La construcción de un piso común de razón, ética, ciudadanía…

Quienes escribimos, aportamos reflexiones, comentarios, artículos e ideas y leemos en este blog, venimos de distintos enfoques, tradiciones y prácticas, pero coincidimos en la búsqueda de un mundo mejor. Pero, entre las preguntas qué podemos hacernos está: ¿es posible partir de un piso común entre todos los seres humanos? Quien da una respuesta positiva a esta pregunta es Immanuel Kant.

En esta nota, del diario El País de España, se hace una síntesis de su gran aporte e importancia. Ahí se expresa que «fue un visionario que inauguró la modernidad. Cambió la forma de pensar de la gente, incitando a reflexionar por uno mismo y a cuestionarlo todo. Las ideas del filósofo que rechazó el dogma, que propugnó el uso de la libertad en responsabilidad y la idea de ciudadanía común están de vuelta ahora que se cumplen tres siglos de su nacimiento.

Vivimos un cierto regreso al pasado. Reaparecen la irracionalidad, el miedolas teorías conspiranoicaslas sombrías figuras autoritarias y las guerras sangrientas. Ante ello, no hay recetas mágicas, pero podemos volver a escuchar a los que quisieron emanciparnos de fanatismos y actuar a la luz de un entendimiento común. Podemos volver a Kant.

El autor de Crítica de la razón pura es uno de los filósofos más influyentes de todos los tiempos. Es citado, comentado y combatido —especialmente desde el posmodernismo—, incansablemente. De la idea de la educación universal y gratuita al principio de autonomía moral y personal, de Habermas a Hannah Arendt, pasando por Hegel, su obra lo impregna casi todo. “Seguro que Kant ha influido en usted aunque no lo haya leído”, advirtió Goethe.

El pensador que abrió un camino para que seamos mejores ciudadanos, nacido el 22 de abril de 1724 en Königsberg (hoy Kaliningrado, en Rusia), también impulsó el derecho internacional y el concepto de un gobierno organizado en una federación de estados, inspiradora de entidades como la ONU o la Unión Europea. Ahora, en el volátil contexto actual, sus ideas cosmopolitas y democráticas vuelven a cobrar sentido.»

Luego la nota hace referencia al contexto actual y la vigencia del pensamiento de Kant, y expresa que «publicó Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio en los años 1781, 1787 y 1790, sucesivamente. En ellas, Kant propone una filosofía total, un sistema de conocimiento, moral y estético, respondiendo a tres preguntas clave: qué puedo saber, qué puedo hacer y qué debo esperar. En su primera Crítica suma las corrientes filosóficas anteriores, añade el eje del espacio y el tiempo, hace un reset y responde que al conocimiento se llega aunando el empirismo con el racionalismo, que dicho conocimiento está condicionado por el sujeto que quiere conocer y que hay cosas que no podemos saber; en la segunda describe una moral y una ética común a priori de todo, un juicio compartido que nos aleja de los prejuicios; y en la tercera revela el peso del arte en la representación del mundo.

“Era consciente de la maldad en el humano, y avisó de que la conciencia ética puede detenerla” (Norbert Bilbeny, catedrático de Ética de la Universidad de Barcelona). “Una idea guía toda la historia: la del derecho”, dijo el prusiano. Es “el derecho a tener derechos”, en interpretación del añorado filósofo Javier Muguerza. Desde la mesa de su despacho en su casa de Königsberg —bajo un retrato de Jean-Jacques Rousseau interpelándole desde la pared —, Kant dio un nuevo empuje a la Ilustración ampliándola hacia una revolución global. Armado con una peluca empolvada, una pluma y un tintero, El Demoledor, según palabras del escritor Thomas de Quincey, propone una “salida del hombre de su inmadurez autoincurrida” —así lo escribió Kant en su ensayo ¿Qué es la Ilustración?, de 1784—.

Más adelante el artículo hace referencia a sus características personales, y en cuanto a su pensamiento expresa y concluye que «en sus obras alude a un mundo en permanente construcción, alertando de que cuando se habla de la sociedad como es, en verdad se subraya lo que se ha hecho de ellaContra las tentaciones del nihilismo y el no future, Kant insta a actuar como si el mundo tuviera un propósito, y este fuera digno y decente. En Kant, “trabajar y colaborar de forma comunitaria y tener las obligaciones morales claras conlleva una esperanza real en el futuro”, reflexiona Kate Moran, profesora de Filosofía de la Universidad de Brandeis y autora de Kant’s Ethics (la ética de Kant) (Cambridge University Press, 2022).

