La Economía Cooperativa

En los orígenes de la humanidad la economía tuvo rasgos predominantemente comunitarios. Ello se debía, especialmente, a que era «necesario y útil» para la caza y la recolección de frutos y vegetales frente a una naturaleza cambiante y -por momentos- hostil. Otras interpretaciones le adicionan que, además de adaptarnos y rivalizar por el territorio y los recursos, estamos conformados también para ser solidarios y compartir.

Luego de los orígenes de la humanidad recién mencionados, cabe destacar que en la época premoderna han habido muchísimas experiencias de economía comunitaria. En este link de las páginas 9 en adelante (1) se hace una presentación general del tema y se mencionan muchas de ellas.

En el marco de lo que se viene de mencionar, en la modernidad, si bien muchas experiencias comunitaristas continúan (por ejemplo de pueblos originarios, de origen religioso, etc.) surge el cooperativismo (ver los valores en la imagen de la entrada), el mutualismo y, más en general, la economía social como experiencias concretas. En cuanto a la experiencia cooperativa, si bien no fue la primera, el hito fundante más reconocido fue el de los Pioneros de Rochdale (en 1844, en Inglaterra) (2) por parte de obreros textiles que buscaron resolver la necesidad de abastecerse de alimentos y encarar otros fines sociales (ver este libro con su historia). La economía como «ciencia» no le dió reconocimiento a este enfoque dado que se consideró que estaba asociada a la concepción económica premoderna o una economía normativa (en comparación con lo que la ciencia «positiva» considera «es la realidad» independientemente de un «deber ser» que alguna corriente pregone) (3) . Por otro lado el marxismo -si bien la consideraba valiosa- entendía que terminaba siendo absorbida por el capitalismo.

Han existido numerosos pensadores y corrientes vinculadas -en especial- a variantes del socialismo, y a otras (por ejemplo el socialcristianismo o más relacionadas al liberalismo y afines). Entre ellos podemos destacar a Robert Owen, Charles Fourier, Philippe Buchez, Charles Gide, Louis Blanc, Pierre Joseph Proudhon y muchos otros precursores directos del cooperativismo. Sin duda influyeron en ellos lejanos antecedentes aportados por Platón (428-347 a. C.) -en especial su obra La República- y otros como Tomás Moro (1478-1535), autor de Utopía (1516), Tommaso Campanella (1568-1639), autor de La ciudad del Sol (1623), y Francis Bacon (1561- 1626), autor de La nueva Atlántida (1627) (4).

Hoy en día la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) estima en el orden de mil doscientos millones de personas que forman parte de alguna cooperativa en el marco de legislaciones nacionales (ver -por ejemplo- esta nota), sobre las que se han hecho reflexiones y análisis significativos. La definición de ¿qué es una cooperativa?, según el congreso de la ACI, en Manchester en 1995, es la siguiente: “una cooperativa es una asociación autónoma de individuos que se unen voluntariamente para satisfacer sus propias necesidades económicas, sociales y culturales, y las propias aspiraciones, a través de la creación de una sociedad de propiedad común y democráticamente controlada”(5), y ellas tienen principios que respetar y practicar. Sobre el «sistema cooperativo» véase este artículo de Julio H.G. Olivera. Además del cooperativismo se ha desarrollado el mutualismo y nuevas modalidades de economía solidaria que ha sido reflexionada por autores como José Luis Coraggio, Luis Razeto y otros.  En el caso argentino ha tenido un significativo desarrollo con la inmigración y más recientemente vinculado al cooperativismo de trabajo (en especial en empresas recuperadas), a expresiones de la economía popular (que seguramente tomarán más relevancia por los efectos de la pandemia) y de pobreza, así como en situaciones muy difíciles como es la recuperación de emprendimientos de la mafia (ver este caso).

También cabe decir que el universo de las cooperativas es muy heterogéneo en cuanto a escala (hay pequeñas, medianas y grandes) y en cuanto a sectores. Respecto de esto último, y para el caso argentino, se puede consultar esta página del INAES (y poner «seleccione actividad») para ver la gran diversidad de sectores en las que están presentes. Así mismo se puede afirmar que, si bien son organizaciones democráticas, hay también -en la práctica- una gran diversidad de expresiones, liderazgos y modelos de gestión, a pesar del estricto marco normativo.

A diferencia de empresas sociales (no democráticas pero también experiencias «muy valiosas«), las cooperativas tienen una doble dimensión -en lo organizacional y en los liderazgos- que cuidar articular satisfactoriamente: la asociativa democrática interna y la emprendedora (o como empresa) de provisión de bienes y servicios (según corresponda). Los posibles riesgos o peligros (6) en ambas dimensiones se podrían sintetizar en los siguientes:

  • en la asociativa: si se reduce exclusivamente a un «ritual formal» (centrada en una adhesión pasiva pero con poca participación «activa») (7) o si predomina principalmente la deliberación interna (a veces muy centrada en el debate ideológico y de pugna de distintos sectores internos) la cooperativa termina naufragando en un «asambleismo» dentro del sistema económico vigente, lo que puede terminar deteriorando su funcionamiento como empresa.
  • en la emprendedora: a) no haber realizado un buen análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas) en un mundo «volátil, incierto, complejo y ambiguo» (y, en particular, en contextos como el de Argentina) que permita una estrategia adecuada y un  comportamiento «prudente que minimice y diversifique riesgos» (por ejemplo guardando reservas o recaudos suficientes) (8);  b) no tener buenos sistemas de gestión y de auditoría (riesgos externos -por ejemplo vinculados con lo informático o al impacto de alta inflación- o internos de «empleados infieles» o poco capacitados y motivados); c) un buen plan y sistema de comercialización y de compras; d) o si sólo predomina principalmente «lo empresarial» y el «gerenciamiento técnico» (9) -desvinculado de los socios- se desnaturaliza su naturaleza democrática y social (además del peligro de que la gerencia no rinda cuentas de manera transparente al Consejo de Administración y a los socios en general, generándose posibles casos de corrupción); entre otros.

Por lo tanto debe cuidarse buenos enfoques y prácticas, así como el equilibrio entre ambas dimensiones, si se quiere desarrollar de manera integral y sustentable manteniendo su identidad (10) y su sostenibilidad en el tiempo. Un aspecto también a tener en cuenta es el rol del Estado (más allá de su rol regulador y fiscalizador): que debiera estar más presente con adecuados instrumentos de apoyo en el sostén de las entidades más frágiles (en especial vinculadas a la economía popular y al cooperativismo de trabajo) y más distante o totalmente independiente en aquellas que son muy sólidas en su viabilidad económica, trayectoria y estructura institucional.

Podemos afirmar que tanto la experiencia práctica como el desarrollo teórico de la economía social demuestran que es factible una alternativa a los emprendimientos que sólo buscan maximizar el lucro (11). Ello le da un carácter más humanista, democrático y equitativo a la generación y distribución del valor agregado por el trabajo, pudiéndolas ubicar dentro de la economía plural (12) y haciendo un aporte muy valioso para converger a un mundo mejor.

Nota al pie: Sobre el pasaje de una empresa recuperada a una cooperativa en Argentina es interesante, entre muchos otros, el caso de Grissinopoli (en la actualidad “Cooperativa La Nueva Esperanza”) cuya película se puede ver en este link.

