Juegos para un Mundo Mejor

Hay coincidencia de que el origen etimológico de la palabra «juego» procede de dos vocablos en latín: «iocum y ludus-ludere». Ellos hacen referencia a broma, diversión (por lo tanto vinculado a la alegría), chiste, y se suelen usar indistintamente junto con la expresión actividad lúdica. En cuanto a nuestra «característica humana» conlleva que, además de ser «homo sapiens» y «homo faber», somos también «homo ludens«.

De pequeños, tanto animales como personas, en general jugamos gran parte de nuestro tiempo. En el caso de los humanos está muy incorporado al nivel de enseñanza inicial, pero luego -al menos en la enseñanza «tradicional» de muchos países- va decreciendo a medida que se avanza en el proceso educativo. Las razones son múltiples: no es fácil encontrar docentes, programas de enseñanza y juegos que abarquen todas las disciplinas y todos los temas. También hay otras cuestiones más relacionadas con «enfoques» acerca de la seriedad, disciplina y trabajo que conlleva «aprender» -en el proceso de crecimiento del ser humano-. Por lo tanto «no es cuestión de juego» (más allá de la necesaria valoración de la seriedad, la disciplina y el trabajo para la vida). Esto se ha manifestado de distintas maneras: desde reforzar el esfuerzo e involucramiento personal (lo que es muy necesario y valedero para aprender) hasta desviaciones de rigorismo y mal trato en algunas prácticas antiguas muy duras (como «la letra con sangre entra» o las visualizadas en escenas de películas como Pink Floyd – The Wall). Uno de los que primero remarcó la importancia del juego en el aprendizaje fue Comenius, según esta nota.

En un pasado más reciente y hacia la actualidad se ha incorporado mucho el juego para conocer nuestra naturaleza humana (1) puesta en acción,, por ejemplo en economía (combinada con psicología) con la teoría de los juegos y con la experimentación relacionada (corriente denominada «economía del comportamiento»). También se la utiliza mucho como aprendizaje que posibilite la «simulación de la realidad»; como ejemplos: simuladores para conducir vehículos de distinto tipo, simuladores de laboratorios, experimentos y ciencia, simuladores de emprendimientos, entre otros, donde las herramientas virtuales son un soporte indispensable. También ha surgido un término: «gamificación» que busca transformar «lo aburrido en divertido» (tan importante para captar la atención en la cultura posmoderna y de imágenes) y estimular el pleno involucramiento personal, la imaginación y la creatividad. También hay experiencias vinculadas con videojuegos (como este caso), robots, impresoras 3D y realidad virtual, entre las principales. Desde el punto de vista de vista del psicoanálisis es interesante esta nota y este libro, entre otros.

Juegos hay de muy distinto tipo: individuales o grupales, competitivos o cooperativos, predominantemente físicos o mentales, etc., así como desviaciones (relacionadas con los juegos de azar y el dinero).  Los juegos competitivos, sin duda, son una forma de «sublimar» la rivalidad y también un ejercicio práctico de que necesitamos de la colaboración de otros y de trabajar en equipo para ser los «primeros». Si el objetivo no es «satisfacer una necesidad narcisista de ser el número uno» o «ganar poder o dinero sin límites», sino de satisfacer una serie de necesidades y deseos humanos de la mejor manera posible, entonces adquieren gran relevancia los «juegos cooperativos».

Si se pone en el buscador google las palabras «juegos cooperativos» aparecen a comienzos de 2020 (hemos actualizado la búsqueda) 2.820.00 resultados. También en youtube hay muchos videos sobre esta temática. A veces hay docentes o líneas pedagógicas en las instituciones que lo impulsan. En otros casos hay experiencias puntuales que surgen desde fuera (como es este caso). También hay libros (en especial para niños) como los que edita en Argentina Intercoop que van en esa dirección (en particular este texto). En lo que se refiere a juegos cooperativos o colaborativos digitales son interesantes esta fuente y esta.

