impuestos progresivos– con los trabajadores y población en general, e iniciar un camino de paz y bienestar que llega -con vaivenes- hasta nuestros días (1). También tuvieron la inteligencia de propiciar un desarrollo industrial con altos salarios. Seguramente, sin haber pasado por esta experiencia histórica, es difícil trasladar este sendero o «ideal» de modelo económico a otros países o economías (de todos modos siempre podemos desarrollar la capacidad de aprender de otras experiencias).

Hay notas críticas como esta que señalan que ya no es más un país tan igualitario como en el siglo pasado. Seguramente en ello han influido la caída de la Unión Soviética (como modelo alternativo y «amenazante») y la emergencia de China y las economías asiáticas en la globalización actual que la han afectado. De todos modos de la fuente señalada quisiéramos destacar dos aspectos principales:

1. A favor: «Suecia es, según OXFAM Intermon, el país mejor situado en el indicador C.R.I., que mide el Compromiso con la Reducción de la Desigualdad. Alemania es el número 5 del ranking, Francia el nº 8, Italia el 16, Reino Unido el 17 y España, entre Argentina y Hungría, ocupa el puesto 27″

2. En contra: «Según otra estadística oficiosa, en 2017 hay 112.00 suecos con un patrimonio neto (excluida la primera vivienda) por encima del millón de dólares, 3.300 suecos con más de 10 millones de dólares y 1.430 suecos con propiedades por un valor superior a los 30 millones de dólares. Hay también 188 personas en Suecia con un patrimonio superior a los 100 millones de dólares y 21 con propiedades por encima de los 1.000 millones. Todos ellos tendrán un alto nivel de consumo y bienestar, seguro, pero eso no significa que todos tengan poder de decisión, porque no es lo mismo tener que controlar. Con unos pocos millones de dólares se vive muy bien, pero de controlar la economía, poca cosa».

La historia y la cultura sueca es muy rica y variada, en un contexto de un clima duro en gran parte del año. Ha sido captada por cineastas como Ingmar Bergman y han tenido una particular manera de experimentar la libertad (o la «emancipación humana» desde una perspectiva individualista). También se ha señalado una alta tasa de suicidios, pero según esta fuente, no es de las mayores. Sin duda, como en toda experiencia humana, han habido luces y sombras. De ella lo que quisiéramos rescatar que es posible articular satisfactoriamente la equidad (o una gran igualdad) con impuestos progresivos a las personas y un gasto público muy eficiente, promoviendo trabajo calificado en un sendero de desarrollo y prosperidad. Lo mencionamos en un contexto donde en países como la Argentina se está experimentando un ajuste, discerniendo y actuando sobre su gasto público, aún no sobre la progresividad de sus impuestos (ver en esta nota sobre los límites vinculados a la posible «confiscatoriedad» en su aplicación) y si hay o no un plan de desarrollo con equidad de ahora hacia el futuro, como han tenido los suecos (2).
Así como decíamos al principio que a comienzos del siglo XIX se importaron y adaptaron ideas que «no estaban en nuestra tradición», ¿será posible en el siglo XXI tomar los rasgos esenciales de experiencias exitosas de equidad y desarrollo de comienzos del siglo XX de otros países y tratar de adaptarlas progresivamente a nuestro caso particular? ¿ser serios y eficaces con los recursos y servicios del Estado y aplicar impuestos progresivos a las personas (no a las empresas) está vedado en nuestro menú de opciones de políticas públicas?. ¿Tendrá que ser necesario pasar previamente por el espejo del espanto -como fue el caso de los suecos- o podremos obviar esa etapa? Nuestra naturaleza humana tiene rasgos que no nos permiten ser muy optimistas, pero es bueno apelar a articular sentimientos, razón y valores en línea con nuestra capacidad de aprender y dar un salto evolutivo que nos ayuden a converger hacia un mundo mejor.

(*) cabe destacar que la Argentina tiene firmado un acuerdo con Finlandia sobre la cuestión educativa. Por lo tanto se puede inferir que estamos tomando como «ideal» a estos aspectos de países escandinavos, lo cual se considera bueno.