Kant ilumina: a pesar de las guerras y la violencia, en su ideario es razonable esperar que la humanidad avance y logre una paz duradera. Pero para conseguirlo es requisito desarrollar un Estado constitucional republicano que regule la libertad en común de la ciudadanía, que sea garante del acto de pensar por uno mismo, dejando “espacio a la libertad interna de actuar moralmente y bien”, apunta Margit Ruffing, doctora en Filosofía de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia.

Para Ruffing, la obra kantiana refleja que “el futuro llegará, y no hay ninguna razón sensata para no trabajar por un mundo mejor, sino muchas razones para hacerlo”. Pero Kant no era un optimista irredento: “Era consciente del conflicto y la maldad en el humano, y avisó de que solo el conocimiento y la conciencia ética pueden detenerlos”, advierte Bilbeny. El prusiano vendría a ser un pesimista con “un inquebrantable optimismo metodológico, basado en la esperanza moral de que nuestro perfeccionamiento puede transformar el futuro”, según Aramayo.

Pero no todo va a ser mañana. Para hoy mismo, el pensador de Königsberg ofrece herramientas para la convivencia cotidiana, como “la idea de ser generosos con los demás e implacables con nosotros mismos”, según escribió Muguerza, o de actuar como si de nosotros dependiera el curso del mundo. “Hay mucho que aprender de él: a tratarnos educadamente, prestar atención sincera a los demás, en el trabajo, en casa o en la calle”, apunta la profesora Moran. Son pequeñas reverberaciones que perfilan un mundo más humanizado. Entonces, no todo está perdido. Tras reencontrar la voz del filósofo, un poco a la manera de Nathy Peluso y C. Tangana, dan ganas de cantar “yo era ateo, pero ahora creo” (en Kant).»

Hoy sabemos –adicionalmente– a lo elaborado por Kant, que las actitudes y sentimientos juegan un rol clave para un mundo mejor que deben estar alineados con la razón. el conocimiento y la ética kantiana para su logro, más allá del valioso e imprescindible aporte que puede hacer la fe en Dios para los creyentes.

Casos de cambio exitosos: los Pioneros de Rochdale y el cooperativismo

En esta nota presentamos, lo que entendemos, son casos de cambio exitosos para un mundo mejor, como es el de Los Pioneros de Rochdale (cuya foto se muestra en la imagen de la entrada) y el desarrollo del cooperativismo. Para ello, glosaremos algunos párrafos del primero, sexto y séptimo capítulo de este libro, que nos parecen de suma importancia para entender los orígenes y algunas de los principales obstáculos que tuvieron que sortear.

En el primer capítulo expresa que «a fines del año 1843, la industria textil estaba en su apogeo y proporcionaba una gran actividad en las más importantes manufacturas de Rochdale, condado de Lancashire (Inglaterra). En esa feliz circunstancia, los tejedores -que eran y son (al momento de editar este libro) todavía una clase de trabajadores mal retribuidos- se propusieron conseguir un aumento en sus salarios. Era evidente que si los patrones estaban recibiendo beneficios, el momento no podía ser más oportuno… Sin embargo, con el fin de encaminar el asunto por una vía práctica, una o dos fábricas, con una generosidad que los pioneros recuerdan con gratitud, concedieron a sus obreros un aumento de salarios, pero con la condición de que este aumento quedara anulado si la mayoría de los patrones no lo concedían igualmente.

Después de muchas penurias y dificultades, el aumento de salarios no fue mantenido. Entonces algunos tejedores de Rochdale recordaron las ideas de Robert Owen. Los socialistas de aquella época, no obstante sus concepciones distintas, prestaron un gran servicio al hacer comprender a los obreros que tanto ellos como los patrones son esclavos de la organización comercial e industrial existente, y que si muchos obreros de hoy fueran patrones mañana procederían del mismo modo que los industriales, de quienes se quejan. Es el conjunto de las circunstancias y el ambiente social lo que hay que modificar.