Si coincidimos que es deseable que los seres humanos compartamos y cooperemos para un mundo mejor, los juegos que promuevan esto son una herramienta educativa y práctica muy válida.

(1) Esta nota hace referencia a la identidad de género y en esta (que mencionamos más abajo) a la cuestión de la libertad.

Del Libre Mercado al Comercio Justo y Responsable

En esta nota intentaremos vincular los valores de libertad, de justicia y de responsabilidad en una determinada forma de intercambio que se denomina mercadoen el marco de una perspectiva histórica y de una deseable convergencia hacia un mundo mejor.

Sabemos que los seres humanos comenzamos nuestra existencia aquí en la Tierra compartiendo la recolección de frutos, la caza y la pesca, no sin conflictos derivados del cambio climático y de la cantidad de humanos sobre una determinada capacidad de un territorio para su subsistencia (por lo tanto la escasez o la abundancia). A medida que se fue generando un excedente, según autores como Karl Polanyi (autor de numerosos textos), emergió el don y la reciprocidad entre las tribus, y el trueque -como forma primaria- de comercio (salto evolutivo de pasar de la guerra por los recursos al intercambio pacífico).

Este autor valora el enfoque sustantivo (la economía como sustento humano en base a la satisfacción de las necesidades) y lo diferencia de la economía formal (corriente principal de la economía, hasta el momento). Los sistemas económicos los denomina «modos de integración» y, como ya hemos expresado, los desagrega -desde el punto de vista empírico- en tres modelos principales: la reciprocidad, la redistribución y el intercambio. El modo o tipo de intercambio que viene desde el mercantilismo y se formaliza en el capitalismo, es bastante reciente en la historia de la humanidad, y seguramente no lo será a mediano y largo plazo (desde cambios científico-tecnológicos, pasando por el acelerado cambio climático hasta los culturales que lo modificarán).

De todos modos el «mercado» hoy en día es un espacio donde se juegan diversas «fuerzas» de necesidades, deseos y preferencias de los consumidores (demanda) y quienes buscan satisfacerlas (oferta) e incluso -bajo el capitalismo- promover nuevas a través de la publicidad.  Son muy diversas y la economía del comportamiento busca profundizar su conocimiento. En este marco cabe destacar que según, D. Kahneman, en particular en su texto «Pensar rápido, pensar despacio» señala como estos dos tipos de pensamiento marcan o sesgan nuestras decisiones. Por lo tanto, cuando muchas veces criticamos «al mercado» estamos criticando como los seres humanos reaccionamos frente a la estética, apariencia, marketing o bajo precio de un bien o servicio, y nos cuesta aplicar una reflexión más lenta y profunda -donde se juegan prioridades y valores como la justicia o la responsabilidad- en nuestras decisiones (al respecto hay una referencia irónica que hace el poeta Galeano). La educación (familiar, la de las instituciones educativas y la de los medios) y el accionar del Estado (generando incentivos para decisiones de mediano y largo plazo) son fundamentales para esto último.

No vamos a hacer referencia a enfoques del marxismo (véase -por ej.- artículo de Diane Elson) o posiciones más recientes, sino que nos referiremos a la importancia de fijar, desde la oferta, un piso vinculado con las condiciones de producción que eviten el dumping social (ver posturas como la del Parlamento Europeo) y -cómo minímo- partan de un trabajo decente. Lamentablemente la Organización Mundial del Comercio (OMC) no ha tenido en cuenta -de manera concreta- esta cuestión (más allá de algunos estudios realizados) y no se ha podido direccionar una «libertad positiva» de los intercambios asociados en conjunción con los otros valores mencionados. Ello se expresa, por ejemplo, en la publicidad que realiza «fashion revolution«. Esto nos impide a ir a «otro tipo de globalización«.

