Economías con Ecovillas

Muchas personas aspiran a vivir en armonía con la naturaleza y con otros seres humanos. Algunos lo logran en su pequeño grupo, en el lugar en que viven (aunque sea muy parcialmente) y desempeñan sus actividades, y otros generan un espacio específico llamado «ecovillas» o «ecoaldeas» (ver redes como esta donde se listan quienes pertenecen a la misma, o Gaia, entre las principales).
Esta temática está emparentada a la permacultura, a modalidades comunitarias como el ecocomunalismo, la economía social y solidaria, el bioregionalismo, al postcapitalismo (que hemos desarrollado en una nota en este blog), a la economía ecológica, entre otras.
En cuanto a las ecoaldeas, del largo listado que figuran en las redes más arriba mencionadas, el diario El País de España menciona a Auroville (de la que se ha tomado como imagen de este texto), como una ciudad de «otro mundo posible». En la nota dice que «en 1968, en pleno boom de la generación flower-power, nació una ciudad internacional a modo de laboratorio en el sur de la India. Auroville, Villa Aurora o ciudad del Amanecer, es un concepto en contínua construcción creado por la discípula de Aurobindo, un pensador hindú e impulsor del «Yoga Integral». Mirra Alfassa, conocida como «la Madre», impulsó la creación de un asentamiento urbano donde hombres y mujeres de todas partes del mundo pudieran vivir en armonía y paz sin que sus diferencias culturales o religiosas afectaran a su convivencia. Municipio protegido desde su nacimiento por la UNESCO, es la materialización de un sueño que Alfassa tuvo al poco de morir su maestro, y que se construye a modo de ciudad utópica cuyo objetivo es la experimentación en la unidad humana. Un proyecto único en el mundo». BBC News e Infobae también destacan algunas de sus características, que se pueden actualizar en el sitio oficial de la ciudad.
En Argentina como referencia general se puede ver este link (y experiencias como las de Ecovilla Navarro y otras), y además se puede consultar este sitio de Gaia (con los condominios Amanecer y Primavera), y esta actualización a septiembre de 2020. También son de destacar iniciativas como las de Tamara Rufolo y el proyecto en curso denominado Aluna Ecoaldea.
Si bien los múltiples casos que venimos de mencionar no constituyen «lo hegemónico», podemos visualizar que han dejado de ser consideradas como una quimera o algo imposible de concretar, sino que se van multiplicando a lo largo de todo el mundo. Son un testimonio concreto de otro tipo de vida, de desarrollo local, de retención de población rural y de absorción de población urbana de alta conciencia que aspira a otro tipo de vínculos con el medio ambiente y a relaciones no mercantiles. Seguramente la articulación de estas experiencias con energías renovables (como la solar), avances en las tecnologías de agricultura orgánica (en particular en el control de plagas), en las ciudades verdes, la arquitectura sustentable o verde… que sumado a iniciativas de producción limpia e impresoras 3D cada vez más sofisticadas (que posibilitarán el pasar a ser prosumidores a familias y pequeñas comunidades), pueden ayudar a converger a un mundo cada vez mejor.

El trabajo y su retribución

En la primera entrada hicimos un breve recorrido sobre la temática del trabajo. Ahí mencionamos como comenzamos como recolectores y cazadores donde el grupo compartía lo conseguido.

Con el paso del tiempo, y en particular desde el Neolítico, la delimitación de un territorio y la aparición de un excedente y la moneda, aparece un trabajo al que se le paga un salario. Este término deriva del latín salarium (que significa pago con sal, muy valiosa en la antigüedad porque servía para conservar la carne). Con la modernidad, y en especial con la revolución industrial, se expande una «sociedad salarial«, en  el sentido que le dan Michel Aglietta y Antón Bender («Le metamorphoses de la société salariale», Paris, Calmann Levy 1966) y Robert Castel (“Las metamorfosis de la cuestión social», Ed. Paidos, Bs As, 1997). Este último autor señala, entre otras cosas: «condición proletaria, condición obrera, condición salarial. Tres formas dominantes de cristalización de las relaciones de trabajo en la sociedad industrial, también tres modalidades de las relaciones del mundo del trabajo con la sociedad global. Si bien, hablando esquemáticamente, ellas se sucedieron en el tiempo, su encadenamiento no fue lineal. Con relación a la cuestión aquí planteada -el estatuto del salariado en tanto que soporte de la identidad social e integración comunitaria-, esas condiciones presentan más bien tres figuras recíprocamente irreductibles».

Pero en la posmodernidad esta sociedad salarial está en crisis, asociada a esta globalización y al acelerado cambio científico-tecnológico. Según Hannah Arendt «lo que tenemos ante nosotros es la perspectiva de una sociedad de trabajadores sin trabajo, es decir privados de la única actividad que les queda. Imposible imaginar nada peor«.