Los tejedores de Rochdale, no habiendo podido conseguir lo que deseaban, y que consideraban justo, decidieron obtener igualmente un mejoramiento. En uno de esos días húmedos, oscuros y tristes -como los de noviembre, cuando los días son cortos y el sol parece vencido por el desaliento y el disgusto, sin ánimo de brillar-, algunos de esos tejedores, sin trabajo, casi sin pan y socialmente aislados por completo, se reunieron para estudiar lo que más convenía hacer. Los fabricantes tienen el capital, los comerciantes tienen las provisiones. Privados de esos dos recursos y carentes casi por completo de todo, ¿qué podían hacer los obreros? ¿Reclamar el beneficio de la ley de amparo a los menesterosos? Eso habría significado la pérdida de su independencia. ¿Emigrar? La emigración les parecía como una condena a destierro por delito de pobreza. ¿Qué podían hacer, entonces?

Después de muchas reflexiones, resolvieron iniciar su propia lucha. Considerándose como comerciantes, industriales y capitalistas a quienes faltaba experiencia, saber y dinero, se propusieron crearse medios de acción y conseguir, mediante la ayuda mutua, todo lo que les faltaba. Se hizo circular una lista para recaudar fondos. The Stock Exchange (la Bolsa) no habría tenido mucha confianza en el resultado. Doce de estos capitalistas liliputienses se comprometieron a desembolsar una cuota de dos peniques por semana, cantidad que esos «Rothschild» en ciernes no sabían cómo procurarse.

Después de veintidós llamados a los accionistas, la Sociedad no contaba aún con suficientes recursos para comprar una bolsa de harina y, sin embargo, hoy (en 1893, fecha en que apareció la primera edición inglesa de este libro) la Sociedad cuenta con 12.570 miembros y un capital de 296.000 libras esterlinas. Pero en la época a que nos referimos, los socios eran tan pocos y sabían que necesitaban tanto tiempo para realizar sus proyectos que, entre algunos iniciadores, comenzó a cundir cierto desaliento. Por otra parte, como los recursos, aun los más mínimos, son pre- ciosos para quien nada tiene, algunos socios propusieron distribuir entre los suscriptores el pequeño capital reunido. En esas tristes circunstancias, un sábado a la tarde, se inició una discusión. Los miembros del Comité expusieron sus ansiedades y se planteó esta cuestión: «¿Cuáles son los medios más eficaces para mejorar las condiciones del pueblo?

Sería demasiado largo relatar la inextricable discusión que sobrevino. Como en las asambleas más famosas, cada orador creía tener su fórmula infalible para la regeneración del género humano. Los teetotalers («abstemios») sostenían que lo mejor era abstenerse en absoluto de consumir bebidas alcohólicas y destinar el dinero así ahorrado al bien- estar de la propia familia. La proposición no era mala, pero implicaba admitir que en el mundo industrial actual todo se desenvuelve correctamente; que al obrero para enriquecerse le basta con ser sobrio; que el trabajo está suficientemente retribuido y que los patrones no tienen por qué preocuparse mayormente de los intereses de los asalariados. Desgraciadamente, todas estas afirmaciones eran desvirtuadas por los hechos, y la propuesta de los teetotalers fue por lo tanto desechada.

Entonces los cartistas bregaron para interesarse por la política hasta obtener la Carta del Pueblo, única vía de salvación, según ellos. Una vez obtenido el sufragio universal el pueblo haría, él mismo las leyes y eliminaría todo aquello que le fuera perjudicial. Esta propuesta significaba que cualquier otro esfuerzo debía descartarse y que, votándose a discreción, sólo ella podía labrar la felicidad del pueblo. Pero el progreso social no es una invención de la Cámara de los Comunes, y una carta constitucional no puede decretar la abolición de los males de la sociedad ni la felicidad de los seres humanos.

La agitación en favor del sufragio universal era contemplada con simpatía por el Comité y quizá se habría adoptado si algunos de los socialistas presentes no hubiesen hecho resaltar que el día de la redención estaría aún muy lejos si se debía esperar la sanción de la Carta del Pueblo. En consecuencia, propusieron que los tejedores se unieran en una acción común y emplearan los medios a su alcance para mejorar sus condiciones de vida sin dejar de ser cartistas y teetotalers. Este último criterio predominó. James Daly, Charles Howarth, James Smithies, John Hill y John Bent parecen haber sido los principales abogados defensores del cooperativismo en esa discusión. Se realizaron secretamente otras reuniones y se elaboraron planes para abrir un almacén cooperativo de consumo.