Una experiencia muy valiosa a extender, replicar y deseable de incorporar en la OMC es la del comercio justo o, en inglés, fair trade que ha avanzado en productos como café, té, miel, azúcar, cacao, nueces, vinos, otros productos primarios y artesanías. Hay certificación internacional, las estadísticas sobre este comercio son crecientes (con países como Suiza a la cabeza, y organizaciones como OXFAM, The Coop, y otras cooperativas), en países como España y en el caso argentino experiencias muy valiosas como la empresa La Riojana, así como las que menciona esta nota. De todos modos hay que señalar que por ahora es una experiencia pequeña y naciente. En el mes de septiembre de 2017, en una entrevista en una radio de Bélgica, le consultaron a Jacques Defourny  ¿por qué los productos «bio» tenían mayor demanda que los productos de «comercio justo»? Señaló que, por ahora, prevalece en esa sociedad lo que a uno lo beneficia personalmente y todavía cuesta visualizar y practicar aquello que también es beneficioso para terceros desfavorecidos. Por último podemos decir que también hay otras formas de intercambio relacionadas, así como su búsqueda a través de otras monedas.

Un conocedor de la bibliografía de Polanyi fue Alvin Toffler, a quien cita en su libro «La Tercera Ola». Entre otros conceptos allí genera el término «prosumidores» (que también había mencionado en su texto «El shock del futuro») donde seremos a la vez productores y consumidores. Si los efectos del cambio climático y las guerras no terminan antes con la humanidad, seguramente con una evolución futura de sofisticadas y potentes impresoras 3D hogareñas, resolveremos esta temática de manera radicalmente nueva. Entre tanto, y partiendo del hoy, si deseamos converger a un mundo mejor deberíamos ir a formas de intercambio donde la libertad positiva se articule con la justicia y la responsabilidad social y ambiental de nuestros actos.

 

Convergiendo en Móviles

Lo que «nos mueve» como las pulsiones, lo emocional, los valores, la razón… son fundamentales en nuestra vida de humanos, y por lo tanto en nuestros vínculos, organizaciones, sistemas….Aquí lo retomaremos desde los aspectos que consideramos “relevantes” para converger a un mundo mejor.

Sabemos que constituyen un aspecto fundamental de nuestras vidas y relaciones, y de allí su directa implicancia en nuestras acciones, en lo micro y en lo macro, a lo sistémico y por lo tanto en los resultados del mundo en qué vivimos. Si bien lo que nos mueve es una cuestión “personal o individual”, muy diversa y variada según las circunstancias (como ser las motivaciones extrínsecas e intrínsecas que se muestran en la imagen de la entrada), trataremos de sintetizar esta temática de dos maneras en:

  1. ASPECTOS GENERALES y
  2. EVIDENCIA EMPÍRICA
  1. ASPECTOS GENERALES

LA NECESIDAD VINCULADA CON EL SUSTENTO

  • Desde el aire que respiramos, el agua que tomamos, el alimento que ingerimos hasta la vestimenta y el albergue, por citar los más importantes. Caminar hacia un mundo mejor conlleva entonces en que proveamos la cobertura para un “piso” de sustento digno para toda la Humanidad en función del siglo XXI y del lugar en el que nos encontremos. Muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas están directamente vinculados a esto (como tender hacia el “fin de la pobreza” y alcanzar el “hambre cero”) y otros más indirectamente. En otra entrada o página abordaremos lo relativo a generación y apropiación de valor, intercambio, redistribución y reciprocidad que vayan en esta dirección.
  • Si bien existen cuestionamientos al enfoque de Maslow y su pirámide coincidiremos que si no respiramos, no nos hidratamos y no nos alimentamos (por dar algunos ejemplos), todas las demás necesidades (y podríamos agregar deseos y aspiraciones) no son posibles.

