Y eliminar residuos de plásticos y petróleo

La temática de la contaminación ambiental, como sabemos, es muy grave. Los ciudadanos, las empresas y los estados debemos encontrar los modos de evitar la contaminación (como esta), promoviendo la economía ecológica y modalidades de economía circular.

El rol del estado en la investigación científica básica y su aplicación es fundamental como base de política pública para encarar soluciones factibles. Ejemplos de ello son esta nota donde se destaca que se hallaron bacterias que alimentan de petróleo y purifican el agua. De igual modo, y respecto de bacterias que comen plástico son interesantes este descubrimiento en Japón, esta de Manila y este hongo en Ecuador. También cabe destacar esta innovación realizada por investigadores de Finlandia, así como la eliminación del plástico en el océano Pacífico. Recientemente ha salido la noticia de la función que tienen las enzimas de la saliva de los gusanos de cera.

Que lo anterior se pueda implementar con prontitud, es fundamental para un mundo más sustentable medioambientalmente, y por lo tanto mejor.

PD: En lo que se refiere a eliminar contaminación del agua es interesante esta iniciativa.

Y el contexto histórico

El contexto internacional y nacional para formular y aplicar políticas públicas es muy diverso y cambiante. En esta breve nota, sólo pretendemos hacer un modesto apunte sobre algunas cuestiones a tener en cuenta en los principales rasgos histórico-económicos de la Argentina. Hay muy buenos textos de historia argentina, pero sólo haremos mención a uno reciente de la política económica: el libro que aparece en la imagen de la entrada, de Pablo Gerchunoff y Lucas Llach (El ciclo de la ilusión al desencanto) que plantea explicaciones e hipótesis de por qué fue como fue lo que se hizo.

El libro mencionado hace detalladas referencias a actores, situaciones, intereses e ideologías que jugaron a lo largo de la historia argentina. Es imposible sintetizar aquí todo lo allí desarrollado, pero sí podemos mencionar que hay dos ejes como el conflicto federal (Nación-Provincias) y un conflicto social (todas las aspiraciones sociales no pueden ser satisfechas por la estructura productiva actual). Solo glosaremos temas abordados en la Introducción donde se preguntan si «¿hay, detrás de estos ciclos de ilusión y desencanto, un hilo conductor de la historia económica argentina? ¿lo hay al menos -por tomar el período más inestable- en las últimas cuatro o cinco décadas?». Al respecto expresan que «en tiempos de la Primera Globalización, la Argentina caminaba en pelotón no muy detrás de las principales economías emergentes de aquella época (las Australias, las Canadás, las Nuevas Zelandas) que a su vez acompañaban a las naciones líderes (Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Alemania). Pero el país en un determinado momento perdió el camino, en medio de esa tormenta que fue la Gran Depresión. No fue la única economía en perderlo, pero si la única que no logró volver a alcanzar el pelotón, al que de a poco se sumaban nuevos integrantes (las Españas, los Japones y las Coreas del Sur). Retrasada y confundida en aquella bifurcación, la Argentina oye el murmullo, cada vez más lejano de los otros caminantes. Intenta atajos desesperados por acercarse. Busca volver a vivir como rica antes de dejar a ser pobre: busca democratizar la properidad antes de retenerla».

Luego sigue diciendo «estos atajos fueron en distintos momentos de la historia argentina el proteccionismo y el endeudamiento. La economía cerrada, entre la posguerra y el comienzo de la dictadura de 1976, fue en parte un intento de emulación de las «naciones industrializadas» vía el proteccionismo manufacturero y en parte a una respuesta a condiciones internacionales desfavorables a los productos argentinos, pero tuvo también una motivación democratizada de la prosperidad: en un país que exportaba alimentos, volcarlos hacia adentro; en un país que importaba manufacturas, dejar de importarlas para que su producción local generara empleo y salarios altos. En el corto plazo podía funcionar, y esa bonanza equitativamente distribuida fue el primer peronismo, con sus enormes consecuencias en la historia política; pero a la larga, esa economía que pretendía producir casi todo y exportar casi nada terminaba atrapada en su incapacidad para importar la maquinaria y los insumos que eran un requisito para el crecimiento. Difundir rápidamente la prosperidad terminaba complicando la capacidad para generarla. El empuje del Estado para forzar una mecánica a la que le faltaban piezas no impidió que la Argentina perdiera terreno frente al pelotón de líderes e incluso frente al entonces pujante Brasil, y contribuyó a desencadenar el sesgo inflacionario que la Argentina padeció en casi todas las décadas desde los años 40. La conciencia de que en todo ello había una dificultad profunda apareció en los años 60, cuando gobiernos de distintas raigambres políticas -pero nunca en democracia plena- confluyeron, con un éxito perceptible pero modesto, en un esfuerzo por recuperar las exportaciones tradicionales y por extender una partida de nacimiento a las exportaciones industriales.

La apertura zigzagueante desde mediados de los 70 también mezcló una convicción de que se requería un modelo diferente para volver a crecer, y circunstancias internacionales ahora favorables a la globalización, con la pulsión por repartir la cosecha no bien realizada la siembra. Sobre todo en los 70 y en los 90, el atajo que transitó el país y que prometía compatibilizar la reestructuración económica con una prosperidad alcanzada en plazos cortos fue el endeudamiento externo con apreciación cambiaria. Lo que los salarios reales podían perder con la gradual declinación de aquella industria de posguerra intensiva en mano de obra era compensado con los altos salarios en dólares que el endeudamiento habilitaba. El atajo conducía no ya al estancamiento minado, como lo atestiguaban las explosiones macroeconómicas de los años 80 y de los tempranos 2000″.

Más adelante plantea que «el kirchnerismo también fue una nostalgia, al mismo tiempo más humilde y más anacrónica: no se trataba de volver a un pasado remoto y distorsionado de la «Argentina con sueños de potencia» anterior a la Depresión, sino a uno menos lejano y más concreto: el de esa Argentina de posguerra que, mal que bien, tenía pleno empleo, salarios comparativamente altos y una distribución del ingreso más equitativa como nunca antes y que nunca después. Por un momento pareció un intento ajustado a los tiempos: manteniendo la conexión comercial con el resto del mundo y aprovechando una mejora en los precios externos de la Argentina, la novedad heredada de un tipo de cambio real alto proveía la competitividad para una recuperación industrial y contribuía a un mercado de trabajo cada vez más peronista. Se trataba de otro típico Olimpo, con rasgos económicos y sociales distintos al primero. Pero a ese peronismo de economía abierta al final le llegó la hora de enfrentar su oximoron. Cuando los salarios en moneda internacional empezaron a sobrepasar los niveles compatibles con la productividad argentina, se volvió en dosis parejas a las anestesias de una mayor protección comercial, una apreciación cambiaria real (ahora no financiada tanto con deuda como con reservas energéticas, ganaderas y monetarias) y el empuje auxiliar del gasto público. Lo que por un momento se vislumbraba como un camino había sido en realidad un nuevo atajo». El libro llega hasta el 2015 y no analiza el nuevo contexto nacional (gobierno de Cambiemos) ni tampoco el internacional con los movimientos de reversión de la globalización (en especial con Trump) y de uniones de países (como el caso del Brexit y los movimientos soberanistas en Europa), además de otras cuestiones preocupantes.

La lectura completa del libro de Gerchunoff y Llach es muy recomendable para tener en cuenta la importancia de los contextos en la implementación de políticas públicas, en este caso en el campo económico. Un resumen interesante de este libro y este enfoque se puede ver en la entrevista que le hace Laura Di Marco en el programa «La trama del poder» en el minuto 31 en adelante de este video. En la entrevista avanza con la  propuesta de un «Tratado de Paz» entre nosotros y plantea un camino gradual de «modernización inclusiva a través de un «pagaré» para quienes participan en la empresa (la propiedad del capital más difundida y la participación en las ganancias por parte de los trabajadores (va en línea con esta nota del blog). Del mismo modo plantea la importancia de generar una coalición sociopolítica exportadora para que la Argentina sea viable a mediano y largo plazo.