Nuestros tejedores, cuyo número alcanzaba a veintiocho, cifra que llegó a ser famosa en la historia de la Sociedad de Rochdale, establecieron las bases de la entidad. Una de las primeras pautas que resolvieron adoptar fue que todas las operaciones se realizarían de acuerdo a lo que denominaban: «El principio del dinero al contado»….Era el resultado de su educación socialista que les hacía considerar el crédito como un mal social, como uno de los malos frutos de la competencia de intereses. Consideraban que la su presión del crédito tendría como consecuencia que las transacciones comerciales fueran más sencillas y más honestas. Por lo tanto, se declararon unánimemente partidarios de la venta contra entrega inmediata del dinero y nunca se apartaron de esta norma de conducta. Lejos de tratar de rehuir responsabilidades, comunistas, teetotalers, cartistas y cooperadores dieron constitución legal a su sociedad. La entidad fue registrada el 24 de octubre de 1844 bajo el título: “Rochdale Society of Equitables Pioneers» (Sociedad de los Equitativos Pioneros de Rochdale)».

Por último destacaremos algunos párrafos del capítulo VI, denominado «Vanos esfuerzos del espíritu sectario». «En 1850, uno de los antiguos enemigos de la paz social -el espíritu sectario- hizo su aparición entre los cooperadores y comenzó a ejercer sobre ellos su influencia disolvente. El crecimiento rápido del número de asociados había traído a la Sociedad cierto número de partidarios de las ideas evangélicas. Esos nuevos miembros demostraron no haber sido educados en la escuela de la tolerancia práctica. La idea de dejar a sus compañeros la libertad que ellos mismos disfrutaban les era completamente extraña. No tardaron en proponer el cierre de la sala de reuniones los domingos y prohibir toda polémica o controversia religiosa. Los audaces y liberales cooperadores a cuyo buen sentido y abnegación se debía la creación y desarrollo de la Sociedad eran contrarios a la adopción de esas restricciones.

Estimaban la libertad moral más que cualquier ventaja de orden personal y veían con terror la introducción en la Sociedad de una fatal causa de discordia que ha destruido tantas buenas instituciones y ha dificultado, a menudo, las más bellas perspectivas de perfeccionamiento mutual».  Finalmente en una asamblea se resolvió esto: «Cada asociado tiene plena libertad de expresar, en las reuniones, sus sentimientos sobre cualquier asunto, siempre que lo haga en tiempo oportuno y en forma conveniente. Todos los temas son legítimos cuando se exponen convenientemente.

En el capítulo VII (sobre «la oposición») se señala que «el milagro realizado por los cooperadores de Rochdale consiste en que a pesar de diferir en sus convicciones han tenido el buen sentido de no disgregarse. Disensiones y hasta odios se elevaron, pero, no obstante, siempre permanecieron fieles al vínculo social. En las clases obreras como en cualquier otra clase social se encuentran seres extraños que parecen haber nacido bajo una mala estrella. Llevan consigo la hostilidad, la desconfianza, la discordia. Quizá no lo deseen, pero no pueden evitarlo. Tienen un acento duro, parecería que su voz no estuviera hecha para emitir ningún sonido melodioso. Jamás testimonian cordialidad ni satis facción. Las líneas de sus rostros denotan la divergencia de sus opiniones; sus labios parecen siempre listos para pronunciar una censura y sus cejas fruncidas reclaman incesantemente procedimientos distintos a los que presencian.

Estos seres son como una especie de erizos sociales cuyas púas están continuamente prontas a herir al adversario. Las funciones de la vida les aparecen invertidas, pues ven las cosas al revés. El camino más recto lo suelen ver llenos de curvas. Saben que toda palabra tiene dos sentidos y siempre toman el significado que no se ha querido darle. No ignoran que un documento no puede consignar todos los detalles, entonces buscan precisamente esos detalles que no se ha considerado oportuno mencionar y fingen ignorar el fondo del asunto. Si ingresan en una sociedad, aparentemente lo hacen para aportar su concurso, pero en realidad no hacen más que criticar sin tratar de mejorar lo que encuentran malo. En vez de ver lo que hay de bueno en la sociedad, para utilizarlo en la defensa mutual, buscan los puntos débiles para exponerlos al enemigo común.