(1) sobre la cuestión fiscal es interesante esta nota.

(2) respecto de la cuestión sanitaria vinculada con el COVID-19 y la comparación que hizo Alberto Fernández con el caso de Suecia, se puede afirmar que es difícil hacer comparaciones, o tal vez habría que hacerlas a final de un proceso. como señala este comunicado de la Embajada de Suecia.

Economía del Conocimiento

El conocimiento siempre fue fundamental en la historia de la humanidad. Harari en su libro «Sapiens. De animales a dioses«, en el primer capítulo, entre otras cosas, dice: «hace unos 70.000 años, organismos pertenecientes a la especie Homo sapiens empezaron a formar estructuras todavía más complejas llamadas culturas. El desarrollo subsiguiente de estas culturas humanas se llama historia. Tres revoluciones importantes conformaron el curso de la historia: la revolución cognitiva marcó el inicio de la historia hace unos 70.000 años. La revolución agrícola la aceleró hace unos 12.000 años. La revolución científica, que se puso en marcha hace unos 500 años, bien pudiera poner fin a la historia e iniciar algo completamente nuevo».

Podríamos agregar que en esta revolución cognitivaque comenzó hace 70.000 años, inicialmente el conocimiento estaba aplicado al hacer del trabajo manual, y progresivamente fueron apareciendo formas jerárquicas y diferenciadas (jefes, sacerdotes, escribas, etc.) donde quienes ejercían estos roles y funciones ya no hacían trabajo manual (lo ritual, la guerra, lo intelectual o ejercían el ocio). Esto conllevaba una relación de poder entre estos últimos y los primeros, dando origen a relaciones asimétricas que fueron tomando distintas formas como la esclavitud y luego el trabajo servil.

Con la emergencia del capitalismo las relaciones sociales de producción se manifiestan entre la burguesía y el proletariado, y a mediados del siglo XIX surgen las nociones de capital social y capital intelectual (un mayor detalle se puede ver en este documento). Más recientemente ha tomado distintas denominaciones como la de «capitalismo cognitivo» (la relación entre trabajo manual y trabajo intelectual se desarrolla en trabajos como este) o más comúnmente  economía del conocimiento (*).

Esta última denominación fue planteada por primera vez en un libro del año 1966, de Peter Drucker. El libro se denominó The Effective Executive(traducido al castellano como «El Ejecutivo Eficaz»). Según la Wikipedia «acuñó el término «trabajador del conocimiento» y más adelante en su carrera consideró que la productividad del trabajador del conocimiento sería la próxima frontera del management. Unos años después, en 1969 Drucker, en su libro más conocido La era de la discontinuidad, escribió una sección sobre “la sociedad del conocimiento”, basándose en los datos y proyecciones de Machlup. Drucker añadió que, a finales de los ’70, el sector del conocimiento generaría la mitad del P.I.B. En 1970, el tema del encuentro anual de la American Society for Information Science era “la Sociedad de la Información-Consciente”, y un artículo presentado trató sobre “el Advenimiento de la Sociedad de la Información”. En 1993, escribió su libro Post-Capitalist Society(La Sociedad Post Capitalista), en el que destacaba la necesidad de generar una teoría económica que colocara al conocimiento en el centro de la producción de riqueza».

Según esta fuente «la noción de «sociedad del conocimiento» surgió en 1969 cuando Peter Drucker escribió el libro «La era de la discontinuidad» en donde destaca la necesidad y su enfoque es bien claro a generar una teoría económica de colocar al conocimiento en el centro de la producción de la riqueza, y a su vez señalaba que lo más importante no era la cantidad del conocimiento, más bien su productividad. El libro es empleado particularmente en medios académicos como alternativa al concepto de «sociedad de la información». La UNESCO, en particular, ha adoptado la expresión «sociedad del conocimiento», o su variante «sociedades del saber«, dentro de sus políticas institucionales. Ha desarrollado una reflexión en torno al tema, que busca incorporar una concepción más integral, no en relación únicamente con la dimensión económica. La sociedad del conocimiento debe ser considerada como una nueva era, la cual promete cambios principalmente en instituciones educativas que deben encontrar la forma de incorporar tecnologías en los procesos de enseñanza aprendizaje, para lograr un nuevo conocimiento».