Hacer un análisis serio y desapasionado del contexto actual, sus tendencias y perspectivas será fundamental para que las políticas que se implementen en la actualidad y en un futuro puedan ser exitosas. Desde este humilde blog seguiremos tratando de acercar opiniones y aportes (como esta nota) y todo lo que nos pueda conducir a un cambio profundo y a un mundo mejor.

PD: En línea con lo expuesto es relevante este video con motivo del premio que le dieron a Pablo Gerchunoff en el Senado de Argentina.

 

Politicas específicas correctas y globalmente incorrectas

Una política pública puede ser muy correcta para abordar una temática específica, pero no tener en cuenta impactos negativos (v.g. en cuanto a la equidad) y por lo tanto ser globalmente incorrecta. Tomaremos como ejemplo la emergencia de «los chalecos amarillos» en Francia (ver imagen de la entrada).

En un artículo del diario El País, de España, se señala que «cuando Macron llegó al poder en mayo de 2017, el litro de gasolina sin plomo costaba 1,37 euros y el diésel, 1,21. En octubre costaba 1,56 y 1,52 respectivamente, según datos recopilados por Le Monde. La responsabilidad del Estado es limitada en la subida del precio. Dos tercios del aumento se explican por la subida del precio del petróleo. Un tercio, por la subida de los impuestos. El objetivo, además de recaudar, es disuadir el uso de energías contaminantes para combatir el cambio climático».

Al respecto en una nota de María Laura Avignolo del 24/11/18 indica que «los 8.000 “chalecos amarillos” en Paris, que quisieron ser copados por la ultraderecha de Marine Le Pen y los 87.000 en el interior, que quiso capitalizar el populista de izquierda, Jean Luc Melenchon, no representaban ni a unos ni a otros. Sin líderes ni portavoces, estos hombres y mujeres son los olvidados de la República. Un movimiento de cólera, que representan la “otra Francia”. La que Paris y sus élites no escuchan y llaman despectivamente los “hombres del diesel”. Son jubilados que debieron mudarse al interior para sobrevivir; la clase media y baja, abandonada por el sistema, harta de pagar impuestos, que no puede sobrevivir con sus 1.300 euros al mes y los aumentos de combustible y deben cargar el tanque en sus autos diesel. El gobierno debe abrir sus oídos y escuchar porque el movimiento no se va a frenar.

Eran menos que los 285.000 que se movilizaron el sábado pasado en todo el país. Esta vez fueron menos en París. Pero fue una protesta espectacular y simbólica porque esta insurrección que atraviesa el país y exige ser escuchada, bajar los impuestos y frenar la desertificación de la Francia rural. Reinstalar el Estado en los pueblos donde los servicios han desaparecido; reabrir escuelas, correos, traer médicos y dispensarios. Con 1300 euros por mes, 40% de ese salario dedicado al alojamiento y casi 400 euros, a pagar el combustible para ir al súper, al trabajo o al colegio de sus hijos. No les alcanza para vivir y su deuda crece mientras se reduce la capacidad de compra y el estilo de vida». Una ampliación del discernimiento sobre este contexto se puede ver en esta nota.

De lo anterior podríamos sintetizar que si bien el precio de los combustibles están dolarizados y es importante desestimular el uso del diesel por sus efectos adversos en el cambio climático, los sectores medios y bajos del interior de Francia no pueden hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la implementación de estas nuevas medidas de política pública sectorial (1) ni tampoco comprarse vehículos eléctricos que no dañan el medio ambiente. Entre los significados de este fenómeno podríamos decir que esta población no quiere perder lo que queda del estado de bienestar en ese país. Frente a esto el gobierno debería haber tenido en cuenta este contexto y haber implementado medidas de políticas públicas compensatorias que dieran cuenta de una política integral equitativa. En base a los graves incidentes que se generaron el gobierno de Macron tuvo que retrotraer la medida, así como implementar nuevas complementarias (2).

(1) hay cierto paralelismo con el modo que se aplicó el ajuste tarifario en el caso argentino, en los primeros años del nuevo gobierno, debido a su retraso respecto de los precios internacionales, pero no relacionados con el cambio climático. Ello fue luego mejorado sustancialmente con el aporte intelectual y político de un partido de la coalición de gobierno (la Unión Cívica Radical), en el marco de un fuerte rechazo de los partidos de oposición que impulsaron una ley que retrotraía las tarifas y vetó el Ejecutivo.

(2) Luego de publicada esta nota, el día 4/3/19 el Presidente Macron presentó su carta abierta denominada «Por un renacimiento europeo» https://www.elysee.fr/emmanuel-macron/2019/03/04/por-un-renacimiento-europeo.es. De los puntos sugiero ver, en particular, el de «recuperar el espíritu de progreso» que conlleva un «piso» de un «nuevo estado de bienestar» para Europa. Habrá que ver si los demás países de la UE comparten esta visión y la misma se implementa.

Y el contexto institucional

Las acciones espontáneas, individuales y las movidas por la necesidad, los sentimientos, la razón y los valores forman parte del amplio campo de la cultura. Sin embargo en la historia tanto personal como colectiva de la humanidad, y en particular para grandes grupos humanos, ha sido necesario pasar por la ley y su expresión en distintas reglas y organizaciones, sin las cuales la vida en sociedad es imposible. Distintas corrientes o enfoques como el denominado «institucionalismo» (ver imagen de la entrada), así lo testimonian. Las políticas públicas se concretan a través de señales, estímulos y desestímulos, que generan un cuadro institucional que puede ser o no adecuado, para el crecimiento o el desarrollo de un sistema socioeconómico. Por lo tanto es fundamental su análisis.

Para referirnos a esta temática glosaremos un texto de Eugenio Diaz Bonilla (*), denominado «Instituciones, Crecimiento y Desarrollo Económico en Argentina» (publicado por la Provincia de Tucumán para el Bicentenario).

A modo introductorio diremos que, entre las clasificaciones sobre el rol de las instituciones en las políticas públicas, están el de las instituciones extractivas que son aquellas que están diseñadas para extirpar las riquezas de un sector de la sociedad para beneficiar a una élite privilegiada. Por otro lado están las instituciones económicas inclusivas que crean los incentivos y oportunidades necesarias para promover la energía, creatividad y el espíritu emprendedor en la sociedad. Hacen respetar el derecho de propiedad. En otras palabras, son las que brindan previsibilidad y reglas claras. Reparten el poder de forma plural y no permiten que se viole el estado de derecho.

Diaz Bonilla plantea que «un ejemplo conocido sobre el enfoque institucional es el libro de Acemoglu y Robinson (2012), quienes argumentan que un país con instituciones que ellos llaman “extractivas,” no va a desarrollarse, mientras que los países desarrollados son aquéllos que tienen instituciones “inclusivas.” Una crítica, al menos para ese libro que es más de divulgación,[1]es que el argumento parece circular: casi por definición los países que son desarrollados en la actualidad habrían tenido instituciones inclusivas, mientras que los países no desarrollados habrían tenido instituciones extractivas. Otro punto débil, y quizás más de fondo, es que, en mi opinión, tampoco explican cómo surgen las instituciones.