  1. Se transcriben la Introducción y el Capítulo 1 del Libro La Economía Social en el Norte y en el Sur, de J. Defourny, P. Develtere y B. Fonteneau (compiladores), publicado por Ediciones Corregidor en Buenos Aires en el año 2001 (desde el punto II en adelante de este link). Además existe una numerosa bibliografía al respecto.
  2. Una excelente síntesis de esta experiencia se puede visualizar en el minuto 30 de este video con una exposición del Dr. Dante Cracogna.
  3. Manuel Fernandez Lopez en un trabajo sostiene (analizando el pensamiento de Juan B. Justo, pero extensible a demás referentes del socialismo), que la economía cooperativa es una expresión del enfoque institucionalista o economía institucionalista en el sentido de cómo aborda la propiedad (algo similar dice Karl Polanyi, en su diferenciación de cómo el capital está institucionalizado en el capitalismo y en el socialismo) y la gestión asociada.
  4. Mayores detalles sobre esta temática y sobre el cooperativismo en general se pueden encontrar en el libro «Las Cooperativas. Fundamentos, historia y doctrina», de Alicia Kaplan de Drimer y Bernardo Drimer, edición revisada por Mirta Vuotto (Ed. Intercoop, Bs.As., 2017). también es muy valioso un libro de Ivano Barberini
  5. Cabe destacar que hay variedades de cooperativismo, como la de Alemania, que son modalidades asociativas que no se consideran solidarias (más allá de la responsabilidad de los socios entre ellos y con terceros, como cualquier otra sociedad). «La solidaridad» no forma parte de los principios cooperativos, aunque se la menciona entre los valores. También se puede señalar que entre los principios y valores y la realidad concreta de una organización puede haber una brecha derivada de las características del grupo humano en cuestión, y que es necesaria de abordar de manera sistemática, participativa y profesional. En cuanto a su relación con el sistema capitalista ya hemos mencionado el enfoque del marxismo, el enfoque del «sistema cooperativo» (en el artículo ya citado de J.G.H. Olivera), los relacionados con la economía social y solidaria, y deberíamos agregar los que la colocan con autonomía en el marco de una economía plural (también se puede ver el gráfico de entrada de esta nota).
  6. Existe literatura sobre el fracaso de emprendedores o el fracaso de las naciones, pero hay muy poca literatura (en base a una búsqueda rápida que se ha realizado) sobre las posibles causales del fracaso de las cooperativas, salvo artículos periodísticos como este o de carácter más general y completo como este.
  7. Es un peligro en general, y en especial en la medida que se aumenta la escala de la organización. Es un desafío la implementación de modos de participación (y de «escucha» como pueden ser las de las encuestas on line o presenciales) no sólo en las asambleas y comités de asociados, para detectar si la cooperativa sigue siendo «útil y necesaria» además de «buena» desde el punto de vista de los valores o principios. Ello posibilitará hacer a tiempo los ajustes necesarios para que «lo formal asociativo coincida con lo real participativo».
  8. Posiblemente haya sido el caso de la Cooperativa El Hogar Obrero que se quiso expandir (v.g. compra del Mercado de Abasto) en un contexto hostil, lo que la llevó a la convocatoria de acreedores y nunca más -hasta el momento- pudo rehabilitarse como cooperativa de consumo (sí de vivienda).
  9. Un adecuado gerenciamiento técnico articulado con una adecuada estrategia, que tenga una visión realista del contexto y del futuro es fundamental para la viabilidad económica de la cooperativa. En casos como el de la Cooperativa Sancor, de Argentina, se le ha sumado lo indicado en la llamada anterior  frente a una política gubernamental que no favoreció al sector, las demoras en los pagos de Venezuela y un rol «no inteligente» del sindicato en el cuidado de la empresa (no es el caso de Sancor Seguros ni de Sancor Salud). Un caso muy positivo de estrategia y gerenciamiento es el de la cooperativa española Dcoop que menciona esta nota, así como este manual de buenas prácticas de la Legacoop, o lo que dice este link en la parte de «actuar» (para cualquier organización, y que habría que hacer las adaptaciones necesarias para las empresas cooperativas),  pero el movimiento cooperativo tiene aún -según nuestra modesta opinión- un largo camino que recorrer en cuanto a la generalización y aplicación de estos instrumentos.
  10. Un despliegue territorial de las cooperativas en la Argentina se puede encontrar en la Ruta Argentina de las Cooperativas. En lo institucional podemos destacar principalmente a COOPERAR y CONINAGRO, la CAM (para el Mutualismo) y como organismo del Estado nacional al INAES. Respecto a políticas públicas se puede ver esta nota.
  11. Cabe destacar que según una investigación realizada por H. Kantis, Masahiko Ishida y Masahiko Komori (ver esta publicación, en particular el Gráfico 2-7 “Principales motivaciones para ser empresario”, en la página 26), donde se muestran los resultados de una encuesta a fundadores de empresas de los países seleccionados en el estudio y de allí surge que la mayoría no emprende para «hacerse rico» o maximizar el lucro. Si un mundo mejor no tiene como finalidad la mera maximización del excedente económico, estos emprendedores también forman parte de esta aspiración. Se comenta en esta nota.,
  12. Respecto de forman parte o no del denominado “tercer sector” cabe destacar que, según la Universidad Johns Hopkins, no forman parte debido a que reparten beneficios o una parte de sus excedentes.

 

Economía del Procomún

Existen enfoques como los de la economía liberal o -más recientes- como los derivados de la hipermodernidad que se basan en una perspectiva individualista, donde se cuestiona todo lo vinculado con «lo común» (1). Cuando analizamos la cuestión de la propiedad hemos hecho referencia a que el tema se remonta a la antigüedad, por ejemplo en la distinta posición que tuvieron Platón y Aristóles sobre la propiedad privada y la propiedad común.

En esta nota nos interesa destacar que hay desarrollos científicos, como los de Elinor Ostrom (ver imagen de la entrada) -ganadora del Premio Nobel de Economía de 2009 (2)- que ha hecho aportes sustantivos sobre los denominados «bienes comunes». En su carrera académica ella examinó el uso de la acción colectiva, la confianza, y la cooperación en la administración de los recursos comunes desde un enfoque institucionalista de la política pública. Ha sido autora de numerosos libros en los campos de la teoría de la organización, la ciencia política y la administración pública. Ha enfatizado que la clave está en la gestión: la propiedad puede ser común, estatal, social o privada, pero si está mal gestionada colapsará (cada una con su particularidad).

En el enlace que venimos de colocar, entre otros elementos, se expresa que «en su trabajo fundamental El Gobierno de los Bienes Comunes (1990), estudia múltiples casos que muestran cómo gestionar y disponer colectivamente de recursos escasos. Como resumen de su investigación, Ostrom nombra ocho «principios de diseño» de una gestión estable de recursos comunes:

  1. Límites claramente definidos (exclusión efectiva de terceras partes no involucradas).
  2. Reglas de uso y disfrute de los recursos comunes adaptadas a las condiciones locales.
  3. Acuerdos colectivos que permitan participar a los usuarios en los procesos de decisión.
  4. Control efectivo, por parte de controladores que sean parte de la comunidad o que respondan ante ella.
  5. Escala progresiva de sanciones para los usuarios que transgredan las reglas de la comunidad.
  6. Mecanismos de resolución de conflictos baratos y de fácil acceso.
  7. Autogestión de la comunidad, reconocida por las autoridades de instancias superiores.
  8. En el caso de grandes recursos comunes, organización en varios niveles; con pequeñas comunidades locales en el nivel base. (3)

Los últimos trabajos de Ostrom enfatizan la naturaleza variada de la interacción entre humanos y sistemas ecológicos y busca crear un sistema formal general que permita identificar y estudiar los elementos o variables que influyen en la posibilidad de autogestión de las comunidades en relación al desarrollo de relaciones socio-ecológicas sostenible». También ha indagado sobre su aplicación al conocimiento.

En su texto de 1990 «propone una visión original sobre el problema de sobreexplotación de los recursos comunes planteado por Garrett Hardin, conocido como la Tragedia de los comunes. La visión de la autora es que los recursos comunes no necesariamente serán sobreexplotados como argumenta Hardin; por el contrario existen casos en los cuales, a partir de arreglos institucionales y contratos entre los interesados, los recursos comunes se explotan de manera sostenible». Hay múltiples ejemplos muy positivos como el manejo del agua para riego en la Provincia de Mendoza (Argentina).

En este texto, el Profesor Yochai Benkler, lo aborda desde una perspectiva jurídica y expresa que «el procomún puede dividirse en cuatro tipos basándose en dos parámetros:

  • El primer parámetro es si está abierto a cualquiera o solamente a un grupo definido. Los océanos, el aire y las redes de autopistas con ejemplos claros de procomún abierto. Diversas ordenaciones tradicionales de pastos o de zonas de riego son ejemplos clásicos, descritos por Eleanor Ostrom, de procomún de acceso limitado, en las que el acceso está limitado sólo a los miembros del pueblo o la asociación que «posee» de forma colectiva algunas tierras de pastoreo o sistemas de regadío definidos. Éstas pueden mejor considerarse expresiones de regímenes de propiedad común, en vez de procomún, ya que se comportan como propiedad de cara a todo el mundo excepto para los miembros del grupo que en conjunto los tiene en común.
  • El segundo parámetro es si un sistema de procomún está regulado o desregulado. Prácticamente todos los regímenes de propiedad en procomún limitado estudiados están regulados por reglas más o menos elaboradas –algunas formales, algunas sociales o convencionales– que gobiernan el uso de los recursos. Por otra parte, el procomún abierto varía mucho según los casos. Algunos tipos de procomún no están regulados en absoluto y se les llama procomún de acceso abierto. Cualquiera puede usar los recursos de este tipo de procomún a voluntad y sin pagar. El aire es de esta clase de recursos con respecto a la toma de aire (respiración, alimentación de una turbina). El aire es, sin embargo, un procomún regulado en lo que se refiere a la expulsión. Para los seres humanos individuales la respiración está ligeramente regulada por convenciones sociales: uno no se pone a respirar con mucha fuerza delante de la cara de otro ser humano a menos que se vea forzado a ello. El aire es un procomún mucho más regulado en la exhalación industrial –bajo la forma de controles de polución. Las áreas de procomún con más éxito y obviamente más reguladas en el panorama actual son las aceras, las calles, las carreteras, y las autopistas que cubren nuestra tierra y forman el fundamento de nuestra capacidad para desplazarnos de un lugar a otro. El recurso más importante que gobernamos como procomún abierto, sin el cual la humanidad no podría concebirse, es todo el conocimiento y la cultura previos al siglo XX, la mayoría del conocimiento científico de la primera mitad del siglo XX, y mucha de la ciencia y el aprendizaje académico contemporáneos».