Qué se puede hacer? Es muy difícil, pero sólo a título indicativo algunos puntos a explorar:

– Sería deseable construir otro tipo de globalización asociada a un postcapitalismo que supere al sistema actual, y donde se promueva una inteligencia artificial complementaria al trabajo humano y la cultura del cuidado y del compartir (en general, y en particular del excedente).

– Entre tanto, en el marco del sistema actual y a nivel nacional, poder realizar una política macroeconómica adecuada, hacer los cambios necesarios en el sistema educativo, ir generando nuevas oportunidades dependiendo del territorio, promover el compartir las horas trabajadas, e ir adecuando el marco regulatorio que acompañen los cambios de contexto.  En este último aspecto será fundamental desenganchar «salario» de «trabajo» buscando garantizar el derecho a un vida digna con herramientas como el ingreso universal.

– Acompañar un cambio cultural donde vivamos en un mundo en el que haya un piso de ingreso de ciudadanía (como el que venimos de mencionar), trabajos variables que nos generen un ingreso adicional, promovamos vocaciones y servidores mutuos en vez de trabajadores,  desarrollemos un ocio creativo y nos vayamos preparando para ser prosumidores (impresoras 3D en los hogares que proporcionen gran variedad de bienes que compartamos en el núcleo básico de afectos y a nivel local).

Todo lo anterior tiene supuestos «fuertes» como que la Tierra no acabe con nosotros dado el cambio climático producto de la insensatez humana y no canalicemos la agresividad unos contra otros con armas cada vez más poderosas. Podemos ir a un mundo mejor, pero no está para nada descartado ir a un mundo peor. Veremos como «juega» cada quien.

 

Del Libre Mercado al Comercio Justo y Responsable

En esta nota intentaremos vincular los valores de libertad, de justicia y de responsabilidad en una determinada forma de intercambio que se denomina mercadoen el marco de una perspectiva histórica y de una deseable convergencia hacia un mundo mejor.

Sabemos que los seres humanos comenzamos nuestra existencia aquí en la Tierra compartiendo la recolección de frutos, la caza y la pesca, no sin conflictos derivados del cambio climático y de la cantidad de humanos sobre una determinada capacidad de un territorio para su subsistencia (por lo tanto la escasez o la abundancia). A medida que se fue generando un excedente, según autores como Karl Polanyi (autor de numerosos textos), emergió el don y la reciprocidad entre las tribus, y el trueque -como forma primaria- de comercio (salto evolutivo de pasar de la guerra por los recursos al intercambio pacífico).

Este autor valora el enfoque sustantivo (la economía como sustento humano en base a la satisfacción de las necesidades) y lo diferencia de la economía formal (corriente principal de la economía, hasta el momento). Los sistemas económicos los denomina «modos de integración» y, como ya hemos expresado, los desagrega -desde el punto de vista empírico- en tres modelos principales: la reciprocidad, la redistribución y el intercambio. El modo o tipo de intercambio que viene desde el mercantilismo y se formaliza en el capitalismo, es bastante reciente en la historia de la humanidad, y seguramente no lo será a mediano y largo plazo (desde cambios científico-tecnológicos, pasando por el acelerado cambio climático hasta los culturales que lo modificarán).

De todos modos el «mercado» hoy en día es un espacio donde se juegan diversas «fuerzas» de necesidades, deseos y preferencias de los consumidores (demanda) y quienes buscan satisfacerlas (oferta) e incluso -bajo el capitalismo- promover nuevas a través de la publicidad.  Son muy diversas y la economía del comportamiento busca profundizar su conocimiento. En este marco cabe destacar que según, D. Kahneman, en particular en su texto «Pensar rápido, pensar despacio» señala como estos dos tipos de pensamiento marcan o sesgan nuestras decisiones. Por lo tanto, cuando muchas veces criticamos «al mercado» estamos criticando como los seres humanos reaccionamos frente a la estética, apariencia, marketing o bajo precio de un bien o servicio, y nos cuesta aplicar una reflexión más lenta y profunda -donde se juegan prioridades y valores como la justicia o la responsabilidad- en nuestras decisiones (al respecto hay una referencia irónica que hace el poeta Galeano). La educación (familiar, la de las instituciones educativas y la de los medios) y el accionar del Estado (generando incentivos para decisiones de mediano y largo plazo) son fundamentales para esto último.