No obstante estas críticas, Acemoglu y Robinson presentan un ángulo interesante para la discusión del desarrollo de Argentina cuando comentan, sin referirse necesariamente a nuestro país y casi al pasar, que las instituciones inclusivas si por alguna razón se convierten en “excesivamente” tales (aunque no está definido que sería excesivo) también pueden ser negativas para el desarrollo, al llevar a la parálisis en el sistema de toma de decisiones o a choques violentos entre diferentes grupos. Cualquier lectura rápida de la literatura sobre la Argentina muestra una serie de autores que han planteado la hipótesis que la falta de desarrollo en nuestro país se debe a la importancia de conflictos internos y la presencia de “empates hegemónicos” donde diferentes grupos impiden o vetan lo que otros pueden hacer, en alternancias sucesivas en el poder (ver por ejemplo, Smith, 1974; Díaz-Alejandro, 1970; Mallon y Sourrouille, 1975; Portantiero, 1973)….

También voy a tratar de desarrollar la otra pregunta que me parece más relevante y que Acemoglu y Robinson, en mi opinión, no responden apropiadamente: ¿de dónde surgen las instituciones? Hay trabajos muy interesantes en este tema tales como el de Jared Diamond (1997), que tiene cobertura global y los de Engerman y Sokoloff (1994, 2002) y Sokoloff and Engerman (2000), que se focalizan en las Américas. Esos autores muestran cómo la dotación de recursos naturales, el clima, y la geografía son importantes factores que definen la estructura productiva (y en particular el sector agropecuario), y, a partir de ahí, son también elementos determinantes de las instituciones (Diamond también cubre otros aspectos tales como el lenguaje, la tecnología, la salud, etc).

En particular Engerman y Sokoloff argumentan que en Latinoamérica o en las Américas se habrían desarrollado tres tipos de sociedades. Dos de ellas han estado basadas en grandes inequidades y han llevado a instituciones que, por esas desigualdades, no generan desarrollo: una de ellas es la basada en productos tropicales (como el azúcar) explotados con mano de obra esclava (ejemplos serían Haití o Brasil), mientras que la otra tiene una estructura centrada en la explotación de recursos minerales (o naturales en general) con el uso de mano de obra semi-esclava de las poblaciones indígenas (con ejemplos como México y Perú). El tercer tipo de sociedad (que Engerman y Sokoloff identifican con los Estados Unidos) tiene una base agraria basada en el desarrollo de pequeñas familias productoras, que ha llevado a la expansión del mercado interno, y al desarrollo de sistemas más participativos y democráticos.  Temas similares han sido desarrollados por Barrington Moore (1966), por el lado socio-político, y por David Landes (1998), por el lado económico.

Es interesante que Engerman y Sokoloff se muestran ambivalentes con Argentina: no la ubican con los dos primeros tipos, pero tampoco la colocan en el tercero. Muy brevemente especulan que quizás las restricciones de inmigración de España y un desarrollo productivo basado en la ganadería hayan tenido algo que ver con el carácter ambiguo de la Argentina en su tipología, pero no profundizan el tema….

Finalmente, otro grupo de estudios sobre las instituciones que vale la pena considerar para el análisis de Argentina son los trabajos de Spiller y Tomassi (2003 y 2008), BID (2006); y Stein y Tomassi (eds) with Spiller and Scartascini (2008). El foco de estos trabajos es sobre la influencia de las instituciones en la “calidad” de políticas.

En particular esa literatura argumenta: a) que hay ciertas características de las políticas públicas (su “calidad) que pueden ser tan importantes para alcanzar los objetivos de desarrollo como su contenido específico; b) que esas características incluyen seis rasgos:

1) estabilidad, 2) adaptabilidad, 3) coherencia y coordinación, 4) efectiva implementación, 5) orientación hacia el interés público y 6) eficiencia;

y c) que el proceso por medio del cual se debaten, aprueban y ejecutan las medidas de política (las instituciones del proceso de toma de decisiones de políticas) tiene un fuerte impacto en esas dimensiones de la calidad de la políticas públicas.

En ese análisis, las políticas públicas en Argentina no tendrían suficiente calidad debido al funcionamiento de las instituciones políticas: dichas políticas públicas serían o muy rígidas o muy volátiles, debido a que resultan de una especie de juego no cooperativo con horizontes de corto plazo; con pocas interacciones continuadas que ayuden a dar confianza y estabilidad; con una alta tasa de descuento en el tiempo; con carencia de marcos institucionales donde poder armar acuerdos; y con muchos “jugadores” o agentes.

Yo añado que, con horizontes tan cortos, hay una fuerte tendencia a que el “ganador se queda con todo” (“winner takes all”). Esos horizontes cortos también llevan a políticas que tratan de expandir el consumo en el corto plazo, generando lo que se ha llamado el ciclo “stop and go.”  Además, si el gobernante tiene poco tiempo en la función pública, puede aparecer la tentación de aprovechar el momento de estar en el gobierno para hacerse rico o para juntar fondos para seguir haciendo política una vez que haya sido desplazado del poder, etc. Es decir, la corrupción también puede estar en parte ligada a este juego político de corto plazo con horizontes muy cortos y/o altas tasas de descuento en el tiempo.

Volviendo al comentario al pasar de Acemoglu y Robinson, el problema de la Argentina no es la caracterización que estos autores hacen de una sociedad con instituciones extractivas, sino que Argentina ha sido una sociedad conflictiva dada la lucha por la democratización y la participación, con una base económica más débil que la de EEUU (pero con más población que Australia, cuyo aislamiento geográfico y políticas restrictivas de inmigración sostuvieron una alta relación de recursos naturales per cápita).

El resultado en Argentina ha sido un sistema político de partido afectados por proscripciones y persecuciones, con poco tiempo para forjar visiones de mediano y largo plazo, con poca experiencia y espacios institucionales de diálogos y consenso, con una persistencia de la tendencia a que “el ganador se lleva todo”. Las idas y venidas entre facciones antagónicas, generó horizontes de muy corto plazo para las políticas públicas (uno de los aspectos marcados por Spiller y Tomassi, 2008) y una tendencia a la acción directa y al uso de la violencia. Además, como dije antes, la corrupción también puede estar en parte ligada a un juego político de corto plazo con horizontes muy cortos y altas tasas de descuento en el tiempo, donde el gobernante percibe que tiene poco tiempo en su función, y que los cambios son siempre violentos y del tipo “winner-takes-all.” Esas fracturas y conflictos sociales se agudizaron desde la mitad de los 1970″.

Al final de su texto Diaz Bonilla hace una serie de propuestas institucionales vinculadas a la necesidad de consensos que se sintetizan en:

  1. Ayudaría a extender los horizontes que el gobierno actual articulara una visión de mediano y largo plazo, explicando mejor los beneficios y costos de conjunto para poder tener una estructura más equilibrada de pay-offs para los diferentes actores en el esquema de negociaciones que es el proceso político
  2. Conviene  considerar el punto 9 del trabajo de Spiller y Tomassi (2008), sobre los diferentes problemas institucionales sobre Argentina, que señala que los grupos empresariales y de trabajadores no tienen espacios institucionales para el intercambio sobre políticas públicas, y entonces siguen estrategias de corto plazo.
  3. Organizar una comisión como la del “Nunca más” para la represión de Estado, pero ahora para la corrupción de funcionarios públicos de alto nivel. Esto ha sido planteado por algunas fuerzas políticas, y debería ser considerado.

Concluye que «la primera propuesta ayudaría a generar una visión de mediano plazo (alargando en parte el horizonte para la negociación y articulación de políticas), y la segunda generaría espacios institucionales adicionales donde se pueden discutir políticas públicas (que de todas maneras deben obviamente respetar la instancia legislativa del Congreso), la tercera procura asegurar castigos para los que se desvían de los esfuerzos cooperativos que llevarían a políticas públicas de mayor calidad.»