De lo anterior se puede deducir que es una temática muy relevante, y -como demostró Ostrom y bajo la aplicación de determinados principios- los recursos comunes pueden gestionarse muy eficazmente. Es una visión muy realista y a la vez esperanzadora de lo que podemos hacer juntos en aspectos concretos que nos lleven a un mundo mejor.

(1) En este blog se ha desarrollado la temática de «lo común» desde una perspectiva filosófica-ideológica y política, desde un enfoque y práctica como economía del bien común, entre otras.

(2) Cuando le entregaron el premio, la Real Academia de Suecia expresó: “Elinor Ostrom desafió la concepción tradicional de que la propiedad común está mal administrada (…) y llegó a la conclusión de que los resultados son con frecuencia mejores que los predichos por las teorías estándares. Observó que quienes utilizan los recursos frecuentemente desarrollan sofisticados mecanismos de decisión y cumplimiento de las normas para manejar conflictos de interés, y caracteriza las reglas que promueven resultados positivos”. 

(3) Estos ocho «principios de diseño» se desarrollan más en la Tabla 1, de la página 355, de este número de Economía Crítica.

 

La Economía del Don

Según este sitio «la economía del don o economía de regalo —del Inglés gift economy— es un modo de intercambio en el que los objetos de valor no se comercializan o venden, sino que se entregan sin un acuerdo explícito de recompensas inmediatas o futuras. Las normas y costumbres sociales rigen una economía de regalo, los obsequisos no se otorgan en un intercambio explícito de bienes o servicios por dinero, o alguna otra mercancia o servicio. Esto contrasta con una economía de trueque, o una economía de mecado, donde los bienes y servicios que se intercambian principalmente de manera explícita por el valor recibido.

La naturaleza de las economías de regalo forma parte de un debate fundamental en antropología. La investigación antropológica en las economías de regalo comenzó con la descripción de Bronisław Malinowski del intercambio Kula en las Islas Trobriand durante la Primera Guerra Mundial. El comercio de Kula parecía ser un regalo, ya que los trobriandeses viajaban grandes distancias sobre mares peligros para dar lo que consideraban objetos valiosos sin ninguna garantía de retorno. El debate Manlinowski con el antropólogo francés Marcel Mauss estableció rápidamente la complejidad del “intercambio de regalos” e introdujo una serie de términos técnicos como reciprocidad, posesiones inalienables y presentación para distinguir entre las diferentes formas de intercambio». Mauss es autor del «Ensayo sobre el don» que se muestra en la imagen de la entrada.

Según el enlace que venimos de colocar «el ensayo de Mauss trata la manera en que el intercambio de objetos entre los grupos articula y construye las relaciones entre ellos. Sostuvo que donar o dar un objeto (don) hace grande al donante y crea una obligación inherente en el receptor por la que tiene que devolver el regalo. La serie resultante de los intercambios que se dan entre los individuos de un grupo -y entre otros grupos distintos- establece una de las primeras formas de economía social y solidaridad social utilizada por los seres humanos. El don establece fuertes relaciones de correspondencia, hospitalidad, protección y asistencia mutuas…

El ensayo está construido con una amplia gama de estudios sobre grupos etnográficos. Mauss aprovechó la experiencia y los datos de estudio de Bronisław Malinowski sobre el Intercambio kula de los pobladores de las Islas Trobriand, la institución del Potlatch en los indios de la costa del Pacífico noroeste de Norteamérica y otros estudios etnográficos sobre pobladores de la Polinesia que demuestran la generalización de la práctica de los regalos o dones en sociedades no europeas. En las secciones posteriores del libro se examina la historia de la India, y se sugiere que los rastros de intercambio de regalos se puede encontrar también en sociedades más desarrollados. En las conclusiones del libro Marcel Mauss sugiere que las sociedades seculares industrializadas, podrían beneficiarse si reconociesen la práctica del don (intercambio de regalos). Marcel Mauss fue el inspirador de toda una parte de la reflexión sobre la antropología y de manera especial sobre la antropología económica, al mostrar que el don es agonista, ya que el vínculo no mercantil (cambios no remunerados ni inmediatamente correspondidos), a la vez que crea un vínculo social «obliga» a quien lo recibe, que sólo se puede liberar por medio de un «contradon»). Para Mauss, el don es esencial en la sociedad humana«. Está emparentado con el enfoque y la práctica de la reciprocidad (Karl Polanyi lo considera un aspecto sustantivo de los modos de integración o sistemas, junto con la redistribución y el intercambio).

En línea con la afirmación de Mauss, de que «el don es esencial en la sociedad humana», podemos afirmar que la mayoría de los seres humanos lo practicamos con nuestros seres queridos, con quienes consideramos «prójimo», frente a situaciones de emergencias y catástrofes, a la extrema necesidad y fragilidad de quienes sufren… y se expresa a través de personas humanas sensibles y de «buena voluntad» con diversas creencias o ideologías que buscan reparar situaciones de injusticia (1) o de falta de equidad que lo hacen de manera individual, agrupadas informalmente o formalmente a través de organizaciones o economía del llamado «tercer sector«, Iglesias, ordenes y congregaciones religiosas, ongs (sólo, a titulo de ejemplo, mencionamos esta), entre otras modalidades. Según este artículo, autores como Luigino Bruni, Stefano Zamagni y Annouk Grevin han planteado incorporar la dimensión del don en la economía y en la empresa.

Respecto de la perspectiva cristiana, en la misa del 24/12/19 el Papa Francisco criticó  «la lógica de dar para tener… Mientras que aquí en la tierra todo parece responder a la lógica de dar para tener, Dios llega gratis ….» relacionándolo con el mensaje cristiano planteó «acojamos el don que es Jesús, para luego transformarnos en don como Jesús. Convertirse en don es dar sentido a la vida y es la mejor manera de cambiar el mundo: cambiamos nosotros, cambia la Iglesia, cambia la historia cuando comenzamos a no querer cambiar a los otros, sino a nosotros mismos, haciendo de nuestra vida un don. No esperó a que fuéramos buenos para amarnos, sino que se dio a nosotros gratuitamente. Tampoco nosotros podemos esperar que el prójimo cambie para hacerle el bien, que la Iglesia sea perfecta para amarla, que los demás nos tengan consideración para servirlos», planteó el Papa. «Empecemos nosotros», convocó en esa dirección, acompañado por 40 cardenales, 25 obispos y más de 250 sacerdotes que concelebraron la misa con él».

Sin duda es una experiencia difícil de vivir y practicar en grandes grupos humanos, y además ser criticada desde la perspectiva de que puede ser considerada como que «no tiene costo» o es «sin esfuerzo» para el que lo ofrece y el que lo recibe, así como favorecer la pasividad del receptor del regalo (generando relaciones asimétricas, «clientelares» y de «vivir de arriba»). Requiere de un contexto cultural -como los mencionados por Mauss y Malinowski- que posibilite un adecuado discernimiento (por ejemplo, en línea con la radicalidad del mensaje cristiano en el dar y compartir), a fin de evitar situaciones como las que se vienen de describir. En ese caso nos puede conducir a un mundo mejor. Si no existe ese contexto, discernimiento y sabiduría nos puede conducir a un mundo peor (donde la gratuidad es un camuflaje de relaciones mercantiles).