Sus divergencias con los otros socios es causa de continuos desagrados, de manera que su presencia en la Sociedad constituye una verdadera calamidad pública. Se tiene la impresión de hallar más tranquilidad y más paz entre enemigos declarados que entre semejantes aliados. Hombres de ese temperamento no cesan de predecir la ruina de la empresa y hacen todo lo posible a fin de que sus profecías se cumplan. En este caso, no dejan de recordar su clarividencia y pretenden que hay que testimoniarles admiración y agradecimiento por la ayuda que han prodigado.

Para ellos, la cooperación no es otra cosa que la irritación organizada. En vez de guiar a los ciegos, de sostener a los inválidos, de socorrer a los débiles, de estimular a los tímidos, de reconfortar a los desesperados, se pasan los días en pisar los pies de los gotosos, en arrojar, escaleras abajo, a los inválidos, en espantar a los timoratos diciendo que todo está perdido. Un cierto número de esos falsos apóstoles puede hallarse en la ma- yoría de las sociedades; son pocos, pero indestructibles. Son los asaltantes en el gran camino del progreso, alarman a los viajeros, los detienen y los despojan de sus esperanzas. Son los traidores de la democracia. Sólo hombres cuerdos y fuertes pueden vencerlos o evitarlos.

Los cooperadores de Rochdale comprendieron muy bien a esta clase de individuos, hallaron algunos en sus filas, los soportaron, trabajaron con ellos, sin preocuparse de sus discursos, considerándolos como accidentes de ruta, dirigiéndoles, hasta en ciertas ocasiones, una palabra cordial, pero sin detener por ellos su marcha progresiva».

Este «pequeño cambio» que comenzó a fines de 1843, a comienzos del siglo XXI hay aproximadamente tres millones de cooperativas (en distintos sectores donde está presente la economía cooperativa) con 1.200 millones de asociados. La organización que las nuclea (la Alianza Cooperativa Internacional) está presente en 109 países. Es la mayor red de empresas del mundo, una red global que ha sido democráticamente construida desde las organizaciones de cada territorio. Más allá de las dificultades, limitaciones y problemas que tiene toda experiencia humana, es una demostración palpable de cómo las «semillas de cambio plantadas» con esfuerzo, que articulan ventajas concretas en lo económico, con democracia y valores solidarios, son posibles y necesarios para un mundo mejor.

PD: Una excelente síntesis de esta historia se puede ver, desde el minuto 30 en adelante, en este video con la exposición del Dr. Dante Cracogna. Con respecto a los antecedentes en los que se basaron los Pioneros de Rochdale, según J. Rodriguez Tarditti, hay que destacar que en el caso del retorno existen antecedentes que certifican que ya en 1827 se los aplicó en los molinos de Meltham. En cuanto a la democracia, era un principio aplicado por los rochdaleanos tomándolo de «The Rational Sick Burial Society«, de Manchester. En lo referente a la remuneración del capital, lo había propuesto anteriormente Owen. Cabe destacar que hubo un antecedente en Francia nueve años antes.

Casos de cambio exitosos: el aporte a la cultura de la tradición judeocristiana

Se estima que los homínidos florecieron en el Mioceno, entre 25 y 5 millones de años atrás. Nuestro antepasado más antiguo, que fue descubierto apenas en 1994, Australopithecus ramidus, apareció entre cinco y siete millones de años atrás en África, y marca la separación de nuestro linaje del de los chimpancés. En ese largo período evolutivo hemos temido y amado a la naturaleza, hemos creído en distintos dioses, y luego se fue alternando el ateísmo, el agnosticismo y, en las creencias religiosas, fue predominando el monoteismo (1). Dentro de este último ha sido muy significativo el aporte de la tradición judeocristiana que nos permitimos simbolizar con la imagen de la entrada.