[1]Los artículos técnicos de Acemoglu y Robinson son más cuidadosos.
(*) agradecemos a Eugenio que nos enviara su texto, y esperamos haber sido fieles en su síntesis, para más detalle puede verse en este link.

Para quienes estén interesados en profundizar la bibliografía se detalla a continuación la preparada por Diaz Bonilla:
Acemoglu D. y J. Robinson. 2012. Why Nations Fail. The origins of power, prosperity, and poverty. Crown Publishing Group.
Beattie A. 2009. Argentina: The superpower that never was. Financial Times. May 22, 2009.
BID, 2006 La política de las políticas públicas Progreso económico y social en América Latina. Informe 2006. Ernesto Stein, Mariano Tommasi, Koldo Echebarría, Eduardo Lora, Mark Payne Coordinadores. Banco Interamericano de Desarrollo. David Rockefeller Center for Latin American Studies. Harvard University. Editorial Planeta
Braun O. y L. Joy. 1968. A Model of Economic Stagnation–A Case Study of the Argentine Economy. The Economic Journal. Vol. 78, No. 312 (Dec., 1968), pp. 868-887.
Devlin R. y G. Moguillansky. 2011. Breeding Latin American Tigers. Operational Principles For Rehabilitating Industrial Policies. 2011 United Nations Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC)
Diamond J. 1997. Guns, Germs, and Steel. The Fates of Human Societies. W.W.Norton and Company, Inc.
Díaz-Alejandro, Diaz, Carlos F. 1970. Essays on the Economic History of the Argentine Republic. New Haven: Yale University Press, 1970.
Díaz-Bonilla, E. 2009. USA, Argentina and Alan Beattie: Wrong Starting Point. August 11, 2009. http://www.economonitor.com/blog/2009/08/usa-argentina-and-alan-beattie-wrong-starting-point/
Díaz-Bonilla, E. 2014. Argentina: The Myth of a Century of Decline. February 27, 2014. http://www.economonitor.com/blog/2014/02/argentina-the-myth-of-a-century-of-decline/
Engerman S y K. Sokoloff. 1994.Factor Endowments: Institutions, and Differential Paths of Growth Among New World Economies: A View from Economic Historians of the United States. NBER Historical Working Paper No. 66. National Bureau of Economic Research. 1050 Massachusetts Avenue. Cambridge, MA 02138. December 1994
Engerman S y K. Sokoloff. 2002. Factor Endowments, Inequality, and Paths of Development Among New World Economies. NBER Working Paper 9259. National Bureau of Economic Research. 1050 Massachusetts Avenue. Cambridge, MA 02138. October 2002
Gerchunoff P. y P. Fajgelbaum, 2002. “Por qué Argentina no fue Australia? (Colección Mínima). Editorial Siglo XXI.
Landes D. 1998. The Wealth and Poverty Of Nations. Why Some Are So Rich and Some So Poor. W. W. Norton & Company, Inc.
Mallon R. y J.V. Sourrouille, 1975. Economic Policymaking in a Conflict Society: The Argentine Case. Harvard University Press, 1975
Moore, B. 1966. Social Origins of Dictatorship and Democracy: Lord and Peasant in the Making of the Modern World. Boston, MA: Beacon Press
Portantiero, J. C. (1973). “Clases dominantes y crisis política en la Argentina actual. El capitalismo argentino en crisis” en “Clases dominantes y crisis política en la Argentina actual,” en Braun, Oscar (Compilador) El capitalismo argentino en crisis, Buenos Aires, Siglo XXI editores, 1973, p.73-117.
Smith, P. H. 1974. Argentina and the Failure of Democracy: Conflict among Political Elites, 1904–1955.: Madison: The University of Wisconsin Press, 215 pp.
Sokoloff K. and S. L. Engerman. 2000. Institutions, Factor Endowments, and Paths of Development in the New World. Journal of Economic Perspectives—Volume 14, Number 3—Summer 2000—Pages 217–232
Spiller P. y M. Tomassi, 2003. The Institutional Foundations of Public Policy: A Transactions Approach with Application to Argentina. Journal of Law, Economics, & Organization, Vol. 19, No. 2 (Oct., 2003), pp. 281-306.
Spiller P. y M. Tomassi. 2008. Political Institutions, Policymaking Processes, and Policy Outcomes in Argentina. Chapter 3 in E. Stein y M. Tomassi (eds) with P. Spiller and C. Scartascini (2008). Policymaking in Latin America. How Politics Shapes Policies. Inter-American Development Bank. David Rockefeller Center for Latin American Studies. Harvard University
The Economist. 2014. The tragedy of Argentina. A century of decline. Feb 15th 2014.
ver Bolt, J. and J. L. van Zanden (2014). The Maddison Project: collaborative research on historical national accounts. The Economic History Review, 67 (3): 627–651)

Y la pobreza multidimensional

En general se ha definido la pobreza tanto por la vía de los ingresos necesarios para adquirir una canasta de bienes y servicios básicos (que puedan asegurar una vida digna de acuerdo a las convenciones y estándares de una sociedad determinada) (1) como por la vía de necesidades básicas insatisfechas. Esta última se la caracteriza, en general, como pobreza multidimensional (ver imagen de la entrada y este artículo).

De los enlaces anteriores tenemos que hay enfoques vinculados a la pobreza como a) insuficiencia de recursos; b) insatisfacción de necesidades básicas; c) privación de capacidades y d) como negación de derechos humanos (en particular vinculada a la restricción -o acceso- de recursos económicos-sociales). Estos últimos están entrelazados, pero tal vez coincidamos con la jerarquía que establece la pirámide de Maslow.

Hay distintas opiniones sobre las causas de la pobreza, pero podríamos afirmar que, entre las principales, está cómo un sistema genera riqueza y la misma se apropia o distribuye entre sus miembros. Con el proceso evolutivo humano que viene desde la aparición del excedente (y como venimos de decir: su generación y apropiación y distribución), se fue dando una distribución del trabajo (y subyacentemente cómo se valora lo que cada uno aportalas relaciones de poder asociadas), la propiedad, el proceso de individuación y el incremento del comercio y el capital (en particular financiero) hasta nuestros días.

Si un sistema genera poca riqueza y la misma se apropia de manera desigual habrá mucha pobreza (a diferencia si se comparte equitativamente lo que se genera). Al sistema capitalista se lo ha caracterizado como el sistema que ha generado más riqueza en la historia de la humanidad y por lo tanto es el que más personas de la pobreza ha sacado. Sin embargo sabemos que es crecientemente desigual (por lo tanto no justo o equitativo) y no sustentable ambientalmente, por que sería deseable -y seguramente urgente- tender al desarrollo e ir  «más allá» del mismo. En cuanto a la cantidad de personas en situación de pobreza extrema en el mundo, según esta fuente y para el año 2015, alcanzaba a 736 millones y su tasa de disminución es lenta.

De lo anterior se deduce que las políticas públicas sobre la pobreza (2) tienen los siguientes desafíos:

  1. Comenzar con que haya, al menos, hambre cero, así como fomentar experiencias como los de agricultura urbana, promoviendo iniciativas como el Prohuerta y la hidroponía como formas de trabajo que generen prosumidores sustentables.
  2. Seguir generando valor agregado con sustentabilidad medioambiental (puede implicar decrecimiento en sociedades consumistas) y social, disminuyendo la desigualdad y aplicando los recursos y gastos del Estado a la disminución gradual y total de la pobreza. Instrumentos como el ingreso universal o renta básica, bien aplicados y si hay solvencia fiscal para llevarlo a cabo, son muy relevantes para este fin. Del mismo modo juega un rol central la educación (entre los ejemplos ver el denominado «enfoque de graduación«).
  3. En el caso argentino, si el patrón de crecimiento futuro no estuviera basado en la primarización de la economía, disminuir la pobreza llevará bastantes años según estimaciones de Gasparini o de Arriazu. En caso de que el patrón de crecimiento se focalizara en productos primarios llevará todavía más años.
  4. Las políticas económicas deben ser acordes con un desarrollo equilibrado. Un ejemplo de ello son los países escandinavos -que tienen los mejores índices- y el enfoque socialdemócrata de sus políticas. Ello debería replicarse a escala internacional, entre países lo que requiere una globalización distinta de la actual.
  5. En la pobreza multidimensional combinar lo señalado en los dos puntos anteriores con políticas y medidas específicas a corto plazo en cada item, e ir articulándola con mejoras del ingreso, de entrega de «especies» (como alimentos en comedores y familias, en situaciones excepcionales) y de potenciar el trabajo posible en este sector y en la economía popular.

entre otros.