No vamos a hacer referencia a enfoques del marxismo (véase -por ej.- artículo de Diane Elson) o posiciones más recientes, sino que nos referiremos a la importancia de fijar, desde la oferta, un piso vinculado con las condiciones de producción que eviten el dumping social (ver posturas como la del Parlamento Europeo) y -cómo minímo- partan de un trabajo decente. Lamentablemente la Organización Mundial del Comercio (OMC) no ha tenido en cuenta -de manera concreta- esta cuestión (más allá de algunos estudios realizados) y no se ha podido direccionar una «libertad positiva» de los intercambios asociados en conjunción con los otros valores mencionados. Ello se expresa, por ejemplo, en la publicidad que realiza «fashion revolution«. Esto nos impide a ir a «otro tipo de globalización«.

Una experiencia muy valiosa a extender, replicar y deseable de incorporar en la OMC es la del comercio justo o, en inglés, fair trade que ha avanzado en productos como café, té, miel, azúcar, cacao, nueces, vinos, otros productos primarios y artesanías. Hay certificación internacional, las estadísticas sobre este comercio son crecientes (con países como Suiza a la cabeza, y organizaciones como OXFAM, The Coop, y otras cooperativas), en países como España y en el caso argentino experiencias muy valiosas como la empresa La Riojana, así como las que menciona esta nota. De todos modos hay que señalar que por ahora es una experiencia pequeña y naciente. En el mes de septiembre de 2017, en una entrevista en una radio de Bélgica, le consultaron a Jacques Defourny  ¿por qué los productos «bio» tenían mayor demanda que los productos de «comercio justo»? Señaló que, por ahora, prevalece en esa sociedad lo que a uno lo beneficia personalmente y todavía cuesta visualizar y practicar aquello que también es beneficioso para terceros desfavorecidos. Por último podemos decir que también hay otras formas de intercambio relacionadas, así como su búsqueda a través de otras monedas.

Un conocedor de la bibliografía de Polanyi fue Alvin Toffler, a quien cita en su libro «La Tercera Ola». Entre otros conceptos allí genera el término «prosumidores» (que también había mencionado en su texto «El shock del futuro») donde seremos a la vez productores y consumidores. Si los efectos del cambio climático y las guerras no terminan antes con la humanidad, seguramente con una evolución futura de sofisticadas y potentes impresoras 3D hogareñas, resolveremos esta temática de manera radicalmente nueva. Entre tanto, y partiendo del hoy, si deseamos converger a un mundo mejor deberíamos ir a formas de intercambio donde la libertad positiva se articule con la justicia y la responsabilidad social y ambiental de nuestros actos.

 

El Dinero

Empezando por «lo obvio» sabemos que el dinero es necesario en la sociedad que vivimos y que se lo define -desde el punto de vista económico- a todo activo o bien que sirve como unidad de cuenta, reserva de valor y medio de cambio. También conocemos que cuando éramos recolectores y cazadores no existía el dinero, y que -con la aparición de un excedente- comenzó el trueque. Según Heródoto, los lidios (en el siglo VII antes de C.), fueron los primeros en introducir monedas de oro y plata.

Desde esa época a la actualidad hay un largo camino donde surge el papel moneda hasta distintas formas de dinero electrónico, criptomonedas o monedas locales (como el caso del «Bristol pound«) (que se plantean como alternativas a las respaldadas por el Estado, pero -en la práctica- son complementarias a las de curso legal y de difícil generalización), la gran relevancia que tiene -en el sistema económico actual- el dinero bancario, los distintos enfoques sobre sus características, la oferta y demanda de dinero en general, su cotización (en términos de distintas monedas y metales como el oro), la inflación, y el rol de la autoridad monetaria, entre los principales.

Más allá de las visiones económicas sobre este fenómeno se considera también interesante plantear otros enfoques. Por ejemplo para Aristóteles, el dinero por el dinero mismo (y su acumulación) está relacionado con lo que denomina «crematística» que deshumaniza a quienes la practican.

Respecto de la moneda y su relación con el pago de impuestos al estado, en el Evangelio se plantea el «dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios», señalando la autonomía de ambas esferas. En otra parte se resalta que «no se puede servir a la vez a Dios y al dinero» (un breve desarrollo sobre este tema en la Iglesia Católica se puede encontrar aquí y en lo que se refiere al dinero en este sitio). En este ultimo link se menciona que en el Gran Catecismo de Lutero el dinero es “el ídolo más común en la tierra” y en la comunidad cristiana debería ser un ámbito donde no rigen las leyes de la economía monetaria. En esta línea va la carta a Timoteo 6-10 (escrita por San Pablo) que expresa «porque la raíz de todos lo males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores»(1). También hay que reconocer que, según Max Weber en su obra «La Etica Protestante y el espíritu del Capitalismo«, hubo referentes como Calvino donde el éxito (en particular económico) es una marca de la elección divina y glorificación a Dios. Hoy esto es retomado por algunas corrientes como los neopentecostales y su teología de la prosperidad.