Por su parte el Banco Mundial (2002) señala que la economía del conocimiento tiene cuatro pilares:

  1. Incentivos económicos y buenas instituciones
  2. Educación general de alta calidad y aprendizaje toda la vida
  3. Sistemas de innovación
  4. Infraestructura de información.

La OECD, en 2003, define a las economías del conocimiento como aquellas basadas directamente en la producción, distribución, y uso del conocimiento y la información, y que están apoyadas por los rápidos avances de la ciencia y de las tecnologías de la comunicación y la información. Es precisamente la OECD quien distingue que la creación rápida de conocimiento y la mejora al acceso a las bases de conocimiento son factores que están incrementando la eficiencia, la innovación, la calidad de los bienes y servicios, así como la equidad.

En el año 2009, en la Conferencia de la Comisión Europea en Gotemburgo se plantea que esta economía debe basarse en tres pilares:

  1. I&D e Innovación,
  2. Educación (está implicito que tiene que ser de calidad)
  3. Tecnologías de la información y la comunicación.

De esta temática se derivan muchas otras, y entre ellas quisiéramos destacar dos. La primera es que, con el vertiginoso crecimiento científico-tecnológico, aparece el avance sostenido de la inteligencia artificial (IA). De allí el debate si será complementaria a la inteligencia humana o si será competitiva, y por lo tanto excluyente. En este último caso si los humanos deberíamos concentrarnos en actividades culturales, orientadas al cuidado y al ocio, así como a introducir la ética en la IA o si terminaremos siendo dominados por esta última.

La segunda temática es diferenciar el cambio científico-tecnológico de la innovación. Quien ha reflexionado teóricamente sobre este tema es Clayton M. Christensen, y su teoría de la innovación disruptiva (**). Vinculado con esta temática hace énfasis Andrés Oppenheimer en su libro «Crear o Morir» (Ed. Debate, 2014). En este video hace un resumen sobre su libro y la innovación. En esta última distingue entre lo que es diferenciar algo que se viene haciendo, respecto de algo radicalmente nuevo. Sobre lo primero da el ejemplo de Gastón Acurio, chef peruano (con más de 37 restaurantes en 11 países que ha innovado en algo tradicional como la cocina), de algo nuevo como purificar el agua a bajo costo por emprendedores como Alfredo Zolezzi, lo que conlleva la aplicación científico-tecnológica a un bien social (en especial para los sectores y países más pobres).

En esto último es muy importante vincular este tipo de emprendedorismo con los estímulos del Estado para que la innovación tenga como prioridad resolver cuestiones urgentes como el ya citado ejemplo de contaminación del agua o el cambio climático (ver el caso de China sobre esta articulación).

Trascender un enfoque meramente competitivo enfocado en sofisticar lo demandado hoy por el mercado(v.g. celulares o televisores cada vez más potentes y versátiles), así como nuevas formas de poder (***) en las cadenas de valor de la economía del conocimiento que acentúan un capitalismo desigual, será una demostración de sabiduría(que va más allá de conocer o manejar información). Si no damos un salto evolutivo hacia la sabiduría no iremos a un mundo mejor sino a uno peor.

PD: Para el caso de Argentina puede verse esta nota y este video, así como una reciente ley. En cuanto a su vinculación con la industria es muy interesante este aporte.

(*) está emparentada con las llamadas economía digital y nueva economía. Desde la sociología, uno de los intelectuales que ha trabajado más este tema, es Manuel Castells. Para una actualización de esta temática a noviembre de 2018 se puede ver este evento del INTAL. En cuanto a la relación entre economía del conocimiento e industria es interesante el caso de Israel.

(**) Sobre la actualización de este tema ha escrito Sebastián Campanario.

(***) gravar impositivamente a los propietarios de los productos y servicios en la nube para aplicarlos a las personas y sectores que son desplazados de manera definitiva (o a reubicar) del sistema económico, e impulsar formas de facilitar la solidaridad, la oferta y demanda de oficios y profesiones, y el comercio justo en las grandes plataformas, pueden coadyuvar a ir a un mundo mejor.