En sus orígenes, esta tradición, ha planteado la importancia de escuchar a Dios («escucha Israel«) y el planteo del amor, expresado por Jesucristo en el amor a Dios, al prójimo así como a nosotros mismos (incluido la naturaleza o el ambiente en el que estamos insertos.). Sabemos que esto, lamentablemente, muchas veces -en la imperfecta historia humana- no se ha cumplido o vivido, y se han hecho cosas muy contrarias o atroces (por ejemplo, la Inquisición, las cruzadas, la intolerancia religiosa….entre muchas otras). Ello no obsta a que consideremos que, más allá escepticismos y retrocesos, el balance en la larga línea evolutiva ha tenido un impacto positivo en la cultura y las insitituciones. Ello no obsta a siempre estar atentos a la tentación de predomine el poder (como dominio) y no canalizar nuestra energía para el bien y la vida. Ojalá podamos vivir la «esencia» de esta tradición, con este espíritu y con la ayuda de Dios. Todo ello nos lleva a un cambio para mejor.

(1) Dentro de esta perspectiva es muy relevante el aporte del teólogo González Fauss que, entre sus escritos, se encuentra el titulado “Unicidad de Dios, pluralidad de místicas”, del que se desprende los múltiples caminos que nos conducen a Dios, para quienes somos creyentes en El. También son muy importantes los aportes de las denominadas cosmovisiones o «religiones nativas».

La propuesta educativa de una Orden religiosa para un mundo mejor

En este blog hemos comentado la importancia de la tradición judeocristiana para un mundo mejor, así como los aportes de distintas corrientes pedagógicas.

En esta nota deseamos invitar a ver este video sobre la propuesta educativa y evangélica de la Orden de la Compañía de María Nuestra Señora (en la imagen de la entrada se muestra su presencia en distintos países), fundada por Santa Juana de Lestonnac. Sin duda es muy valiosa y relevante para un mundo mejor, y en términos cristianos colaborar a construir, aunque de manera imperfecta y deseablemente progresiva, el Reino de Dios en la Tierra.

El rol de la poesía para un mundo mejor

Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra poesía expresa la «manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa». Gabriel Celaya dice que «es un arma cargada de futuro» (ver imagen de la entrada) (1).

En este largo reportaje al filósofo Martín Heidegger, expresa hacia el final: «la filosofía no podrá operar ningún cambio inmediato en el actual estado de cosas del mundo. Esto vale no sólo para la filosofía, sino especialmente para todos los esfuerzos y afanes meramente humanos. Sólo un dios puede aún salvarnos (2). La única posibilidad de salvación la veo en que preparemos, con el pensamiento y la poesía, una disposición para la aparición del dios o para su ausencia en el ocaso; dicho toscamente, que no «estiremos la pata», sino que, si desaparecemos, que desaparezcamos ante el rostro del dios ausente…». Según esta perspectiva la poesía tiene un rol trascendente en el cambio para un mundo mejor.

(1) Se agradece la referencia a Sergio Manganelli

(2) Se agradece a Alejandro Razé la mención a esta entrevista. Respecto de la afirmación de Heidegger, desde un punto de vista cristiano, nos animamos a decir que la salvación del ser humano depende que este ame -en este mundo- en todas las «dimensiones»: a Dios, al prójimo y a sí mismo (incluyendo aquí la naturaleza de la que formamos parte) y lo haga no sólo con el pensamiento y la poesía, sino con todo su ser (incluidas especialmente sus emociones) y fundamentalmente «con obras» (¿le diste de comer el hambriento? ¿de beber al sediento?…). Esto le permitirá al alma ir al Reino de los Cielos después de la muerte. Otra forma de entender la salvación, es cómo la entendían los judíos -en la época de Jesús- con la venida del Mesías. Es decir, como un Rey que los liberara de los romanos (hoy, en muchas personas creyentes, sigue vigente la expectativa sobre un Dios presente e interviniente de manera directa en la historia humana). Entendemos que para el cristianismo, la emancipación (o liberación, como forma de salvación en este mundo) depende de que el poder no se exprese como «dominio», de cómo usemos los talentos en esta vida y del tipo de vínculos que establezcamos (deberían predominar los vínculos fraternales, de amistad, de distintas formas de amor…). Puede haber hechos «extraordinarios» (llamados milagros), pero si lo anterior no predomina, dado que el ser humano tiene cada vez más poder y si no incrementa su sabiduría, el final -probablemente y lamentablemente- será apocalíptico. En una de esas Dios nos da una «sorpresa» y evita este tipo de final. Ojalá !!! Esperemos que los humanos hagamos nuestra parte y que es insustituible.

I&D prometedora para vacunas eficaces contra el Covid

El señor de la imagen de la entrada es Jason McLellan, un joven investigador quien, junto a su equipo, está experimentando alternativas eficaces para nuevas vacunas contra el Covid.