Para el caso de la Iglesia Católica, y hasta bien avanzada la modernidad, hubo distintas expresiones como San Agustín («ten siempre presente que la obsesión por el dinero es veneno que mata toda esperanza») o Santo Tomás de Aquino. Este último se remonta al Antiguo Testamento y a la posición de Aristóteles, respecto de que el dinero es estéril y por lo tanto no se puede generar dinero con dinero. Esta posición es compartida con el Islam.

Además de Marx (y su análisis sobre la interrelación entre el dinero y las mercancías), autores tan disímiles como Keynes y Freud se refirieron también al dinero. En el caso de este último lo consideraba como algo sucio. En esta línea el Papa Francisco considera que -cuando se absolutiza el dinero- se lo transforma en «ídolo» y -retomando una antigua tradición- lo considera como «estiércol del diablo».

El tema del dinero y lo económico en la familia se ha abordado desde distintos enfoques -como en lo académico- por el Premio Nobel de Economía de 1992 así como a nivel personal, por ejemplo, con «la economía de la felicidad«. En este último se demuestra que, luego de determinado nivel de ingreso, más dinero no conlleva más felicidad (sino que comienza a haber una relación inversa). Así mismo cabe destacar que también hay muchos libros y videos referidos a cómo hacerse rico o millonario (es decir a «un tipo de elección en la vida») su relación con el poder (como se plantea en la imagen de la entrada). En esta línea se valoriza el éxito en la vida (el prestigio) por la cantidad de dinero, su capacidad de inversión y reproducción, así como relacionado con el poder (como ilustra la imagen de la entrada). A la vez, en varias ocasiones se desvaloriza la relación de dependencia (o ser de clase media) y la pobreza (asociada también al desapego y a la austeridad). Este «imaginario» tiene mucho «atractivo» hoy en día (y en particular en determinadas culturas) dado que está asociado a la cuestión del progreso material individual (no importa la desigualdad, el bien común y si esta acumulación es sostenible para el Planeta), y alejarse -al máximo- de la precariedad material (por lo tanto de las penurias de la privación y -al extremo- de la escasez para la subsistencia).  No entra en otro tipo de consideraciones que los alejen de la perspectiva de la maximización de los beneficios de su negocio y que el tiempo es dinero. El centro de la vida es esto (todo lo demás se subordina a este fin)  y no hay mayor trascendencia.

Para finalizar vemos que, en los extremos, hay un enfoque que no absolutiza el dinero (es un componente necesario de sosteniblidad) donde la motivación principal de emprender (no es «hacerse rico» como lo demuestra la encuesta que menciona esta nota). Otro que sí (en particular en el marco de determinadas variedades del sistema capitalista). De acuerdo a los valores que cada uno tiene, optará por alguno de ellos. Tal vez coincidamos que el primero nos acerca a un mundo mejor para todos en tanto tiene en cuenta dimensiones que el otro enfoque no tiene. Por otro lado, a mediano plazo, si el cambio climático (con la influencia de los que solo piensan en su negocio) y las guerras no terminan antes con la Humanidad, tal vez -como hemos mencionado en otra entrada- si nos transformamos en prosumidores (con poderosas y sofisticadas impresoras 3D «hogareñas») el dinero y su «acumulación» pasará a ser un arcaico recuerdo de una etapa histórica. Veremos cómo sigue la historia y cual es nuestro papel en la misma.

(1) Agradezco la referencia a Francisco del Campo.

El Sistema como una «Jaula de Hierro»

En otra parte de esta página web hemos expresado que el sistema actual es fruto de una evolución que tiene orígenes recientes en el mercantilismo, y orígenes más remotos –en el Neolítico- cuando aparece la sedentarización con la demarcación del “territorio” (por lo tanto una zona de dominio o “propiedad”), la división del trabajo y el excedente. También hemos dicho que detrás de todo este proceso está más bien la cuestión del poder (en el sentido que le da Alvin Toffler, en su libro “El Cambio del Poder”, Ed. Plaza & Janes, 1996)

Como “cristaliza” esto? Hay una expresión de Max Weber que Eduardo Fidanza (ver link: http://www.sociales.uba.ar/wp-content/uploads/9-Eduardo-Fidanza.pdf) la sintetiza así: Lo que llamamos “metáfora de la jaula de hierro” es una imagen retórica utilizada por Weber en una de las últimas páginas de La Etica Protestante para expresar la pérdida del sentido religioso original que inspiró, según su interpretación, al primer capitalismo. Como dijimos al comienzo, no consta que Weber haya usado en alemán la expresión que Parsons tradujo como “jaula de hierro” (iron cage). El término textual de Weber es “[ein] stahlhartes Gehäuse”, que literalmente podría vertirse como “estuche”, “envoltura”, o incluso “jaula”, “dura como el acero”, y que suele traducirse por “férrea envoltura”, o bien por términos similares que evocan un caparazón duro y opresivo”.