(1) En general hay coincidencia de que la implementación de la justicia «social» la sociedad la debe hacer prioritariamente a través de normas y de organismos del Estado, pero -coincidiremos- que de manera «complementaria» (como son las modalidades de economía solidaria) y a veces -lamentablemente- de manera «supletoria», la sociedad lo hace a través de canales directos informales o formales.

PD: en notas de divulgación como esta se dan ejemplos recientes en países como la India, o de ongs como la mencionada en este link o esta. También se puede mencionar el caso del software libre o trabajos colaborativos como los que se realizan en sitios como Wikipedia (en algunos casos hay motivaciones relacionadas con intereses políticos, socioeconómicos o ideológicos) o algunas modalidades (no todas) de economía colaborativa.

Economía Ecológica

Si la economía y la ecología están separadas o, en cambio, imbricadas una con otra no es un mero juego de palabras. Depende del enfoque que adoptemos. Intentaremos en esta breve nota delinear las principales características de una «economía ecológica».

Comencemos por decir que, en la antigüedad, tanto en el pensamiento pre-socrático como en el antiguo pueblo judío, había un enfoque o cosmovisión vinculada con la naturaleza. Como ejemplos de este último, se puede mencionar que: «la tierra (la naturaleza) “es de Dios” y “vosotros sois mis huéspedes y residentes de mi propiedad” (Lv 25-23), la importancia de disfrutar y cuidar del Jardín del Edén, así como entre otras normas establece la ley sobre el “reposo de la tierra” (Lv 25, 1-7). Algo similar se presenta en antiguos pueblos americanos como los Mayas, los Guaraníes («Yvy marane’: la “tierra sin mal”) o  los Incas.

Con la modernidad el hombre “domina o explota” la naturaleza, con ayuda de la razón. Para pensadores como Sir Francis Bacon sólo es posible dominar la naturaleza conociendo su estructura y sus leyes. “Hay que ‘torturar’ a la Tierra para que nos entregue todos sus secretos y recursos”. Esto se va a profundizar en el nacimiento y desarrollo del capitalismo, y -lamentablemente- con el socialismo «real» (1)

H. Fazio, en su obra «Economía, Ética y Ambiente (en un mundo finito), Eudeba, 2012, va a plantearse (pág. 10) «¿cómo es posible conciliar un ambiente finito -en cuanto a recursos físicos disponibles y a su capacidad de ser contaminado- con necesidades y deseos humanos ilimitados? Esta pregunta y sus posibles respuestas recorrerán el contenido de la presente obra. El desarrollo histórico de la humanidad se ha desplegado en torno a dos factores que son inherentes a la condición humana: la estrecha de la dependencia de la especie humana con el medio físico que posibilita la vida y del cual forma parte, y la necesidad de pertenencia de los individuos a una realidad que los abarca: la comunidad o sociedad. Este destino común de los seres humanos con el ambiente y la sociedad se ve hoy desdibujado por el ejercicio irrestricto de la racionalidad instrumental económica en que los fines individuales o sectoriales colisionan con los de la humanidad en su conjunto, incluidas las futuras generaciones…». Esta temática ha sido actualizada por Fazio en el libro «Cambio climático, economía y desigualdad. Los límites del crecimiento en el siglo XXI» (Eudeba, 2018).

Es en el contexto de lo que se viene de mencionar es que surge la economía ecológica. La Wikipedia hace una síntesis de quienes fueron los principales economistas «como Nicholas Georgescu-Roegen (19061994), Herman E. Daly, Kenneth Boulding, Karl W. Kapp, Robert Ayres. Fueron influenciados por los trabajos de biólogos como Alfred Lotka (quién introdujo la importante distinción entre uso endosomático y exosomático de la energía), Holling, Eugene y Howard T. Odum. Kapp trató el tema de los costes sociales que incluye las consecuencias negativas y daños que resultan de las actividades productivas y que recaen sobre otras personas o la sociedad pero de las que los empresarios no se consideran responsables. Apropiándose de este modo de una parte del producto nacional mayor de la que les correspondería y reduciendo el precio para los consumidores.

Boulding publicó en 1966 un artículo titulado The economics of the coming spaceship earth que popularizó la metáfora, aplicada a toda la humanidad pero de profunda inspiración norteamericana, de la transición de un mundo sin límites propia del pionero del oeste (cowboy economy) a uno limitado como una nave espacial (spaceship economy) reflejando el necesario tránsito a realizar hacia una economía de equilibrio, no expansiva.

Georgescu-Roegen, que realizó importantes aportaciones a la economía convencional antes de convertirse en un economista disidente, caracteriza el proceso económico, desde un punto de vista físico, como la transformación inevitable de baja entropía o recursos naturales, en alta entropía o residuos. De aquí el recurso a la termodinámica aunque Georgescu-Roegen critica la introducción de la probabilidad en ella (mecánica estadística). El resultado de este proceso sería, o según Naredo debiera ser, el disfrute de la vida. Hay dos fuentes de baja entropía: los limitados stocks (que incluye entre los flujos) de materiales (minerales) de la corteza terrestre y el, inagotable a escala humana, flujo de energía solar.

Frente a la analogía mecánica de la economía convencional Georgescu-Roegen describe el proceso económico como interrelacionado y sujeto a cambio cualitativo. El tiempo se introduce en el proceso productivo mediante su concepto de fondo. Otro aspecto de su obra es el enjuiciamiento de los dogmas energéticos pues afirmó la imposibilidad del reciclaje perpetuo y rechazó una teoría del valor basado en la energía según la cual los precios de las mercancías corresponden a su contenido energético.»

Esta economía ecológica también se la ha definido como «economia verde» o «bioeconomía» (2). También ha surgido, en base a un libro de Gunter Pauli, la denominada «economía azul«. «Cabalgando» entre estos enfoques y el de la economía convencional «con otros valores» apareció la «economía circular» (para mayor detalle ver esta fuente, esta Fundación y este sitio) (3) y la «economía de la cuna a la cuna» (así como otras «emparentadas» como ser la «economía con ecovillas«). La relación entre la economía circular y la economía del bien común la hemos comentado en esta nota. Todo lo anterior ha derivado también en iniciativas de emprendimientos sustentables y programas gubernamentales que buscan apoyarlos (4). A lo anterior habría que agregarle la importancia de la inversión en ciencia y tecnología por parte de agencias del estado así como de promover la inversión privada que abarate sustancialmente las energías limpias de modo que puedan hacer frente a energías altamente contaminantes como el carbón que siguen en ascenso en muchos países según esta nota.

Hay otros referentes: por ejemplo en España José Manuel Naredo, en Argentina Antonio Elio Brailovsky (además del ya citado Horacio Fazio), así como planteos más radicales como los de «ecología política«, el de Naomi Klein o vinculados con el enfoque cristiano la Encíclica «Laudato Si» del Papa Francisco «sobre el cuidado de la casa común».

Sin duda es un tema de la mayor importancia para converger hacia un mundo mejor.

PD: En lo que se refiere a las invenciones vinculadas con lo ecológico es muy interesante la publicación EcoInventos. Respecto a la relación entre prosumidores y agricultura urbana se puede ver esta nota.

(1) Respecto del enfoque de Marx sobre la cuestión ambiental es muy interesante este artículo de H. Fazio y J.M.Naredo.

(2) Recientemente se ha utilizado el concepto de bioeconomía con otro significado: «conjunto de las actividades económicas que obtienen productos y servicios, generando valor económico, utilizando como elementos fundamentales los recursos biológicos. Su objetivo es la producción y comercialización de alimentos, así como productos forestales, bioproductos y bioenergía, obtenidos mediante transformaciones físicas, químicas, bioquímicas o biológicas de la materia orgánica no destinada al consumo humano o animal y que impliquen procesos respetuosos con el medio, así como el desarrollo de los entornos rurales».

(3) Relacionado con el enfoque y práctica de la economía circular es muy interesante esta nota y esta.

(4) También son importantes premios como este.

Economía cooperativa, Cooperativas integrales y Entidades Comunitarias: diferencias

En esta nota ya hemos tratado de explicar en qué consiste la Economía Cooperativa, en el marco de lo que se considera la economía social y solidaria (1) Cabe destacar que esta surge en la modernidad, y en particular a partir de comienzos del siglo XIX. Previamente, más allá de iniciativas individuales, asociativas y de los estados, había experiencias comunitarias de distinto tipo (2).