 

 

Economía china y bien común

Un gran número de personas que tienen liderazgo de grupos, organizaciones y naciones, más allá de sus ambiciones personales o narcisismos -a veces predominantes-, seguramente buscan «lo mejor» o el bien común para esos espacios, entre otras cosas, porque sino no se sostendrían en ese lugar en el tiempo (salvo que apelen a la violencia extrema).

En otra entrada hemos hablado del bien común y de críticas a este enfoque por pensadores como Karl Popper (“La sociedad abierta y sus enemigos”, varias ediciones) en función de que requiere de una “autoridad” o gobierno fuerte y centralizado no interesados en los derechos o beneficios de los individuos como tales sino en la comunidad como entidad. Si los liderazgos no generan consensos democráticos de abajo hacia arriba, sin duda lo que afirma Popper es cierto. Habrá que tener capacidad de discernimiento claro sobre esta problemática.

Lo que se viene de mencionar puede aplicarse a diversas situaciones. Una de ellas es a los liderazgos (con concentración del poder) que han habido en China, desde Mao Tse-Tung, pasando por Deng Xiaoping y hasta la actualidad con Xi Jinping. Hay una «linea conductora» que vincula al socialismo (lo considerado «lo mejor o deseable» para ese país) con la particularidad del caso chino («el socialismo a la china») pero en cada etapa muy diferente, y podríamos afirmar que entre Mao y la actualidad radicalmente diferente.

Según esta nota «en el último bimestre de 2017 hubo en China dos reuniones claves para analizar su futuro: el XIX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) y la Conferencia Económica. El Congreso eligió al presidente Xi Jinping para un nuevo mandato de cinco años, dándole un poder solo comparable al que en su momento detentó Mao: secretario general del PCCh, presidente de la Comisión Central Militar, jefe de Estado y presidente del máximo nivel político (Politburó). Más aún: los lineamientos del futuro político de la república, elaborados por el presidente («Pensamiento de Xi Jinping sobre el Socialismo Moderno Chino para una Nueva Era»), fue incluido en la Constitución del PCCh. Los pilares políticos de este «nuevo socialismo» son: fortalecimiento del partido único; centralización del poder en el presidente; fuerte política anticorrupción y férreo control de los medios de comunicación. Nada nuevo: todo el poder para Xi, en un modelo político basado en una dictadura de partido único y concentración del poder»

También la misma fuente agrega «La Conferencia Económica definió la estrategia con el objetivo general de «aumentar la capacidad de innovación, mejorar la competitividad y evitar los desequilibrios». Reafirmó la política seguida a partir del inicio del primer mandato de Xi (2012/2017), esto es: sustituir el rápido crecimiento del período 1979/2012 por una expansión no tanto de «cantidad, sino de calidad». Seguirá así la estrategia de un crecimiento más suave, sustentado en reformas estructurales, suba del consumo interno, desarrollo de industrias con alto contenido de innovación y tecnología, apertura de la economía, adecuación de empresas estatales a esquemas de competitividad, inicio de la desregulación del sistema financiero y cambiario; todo sumado a una gradual reducción de la participación del Estado en la actividad. La economía creció al 9,8% promedio anual desde la reforma de 1978 hasta 2011. El esquema de «calidad por cantidad» desde 2012 dio lugar a una expansión promedio anual del 7,1%. Para 2018, la Conferencia prevé un índice «equilibrado» del orden de 6,5%.» En este crecimiento tendrá un rol relevante la industria.

Según la opinión de Jeffrey Sachs, en un reportaje que le hiciera Jorge Fontevecchia, el caso chino es una tercera variante del sistema capitalista «es una especie de mercado estatal que China está en proceso de idear. Un sistema diferente. Una parte estatal maneja una economía de mercado importante que ha demostrado ser exitosa en la construcción de infraestructura, educación y competencia. ¿Produce una vida satisfactoria, una ideología de bienestar? Eso está por verse. Porque China es muy codiciosa, con todos los riesgos del gobierno unipartidista. Tiene, desde 1978 –ya entramos en el cuadragésimo aniversario de Deng Xiaoping–, un éxito económico increíble con un importante punto en contaminación masiva que ahora están asumiendo. China tiene muchas ventajas y podría hacer un aporte tremendo. Soy optimista en este aspecto, pero esta historia se está desarrollando hoy, y también es imprevisible.»