Sin duda no es fácil, pero tampoco imposible y ello nos puede ayudar a converger hacia un mundo mejor para todos.

(1) Estas son las cifras para Argentina: 

Estimación histórica ODSA-UCA de la indigencia y la pobreza urbana según la Nueva Metodología INDEC-2016. 
Total de aglomerados urbanos, Argentina, 1974-2019. En porcentajes.

 

 

Para datos a nivel global se puede consultar esta fuente.

(2) Muchos países tienen políticas referidas a abordar la pobreza multidimensional. Entre ellos se puede destacar el caso de Canadá y el de China que se puede visualizar en este portal, en este documento y en este anuncio de Xi Jinping.

Y ciencia y profesionalización

La imagen de la entrada es el cuadro denominado «Alegoría del Buen Gobierno», obra del pintor Ambroggio Lorenzetti, que según esta nota, «nos recuerda el aspecto cualitativo central en la tarea de gobernar, caro a la política y disciplinas vinculadas. Arte en tiempos del “Gobierno de Nueve”, orden previo a la Gran Peste de 1348, denotaba el valor que tal “buen gobernar” mantenía en la época….Diría Paolo Colombo, “la figura central del gobernante está circundada por las virtudes cívicas e induce a las muchas almas a la unidad y estas acciones se convierten en Bien Común”. Surgía, en clave del medievo, la idea ya clara en Platón y Aristóteles: gobierno desviado, arbitrario y hasta cruel, de un lado, y gobierno recto, justo, tolerante y virtuoso, bajo la sabiduría y el bien común y orientado al ciudadano, del otro.

Curiosa parábola ésa, al unir visiones gubernamentales Antiguas y Medievales. Remarquemos que no sería la única, entre muchas. Casi cinco siglos después, otros reflexionarían sobre los atributos del gobierno y gobernantes. Y allí, a inicios del siglo XIX, Saint Simon nos asombrará postulando lo que denominó Gobierno “científico”. El célebre pensador invitaba a superar la práctica o ejercicio del gobierno como dominio o poder sobre los hombres por la idea de administración de las cosas. Idea rica y equivalente a sustituir la política como campo de imposición de autoridad sobre los conflictos, por la de atención a los problemas concretos del desarrollo societal o gestión efectiva de la res publica.

El mencionado gobierno científico, que vuelve a traer la cuestión del “gobierno de los mejores” o “de los sabios” o “más aptos”, se construía con varias Cámaras conteniendo los elementos que lo aseguraran: una para el impulso o diseño, otra para la revisión y la última para la ejecución. Implicancia de esa visión “científica”, es el rechazo a la improvisación y el respeto a procesos y técnicas para realizar tal gestión, sujeta a la obtención de resultados acorde a fines. Gobernar implica técnicas y estadísticas para ello, embebidas de eficacia y eficiencia, motores de la administración pública». Por eso es importante contar con personas honestas y capaces, así como la ayuda de las distintas ciencias y profesionales bien formados (1) en el diseño, implementación y evaluación de las políticas públicas (2).

En una entrevista que le hace el diario La Nación al físico Carlo Rovelli, entre otras cosas dice: «hay una creciente curiosidad sobre la ciencia. Fui el primero en sorprenderme por la cantidad de personas que leen o leyeron mis libros. Pero también existe un malentendido general sobre la ciencia en las sociedades modernas, a lo que se suma una desconfianza hacia los científicos que, creo, es peligrosa. La ciencia ciertamente no puede resolver todos nuestros problemas pero ignorar su aporte en las principales decisiones políticas y sociales, como lo están haciendo varias sociedades, es una receta para el desastre.» (3)

Sobre la relación entre ciencia y profesionalización en su relación con las políticas públicas es interesante el caso de Francia. En el libro «Napoleón Bonaparte, una biografia íntima», de Vincent Cronin, en el Capítulo 12: «El primer Cónsul», entre otras cosas expresa las características de las reuniones del Consejo de Estado. «Durante los primeros meses del Consulado todos los días, después varios días por semana, Napoleón ocupaba una silla de brazos, flanqueado por Cambacérés y Lebrun, sobre una plataforma elevada, y frente a los consejeros, que ocupaban una mesa en forma de herradura revestida de paño verde. La mayoría de los consejeros estaba integrada por civiles, y cada uno era un especialista en determinada área. De los veintinueve originales, sólo cuatro eran oficiales, y aunque la tarea de los Consejos era redactar leyes y decretos, sólo diez eran abogados. Habían sido elegidos por Napoleón en todos los rincones de Francia, y se los había juzgado únicamente por su capacidad.

La característica más importante del Consejo era que los miembros hablaban sentados. «Un miembro nuevo —dice el consejero Pelet—, que había conquistado prestigio en las Asambleas, trató de ponerse de pie y hablar como un orador; se rieron de él, y tuvo que adoptar un estilo usual de conversación. En el Consejo era imposible disimular la falta de idea con alardes de elocuencia». Cuando se presentaba un problema al Consejo, Napoleón permitía que los miembros hablasen libremente, y formulaba su propia opinión sólo cuando la discusión estaba muy avanzada. Si no sabía nada del tema, lo decía y pedía a un experto que definiese los términos técnicos Las dos preguntas que formulaba con más frecuencia eran: «¿Es justo?» y «¿Es útil?». También preguntaba «¿Está completo? ¿Tiene en cuenta todas las circunstancias? ¿Cómo fue antes? ¿En Roma, en Francia? ¿Cómo es en el exterior?». Si tenía opinión negativa de un proyecto, afirmaba que era «singular» o «extraordinario», con lo cual quería decir sin precedentes, pues como dijo al consejero Mollien, «no temo buscar ejemplos y normas en el pasado; me propongo mantener las innovaciones útiles de la Revolución, pero no abandonar las instituciones beneficiosas si su destrucción representó un error». «A partir del hecho de que el primer cónsul siempre presidía el Consejo de Estado —dice el conde de Plancy—, algunas personas han supuesto que era un cuerpo servil y que obedecía en todo a Napoleón. Por el contrario, puedo afirmar que los hombres más esclarecidos de Francia… deliberaban allí en un ambiente de total libertad, y que jamás, nada limitó sus discusiones. Bonaparte estaba mucho más interesado en aprovechar el saber de estos hombres que en escudriñar sus opiniones políticas».