Las experiencias comunitarias premodernas -como las citadas en (2)- vuelven a aparecer en la modernidad de distintas maneras: desde las emanadas del campo religioso, pasando por las derivadas de los pueblos originarios y las ecovillas, hasta las denominadas «cooperativas integrales» como es el caso delos «kibutzim» en Israel,  En ellas todos los bienes de las entidades pertenecen, indivisible y definitivamente, a ellas, y donde la vida individual y familiar se confunde en la vida comunitaria; pues el «kibutz», que funciona como una unidad de trabajo agrario, se hace cargo de todos los gastos que originen las necesidades económicas de sus componentes, en cualquiera de sus manifestaciones, incluso en materia de salud, de educación, de recreación y de asistencia en general. Cada persona y cada familia contribuyen a la obra común con lo que pueden y reciben de ella cuanto necesitan.

Según el profesor Laszlo Valko (3), los «kibutzim», más que cooperativas, deben merecer el calificativo de entidades «colectivas» o «co­munitarias«, por lo tanto son diferentes a las cooperativas de la modernidad donde se preserva la individualidad que se articula a lo común bajo distintas modalidades de ayuda mutua y asociativismo democrático sin fines de lucro. Esto último es lo que ha permitido su gran expansión, mientras que las entidades colectivas o comunitarias han quedado relegadas a contextos históricos muy específicos como fue el caso de la fundación del Estado de Israel o, más recientemente, a los asentamientos judíos, o derivados de enfoques religiosos o ecológicos. Acerca de la evolución y la declinación de esta modalidad en Israel se puede ver este video.

Respecto de cuales serían las razones de ¿por qué prosperaron más las cooperativas que las experiencias comunitarias? tal vez se deban a lo expresado por Schopenhauer en la imagen de la entrada. Si bien la misma tiene un «sesgo pesimista» sobre los vínculos cercanos, parece ser muy realista en cuanto a la «distancia conveniente» y los acercamientos puntuales. Todo ello enmarcado en la etapa evolutiva actual respecto del proceso de individuación (hoy diríamos «singularidad») y su articulación con lo común (4). Tenerlo en cuenta nos puede permitir articular más virtuosamente estos dos aspectos de la vida socioeconómica (5).

(1) En este link, a partir del punto II.1 se reproduce  la Introducción y el Capítulo 1 del Libro “La Economía Social en el Norte y en el Sur” de J. Defourny, P. Develtere y B. Fonteneau (como Compiladores), editado en Buenos Aires, por Ediciones Corregidor, en el año 2001.

(2) Entre ellas se pueden destacar las corporaciones y fondos de seguros colectivos del Egipto de los Faraones, las hetairas de los griegos, los colegios de artesanos y las soladitias de los romanos, las experiencias de las primeras comunidades cristianas donde libremente se optaba por poner todo en común y recibir según su necesidad (Hechos 2, 42-46), la comunidad andina (como la incaica), la zadruga eslava, el “artel” en Rusia, entre otros ejemplos.

(3) Valko L. (1961). Estudios Cooperativos. Madrid: Asociación de Estudios Cooperativos.

(4) Lo ha tratado la sociología, a partir del siglo XIX (sin excluir aportes anteriores), a través de pensadores como Max Weber, que trataron de construir «tipos ideales» para tratar de caracterizar o aprehender los rasgos esenciales de ciertos fenómenos sociales. Una aplicación de esto se ha dado con lo que serían las características principales de lo que pueden «representar» el vínculo entre lo individual agrupado «socialmente» y lo personal  agrupado bajo forma o modalidad «comunitaria». De la literatura consultada quien distinguió por primera vez entre “societas” y «communitas” fue Ferdinand Tönnies. Los rasgos principales de estos fenómenos serían los siguientes:

  • Comunidad: Es tener “en común” un pasado, un presente, un futuro, una identidad, intereses, valores, visiones, prácticas, proyectos compartidos… Según Tönnies está caracterizada por homogeneidad, igualdad, ausencias de status, y anonimidad (asociado a lo pre-moderno). Se puede afirmar además que el uso de “comunidad” también refiere a la posibilidad de que un “padre” o una “madre” (reales o simbólicos) sean quienes lideren la misma, o a que los hermanos/as (antiguamente fratrias) se roten en el liderazgo (muchas veces predominando una forma de “mayorazgo”),
  • Sociedad: Es un concepto que aparece en la “modernidad” (a diferencia del comunitarismo) y se expresa a través de la heterogeneidad, inequidad, diferenciación de status, y nominatividad. El liderazgo en lo “moderno” está asociado, aunque no siempre (por ejemplo Hitler), a formas “democráticas”.

Sobre esta temática han opinado también otros pensadores como Talcott Parsons y particularmente Émile Durkheim. Según este autor la diferencia principal entre el enfoque de comunidad y el de sociedad es lo relativo al tipo de vínculo de solidaridad que hay en ellas. «En las sociedades primitivas, la solidaridad surge de la conciencia colectiva y la denomina solidaridad mecánica: la identificación con un grupo social se produce por las condiciones de igualdad, está en boga la idea de comunidad en tanto los individuos tienen «cosas en común», que producen un fuerte compromiso. En cuanto a la división del trabajo, no hay especialización, pero sí ascenso (Durkheim da dos ejemplos de sociedades primitivas en un contexto moderno: la Iglesia y el Ejército, ambas fuertemente verticalistas). En las sociedades modernas, esa conciencia colectiva es más débil y la solidaridad que existe en ellas es orgánica, puesto que surge de las diferencias producidas por la división social del trabajo, que es en general la respuesta que el siglo XIX da a la pregunta sobre el origen de todo hecho social. La solidaridad es, más particularmente, por necesidad en este tipo de sociedades, en las que las pasiones son reemplazadas por los intereses».

(5) Aquí hemos analizado una experiencia.

PD. Para la elaboración de la reflexión sobre las cooperativas integrales y las entidades comunitarias, se ha glosado el texto de Antonio J. Garibaldi, Cooperativas y cooperativismo, Cuadernos de Cultura Cooperativa, Intercoop, Buenos Aires, 2021, y más en general se ha tenido cuenta la bibliografía de Infield H. (1959). Utopía y Experimento : ensayo de una sociología de la cooperación. Buenos Aires: Compañía General Fabril Editor y  Buber M. (1966). Caminos de Utopía. México : Fondo de Cultura Económica, 1966

 

 

 

Economía Popular y Trabajo

Entre las distintas economías, sin duda está una «economía de baja densidad de capital«, generalmente informal, y relacionada con los denominados sectores populares. Es la comunmente denominada «economía popular». El Papa Francisco se ha referido a este tema. Luis Razetto, y José Luis Coraggio, han dado también precisiones sobre este concepto. Este último autor las define bajo las formas de “unidades domésticas, emprendimientos mercantiles familiares rurales y urbanos, “sector informal”, autoconsumo, trabajo asalariado” (además de otras referencias que se pueden mencionar), en general asociadas -como se ha expresado antes- a una economía de baja densidad de capital (que no es tenida muy en cuenta en los programas económicos). También hay iniciativas que toman la forma de economía social -como es en el caso argentino de cooperativas de cartoneros en el área metropolitana de Buenos Aires (o los que generan valor agregado en el reciclaje de productos electrónicos como este caso) o los cartoneros u otras ocupaciones que se realizan de manera individual informal. También en el caso argentino la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) ha elaborado documentos y se ha dictado la ley 27345 que crea el «Consejo de la Economía Popular y el Salario Social Complementario» donde forman parte las organizaciones del sector.

La ley que mencionamos fue reglamentada por el Decreto No. 159/2017 y define Economía Popular como «toda actividad creadora y productiva asociada a mejorar los medios de vida de actores de alta vulnerabilidad social, con el objeto de generar y/o comercializar bienes y servicios que sustenten su propio desarrollo o el familiar«. El artículo 7° expresa que «los trabajadores de la economía popular registrados en el REGISTRO NACIONAL DE LA ECONOMÍA POPULAR podrán acceder al Salario Social Complementario, conforme a los criterios de elegibilidad y clasificación propuestos por el CONSEJO DE LA ECONOMÍA POPULAR Y EL SALARIO SOCIAL COMPLEMENTARIO, con sujeción a la disponibilidad de partidas presupuestarias asignadas a tales fines y promoviendo los derechos contemplados en el artículo 2° de la Ley N° 27.345«.