Esta metáfora del “estuche con férrea envoltura” está asociada también al pensamiento clásico, muy influido –en el caso de Adam Smith- por la física newtoniana, donde el campo de fuerzas del mercado (encuadrado institucionalmente por el Estado liberal) hace que sus partícipes tengan que actuar o jugar dentro de sus reglas independientemente de sus deseos o voluntad.

Marx, coincide con este enfoque. En el posfacio a la 2da edición de “El Capital” (1873) donde plantea “colocar sobre sus pies” a la dialéctica hegeliana a la que reprocha estar cabeza abajo, cita a un crítico ruso, cuya interpretación del método dialéctico aprueba, diciendo: “El (Marx) considera el movimiento social como un encadenamiento natural de fenómenos históricos, encadenamiento a leyes que no sólo son independientes de la voluntad, la conciencia y los designios del hombre, sino que por el contrario: determinan su voluntad, conciencia y designios”.

Esto es coincidente con escritos de Engels (como por ejemplo la carta que le dirige el 22 de agosto de 1889 a Eduard Bernstein), donde describe una situación de la clase obrera portuaria de una ciudad de Inglaterra y utiliza la frase del Dante para la entrada al Infierno (equivalente aquí al “sistema”): “Lasciate ogni speranza voi che entrate!”.

También se le puede aplicar a las organizaciones de distinto tipo, como señala esta nota, que hace referencia al tenebroso cuento de Franz Kafka: “In der Straftcolonie” (1919), o en lo juegos como el «dilema del prisionero». También es interesante esta frase de Fiador Dostoyevski: «Los hombres quieren volar, pero temen al vacío. No pueden vivir sin certezas. Por eso cambian el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde viven las certezas.”

Hay posibilidades de que el sistema, la jaula o estuche, o como se lo quiera denominar, cambie? Hay una primera respuesta de tipo “determinista” que sería: “no”, dado que hay un engranaje del que somos parte y lo único que quedaría sería adaptarse lo mejor posible. Hay otra respuesta que es “si” dado que el sistema es la cristalización de una historia de relaciones sociales y de estas con el medio ambiente a través de la mediación científico tecnológica. Por lo tanto si estas relaciones sociales (en su doble dimensión) y el cambio científico-tecnológico cambian “el sistema puede cambiar”. La cuestión no será si cambia o no cambia, sino en qué sentido.

En este contexto va la referencia de H. Fazio en su libro “Economía, Ética y Ambiente” (Eudeba, Buenos Aires, 2012, página 132) que, para modificar el sistema, “la clave es la superación del individualismo y la sectorización” y citando a Charles Taylor, en su obra “Ética de la autenticidad” (Barcelona, Paidós, 1994, pág. 127) señala que “como suele suceder a menudo, los mecanismos de inevitabilidad operan sólo cuando la gente se encuentra dividida y fragmentada. No queremos exagerar nuestro grado de libertad. Pero no es nulo”.

La “coyuntura”, al momento de escribir esta nota (1) es favorable o desfavorable? En principio podemos afirmar que es “desfavorable”. Los efectos de la crisis financiera (a partir de Lehman Brohters), la división del trabajo que fue corriendo la industria al este (primero a Alemania, luego a Japón y Corea del Sur, y finalmente a China y otros países de Asia), los conflictos de oriente medio (como Irak, Afganistan y Siria, por citar los tres más importantes) y sus secuelas en términos de migraciones (en especial en Europa) y de terrorismo, el conflicto vinculado con lo nuclear (en particular con Corea del Norte, y en menor medida con Irán) así como la lucha por la supremacía a nivel mundial (en especial Estados Unidos, China y Rusia), las hambrunas de Africa, la marcha atrás por parte de Estados Unidos en lo que se refiere al cambio climático… son algunas de las que han generado escenarios de mayor tensión y “facistización” de partes importantes de sociedades y lideres que las representan. También podría decirse, por aquello de que “no nos une el amor sino el espanto”, más gestos como los del Papa Francisco, pueden abrir un panorama más esperanzador y construir un post capitalismo que nos lleve a un mundo mejor?.

Por último, y no menor, la profundidad y la aceleración del cambio científico-tecnológico. Sólo mencionaremos dos eventos, de los múltiples que se están dando: las implicancias de la evolución de la inteligencia artificial y las impresoras 3D que podrán tener la posibilidad de transformarnos en “prosumidores” (término que utilizó Alvin Toffler para decir que seremos –al mismo tiempo- productores y consumidores de prácticamente la totalidad de bienes y servicios). La pregunta es: los seres humanos seremos capaces de darle un sentido a este cambio? O lo dejaremos al arbitrio de decisiones de corto plazo del mercado, del dominio y su utilización para la guerra, o de algún delirio «prometeico»? La respuesta dependerá de nosotros.