En este reportaje ante la pregunta: «Gorbachov salió del comunismo haciendo reformas políticas, mientras que Den Xiaoping salió del comunismo haciendo reformas económicas. ¿Por qué China tuvo más éxito que Rusia?», Sachs responde:

«Hay algo básico que la gente debería entender, que es algo contradictorio, y eso es que el ingreso per cápita en Rusia, hoy, es significativamente más alto que en China. Pensamos en China como una gran historia de éxito económico, y pensamos en Rusia como una gran crisis. Sin embargo, Rusia tiene un ingreso per cápita mucho más alto que China. ¿Cómo se puede armonizar esto? China vivió una rápida transformación: de una pobreza rural a una afluencia urbana. Eso fue una enorme transformación, la más rápida de la historia. Un gran éxito para Deng Xiaoping. La historia de Rusia fue diferente. En 1991 el país se independizó y ya era una sociedad urbana y una economía industrial, pero no una economía industrial urbana exitosa. Rusia era un Rust Belt,‒cinturón industrial, un complejo industrial militar con ciudades ocultas que no aparecían en los mapas, lugares en Asia central alejadísimos de los mercados mundiales, construidos por la paranoia del sistema stalinista, sin viabilidad económica. China se encontró en una fase de construcción, de 1978 hacia adelante, y Rusia en fase de reestructuración. Construir suele ser más fácil, uno comienza desde cero. Hay que tener políticas sólidas, buenas ideas y bastante suerte durante un largo tiempo, y China lo tuvo….»

Ahora bien, lo que se acaba de describir ¿puede caracterizarse «una economía del bien común»?, más allá de las buenas intenciones que se mencionaron al principio. Esto es lo expresado por Mons. Marcelo Sanchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias, según la publicación «Vatican Insider«. Allí dice “en este momento, los que mejor realizan la doctrina social de la Iglesia son los chinos” y luego agrega, entre otros conceptos: «ellos (los chinos) buscan el bien común, subordinan las cosas al bien general”, insistió el arzobispo argentino, en la entrevista mencionada con el Vatican Insider.

Si bien esta opinión busca respaldarse en el economista Stefano Zamagni, según Sandro Magister, un «vaticanista» de la revista italiana L’Espresso, parece improbable de que el citado Zamagni crea que los chinos son un ejemplo de aplicación de la doctrina social de la Iglesia. Aquí va lo expresado por Magister:  «Hay que hacer una puntualización sobre el profesor Zamagni, citado por Sanchez Sorondo en apoyo de sus dichos. Nada de más errado. Zamagni, economista de fama mundial, presidente de la facultad de economia de la Universidad de Bologna, interrogado por un periódico de su ciudad (Rimini) no ha querido comentar las palabras de monseñor Sanchez Sorondo, pero bastan un par de citas de Zamagni para evidenciar que él se ubica en sus antípodas. En el 2015 dijo, en una entrevista a «Familia Cristiana«: «China ha creído que podia ir contro natura. Éste es el «mal chino». Pequín ha adoptado el modelo de la economía de mercado dentro de un sistema comunista dictatorial de partido único marxista-maoista. Aún el más desprevenido sabe que este matrimonio no va a ir bien». Hace un año, en el diario «Avvenire«, Zamagni ha denunciado «la separación cada vez más profunda entre el capitalismo de mercado y la democracia». Y, en el pasado noviembre, en un encuentro que tuvo lugar en la Universidad Gregoriana, ha dicho:» La economía de mercado capitalista ha sido siempre vista como balanceada por la democracia, por medio del ‘welfare state’. Pero la novedad de estos tiempos es que se ha roto este vínculo: se puede ser capitalista sin ser democrático». Y las dos veces dijo:» el ejemplo de escuela es el de China».