A su vez el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, por Resolución 201-E/2017, crea el Programa de Transición al Salario Social Complementario y sus destinatarios son «aquellas trabajadoras y aquellos trabajadores que finalicen, o finalizaran luego de la entrada en vigor de Ley N° 27.345, su participación en algunas de las líneas de asistencia económica individual del PROGRAMA TRABAJO AUTOGESTIONADO, en el PROGRAMA CONSTRUIR EMPLEO o en acciones especiales de empleo implementadas por el MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL orientadas a sectores de la economía popular«. En el Art. 3° se estipula que «las trabajadoras y los trabajadores destinatarios del PROGRAMA DE TRANSICIÓN AL SALARIO SOCIAL COMPLEMENTARIO percibirán en forma directa y personalizada una ayuda económica no remunerativa mensual de PESOS CUATRO MIL ($ 4.000), para su disponibilidad a través de una tarjeta magnética. Esta prestación dineraria tendrá por objetivo solventar, apoyar y promover los esfuerzos individuales y colectivos de los sectores sociales más postergados, dirigidos a concretar su fuerza laboral en un trabajo formal y de calidad«.

En el Art. 4°, de la Resolución, expresa que «el cobro de la ayuda económica del PROGRAMA DE TRANSICIÓN AL SALARIO SOCIAL COMPLEMENTARIO será incompatible con la percepción de: 1). una remuneración proveniente de un contrato laboral bajo relación de dependencia; 2) prestaciones contributivas por desempleo; 3) prestaciones previsionales; y 4) ayudas económicas provenientes de programas de empleo«.

Relacionado con esta temática a fines de febrero de 2024 el nuevo gobierno dictó el Decreto 198/2024 donde se elimina el programa Potenciar Trabajo y a sus beneficiarios se los canaliza en dos nuevos programas: «Volver al Trabajo» y «Acompañamiento Social». Habrá que analizar cómo se da esta transición y las características de la misma en cuanto a su efectividad, reconociendo que el anterior programa no cumplió -en general- con el objetivo de crear trabajo genuino.

La orientación de los trabajos de la economía popular pueden ser para sí mismos (por ejemplo de ayuda mutua entre familias o vecinos para autoconstrucción, reparación de sus viviendas, comedores para niños/as, posibilidad de ser prosumidores de la agricultura urbana, etc.) o para terceros. En este caso la modalidad puede estar vinculada a trabajos independientes informales, cooperativas (como las de los cartoneros), monotributistas sociales, monotributistas (de escala más baja de ingresos), etc. A veces se presenta la dificultad de formalización y referencias morales y técnicas (de quienes se postulan en la oferta de servicios) para que se efective el contacto entre trabajadores de la economía popular y sectores medios de otras zonas que necesitan de estos servicios. Al respecto pueden ser útiles plataformas virtuales orientadas a servicios de mantenimiento y construcción (como esta) o para tareas de servicio doméstico (como esta). Para ello es importante contar con el apoyo de referentes económicos, sociales o culturales, así como de ongs y del estado, que den testimonio o constancia de aval para sortear esta dificultad. Esto forma parte del necesario «capital social» que sectores medios o altos deberían aportar para que se pueda salir de la marginalidad. Algunos ejemplos concretos de articulación con sectores populares -en general vinculados a la inserción laboral- son los de la Fundación Pescar o el Programa Empujar que pueden ser de referencia para experiencias similares (con apoyo de parroquias, comunidades evangélicas, etc.) en ayudar a impulsar emprendimientos autónomos, de microempresas o cooperativas de servicios. Del mismo modo puede darse una articulación con las prácticas de extensión o solidarias (1) de las Facultades de Arquitectura o de Ingeniería, así como de Económicas (en cuanto a gestión) de distintas Universidades, o de la UTN, para tareas de capacitación y supervisión inicial de las tareas que realizan.

También hay iniciativas de grupos empresarios y movimientos sociales de articulación virtuosa con este sector. En esta nota, el empresario Gustavo Grobocopatel señala que «…. desde hace muchos años yo tengo un compromiso con la economía popular a través de un colectivo que se llama Argentina Armónica, donde un grupo de empresarios, movimientos sociales y políticos tratamos de pensar cómo resolver los problemas de la economía popular”. Algo ampliatorio se puede ver en este artículo.

En lo que se refiere a los sectores y tipos de trabajos (además de los ya citados más arriba), a continuación damos un listado tentativo y su posible articulación con otros actores:

  • Mantenimiento de Infraestructura Local: puede ser aplicado a plazas y parques (instalación de juegos y para ejercicio físico), bordes de las vías del ferrocarril, veredas, colegios, centros de salud y hospitales, colocación de redes de luminarias, agua, limpieza de tanques de agua, de fachadas, cloacas, gas y cables de tv e internet, señaléctica en paradas de colectivos, trenes y lugares públicos o históricos, limpieza de arroyos y drenajes, podas. Estos trabajos deben ser articulados con el estado nacional (por ejemplo ferrocarriles), provincial y en particular municipal
  • Construcción y autoconstrucción: está asociado a las siguientes profesiones como albañiles, plomeros, gasistas, electricistas, carpinteros, pintores, herreros, cerrajeros, vidrieros, instaladores de policarbonatos y acrílicos. Puede estar articulado con la Fundación de la UOCRA, ongs y plataformas virtuales.
  • Economía del cuidado, fundamentalmente liderada por mujeres que cumplen tareas en sus hogares y para terceras personas como empleadas domésticas, damas de compañía, auxiliares en cuidado de personas ancianas, con discapacidad y menores. Una experiencia muy interesante, expresada bajo la modalidad de economía social, es esta,
  • Forestación: plantas en general, plantas frutales y recolectores de paltas y otros frutos. Puede estar articulado con el municipio y viveros estatales, privados, facultades de AgronomÍa y el INTA.
  • Huertas urbanas en tierra y en acuacultura (ídem anterior en cuanto a posibles articulaciones), y más en general como esto.
  • Verduleros
  • Recicladores de cartón y papel, plásticos, vidrio, metales, circuitos eléctricos, neumáticos, construcción, orgánicos para compost y biogas, otros.
  • Animación deportiva y artística: en clubes, parroquias, potreros
  • Trovadores urbanos para actuar en medios de transporte, estaciones de trenes y subtes, plazas y parques.
  • Grafiteros/pintores artísticos para fachadas de edificios públicos, medianeras que dan al ferrocarril, vía pública en general o plazas, y en el caso de privados en acuerdo con sus propietarios.
  • Reparación de ropa, corte y confección, talleristas
  • Gastronomía: cocina, panadería y pastelería, en negocios estables o en ventas ocasionales (ambulantes, a domicilio, ferias populares, etc.)
  • Redes: empalmadores de fibra óptica
  • Instaladores de calefones solares y paneles solares
  • Jardineros
  • Floristas
  • Diarieros y puestos de venta de libros y revistas (usadas o nuevas)
  • Para control de plagas
  • Paseadores y cuidadores de perros
  • Peluqueros/as
  • Lustrabotas,
  • Cosmetólogas y manicuras
  • Delivery
  • Logística de mercadería
  • Vendedor ambulante o en lugares proporcionados por las autoridades locales
  • Remiseros/as,
  • Economía del conocimiento (replicando experiencias como esta), testadores de programas y programadores
  • Diseño de blogs y páginas web
  • Reparación de bicicletas
  • Reparación de motos,
  • Reparación de motores de bombas de agua, lavarropas y cortadoras de césped
  • Reparación de ropa, corte y confección, venta de ropa reciclada
  • Reparación de zapatos y zapatillas,

entre los principales (2).

En cuanto a la posibilidad de que los trabajadores de la economía popular se incorporen en Argentina a trabajos formales en relación de dependencia entendemos que depende de una macroeconomía ordenada (y de variables com el tipo de cambio y la tasa de interés), de la calidad y cobertura del sistema educativo y de formación profesiones, así como de otras cuestiones generales y condiciones regionales. Respecto de estas últimas será mucho más difícil en el conturbano bonaerense que donde se desarrollan emprendimientos como Vaca Muerta en la provincia de Neuquén o el litio en el NOA. Referido al tipo de cambio, si suponemos que el mismo tendrá que ser «relativamente alto» (aunque con posibles vaivenes) en los próximos años, habrá que hacer un análisis minucioso de las industrias o sectores (como el software y el turismo, las industrias culturales, la gastronomía) que se pueden desarrollar y cuales no. Los primeros definirán el perfil productivo de una Argentina «posible» en cuanto a la generación de valor agregado sostenible. En cuanto a la tasa de interés no es sostenible la que rige hasta mediados de 2019 dado que imposibilita cualquier inversión o financiamiento razonable. Un tema no menor es -lamentablemente- el rol de algunas organizaciones sociales que se quedan con una parte o porcentaje de los programas que el estado le asigna a los trabajadores de esta economía popular.

