Politicas específicas correctas y globalmente incorrectas

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Una política pública puede ser muy correcta para abordar una temática específica, pero no tener en cuenta impactos negativos (v.g. en cuanto a la equidad) y por lo tanto ser globalmente incorrecta. Tomaremos como ejemplo la emergencia de «los chalecos amarillos» en Francia (ver imagen de la entrada).

En un artículo del diario El País, de España, se señala que «cuando Macron llegó al poder en mayo de 2017, el litro de gasolina sin plomo costaba 1,37 euros y el diésel, 1,21. En octubre costaba 1,56 y 1,52 respectivamente, según datos recopilados por Le Monde. La responsabilidad del Estado es limitada en la subida del precio. Dos tercios del aumento se explican por la subida del precio del petróleo. Un tercio, por la subida de los impuestos. El objetivo, además de recaudar, es disuadir el uso de energías contaminantes para combatir el cambio climático».

Al respecto en una nota de María Laura Avignolo del 24/11/18 indica que «los 8.000 “chalecos amarillos” en Paris, que quisieron ser copados por la ultraderecha de Marine Le Pen y los 87.000 en el interior, que quiso capitalizar el populista de izquierda, Jean Luc Melenchon, no representaban ni a unos ni a otros. Sin líderes ni portavoces, estos hombres y mujeres son los olvidados de la República. Un movimiento de cólera, que representan la “otra Francia”. La que Paris y sus élites no escuchan y llaman despectivamente los “hombres del diesel”. Son jubilados que debieron mudarse al interior para sobrevivir; la clase media y baja, abandonada por el sistema, harta de pagar impuestos, que no puede sobrevivir con sus 1.300 euros al mes y los aumentos de combustible y deben cargar el tanque en sus autos diesel. El gobierno debe abrir sus oídos y escuchar porque el movimiento no se va a frenar.

Eran menos que los 285.000 que se movilizaron el sábado pasado en todo el país. Esta vez fueron menos en París. Pero fue una protesta espectacular y simbólica porque esta insurrección que atraviesa el país y exige ser escuchada, bajar los impuestos y frenar la desertificación de la Francia rural. Reinstalar el Estado en los pueblos donde los servicios han desaparecido; reabrir escuelas, correos, traer médicos y dispensarios. Con 1300 euros por mes, 40% de ese salario dedicado al alojamiento y casi 400 euros, a pagar el combustible para ir al súper, al trabajo o al colegio de sus hijos. No les alcanza para vivir y su deuda crece mientras se reduce la capacidad de compra y el estilo de vida». Una ampliación del discernimiento sobre este contexto se puede ver en esta nota.

De lo anterior podríamos sintetizar que si bien el precio de los combustibles están dolarizados y es importante desestimular el uso del diesel por sus efectos adversos en el cambio climático, los sectores medios y bajos del interior de Francia no pueden hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la implementación de estas nuevas medidas de política pública sectorial (1) ni tampoco comprarse vehículos eléctricos que no dañan el medio ambiente. Entre los significados de este fenómeno podríamos decir que esta población no quiere perder lo que queda del estado de bienestar en ese país. Frente a esto el gobierno debería haber tenido en cuenta este contexto y haber implementado medidas de políticas públicas compensatorias que dieran cuenta de una política integral equitativa. En base a los graves incidentes que se generaron el gobierno de Macron tuvo que retrotraer la medida, así como implementar nuevas complementarias (2).

(1) hay cierto paralelismo con el modo que se aplicó el ajuste tarifario en el caso argentino, en los primeros años del nuevo gobierno, debido a su retraso respecto de los precios internacionales, pero no relacionados con el cambio climático. Ello fue luego mejorado sustancialmente con el aporte intelectual y político de un partido de la coalición de gobierno (la Unión Cívica Radical), en el marco de un fuerte rechazo de los partidos de oposición que impulsaron una ley que retrotraía las tarifas y vetó el Ejecutivo.

(2) Luego de publicada esta nota, el día 4/3/19 el Presidente Macron presentó su carta abierta denominada «Por un renacimiento europeo» https://www.elysee.fr/emmanuel-macron/2019/03/04/por-un-renacimiento-europeo.es. De los puntos sugiero ver, en particular, el de «recuperar el espíritu de progreso» que conlleva un «piso» de un «nuevo estado de bienestar» para Europa. Habrá que ver si los demás países de la UE comparten esta visión y la misma se implementa.

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