El pasaje de «primer cónsul» a «Emperador», producto de una ambición de poder sin limite (por lo tanto «ir por todo» no sólo en su país) y no escuchar a consejeros lúcidoscomo Charles Maurice de Talleyrand, hizo que «terminara mal«. Sin embargo, un poco más de un siglo después, el enfoque meritocrático de Napoleón aplicado al estado, fue retomado por Charles De Gaulle fundando en 1945 la Escuela Nacional de Administración. En esta nota se explican sus características actuales y la posibilidad de que la cierren por no lograr la finalidad de una socialdemocratización de los funcionarios que puedan manejar mejor situaciones como la que generó el fenómeno de los «chalecos amarillos«

Siguiendo con Francia se desea finalizar esta nota comentando el capítulo 3 («el economista en la sociedad»), del libro «La Economía del Bien Común», de Jean Tirole, Premio Nobel de Economía del año 2014, cuyo enfoque general hemos comentado en otra nota. En las páginas 83 y 84 expresa «pero los científicos, como colectivo, tienen también la obligación de hacer que el mundo sea mejor; en consecuencia no deben desentenderse de la cosa pública por principio. Los economistas deben, por ejemplo, contribuir a mejorar la regulación sectorial, financiera, bancaria y medio ambiental, el derecho a la competencia; deben mejorar nuestras políticas monetarias y fiscales; deben reflexionar sobre la construcción de Europa, pensar en cómo vencer la pobreza en los países subdesarrollados, hacer que las políticas de sanidad y educación sean más eficaces y justas, prever la evolución de las desigualdades, etc. Y deben participar en las sesiones parlamentarias, interactuar con el poder ejecutivo, tomar parte en comisiones técnicas» (4). Luego en el resto del capítulo analiza las principales características, riesgos y posibilidades de esta interacción.

También estos profesionales deben poder articular el corto plazo («lo urgente») con el mediano y largo plazo. Un caso muy interesante es el de John M. Keynes quien, entre sus múltiples aportes, supo ver que el Tratado de Versalles iba a tener un resultado contraproducente con Alemania (luego de la Primera Guerra Mundial), y qué instituciones internacionales habría que crear luego de la Segunda Guerra Mundial (se le hizo caso parcial a sus consejos), pero a la vez planteó muy frontalmente lo que había que hacer en el muy corto plazo con el paro y gran caída del empleo derivada de la crisis de 1929/30. Es decir supo que no hay largo plazo («donde estamos todos muertos») sino superamos el corto plazo. A la vez la visión de mediano y largo plazo (y las estrategias y posibles medidas) son fundamentales para no quedar atrapados en la coyuntura y estar a la deriva en cuanto al rumbo que se considera hay que transitar. No es fácil, pero es muy importante esta articulación.

Un párrafo aparte es si la experiencia profesional en el sector privado es fundamental para actuar en el sector público. En una nota de Gustavo González en el diario Perfil dice: «Un país no es una empresa». Hace unos años, Paul Krugman tituló de esa forma un artículo no tan difundido en la Harvard Business Review. Lo explicaba de este modo: «Así como lo que los estudiantes aprenden en las clases de economía no les servirá para echar a andar un negocio, tampoco lo que los empresarios aprenden operando una empresa les ayudará en formular políticas económicas». Para Krugman, el trabajo de un trader de un fondo de inversión consiste en ganar dinero, no en crear empleo. Ni siquiera en desarrollar empresas duraderas, sino en obtener el máximo rendimiento posible para sus inversores. Su teoría es que las experiencias del mundo privado no tienen por qué servir en la esfera pública y, muchas veces, resultan contraproducentes. El funcionario necesita una formación especial«.

En cuanto a «la formación especial» tal vez la misma debería incorporar los siguientes elementos:

– promover una actitud de humildad para encarar los problemas y su resolución, y asumir su complejidad, para lo cual son importantes distintas miradas que se articulen en el proceso decisorio,
– capacidad de revisión crítica en el análisis de los resultados y poder revisar entonces los procesos,
– asumir que la política es la posibilidad de resolver «bien» (o sea teniendo en cuenta los distintos aspectos y con una mirada de mediano y largo plazo para que sean sostenibles en el tiempo) los conflictos que se presentan ante distintos problemas,
– poder reconocer problemas, donde aparentemente no los hay o «no los queremos ver»: desde las villas de emergencia hasta que -en algún lugar de este mundo globalizado- haya personas que trafican y comen animales sin la adecuada sanidad y cuidado. Por el «efecto mariposa» ello puede constituirse en un grave problema para el resto de la humanidad. Esto nos conduce a un abordaje diferente de la globalización.
– en la literatura norteamericana se menciona muy a menudo que, cuando se ganan las elecciones, se dice «asume una nueva administración». Esta administración es para gestionar con eficacia (logro de los objetivos), eficiencia (mínimo costo), equidad, transparencia….entre las principales cualidades. Sino los problemas no se resuelven bien.
Un buen ejemplo en Argentina de la formación profesional, está relacionado con el comentario que realiza más abajo Enrique I. Groisman. Para más detalles del mismo se puede ver este video.

Podríamos concluir que no es garantía «absoluta» (en línea con la imagen de la entrada) que los científicos y profesionales bien formados para actuar en el estado tengan una relación armónica y exitosa con la política en general, y las políticas públicas en particular, dados los contextos cambiantes y las incertidumbres, pero coincidiremos que con ignorantes no nos irá mejor en su implementación (5).

(1) Podríamos agregar que además deben ser honestos, con capacidad crítica para evaluar lo que hacen, con apertura y diálogo con otros enfoques y  opiniones (dado que, muchas veces, lo que dice el manual no se corresponde con el caso particular), sensibles y activos para resolver la cuestión de los excluidos del sistema, con una visión de largo plazo (en especial hacia un cambio profundo) y muy prácticos («con calle») o concretos en la aplicación de los conocimientos. Todo esto no es fácil de conseguir, como lo demuestra la historia argentina, entre otras. 

(2) Sobre la evaluación de políticas públicas basadas en la evidencia es interesante este aporte institucional.

(3) En esa misma dirección va esta nota de Eduardo Fidanza, en el contexto de la pandemia del Covid-19.

(4) Una síntesis se plantea al final de este video. Esta propuesta es mucho más amplia y plural de la que existe en EE.UU. En el caso de la relación entre meritocracia y democracia en el modelo chino se puede ver este link.

(5) Entre las valiosas iniciativas de formación podemos destacar la del CIAS en lo relativo a «líderes positivos». También esta.

 

Politicas públicas para el reciclaje y la economía circular

En una nota sobre economía ecológica, mencionamos que una de las ramas de la misma es la economía circular, muy promovida por esta Fundación y por la Unión Europea que buscan hacerla realidad en los países que forman parte de la misma.

En cuanto a países líderes en políticas públicas sobre el reciclaje y la economía circular se destaca Suiza (ver imagen de la entrada). En esta nota se plantean sus principales características y en esta se amplía. En el caso de Argentina, hay jurisdicciones como la Ciudad de Buenos Aires que tienen una ley de basura cero y promueven la separación de residuos en origen y el reciclado, pero la realidad actual a nivel nacional no es muy promisoria según este artículo. Hay eventos como este y ongs que la promueven (1).

Más allá de las políticas públicas, podemos afirmar que el reciclaje «es un negocio» que va en línea con la sustentabilidad ambiental. En Argentina hay experiencias muy significativas como las vinculadas con la ganadería o con el reciclado de neumáticos, entre otras.

Si bien el arquetipo de países como Suiza en esta temática es, por el momento, lejano para muchos otros (2), es fundamental impulsar una cultura del cuidado del medio ambiente dando pasos concretos y de manera sistémica en esa dirección. Por ello las políticas públicas para inducir al reciclaje y la canalización hacia la economía circular adaptadas a cada contexto, así como una mayor conciencia ciudadana en la separación de residuos, del rol del estado con las consiguientes acciones para su tratamiento y aporte de logística para el reciclaje, así como empresarial de realizar negocios sustentables con el medio ambiente, son indispensables para llevarnos a un mundo sustentable y mejor.

(1) Agradezco la referencia a Pedro Del Piero.

(2) Una actualización de esta temática se puede visualizar en esta nota.