 LAS EMOCIONES Y DESEOS

  • En los orígenes de la Modernidad la ciencia no incluyó como componentes centrales del ser humano estos aspectos “subjetivos”, seguramente dado lo difícil de abordarlos “objetivamente”. Sin embargo hoy podemos afirmar, sin lugar a dudas, lo central de esta dimensión en general y en los sistemas económicos. En lo hegemónico del sistema actual, la publicidad, la propaganda y el rol de las imágenes y comentarios en gran parte de las redes sociales, así lo demuestran. La libertad humana hace que no podamos “programar” o “determinar” esta dimensión (si bien han habido intentos de “ingeniería social), pero sí de ser fuertemente influenciada por arquetipos, referentes, mensajes publicitarios (véase por ejemplo: https://en.wikipedia.org/wiki/Paul_Lazarsfeld), así como por otras manifestaciones de la cultura (como las religiones, la política o el arte) y de la salud (por ej. la psicología y el psicoanálisis).
  • Las emociones pueden ser muy diversas y en particular cuando devienen “pasiones”. Es muy valioso el aporte que hace el texto de Ivonne Bordelois (con la colaboración de Miguel Mascialino) denominado “Etimología de las Pasiones” (Libros del Zorzal, 2006). El libro comienza con una cita de J-J Rosseau que dice: “Es de creer que las pasiones dictaron los primeros gestos y arrancaron las primeras voces… No se comenzó por razonar sino por sentir. Para conmover un joven corazón, para responder a un agresor injusto, la naturaleza dicta acentos, gritos, lamentos. He aquí las palabras más antiguas inventadas y he aquí porque las primeras lenguas fueron melodiosas y apasionadas antes de ser simples y metódicas…He aquí como el sentido figurado nace antes que el literal, cuando la pasión fascina nuestros ojos y la primera noción que nos ofrece no es la de la verdad”.
  • En el texto mencionado se hace referencia a distintos tópicos y entre ellos a las pasiones “oscuras” y las pasiones “claras”, o aportes como los de Spinoza (“La única libertad posible se realiza a través del conocimiento de las propias pasiones”).
  • Para abordar esta dimensión, además de la introspección personal, serán valiosos distintos enfoques y aportes. El rol de la educación: se pueden citar infinidad de experiencias y enfoques de distinto tipo (desde las realizadas desde la laicidad hasta las religiosas con experiencias de educación personalizada en el amor y en valores) pero haremos referencia sólo a tres: la de Reuven Feurestein con los niños afectados por el Holocausto, la de María Montessori y lo aportado en “Reinventando la Educación: nuevos contenidos, nuevas formas«, el capítulo 9 del libro de Santiago Bilinkis, “Pasaje al Futuro” (Ed. Sudamericana, 2016). El rol de las ciencias de salud (en el marco de la definición de salud en la Conferencia de la Organización Mundial de la Salud en Alma-Ata en 1978), el rol del arte (en sus múltiples expresiones) y del deporte para todos los seres humanos y en especial para aquellos que han sido excluidos del sistema formal y de los que lo serán en el futuro (en particular por el impacto de las nuevas tecnologías), el rol de las distintas religiones, movimientos culturales y sociales, entre otros tienen un rol central para ir caminando hacia un mundo mejor.
  • Que nos mueva “sentir” empatía, amor, amistad, deseos de justicia, solidaridad,,, con un “sentir sincero” será una condición necesaria aunque no suficiente (como hemos indicado en este texto) para orientarnos hacia un mundo mejor. Ojalá todos (en particular desde la familia y las amistades) podamos “influir” en este sentido.

LA RACIONALIDAD

Hoy sabemos que nuestra racionalidad es acotada e imperfecta (por lo tanto somos humanos «imperfectos«), y muy influenciada por lo que venimos de mencionar en el punto anterior y por el contexto en el que ella opera.