(1) Luego de la misma pasó la epidemia del Covid, el agravamiento del cambio climático, la guerra en Ucrania y sus diversos efectos….

Revisando Críticamente Resultados

Puede ser que los móviles sean buenos (acordes con un mundo mejor) y que los procesos –desde una perspectiva previa a su implementación- hayan sido considerado correctos, pero, sin embargo, los resultados no sean satisfactorios para una mayoría de la población.

Hace tiempo leí una encuesta que se hizo a la población de algunas repúblicas de la ex Yugoslavia preguntándoles por la experiencia socialista, y la mayoría respondió que era “una buena idea pero mal implementada”. Esto se puede traducir que los resultados alcanzados –respecto de “la idea original”- no tuvieron adecuados procesos de implementación. Por lo tanto revisar los medios o procesos que se utilizan será de fundamental importancia.

Si tomáramos la reciente experiencia electoral estadounidense, podríamos decir que a pesar de los logros de la Administración Obama, un importante sector de la población norteamericana consideró insatisfactorios los resultados en particular a lo que se refiere a las expectativas futuras de lo que ellos consideraban acordes en cuanto a inserción laboral, ascenso social, a un mayor bienestar económico y al lugar de su país en el mundo (en particular en relación a China). Aquí revisar los “procesos” es muy complejo dado que conlleva revisar “la globalización vigente” (en este caso desde una perspectiva defensiva y proteccionista).

LOS RESULTADOS BUSCADOS POR DOS GRANDES CORRIENTES DE LA MODERNIDAD

 El capitalismo y el socialismo son hijos de la modernidad. En el caso del primero comenzó con su versión liberal, y luego –con el tiempo- se fueron dando una serie de variedades.

La promesa del capitalismo ha sido la riqueza de las naciones, y por lo tanto la riqueza de los individuos que forman parte de esas naciones. Desde los críticos más acérrimos (como Marx) hasta sus más fervientes defensores han coincidido que ha traído un gran progreso material. Los cuestionamientos han surgido por sus “costos” asociados a la relación entre capital y trabajo, a la desigualdad y a la destrucción del medio ambiente, entre las principales y en particular cuando el Estado no ha sabido o podido establecer reglas que trataran de mitigar o reducir estos efectos.

En la entrada vinculada con el “Por qué?” en esta página web, parafraseamos a Spiegel, H.W (“El Desarrollo del Pensamiento Económico, Omega, 1991) hablando de las dos grandes obras de Smith y allí decíamos que: “La Teoría de los Sentimientos Morales fue uno de los diversos intentos de desarrollar una ética basada en un principio unificador –en este caso la benevolencia y la compasión- que pudieran iluminar el armónico y beneficioso orden del mundo moral…

…Para la posteridad, sin embargo, su gran estatura intelectual se debe a La riqueza de las naciones, en la que intenta, en forma totalmente nueva, conciliar la nueva ciencia de la economía política en un universo newtoniano totalmente mecánico y, al mismo tiempo, armónico y beneficioso, en el que la sociedad se beneficia de las inintencionadas consecuencias de la búsqueda de interés particular de cada persona.

Hay, por lo tanto, una gran afinidad entre la estructura de La teoría de los sentimientos morales y la de La riqueza de las naciones. Ambos trabajos están integrados en un gran principio unificador. Lo que realiza la compasión en el terreno moral, lo hace el propio interés en lo económico. Cada uno de estos principios, en sus reinos respectivos, producen una armonía la que caracteriza al orden natural newtoniano….”

Un discernimiento detallado de lo anterior puede concluir en que hay “dos reinos” (el del individuo en su vida privada y el del mercado) donde en uno juega “la compasión” y en el otro “el interés”, entiendo a este relacionado con un utilitarismo individualista. Por lo tanto no hay ningún principio unificador entre estos dos reinos, sino que hay una disociación clara entre ambos (esto se podría extender al campo de “la política” en tanto “juego de ajedrez” entre bandos o grupos enfrentados, y cuyos conflictos no han pasado el límite de la violencia física, es decir al campo de “la guerra”).

Si lo anterior es cierto, podemos afirmar que este enfoque –donde prevalece el segundo reino y no el primero- no nos lleva a un mundo mejor, aunque haya progreso material. Para un mundo mejor el “primer reino debe avanzar –desde lo micro a lo macro- en forma sostenida sobre el segundo”.