En esta nota se explican en detalle los avances que viene logrando, y que sigue perfeccionando para vacunas cada vez más eficaces contra el coronavirus.

Es una potente «luz de esperanza» frente a este flagelo que viene impactando gravemente a la humanidad, en particular con las nuevas variantes del virus como la de Manaos. Ojalá que los experimentos con humanos den los mismos resultados realizados con animales. Esta línea de investigación y desarrollo nos puede llevar a un mundo mejor en esta cuestión específica.

Exploradores de esperanza: un caso vinculado a salir de la pobreza y mitigar el daño ecológico

La imagen de la entrada ilustra sobre cómo reciclar plástico y transformarlo en un insumo útil para una huerta orgánica que no sólo sirva para la autosubsistencia sino también para vender vegetales a terceros y generar un ingreso a personas pobres. Está tomada de la acción de la ong Proyectar y de esta nota del diario La Nación.

En la nota mencionada, entre otras consideraciones, se expresa que «en los Centros Comunitarios Resilientes (CCR), las familias, especialmente las mujeres, aprenden a amasar y cocinar panes y pizzas para después venderlos, y a cultivar sus propias frutas y verduras orgánicas a partir de plantines que consiguen y reparten los organizadores en los barrios, con el fin de generar recursos y mejoras del ingreso después de meses de altibajos y algunos parates.

En tanto, los chicos participan de algunas actividades, juegan y se alimentan en comedores, mientras sus hermanos, la mayoría preadolescentes, forman grupos de scouts para recolectar PET, o Tereflalato de Polietileno; un plástico que pasó de ser algo “descartable” y ajeno en lo cotidiano a ser cien por ciento valioso, reciclable, por el que hoy ganan dinero (por cada kilo que recolectan reciben $35 y ya llegaron a reunir una tonelada) y hasta fabrican ladrillos ecológicos.

En este sentido, refuerzan la gestión de residuos y separación de origen que Barrio Limpio encabeza desde el principio para cuidar al medio ambiente y reducir así el nivel de contaminación de puntos críticos de la Provincia. “La gente ya no tira más basura en el volquete y se la da a los chicos”, señala a LA NACION Ruth, encargada del merendero El Rincón de Leoncia, en Fuerte Apache, Ciudadela, al hablar de los cambios de hábitos y de higiene que trajo esta iniciativa.  Alan, su compañero y aliado en toda esta cruzada, refuerza: “Ahora sacan el plástico que se estanca en las cloacas; antes para ellos todo era desecho”

La construcción de hornos de barro de material y el armado de huertas,además de la logística presente en las plantas de reciclaje -manejadas por cooperativas y montadas en las comunidades- recae en los hombres de las familias, aunque no se trata de tareas excluyentes. Más adelante, en línea con el “espíritu verde” del proyecto, prevén sumar cocinas solares y que su diseño permita hacer un uso racional del material combustible…»

Es una experiencia de «exploradores de esperanza» (1) que buscan y encuentran caminos concretos para ayudar a salir de la pobreza y mitigar el daño ambiental vinculado al reciclaje del plástico. Son iniciativas que nos llevan a un mundo mejor.

(1) Aquí el concepto de «explorador» está tomado en el sentido que le da Gregory Bateson  (agradezco la referencia que me diera -en su momento- Ana Santos y me recordara Ernesto Gore sobre este gran intelectual) y, en particular, a su libro «Ecología de la mente«.

PD: Sobre el reciclaje inclusivo se puede leer esta nota.

 

Si no cambiamos nosotros, no cambiará el mundo

La frase de Tolstoi de la entrada nos hace reflexionar de que el mundo, el sistema, el contexto… no cambiará si no cambiamos nosotros (1) Esto, a su vez, podrá estimular a que otros cambien al verificar que el cambio será «para bien».

Para el cristianismo esto implica nacer de nuevo, tal como como lo expresa Jesús en el texto del Evangelio de Juan 3, 2-3.

Sabemos que no es fácil, pero es imprescindible (en particular para quienes lideran grupos, organizaciones y países) (2) si queremos ir hacia un mundo mejor.

(1) También lo hemos abordado en esta nota.

(2) Esto significa transformar el sentido y la práctica del poder.