Todo esto se desarrolla en el cerebro humano, que no sólo razona sino que también procesa “todo lo que nos pasa”. En el libro de Facundo Manes (“Usar el cerebro” Ed. Planeta, Buenos Aires, 2014), entre otros conceptos menciona, en la página 64, que “en el hombre moderno la corteza cerebral y sus conexiones ocupan el 80% del volumen cerebral…Se trata de la región de nuestro cerebro que, como desarrollaremos en otras partes del libro, nos hace humanos pues regula funciones distintivas de nuestra especie: nuestra capacidad para desarrollar un plan y ejecutarlo, para tener un pensamiento abstracto, para llevar a cabo razonamientos lógicos, inductivos y deductivos, para tomar decisiones, para inferir los sentimientos y pensamientos de los otros, para inhibir impulsos y para tantas otras funciones que nos vuelven hábiles para vivir en sociedad.”.

Más adelante, en las páginas 65 y 66, el autor dice: “Diferentes partes del cerebro se activan en conjunto al formar redes neuronales que intervienen en una función determinada (por ejemplo, la atención). Dichas redes neuronales se distribuyen en el cerebro de manera tal que una mitad del mismo  se especializa en determinadas funciones y la otra mitad en otras diferentes. Se conoce, entonces, que el hemisferio izquierdo del cerebro especializa en el lenguaje y en el pensamiento lógico, mientras que el hemisferio derecho es experto en la percepción visual, en el procesamiento espacial, en el arte, la creatividad y en el procesamiento holístico de la información”.

Este aporte hecho desde las neurociencias, es formulado por el psicólogo israelí y premio Nobel de Economía 2002, Daniel Kahneman, en su libro “pensar rápido, pensar despacio (una versión digital se puede consultar en el siguiente sitio: http://www.medicinayarte.com/img/kahneman_daniel_pensar_rapido_pensar_despacio.pdf) donde expresa que: “describo aquí la vida mental con la metáfora de dos agentes, llamados Sistema1 y Sistema2, que producen respectivamente pensamiento rápido y pensamiento lento. Hablo de las características del pensamiento intuitivo y del deliberado como si fuesen rasgos y disposiciones de dos caracteres existentes en nuestras mentes. En el cuadro resultante de la investigación reciente, el intuitivo (y automático) Sistema1 es más influyente de lo que nuestra experiencia nos dice, y es el secreto autor de muchas elecciones y juicios que hacemos. La mayor parte de este libro trata del trabajo del Sistema1 y las influencias recíprocas entre este y el “esforzado” Sistema2”.

Nos animamos a sacar una conclusión respecto de lo que se viene de mencionar: converger hacia un mundo mejor conlleva trabajar sobre ir reforzando elementos positivos de “la experiencia del Sistema1” (para ir mejorando la experiencia) y sobre los elementos conceptuales de lo reflexivo del Sistema2 (por lo tanto sobre la conciencia, y los elementos de “sabiduría” de la misma).

Por su parte en el libro “Psychonomics”, de Martín Tetaz, (Ediciones B, Buenos Aires, 2014), entre otros elementos nos recuerda, en la página 126, a Nash (y a la película “Una mente brillante”) cuando el bienestar del grupo se maximiza cuando uno hacer lo mejor para sí mismo, teniendo en cuenta las acciones del resto del grupo”. Podemos agregar que esto conlleva algún tipo de “coordinación y cooperación”. Esto está emparentado con lo planteado por Manes –en el libro citado- donde en el capítulo 3 desarrolla “el cerebro social y emocional” y en la página 322 y 324 aborda la cuestión del altruismo desde las neurociencias.

Finalmente nos podemos preguntar si podemos hacer algo en el campo de la racionalidad (pero articulado con deseos y valores), y respetando la libertad de las personas, para inducir o incentivar hacia un mundo mejor. El texto de Tetaz mencionado, en las páginas 219 y 220, aborda “pequeños empujoncitos (nudges) que producen grandes cambios”. Allí dice “uno de los libros más influyentes en la corta historia de la Economía del Comportamiento, es de Richard Thaler, Nudge. La propuesta del profesor de la Universidad de Chicago, es trabajar en la arquitectura de elección de las personas para “empujarlas ligeramente” a elegir de algún modo particular, sin coartar en lo más mínimo sus libertades ni sus posibilidades de optar por otras alternativas. A este tipo de intervenciones suele llamárseles paternalismo libertario, porque si bien no se fuerza a las personas a elegir de un modo u otro, se aprovechan los sesgos comportamentales que discutimos en secciones anteriores a actuar del modo deseado.