Por otro lado está el socialismo. En el caso de su versión “revolucionaria”, si bien tiene como móvil la justicia y la libertad e igualdad plena, conlleva a la coacción sostenida a través de regímenes autocráticos que –en la experiencia del siglo XX y comienzos del XXI-, en general, terminan en “variedades de capitalismo”.

Por su parte el socialismo, en su versión socialdemócrata (también podríamos extenderlo a versiones del socialcristianismo), no caen en la coacción, han producido indudables avances en lo que se refiere a bienestar e igualdad, en el marco de una libertad amplia, aunque han sido afectados por la globalización capitalista, la burocracia y la pérdida de dinamismo en algunos casos.

Cuando hemos planteado en esta página web “la convergencia desde una economía plural” hemos tratado de plantear los mejores elementos de cada uno para ir hacia un mundo mejor.

LOS RESULTADOS DESDE UNA PERSPECTIVA ACTUAL, CONCRETA Y EN EL MARCO DE “LO QUE HAY” (LAS NACIONES UNIDAS)

 Si quisiéramos ir hacia resultados que se plantean hoy en el marco institucional global que tenemos en línea con un mundo mejor, mencionaremos en el punto siguiente, y sólo a título de ejemplo, partiendo de un “piso de acuerdo” a nivel internacional con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):

EL CUIDADO DE LAS PERSONAS Y DEL MEDIO AMBIENTE COMENZANDO POR LOS MÁS DÉBILES Y EN SITUACIÓN DE RIESGO

Tal vez podamos coincidir que hay que comenzar por quienes “están peor”. Esto significa en el caso de las personas aquellas que están en situación de conflictos armados, de pobreza –y peor aún de indigencia- y en especial sin esperanza de cambio. En cuanto al medio ambiente los sitios con mayor contaminación o con mayor riesgo de ella.

Conflictos armados: es urgente alcanzar acuerdos de paz realistas en el actual contexto internacional (nada fácil, por cierto, dado el juego geopolítico de las grandes potencias). La presión social, de distintas expresiones de la cultura (como las religiosas) y de los medios deberían jugar un rol significativo.

Respecto a pobreza, de las 6 metas de los ODS para la pobreza, sólo remarcaremos tres para seguir en detalle y ver los procedimientos concretos que permitan alcanzarlos:

  • Poner en práctica a nivel nacional sistemas y medidas apropiadas de protección social para todos, incluidos niveles mínimos, y, para 2030, lograr una amplia cobertura de los pobres y los vulnerables
  • Garantizar una movilización importante de recursos procedentes de diversas fuentes, incluso mediante la mejora de la cooperación para el desarrollo, a fin de proporcionar medios suficientes y previsibles a los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, para poner en práctica programas y políticas encaminados a poner fin a la pobreza en todas sus dimensiones
  • Crear marcos normativos sólidos en los planos nacional, regional e internacional, sobre la base de estrategias de desarrollo en favor de los pobres que tengan en cuenta las cuestiones de género, a fin de apoyar la inversión acelerada en medidas para erradicar la pobreza

De todos ellos se remarca “la movilización importante de recursos”, y lo vinculamos respecto de lo mencionado al eje de “redistribución” a escala nacional y mundial que mencionáramos en la anterior entrada.

En cuanto al Cambio Climático, los ODS indican como metas:

  • Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales en todos los países
  • Incorporar medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes nacionales
  • Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional en relación con la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana
  • Poner en práctica el compromiso contraído por los países desarrollados que son parte en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático con el objetivo de movilizar conjuntamente 100 000 millones de dólares anuales para el año 2020, procedentes de todas las fuentes, a fin de atender a las necesidades de los países en desarrollo, en el contexto de una labor significativa de mitigación y de una aplicación transparente, y poner en pleno funcionamiento el Fondo Verde para el Clima capitalizándolo lo antes posible
  • Promover mecanismos para aumentar la capacidad de planificación y gestión eficaces en relación con el cambio climático en los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo, centrándose en particular en las mujeres, los jóvenes y las comunidades locales y marginadas

Habrá que estar muy atentos a los pasos que dé el nuevo gobierno norteamericano al respecto, dada su influencia a nivel mundial.

PODEMOS AGREGAR: LOS EXCLUIDOS PORQUE NO HAY TRABAJO Y POR EL CAMBIO TECNOLÓGICO

Las  razones por las cuales sectores de la población de un país están excluidos de inserción económica (y por lo tanto a recibir el correspondiente ingreso) son múltiples. Por citar algunas de ellas: educativas básicas, formación profesional, falta de emprendedorismo, tipo de inserción de esa economía en el mundo (por lo tanto cuestiones vinculadas a la productividad, a la retribución de asalariados y empresarios, etc.), condiciones macroeconómicas (v.g. tipo de cambio) y otras que hacen a la falta de competitividad de esa economía (infraestructura y logística, tipo de bienes y servicios que se generan, nivel de retribución que tienen los distintos factores de producción respecto de otros países, etc.)…

Por lo tanto, en el contexto actual, resolver la cuestión de la exclusión del actual sistema, requiere de un abordaje múltiple no fácil de implementar.