Evaluación de impacto de las políticas públicas y de las normas: el peligro del «efecto cobra»

En esta excelente nota, Claudio Zuchovicki expresa que «con el placer de recibirlos nuevamente en este espacio y motivado por una interesante reflexión de la economista Diana Mondino, les propongo debatir sobre el efecto «Cobra» en las decisiones, según un ejemplo de Antony Davies (profesor de Economía en la Universidad de Duquesne) y James R. Harrigan (profesor de Filosofía en la Universidad de Arizona). «Cada decisión humana trae consigo consecuencias no deseadas, efectos colaterales. Los seres humanos reaccionan a todas las normas, reglamentos y órdenes que imponen los gobiernos, y sus reacciones dan lugar a resultados que pueden ser muy diferentes a los que inicialmente pretendían los legisladores».

Luego sigue diciendo «En la India colonial, la ciudad de Delhi tuvo una proliferación de cobras, un problema que necesitaba claramente una rápida solución, dado el tipo de cosas que las cobras traen consigo, como la muerte. Para reducir el número de cobras que se deslizaban por la ciudad, el gobierno local ofreció una recompensa a quienes las capturaran. Esto parecía una solución perfectamente razonable. La recompensa era tan generosa que mucha gente se dedicó a la caza de cobras, lo que llevó exactamente al resultado deseado: la población de cobras disminuyó. Y ahí es donde las cosas se ponen interesantes.

A medida que la población de cobras disminuía y se hacía más difícil encontrar cobras en la ciudad, la gente se volvió más bien emprendedora. Comenzaron a criar cobras en sus casas, que luego mataban para recibir la recompensa. Esto condujo a un nuevo problema: las autoridades locales se dieron cuenta de que había muy pocas cobras visibles en la ciudad, pero aun así, se pagaban más montos por recompensa que antes.

Los funcionarios hicieron algo razonable: cancelaron la recompensa. En respuesta, las personas que criaban cobras en sus casas también hicieron algo razonable: liberaron a todas sus cobras, ahora sin valor, y las cobras salieron de nuevo a las calles. ¿Quién quiere cobras en sus casas? Al final, Delhi tuvo un mayor problema con las cobras después de la recompensa que antes de la recompensa. La consecuencia involuntaria del plan de erradicación fue que hubo más cobras en las calles. Esta historia sirve como ejemplo para demostrar que, a veces, por resolver un problema se termina exacerbándolo. Ya lo decía Milton Friedman: «Uno de los grandes errores es juzgar las políticas y programas por sus intenciones más que por sus resultados». Continúa su artículo dando ejemplos recientes del caso argentino (1).

Sería importante que:

  1. Las Comisiones de ambas Cámaras del Congreso que han tratado, con buena intención, estas normas tengan también la capacidad de evaluar críticamente sus resultados, y si no han sido satisfactorios con lo que se proponían, puedan modificarlas.
  2. La Auditoría General de la Nación, y tal vez la Oficina de Presupuesto del Congreso, colaboren con esa tarea.
  3. Ongs y centros de investigación universitarios (por ejemplo este) también lo hagan.

entre otros.

Sería un signo de sabiduría (sabemos que «no abunda», pero bueno…) y de conciencia crítica que nos puede ayudar a generar mejores normas y políticas que, de manera efectiva y no teórica, nos lleven a un mundo mejor.

(1) Con posterioridad a esta nota se le podría agregar el caso de las telecomunicaciones explicado en este video y en este.

PD: Sobre el «efecto cobra» se pueden ver referencias como esta y, en el caso de su aplicación en las empresas, esta nota. Algo que lo vincula con «la tentación del bien» se puede visualizar en esta reflexión.

Y una política de salud

Seguramente la mejor política de salud es la que hace énfasis en el cuidado y la prevención, como hemos desarrollado en esta nota (o más específicamente en esta), así como en la atención primaria de la salud.

Pero abordar políticas públicas vinculadas a la salud es muy complejo, como lo muestra la imagen de la entrada. Ello también queda reflejado en noticias de comienzos de marzo de 2019 donde se menciona la renuncia de todo el gabinete de gobierno de Finlandia ante su fracaso de reformar el sistema de salud y bienestar de ese país. En general, sobre políticas de salud es interesante documentos de la OMS como este (1) También deben tenerse en cuenta los aprendizajes de la pandemia del Covid-19 (como es el caso de países como Corea del Sur), y la posible aparición de otras pandemias, en lo que se refiere no sólo a infraestructura sanitaria (como cantidad de camas en general, y de terapia intensiva en particular), sino insumos (como respiradores, barbijos y equipamiento sanitario en general) así como la preparación de la cantidad suficiente de personal médico (en especial médicos y enfermeros para salas de terapia intensiva) y la elaboración anticipada de vacunas.

En esta modesta nota quisiéramos abordar dos experiencias que se pueden considerar exitosas (o -posiblemente- estén en vías de serlo):

  • la red de salud de la región metropolitana de Buenos Aires, tal como se describe en este taller,
  • la política reciente que quiere implementar Estados Unidos de América sobre los medicamentos y los laboratorios como está desarrollado en esta nota (2)

Son indicios -junto a otros- que nos pueden llevar a un mundo mejor, en la implementación de políticas públicas de salud.

(1) Hay otras referencias bibliográficas como esta de Federico Tobar, la de G.B. Moseley III, la de A.C. Laurell o el libro de Jorge Mera. También se pueden ver notas periodísticas sobre casos como el de Singapur que se pueden visualizar en este link y en este.

(2) Se puede ver también este documento de la OMS. En el caso argentino, cabe destacar que se han encarado experiencias exitosas con los laboratorios en el caso de las compras del PAMI (para jubilados y pensionados), pero el resto de la población de menores recursos que no tienen esta cobertura está muy afectada por la situación económica recesiva y ha disminuido la compra de medicamentos (ver esta nota)

 

En prevención de consumos problemáticos

Vivimos en sociedades en las cuales predominan características donde todos somos consumidores de objetos, servicios y hasta de otras personas.

En estas sociedades hay una prolongación de la adolescencia en términos de años, además de la tendencia a gratificar instantáneamente las demandas, teniendo anomia y desesperanza, con carencias de figuras de identificación positiva, con medios cargados de mensajes contradictorios, violencia y falta de trascendencia, generando crisis de referentes y familias, con ausencia de espacios de dialogo, aislamiento y falta de redes sociales de contención, decadencia sistemática de los métodos educativos y tratamiento inadecuado de estos temas en los medios de comunicación.

Además hay una naturalización del uso de sustancias psicoactivas, con mayor oferta de las mismas y la aparición de nuevas y más baratas. La forma conservadora tradicional, enfoca el tema exclusivamente desde la perspectiva de las adicciones o dependencias, sobre todo a drogas ilegales, como lo único sobre lo cual habría que preocuparse.

También puede llevar a pensar que alguien se convierte en adicto solamente por entrar en contacto con una droga prohibida; lo cual, deja de lado muchos consumos no adictivos que ponen en serio riesgo a la salud (como el consumo excesivo de alcohol, aunque no se trate de alcoholismo). También desde este enfoque tradicional, suelen soslayarselos problemas de salud relacionados con actos compulsivos que son aquellos que las personas no pueden dejar de practicar. Entre ellos se cuentan los juegos de azar (bingos), el comer compulsivamente, el trabajar sin descanso, entre otros actos, que algunas personas pueden llegar a realizar de manera adictiva.