El ejemplo estrella para comprender la idea de los empujoncitos (Nudges) es el de donación de órganos. Poner como default que el sujeto es donante cuando renueva el DNI o saca la licencia de conducir y ofrecerle si quiere cambiar su condición a no donante genera muchos más donantes que hacerlo al revés, como es hoy, donde el statu quo es que la gente no dona y hay que manifestar la intención de hacerlo explícitamente”.

VALORES, IDEALES, IDEOLOGÍA, COSMOVISIONES

CONCEPTOS MORALES Y ÉTICOS

  • Respecto del concepto de “ideal” en la psicología, y según menciona el diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis (pág. 180), para Freud el ideal del yo surge de la instancia de la personalidad que resulta de la convergencia del narcisismo (ideal del yo) y de las identificaciones con los padres, con sus sustitutos y con los ideales colectivos.
  • De allí el rol central de la familia como núcleo básico para ayudarnos a salir del narcisismo, madurar y orientarnos (o no) hacia un mundo mejor. Aparecerán luego otros familiares o componentes de una familia “ampliada”, amigos, educadores, referentes religiosos y culturales (como lecturas de libros y de medios, o imágenes de artistas o deportistas), sociales, políticos y económicos que nos irán “marcando” acerca de lo que vayamos procesando en nuestra conciencia a partir de nuestra experiencia (y el contexto en que nos toque actuar) sobre lo que consideremos de valor a practicar o no.
  • En cuanto a los aspectos negativos, en los textos breves hemos hecho referencia al mito de Procusto vinculado a una cosmovisión o ideología rígida, y si a ello se le suma una actitud movida por el rencor, la venganza o el fanatismo (negando la noción de complejidad, de matices, de respeto al otro y de una realidad no binaria sino plural), todo ello no nos conducirá a un mundo mejor sino a un mundo peor.
  • Entre los autores que han vinculado valores como ética y justicia, con economía, tenemos al premio Nobel de Economía 1998, Amartya Sen
  1. EVIDENCIA EMPÍRICA

En la parte anterior de “aspectos generales” hemos citado autores (como Kahneman) o los derivados de las neurociencias (mencionados por Manes) o aplicados a la economía (del libro de Tetaz) donde hay “evidencias empíricas”.

Sin embargo desearíamos enfatizar la cuestión de la pluralidad de móviles (relacionado con el enfoque de “economía plural”) cuando se hace un emprendimiento en el marco del actual sistema económico.

Según una investigación realizada por H. Kantis, Masahiko Ishida y Masahiko Komori (ver esta publicación, en particular el Gráfico 2-7 «Principales motivaciones para ser empresario»), donde se muestran los resultados de una encuesta a fundadores de empresas de los países seleccionados en el estudio). De estos resultados empíricos se puede observar que sólo un mínimo porcentaje tiene como motivación «ser rico» o que se plantean la maximización del lucro. En un resumen de este se muestra el siguiente gráfico:

Aquí se puede ver que, de acuerdo a encuestas realizadas en el este de Asia y en América Latina, el principal móvil es la “auto realización”, el segundo  “contribuir a la sociedad” y el tercero es “mejorar el ingreso”. Recién en cuarto lugar viene para los países de Asia (no para América Latina) “hacerse rico”, luego le sigue “ser su propio jefe” (más relevante para los emprendedores latinoamericanos) y en último lugar “ser alguien que admira en los medios”). Si el capitalismo está asociado con el móvil de “hacerse rico”, se pone en evidencia que no es el principal móvil de quienes emprenden en este sistema económico.