(1) respecto de las prácticas solidarias de estudiantes universitarios, la Universidad de Buenos Aires, estableció en el 2011, que para los nuevos estudiantes -que comenzaran a partir de 2013 y antes de finalizar su carrera- debían realizar prácticas solidarias. A ese año la UBA tenía 308.748 estudiantes de grado. Suponiendo que en la actualidad tenga una cifra similar (aunque probablemente sea superior), podría ser un aporte muy importante -con la supervisión de docentes- en la capacitación y evaluación de trabajos -por ejemplo- en la rama de construcción (Facultades de Arquitectura y de Ingeniería) en la región metropolitana de Buenos Aires. Podría comenzar con el mejoramiento de las viviendas de los barrios populares con la ayuda de empresas, Municipios y/o Ministerio de Desarrollo Social (provincial y nacional) que aporten insumos y herramientas para dichas tareas. Luego de dicha experiencia podrían encarar trabajos para terceros y allí la Facultad de Ciencias Económicas podría colaborar en el armado de microemprendimientos. Estos antecedentes les podrían posibilitar ofrecer sus servicios en plataformas virtuales.

(2) En esta nota de la revista La Nación se plantea el retorno de oficios como herreros, carpinteros, restauradores de muebles, etc. no sólo para la economía popular sino también para la economía formal

PD: Sobre esta temática se puede ver lo desarrollado por el PEPTIS (en el marco de la UMET), donde se presentó el Cuadernillo 1 y el Cuadernillo 2, y el audio se puede escuchar en este link. También es interesante esta nota de Roberto Sansón Mizrahi (en Opinión Sur) y  esta mesa redonda. En cuanto a programas del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación esta temática está relacionada, como ya se ha expresado más arriba, con Potenciar Trabajo y Emprendedores y Cooperativas Sociales, que fue sustituido por dos nuevos programas.

Economía Colaborativa

Este número de la Revista Papeles, está dedicado a la «Economía Colaborativa». Dice bien Santiago Álvarez Cantalapiedra que «no hay economías sin colaboración, pero no todas son solidarias». En su nota expresa que «la economía colaborativa gozó en sus inicios de una aceptación casi unánime. No le resultó difícil. Contaba con la ventaja de la novedad y la apariencia innovadora asociada al empleo de unas tecnologías de la información que prometían ampliar de manera inusitada las capacidades de interacción entre las personas. Pero, sobre todo, ha contado con laayuda inestimable de un potente discurso empeñado en convencernos de que nos encontramos ante una economía cargada de valores: la cooperación y la disposición a compartir recursos, tiempos y habilidades constituyen las piezas clave en un funcionamiento alternativo que nos va a permitir compatibilizar la igualdad con el fortalecimiento de la comunidad y el logro de la sostenibilidad….Para contrastar un discurso con la realidad resulta útil empezar por analizar el contexto. El cuándo y el dónde resultan inevitables. ¿Cuándo despunta eso que identificamos como economía colaborativa? ¿En qué marco se desarrolla?».

Más adelante señala que «la colaboración, por tanto, puede ser formal o informal, voluntaria u obligada, y sus efectos pueden ser destructivos tanto para los que la practican como para otros. Cuando más compleja es una sociedad, mayores son los grados de colaboración exigidos. En el capitalismo –y así entramos ya en el análisis del contexto– la cooperación se convierte en un asunto crucial, pues la producción se socializa dejando de ser el resultado de un acto individual, adquiriendo un carácter eminentemente social. Este proceso de socialización de la producción se encuentra asentado en una división del trabajo que pone en juego un conjunto de relaciones entre personas, grupos y clases sociales, y se ha visto favorecido histórica- mente por sucesivas olas de innovaciones en diferentes ámbitos (en el jurídico, en el organizativo, en el financiero y en el tecnológico). Las prácticas y actividades englobadas en la economía colaborativa son el resultado de las oleadas de innovación de los últimos años.

Sobre la desigualdad indica que «más evidente es la que se manifiesta entre los propietarios de la plataforma y los usuarios. Es una desigualdad de riqueza y de poder. A través de las aplicaciones se comparte todo excepto la propiedad de las estructuras que hacen posible el intercambio entre los usuarios. La herramienta lo descentraliza todo excepto el control de la propia red compartida. Los dueños de las plataformas digitales concentran poder al tiempo que amasan fortunas. Por otro lado, la suerte de las personas que proporcionan sus servicios en las plataformas de software es enormemente dispar. Aquí es perceptible una segunda tipología de desigualdad en función de si se participa como propietario de un activo o como trabajador prestador de un servicio. Los que ofrecen un activo (la casa propia cuando no se está o una vivienda adquirida para alquilar) salen mejor parados que aquellos que ofrecen básicamente su fuerza de trabajo (un repartidor de Deliveroo, por ejemplo)…Finalmente, se genera un tercer tipo de desigualdad que surge del hecho de que no sólo se distribuyen desigualmente los ingresos sino también los costes (incluidos los sociales y ambientales).» Luego lo relaciona con el capitalismo de plataformas y propone como alternativa la economía solidaria.

Como ampliación de esta temática, y vinculado con el número de la revista que mencionamos al principio, son interesantes los artículos de Javier Gil vinculado con la heterogeneidad y tipología que se puede establecer de esta economía, este sobre su relación o no con la cooperación, respecto de su auge y caída, en cuanto a los comunes digitales, propuestas de regulación y el futuro ambiental.

Artículos como los mencionados nos dan posibilidades de discernir sobre los elementos que nos pueden conducir a un mundo mejor de aquellos que nos llevan a un mundo peor.

La economía del tercer sector

Según el «Proyecto de Estudio Comparativo del Sector No Lucrativo de la Universidad Johns Hopkins«, el «Tercer Sector» está conformado de acuerdo a las siguientes características:

  • Organizaciones; es decir, poseen una presencia y una estructura institucionales.
  • Privadas; están separadas institucionalmente del Estado.
  • Que no reparten beneficios; no generan beneficios para sus gestores o el conjunto de «titulares» de las mismas (1)
  • Autónomas; controlan esencialmente sus propias actividades.
  • Con participación de voluntarios; la pertenencia a ellas no está legalmente impuesta y atraen un cierto nivel de aportaciones voluntarias de tiempo o dinero.

Según la fuente que venimos de mencionar es un fenómeno que denominan «Revolución asociativa mundial», y se debe a «la enorme atención que se ha venido prestando a estas organizaciones en los últimos años se debe, en gran parte, a la generalizada «crisis de Estado» que lleva produciéndose durante dos décadas o más prácticamente en todo el mundo, una crisis que se ha manifestado en un cuestionamiento profundo de las políticas tradicionales de bienestar social en gran parte del hemisferio norte desarrollado, en la evolución del desarrollo dirigido por el Estado en partes importantes del hemisferio sur en vías de desarrollo, en el colapso del experimento del socialismo estatal de Europa Central y del Este y la permanente preocupación por la degradación medioambiental que sigue amenazando la salud y seguridad humanas por doquier. Además de estimular el apoyo a políticas económicas orientadas al mercado, este cuestionamiento del Estado ha centrado su atención y nuevas expectativas en las organizaciones de la sociedad civil que operan en el seno de la sociedad en todo el mundo».

Respecto de su importancia en 1995, la John Hopkins, señala que representa:

«1,1 billones de dólares estadounidenses en gastos

– 4,6 % del PIB

18,8 millones de empleados remunerados

– 5 % del empleo total no agrario
– 9,2 % del empleo total del sector servicios
– 30 % del empleo público»

En la Argentina esta nota refiere acerca de su relevancia, y lo han estudiado investigadores como Andrés A. Thompsoncon la colaboración de Mario M. Roitter, Daniel Gropper y María Andrea Campetella, en el marco del CEDES.

Si el funcionamiento de este tercer sector de la economía se hace con responsabilidad, transparencia y efectividad, sin duda contribuye a un mundo mejor.

(1) Según este criterio, las cooperativas no forman parte del tercer sector porque reparten sus excedentes (o parte de ellos) cuando los generan. Hay referentes en Argentina (y también en otros países) que plantean que sí forman parte o están «emparentadas» con la economía social y solidaria. Podríamos también afirmar que el tercer sector está emparentado con «la economía del don

Economías de la Cuna a la Cuna

En la nota sobre Economía Ecológica nos hemos referido a las distintas modalidades, entre ellas, la economía circular. Un caso particular es la denominada economía «de la cuna a la cuna» (ver el libro en la imagen de la entrada) donde lo que se recicla es integralmente sustentable. Para ello es fundamental ¿cómo se define o encara la cuestión del diseño de un producto, un servicio, una vivienda o una ciudad?