En este punto vamos a suponer que habrá un sector de la población actual que no encontrará un fácil acceso a su inserción económica y que otro sector de la población futura tampoco lo tendrá por el cambio tecnológico. Si bien se ha discutido mucho en el pasado si los cambios tecnológicos hacen perder o no ocupación en la economía, hoy sabemos que el balance es crecientemente negativo dada la robotización, la “uberización” de distintos sectores, etc. Si a esto le agregamos el impacto posible que pueden tener a no muy largo plazo las impresoras 3D en la fabricación de alimentos, prendas, objetos….los desplazados o no incluidos serán millones !!!

Por lo tanto qué hacer para ir a un mundo mejor para estos sectores? Algunos lineamientos que se vienen proponiendo o a proponer:

  • Generar o potenciar “viejas actividades” vinculadas a la formación profesional respecto del cuidado de las personas (enfermería, cuidado y acompañamiento de personas con dificultades por su edad o por tener capacidades diferentes) y cosas (construcción y mantenimiento a nivel local, y de hogares, forestación y embellecimiento de paisajes). Incremento de “viejas actividades” vinculadas con el fomento y la práctica de las distintas manifestaciones del arte y del deporte. Preparar a la población para emergencias (terremotos, inundaciones, etc.)
  • Generar o potenciar “nuevas actividades” vinculadas con el cuidado del medio ambiente (remediación de pasivos ambientales, generación de nuevas energías y de producción limpia) e implementación de nuevas tecnologías de la comunicación y la información (desde software hasta empalmadores de fibra óptica), nuevas manifestaciones del arte (vinculadas con la creatividad y nuevas tecnologías). Conocimiento y práctica del funcionamiento de las impresoras 3D. Preparar a la población para nuevas emergencias derivadas del cambio climático, tecnológico y migraciones masivas.
  • Rediseñar los sistemas de ingreso y de seguridad social en la línea de un ingreso de ciudadanía o básico universal como se está comenzando a ensayar en algunos países de Europa, a fin de fijar un piso “digno” de subsistencia.
  • Fomentar el cambio de una “cultura de sociedad salarial” a uno de una “cultura de ocio creativo y solidario” (tantas personas y situaciones en las qué ayudar !!!) donde podamos sentirnos que tiene un “significado” positivo estar en este mundo.

LA UTOPIA DE UN MUNDO MEJOR

Decíamos en la Introducción de esta página web, respecto de qué un mundo mejor nos debería conducir a ser felices promoviendo la empatía, la amistad, el amor, la solidaridad…

Sabemos que ello no es posible entre millones de personas (a pesar de la canción de Roberto Carlos, “yo quiero tener un millón de amigos”), dado que ello se da entre pocas personas. Lo macro debería facilitarnos esta situación micro, y determinados cambios tecnológicos (como el caso de las impresoras 3D) parecen ir en la dirección de potenciar las pequeñas escalas.

Entre tanto en la “gran escala” seguirán predominando la ley, incentivos y desincentivos en las esferas de la provisión de bienes y servicios, del intercambio y la redistribución, así como la existencia de grandes organizaciones (con lo que conlleva de concentración del poder y peligro de burocratización) vinculadas a las escalas de los Estados y de la globalización. Esta última necesita re-diseñarse partiendo de una nueva división del trabajo diferente a la existente, con nuevos valores y nuevas organizaciones que trasciendan a los estados nacionales. Por ahora parece que vamos en dirección contraria a una globalización que promueva la inclusión de todas las personas (en especial en sus territorios de origen), disminuyan la desigualdad y promuevan la solidaridad.

Para finalizar podemos hacer nuestras las palabras del filósofo Derek Parfit, tomadas del artículo de Peter Singer «La vida de un filósofo que importó» donde expresa: «la vida puede ser maravillosa así como puede ser terrible, y nuestro poder de hacerla buena será cada vez mayor. Es posible que la historia de la humanidad apenas esté comenzando, de modo que podemos esperar que los humanos, o supra humanos, del futuro puedan alcanzar algunos grandes bienes que ahora no podemos ni siquiera imaginar. Como dijo Nietzsche, nunca hubo amanecer tan nuevo y horizonte despejado, ni un mar tan abierto».

Aunque es difícil vale la pena intentarlo en lo micro y en lo macro, no?