Sintetizando las dos últimas opiniones: a) según Sachs esta tercera variante de capitalismo está «por verse» (en particular por «lo codiciosa y por gobierno unipartidista») y b) según Zamagni es un «capitalismo sin democracia». Por lo tanto no se podría afirmar que China es una economía del bien común. Todo ello más allá de los esfuerzos que están haciendo para lograr una economía amigable con la ecología (compromiso de construir una «China hermosa»), de sacar a millones de personas de la pobreza (en línea con las variantes exitosas del capitalismo), pero donde se ha agravado la desigualdad, fomentado el consumismo y -hasta el momento- con graves problemas ambientales. Lo que venimos de mencionar no nos lleva a un mundo mejor.

Quedan muchas otras preguntas para hacernos como, por ejemplo, las siguientes: Dada la importancia de la población y la economía china a escala mundial, así como el deterioro de su territorio, de continuar siendo «exitoso» el crecimiento de esta variedad de capitalismo, ¿cual será su impacto sobre los recursos -y en general- en el medio ambiente del planeta? ¿y si el consumo interno alcanza a mayores sectores de su población? En el caso de la energía ¿el viraje a energía limpia tendrá el impacto y el ritmo compatible con no agravar más el cambio climático? . El tipo de globalización que impulsa China ¿es cómo dice esta nota?. El «softpower» (o postura pacífica) a escala mundial que viene teniendo China más recientemente, ¿se mantendrá si su economía afronta dificultades de crecimiento? ¿o veremos situaciones parecidas en la historia de otras naciones, dado que la naturaleza del poder es similar aunque con características peculiares?  Por ahora, no está a nuestro alcance poder responderlas de manera precisa.

Nota al pié: Sobre este tema hay otras opiniones como esta y acerca de la relación entre meritocracia y democracia en el modelo chino se puede ver este link. Se pueden encontrar más informaciones sobre China en sitios como los siguientes: Portal China, economía de China, publicaciones de Asia, notas de The Economist, entre otras. También nos hemos referido a este caso en la última parte de este texto. En cuanto a las perspectivas de la economía china es interesante este artículo. Respecto de las relaciones de China con Argentina es muy interesante esta nota, así como las enseñanzas de China para Argentina según esta nota de Eduardo Fidanza comentando un artículo del Wall Street Journal. A fines de agosto de 2023 salió esta interesante nota.

Economías dolarizadas

El dinero, a lo largo de la historia, estuvo asociado a territorios y luego a naciones. Cuando pasó de dinero metálico a dinero papel se requirió de que estuviera respaldado en algo «sólido» como el oro (de allí el «patrón oro») y posteriormente en un mix donde el oro estuvo también acompañado de diferentes divisas. El valor de las divisas ha estado relacionado a la competitividad y poder de una nación en determinado periodo de tiempo, como es el caso -en la actualidad y a nivel global- del dólar estadounidense, y en menor medida el euro y otras monedas.

Hay naciones que, por su escaso tamaño o relevancia en términos económicos, han optado por adoptar directamente la moneda de un país hegemónico, como es el caso de Hong Kong, El Salvador u otras como Panamá que han dolarizado su economía. Pero también ha sucedido que economías de mayor tamaño, como Ecuador, se vió forzada en enero del año 2000 a adoptar el dólar como moneda (en reemplazo del sucre) por circunstancias dramáticas de su economía. En el caso de este país está bien explicado en este documento. Más en general hay especialistas, como Guillermo Calvo, que sostiene que hay economías, como Alemania o Francia, que están usando el euro que ellos no producen (sería una «eurización»). Esto les ha dado estabilidad y crecimiento a esas economías, pero -podemos agregar- le ha traído grandes dificultades a otras (como el caso de Grecia).

Los casos mencionados de Hong Kong, Panamá o Ecuador son de una «dolarización» formal pura o completa. Pero hay casos de dolarización parcial, informal….de economías de mediana y alta inflación (o hiperinflación como es el caso hoy de Venezuela), donde sus habitantes descreen de que su moneda tenga las características de reserva de valor o que, como medio de cambio, su valor se evapora muy rápidamente.