En este link se expresa que «el sistema de economía circular y el concepto de la cuna a la cuna (cradle to cradle) son dos alternativas que se han dado para reducir desechos, sin embargo, no hay que confundir una con la otra. La economía circular se trata de aprovechar al máximo los productos, extendiendo su vida útil lo más que se pueda antes de desecharlos. Por otro lado, el diseño de la cuna a la cuna es un método holístico que se preocupa por asegurar que todo lo que involucra un producto –desde la concepción de la idea hasta el declive– sea sustentable y su ciclo de vida no termine, lo que la convierte en la mejor de ambas opciones. Organizaciones y empresas se han interesado en este procedimiento y han conseguido certificar sus productos con Cradle to Cradle Product Certification Program (C2C), que evalúa los elementos que conforman los materiales que usa una empresa, por ejemplo, si contienen químicos dañinos o son reutilizables, cuántos recursos consume su producción y qué tan socialmente responsable es el corporativo productor».

Por su parte en esta nota se menciona que ello «supone un cambio radical del concepto tradicional de nuestro sistema de producción porque exige poner la idea de ecoefectividad y del equilibrio entre la economía, la equidad y la ecología en el centro del diseño y desarrollo. El concepto “cradle to cradle” se basa en tres principios:

  1. Residuo = Recurso. Todo se debe diseñar para que una vez acabada su vida útil, el 100% de los elementos que lo componen puedan ser aprovechados como recursos. Este sistema elimina el concepto de desecho porque estos equivalen a recursos.
  2. Energías renovables.  Este sistema depende de fuentes de energía renovables (solar, eólica, hidráulica, biocombustibles). Siempre que cumplan el principio anterior.
  3. Diversidad. Los sistemas naturales funcionan y prosperan a través de la complejidad. En lugar de crear soluciones genéricas como hacía el sistema tradicional, hay que apoyar la diversidad de diseños con un enfoque local, que cumplen mejor su función original al tener en cuenta las interacciones con los sistemas naturales en los que se enmarcan.

Os dejo un vídeo de una conferencia sobre diseño “de la cuna a la cuna” que dio el arquitecto Willian McDonough, que junto al químico Michael Braungart publicaron en 2002 el libro Cradle to Cradle: Remaking the Way We Make Things (De la cuna a la cuna. Rediseñando la forma en que hacemos las cosas)».

Es un enfoque que no plantea restricciones al crecimiento ni al consumo (como muchas corrientes de la economía ecológica), sino que se basa en la abundancia (podríamos agregar: sin despilfarro y con responsabilidad). Para ello se requiere que los diseños, procesos y resultados de los mismos sean ecoefectivos (a fin de evitar cuestiones como esta), es decir, que sean 100% sustentables y re-aprovechables. Hay muchas empresas que lo están encarando, así como diseños y construcciones de nuevas ciudades en países como China. Entendemos que una cultura que promueva diseñar y hacer cosas «sanas» y una institucionalidad que genere normativas públicas (más allá de certificaciones privadas), están en línea con un mundo mejor.

PD: Más videos se pueden ver en este sitio. Sobre el tema de la «ecoeficiencia» y la «eco-efectividad» se puede ver este documento, así mismo esta nota, entre otros.

Economías Democratizadas: El caso de las ESOP y las organizaciones horizontales

Sabemos que la democracia como ethos o cultura y como metodología de decisión por mayorías (respetando las minorías) no es fácil como han fundamentado autores como José Nun o hemos abordado en entradas como esta.

En gran parte de los países, economías y organizaciones predomina una cultura jerárquica, que -en su extremo- se expresa en formas dictatoriales o autocráticas. En el caso de las organizaciones (sean empresas privadas u organizaciones no gubernamentales) muchas veces se presentan -formal o informalmente- modalidades matriciales donde coexisten lo vertical (o jerárquico) y lo horizontal (por ejemplo los circulos de calidad o instancias delibertativas similares), así como articulaciones informales en sus diagonales.

Por su parte, la democracia económica o las economías democratizadas son temas abordados según distintos enfoques, como es el caso de la economía cooperativa (1). Hoy quisiéramos focalizarnos en el caso de las ESOP (ver imagen de la entrada) y las organizaciones horizontales (2) a partir de este artículo de Alfonso Estragó. En la sección 1 del mismo se determina el alcance y significado del concepto gestión. La sección 2 proporciona los fundamentos para considerar a la gestión como una dimensión separada y diferenciada de la propiedad. En la sección 3 se presenta al espacio propiedad-gestión, herramienta que permitirá el mapeo de las diversas manifestaciones de democracia económica existentes (3). La sección 4 y 5 se abocan a consolidar reseñas de las principales experiencias de democracia económica, tanto clásicas como de impulso más reciente. La sección 6 representa, en el esquema propiedad-gestión desarrollado en la sección 3, los casos reseñados en las secciones anteriores. Finalmente, la sección 7, apoyándose en los desarrollos precedentes, presenta a las organizaciones horizontales, y propone una lista de rasgos básicos que permitan demarcarlas. En esta nota sólo nos referiremos a las secciones 4 y 5, con los ejemplos concretos que se mencionan:

  • W. L. GoreCompañía estadounidense fundada en 1958 por Bill Gore, un ex empleado de Du Pont.
  • Johnsonville Sausage: Empresa estadounidense dedicada a la producción de embutidos (salchichas, longanizas, etc.), que cuenta con aproximadamente 2.000 empleados. Presentaba un funcionamiento organizacional ordinario hasta que a mediados de la década del 80 pasada Ralph Stayer, hijo de los fundadores, tomó el control y de allí en adelante -hasta la actualidad- posibilitan incluirla en la categoría de empresas con más horizontalidad y participación.
  • AES: Empresa estadounidense fundada durante la década de 1980, dedicada a la construcción y administración de centrales generadoras de energía eléctrica.
  • Sun Hydraulics (renombrada como “Helios Technologies” en 2018). Empresa estadounidense fundada en 1970, dedicada a la fabricación de válvulas hidráulicas.
  • Morningstar: Empresa estadounidense fundada durante la década de 1980, responsable del 40% de la producción norteamericana de salsa de tomate.
  • Semco: Empresa brasileña dedicada a la fabricación de bienes de capital (motores para navíos, maquinaria para la industria alimenticia, etc.).
  • FAVI: Empresa francesa dedicada a la fabricación de autopartes
  • Valve: Compañía estadounidense de software, especializada en la producción de videojuegos, que en los últimos años ha llamado la atención de la comunidad académica por su particular estilo de gestión.
  • Buurtzorg: Organización sin fines de lucro holandesa que provee a domicilio servicios autogestionados de enfermería y cuidados especiales para ancianos (“Buurtzorg” es “la asistencia del barrio” en neerlandés), entre otras.

Entendemos que la democracia, no sólo en el ámbito ciudadano y político, sino también en lo socioeconómico (que incluye aspectos como la participación en los excedentes que se generan) (4), son una contribución a superar las limitaciones del capitalismo (al menos, en sus variedades más usuales). Consideramos que ello nos puede ayudar a converger hacia un mundo mejor.

(1) Respecto de la articulación entre cooperativismo, ESOP y «capitalismo inclusivo» es interesante esta nota. También sobre cuestiones prácticas de funcionamiento horizontal es muy interesante y útil este manual, así como su presentación.

(2) Sobre la firma democrática se puede ver también, por ejemplo, este texto de David P. Ellerman. Del mismo modo sobre Democracia Económica esta plataforma y sobre relaciones laborales del trabajo esta interesante nota y este valioso aporte.

(3) Si bien los esquemas organizacionales y la normativa asociada a ellos, son relevantes y significativos, mucho dependerá en la práctica de los tipos de liderazgo y las culturas organizacionales así como del grado y tipo de participación de quienes forman parte de esas organizaciones. En el artículo de Estragó se reflexiona sobre los enfoques de Sociocracia, Organizaciones Circulares, Holocracia y NER (Nuevo Estilo de Relaciones). Independientemente de las modalidades de apropiación del excedente, y vinculado con la temática de este artículo, en este blog se analizaron las perspectivas del trabajo en grupo.

(4) Este tema se comentó en esta nota.