Otra de las dificultades que presenta este enfoque tradicional es el hecho de que se coloque el acento del problema únicamente sobre las drogas prohibidas. Esto sucede mientras que se deja avanzar y hasta se incentiva -desde la publicidad y los medios de comunicación-, el consumo de medicamentos sin indicación médica, o alimentos con altos contenidos de grasas saturadas o azúcares, bebidas alcohólicas en todo momento y para todos, entre otros, que pueden ocasionar graves daños a la salud dependiendo de cómo se los utilice. La llamada medicalización de la vida cotidiana halla expresión en el uso cotidiano de todo tipo de medicamentos para paliar el dolor, la gripe, la ansiedad, la depresión, la falta de energía, etc. Este fenómeno guarda relación con el recurso de las sustancias tanto legales como ilegales en la vida cotidiana de las personas. La promoción de la felicidad a través del consumo de alcohol y la publicidad de una serie de medicamentos que alivian “totalmente el dolor” o “definitivamente el sufrimiento”, proponen soluciones rápidas e instantáneas a cualquier problema. Esta propuesta, a la que subyace la idea que “para cada situación existe una sustancia o un consumo adecuado”, afecta al conjunto de la sociedad: está extendida y generalizada en todos los sectores sociales y grupos de edades de la población, independientemente de cuál sea el objeto o la sustancia que se consume.

En suma, la situación ha dado como resultado un aumento en los problemas en salud relacionados con los consumos problemáticos de sustancias psicoactivas y de otros. Las personas hacen uso de objetos y sustancias psicoactivas, la mayoría las usan en forma recreativa socialmente, otros hacen abuso y los menos generan dependencia de las mismas.

Con respecto al tema de la adicción propiamente dicha (dependencia), cabe aclarar que es una enfermedad, compleja y tratable, que afecta el funcionamiento del sistema nervioso, además del comportamiento y de los vínculos con el entorno.

No hay un solo tratamiento que sea apropiado para todas las personas por igual, el mismo debe estar fácilmente disponible en todo momento y abarcar las necesidades diversas de la persona, además es esencial que el paciente lo continúe durante un periodo adecuado de tiempo. Las terapias como la individual, de grupo,  psicofarmacología, de conducta, son las formas de tratamiento más comunes y con grado de eficacia comprobado. Es aconsejable que los  tratamientos sean evaluados periódicamente para, de ser necesario, modificarlos dado el grado de comorbilidades de los pacientes. Los programas deben incluir exámenes para el VIH/SIDA, la hepatitis, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas. El trabajo terapéutico con las familias y referentes de los pacientes es fundamental para generar mayor grado de contención y modificar vínculos patológicos.  Desde el primer momento se debe incluir la estrategia de socio educativa del “proyecto de Vida” para descubrir habilidades y anhelos que sostengan a la persona en el tratamiento y posteriormente. Por último cabe aclarar que las recaídas son parte de las vicisitudes del  tratamiento.

A continuación un simple bosquejo de herramientas para la contención de los riesgos en la tematica:

 A nivel preventivo:

  1. Mediación y estimulo para el acercamiento entre la población (general y afectada) a los sistemas socios sanitarios: hacer de nexos y puentes entre la instituciones y la gente, visualizando servicios y acompañando.
  2. Propiciar modos de vida saludables, generando procesos dinámicos de acciones singulares y sociales en relación con alimentación saludable, actividades físicas, entornos saludables, evitación del consumo de tabaco, alcohol y otras compulsividades, mayor uso de agua.
  3. Campañas para disminuir la estigmatización, segregación y exclusión de las personas que practican «usos de sustancias psicoactivas» (en adelante «USP»),
  4. Brindar orientaciones a:referentes, jóvenes, escuela, barrio,
  5. Charlas, talleres, debates sobre comunicación, descubrimiento de habilidades, mayor autonomía, resolución de conflictos en forma positiva.

A nivel de generar Intervenciones Tempranas:

  1. Acogida y empatía con las personas usuarias y sus referentes.
  2. Visualización de las consecuencias negativas del consumo entre el operador socio sanitario y las personas usuarias con sus referentes. Consensuar cuales son los riesgos en términos de generar dependencia, enfermedades crónicas, accidentologia, ruptura vinculares, costos económicos, desmotivación labora o educativa.
  3. Búsqueda de motivaciones para el cambio (con rangos que van de leve, moderados y altos), que consisten en manifestar deseos y obrar en consecuencia en la disminución de los riesgos del consumo. Apoyar cada gesto de disminución de riesgos.
  4. Encuentros de búsqueda de acciones positivas (realistas y propias) alentándolas. Visualizar las habilidades y cualidades: físicas, de calidad de vida (reconocimiento, autonomía, contacto con los demás), en relación a conductas consigo mismo y con otros, ideales socio culturales, red vincular, como desarrolla su creatividad, como se comunica, manejo de ciertos conflictos, actividades al aire libre, etc.
  5. Búsqueda de metas. En relación con el USP (días, cantidad, horarios, ingesta de comida, velocidad, que cosas o situaciones hace que no consuma) y con otros temas (retomar acciones abandonadas, reencuentros, renovación de vínculos, inicio de perfeccionamientos, autocuidados alimenticios e higiene y descanso, etc).
  6. Identificación de situaciones de riesgo, como ser: ansiedades, momentos negativos, diversión, lugares, estar en determinados horarios con ciertas personas, etc
  7. Intervención con los referentes de la persona que USP, acompañándolos en el manejo de las responsabilidades y en resolución de conflictos, como así en la participación en las instituciones y organizaciones locales.
  8. Que hacer en una Urgencia o Crisis: proteger, avisar a la emergencia zonal y acompañar, nunca dejar sola a la persona. Ver su estado de conciencia, si respira, como está el pulso, si hay heridas, tranquilizarlo e informarle lo que estás haciendo. Ver si hay dolor en el pecho, sudor frío, mareos o ha habido pérdida de conocimientos, dificultad para hablar, síntomas que se desencadenan en forma rápida, vómitos con sangre.
  9. Como desarrollar y utilizar una Red contenedora frente al USP u otras temáticas.

A nivel del Sostenimiento

  1. La presencia, el apoyo, la comprensión y la escucha son fundamentales para acompañar a las personas que USP y sus referentes.
  2. Es necesario hacerlo porque dichas personas y sus Referentes tienen dificultades en seguir las prescripciones de los equipos socio sanitarios, algunas veces no van a las entrevistas programadas, sobrevaloran los efectos secundarios del USP, tienen desinterés o distorsión de su propia salud, dificultades en pedir ayuda, inadecuada interpretación de las realidad y baja resolución de los conflictos e integración vincular.
  3. El acompañamiento puede ser presencial a los servicios socio sanitarios, en el barrio o en su domicilio. O en forma virtual (teléfono, watsapp).

A modo de conclusión cabe aclarar que las políticas públicas sobre la temática en la Argentina, desde 1973 hasta la fecha, son muy dispares, con presupuestos insuficientes, con marcos regulatorios vigentes, contradictorios (leyes nacionales 23.737 y 26.657).

Con una fragmentación de la Red Preventiva – Asistencial muy desproporcionada, entre Nación, provincias, municipios, Obras Sociales, instituciones Prepagas, ongs, sin que nadie cumpla la función de “torre de comando” para que los pacientes, sus referentes, la población general y los financiadores, se dirijan a una mejor calidad prestacional preventiva – asistencial.

A pesar de esto…. sobrevivimos, gracias a la voluntad de miles de personas (profesionales, técnicos, familiares y algunos funcionarios) que tienen pensamientos y acciones inclusivas.

PD: Esta nota fue elaborada por el Lic. Aldo Domanico (aldodomanico@gmail.com) a quien se le agradece particularmente. La misma está relacionada también con la sección el cuidado y la prevención, y los ejemplos de políticas públicas, en general, están vinculados con el caso argentino. Para enfoques en otros países, véase esta nota del diario El País de España, sobre el caso de Islandia.