Allí se presenta el caso de economías bimonetarias con tipo de cambio flotante, como es el caso argentino en el 2018. En una nota que escribiéramos hacia septiembre decíamos, entre otros conceptos, que «la política monetaria y el sector financiero tendrían que tener instrumentos que fomenten la canalización del ahorro hacia la inversión, evitando la especulación y vehiculizando los dólares fugados hacia los sectores productivos. Para esto hay que reconocer que la mitad del pbi está en dólares fuera del circuito productivo (es decir que hay una dolarización “real” de una parte importante del ahorro), y que la solución no es la dolarización “formal” de la economía. Pero sí hay que fomentar y difundir instrumentos (como las obligaciones negociables en dólares), así como crear otros (vía bancos, plataformas virtuales) que faciliten -en el marco de una economía bimonetaria- la entrada al circuito formal de inversión productiva«.

Hay que tener en cuenta que la Argentina (*) en los 90 viene de una experiencia de economía, de alguna manera, bimonetaria con una conversión o convertibilidad con tipo de cambio fijo entre el dólar y el peso (el 1 y 1) donde se logró parar la inflación (éxito), pero no se logró flexibilizar otras variables y realizar reformas estructurales (fracaso), fue muy vulnerable ante shocks externos («efecto tequila») y no logró sostenerse colapsando en el año 2001. Una solución «madura» -es decir partir de reconocer las causas del problema-, y que mencionamos en la nota de más arriba, sería «tener una macro previsible y más o menos equilibrada, que incluye una inflación baja, una rentabilidad razonable para la inversión productiva, y un tipo de cambio real estable… Porque la dolarización de facto se debe a la incertidumbre y depreciación del peso, originada en los desequilibrios macro, la falta de proyectos productivos y el permanente cambio de las reglas de juego». Esto conlleva tener una acuerdo sociopolítico amplio y concreto de no tener déficit fiscal (y preferentemente cierto superávit fiscal), bajar sustancialmente el déficit de balanza de pagos con medidas que estimulen la competitividad sistémica y -entre tanto- un tipo de cambio alto en términos reales. Por lo menos, durante cinco años, hasta que se puedan generar muchos dólares con recursos como Vaca Muerta. De todos modos esto último no resuelve problemas de empleo productivo en territorios como el conurbano del Gran Buenos Aires, y deben adoptarse estrategias y medidas complementarias que si lo vayan resolviendo.

Tener conciencia de estas cuestiones y poder obrar seriamente en consecuencia nos puede conducir a un mundo mejor. Sino los ciudadanos optarán por una moneda estable y esto tendrá impactos como los que indicamos.

(*) Sobre el caso argentino actual se han publicado muchas notas. Entre algunas de ellas se puede citar esta de Marcelo Bonelli que -entre otras cosas- dice: «Larry Kudlow, jefe de asesores económicos de la Casa Blanca, lo dijo: “La convertibilidad derribó la inflación y mantuvo la prosperidad”. David Malpass, el actual interlocutor en el Tesoro de Nicolás Dujovne, es un amante y defensor de los mecanismos del “patrón oro” y de los tipos de cambio fijos. Ambos encajan en un sistema de convertibilidad. Pero las sugerencias no habrían prosperado. Se truncaron las conversaciones. Las autoridades argentinas explicaron que una convertibilidad requiere una ley que nunca será aprobada en el Congreso.» Por su parte  Ricardo Kirschbaum plantea el caso de la dolarización para Argentina como una forma geopolítica de EEUU de enfrentar a China.  Ha vuelto a tomar actualidad, a partir de la propuesta de Javier Milei (recientemente aclaró que no sería en el año 2024) y de Ocampo-Cachanosky. Sobre planteos críticos a la dolarización en Argentina está -por un lado- quienes sostienen que la dolarización bajaría drásticamente la inflación causada por la emisión monetaria (se debe aclarar que hay otras causas), que la historia demuestra que somos «incorregibles» y que puede volver el populismo (entonces lo mejor es dolarizar) y quienes sostienen lo contrario, como se puede ver este video (con la opinión de Daniel Artana), esta nota, la opinión de más de 200 economistas, los pros, contras y características en este artículo, la opinión de Juan Llach, o esta, entre muchas otras.