Por supuesto que la “lógica” de la acumulación de capital del sistema económico imperante los lleva –a una gran parte de ellos- a “entrar en este juego”. Entre las preguntas que nos podemos hacer están: ello es un determinismo fatal? Se pueden generar “otras lógícas” cuidando este recurso (el capital) pero sin tener como objetivo su maximización a cualquier costo? Desde el enfoque que le estamos dando a esta página es que, en el marco de una economía plural, estos móviles pueden generar otros procesos diferentes, y post capitalismo más acorde con un mundo mejor.

El Mundo fue y será una Porquería

El tango argentino “Cambalache” fue escrito en 1934 por Enrique Santos Discépolo, y comienza con la frase “que el mundo fue y será una porquería…”. Fue compuesto durante la llamada “década infame” de Argentina (1).

El pesimismo, el escepticismo absoluto y una visión negativa del mundo evidentemente está ligada a la percepción y un estado de ánimo que tenemos de la realidad en un determinado contexto (las grandes ciudades, grandes conflictos como guerras, desastres…). Se basa en un conjunto de evidencias (por lo tanto “realistas”) parciales negativas que se generalizan.

Hay científicos, como Stephen Hawking, que –desde una perspectiva “realista”- nos advierten sobre los riesgos que tenemos como humanidad (en tanto no las tengamos en cuenta pasará a ser una perspectiva muy pesimista) 

Otros científicos como Daniel Khaneman (Premio Nobel de Economía 2002) en una entrevista con Andrés Oppenheimer en el minuto 25,40 en adelante de este video: https://www.youtube.com/watch?v=c2MBuvdf_MM, hace mención a su “pesimismo” (vinculado a la temática de la felicidad) y considera que es genético y tiene que ver con la “disposición”.

Según la Wikipedia: “Pesimismo (del latín pessimum, «lo peor»), es un estado de ánimo y una doctrina filosófica que sostiene (invirtiendo la tesis leibniziana) que vivimos en el peor de los mundos posibles, un mundo donde el dolor es perpetuo (Schopenhauer) y nuestro destino es tratar de obtener lo que nunca tendremos. El pesimismo niega el progreso de la civilización y de la naturaleza humana. Desde el punto de vista psicológico, constituye uno de los rasgos o síntomas más señalados de la enfermedad conocida como depresión”.  También está relacionado con lo que, en neurociencias, se denomina la «desesperanza aprendida»  y con las pasiones tristes de Spinoza.

Podremos vencer al “pesimismo”, la «desesperanza aprendida» y las «pasiones tristes», que el mundo “no sea una porquería”, que no terminemos “apocalípticamente” (riesgos que plantea Hawking), sino que cada día vayamos construyendo más fraternidad, amistad social (2) y un mundo un poco mejor?

(1) Discépolo, en su poesía, va más allá de denunciar la década infame o un régimen político, sino que en una entrevista -que recuerda Rogelio Alaniz (a quien agradezco su referencia vinculado con otro tango: «Yira Yira«)-, expresa que «hay un hambre que es más grande que el hambre de pan. Y es el hambre que genera la injusticia, la incomprensión. Y lo producen siempre las grandes ciudades, donde uno lucha solo, entre millones de hombres indiferentes al dolor que uno grita y ellos no oyen. Londres gris, Nueva York gris, Buenos Aires… todas deben ser iguales. Y no por crueldad preconcebida, sino porque en el fárrago ruidoso de su destino gigante, los hombres de las grandes ciudades no pueden detenerse para atender las lágrimas de un desengaño. Las ciudades no tienen tiempo para mirar el cielo. El hombre de las ciudades se hace cruel. Caza mariposas de chico, de grande no, las pisa…».

(2) Muchos lo logran, además de en una relación de pareja o en el seno familiar (aunque no siempre), en vínculos de amistad, de pequeñas comunidades, clubes, cultos (donde además de lo comunitario se plantea la relación con Dios) y otras expresiones de la cultura.