El Cambio

El cambio denota la transición de un estado a otro, y puede ser un proceso de transformación gradual  -con continuidades y rupturas- o brusco y radical. Aquí se lo intentará abordar desde lo sistémico, con especial énfasis en lo socioeconómico. No se analizará -por razones de espacio- la cuestión del acelerado cambio tecnológico y el rol de la inteligencia artificial, así como las implicancias del cambio climático.

Las rupturas bruscas (aunque son resultado de un proceso) y radicales son las que denominamos revolución, y están asociadas a la violencia. Múltiples evidencias históricas (la más notable es la de la ex Unión Soviética) nos muestran que el cambio cualitativo profundo que pretendieron (una nueva sociedad, superar al capitalismo con el socialismo) no sólo no fue alcanzado en el tiempo, sino que se volvió a variedades de capitalismo. Algo similar se puede afirmar de otras experiencias como China, Vietnam, etc., otras que están en duda (como Cuba) y algunas que han devenido en desastrosas (el caso actual de Venezuela). Superar la propiedad privada y el no compartir (o la injusticia y la desigualdada través de la coerción extrema no ha sido eficaz y viable.

Respecto de lo que opina «la gente» en cuanto al tipo de cambio social, en una medición de World Values Survey que comenta Marita Carballo, hacia el año 2000, la opinión en Argentina y en un promedio mundial, es la siguiente:

TIPO DE CAMBIO SOCIAL

1984

19911999MUNDO 1999
Acción Revolucionaria

12%

8%4%

12%

Reformas Graduales

77%

81%81%

70%

Preservar la Sociedad Actual11%11%15%

18%

Seguramente la subjetividad que se expresa en estas opiniones está influida por múltiples elementos. De todos modos, más allá de las influencias, tal vez podamos coincidir en que predomina el escepticismo sobre los resultados de la acción revolucionaria, y también que los defensores del «statu quo» o «el no cambio» son minorías. La gran mayoría, tanto en Argentina como en el mundo, prefiere las reformas graduales, y seguramente irlas evaluándolas críticamente de modo de medir sus impactos y resultados. De todos modos es importante precisar ¿qué se entiende por ellas? o ¿cuál es la direccionalidad de las reformas?. Simplificando de manera estereotipada y polar: algunos la entenderán desde un enfoque neoliberal y otros desde la construcción de un estado posible y eficaz de bienestar tendiente al pleno empleo y a la cobertura de los más frágiles (*). Más allá de las palabras que se utilicen habrá que ver su significado e implementación en la práctica. En el medio entre ambas hay muchas variantes y matices de distintas alternativas. El tema de la direccionalidad se retoma a continuación, desde la perspectiva de lo que se viene escribiendo en este blog.

En el marco de lo que se viene de mencionar están las experiencias de transformación gradual que -en particular desde posiciones de centro y de izquierda- se han denominado como «reformismo«. A nivel de enfoques y de corrientes de pensamiento y de prácticas han sido abarcadas por la socialdemocracia, o también por otros intentos y experiencias vinculados con el socialcristianismo y las llamadas «terceras vías». Si nos ceñimos a la socialdemocracia podemos afirmar que los más exitosos, aunque restringidos por el contexto cambiante de la globalización, han sido los países escandinavos. En la entrada de este blog denominada «las alternativas a lo hegemónico» hemos tratado de desarrollar más este tema. Si bien no es posible trasladar automáticamente experiencias de un país a otro, los países escandinavos son un ejemplo de experiencias institucionales en lo socioeconómico y político, con una determinada historia cultural, que han buscado combinar desarrollo económico, mayor igualdad y bienestar. Claro, esta alternativa no satisface al pensamiento radical y al «jacobinismo» que dicen que no se han extirpado de cuajo las principales características del capitalismo, sino que se lo ha moderado, es más igualitario, más humano… pero esto no los satisface como sociedad ideal.

¿Hay posibilidad de otro tipo de transformaciones? Entendemos que para responder a esta cuestión hay que ir «más allá de la razón y la objetividad» de la modernidad e incorporar «lo subjetivo y vincular» desde otra perspectiva y superando el individualismo que no quede sólo en la interioridad sino que se exprese en múltiples dimensiones concretas y objetivas nuevas que vayan de lo micro a lo macro. En lo micro nos ubicamos nosotros como personas que tenemos una evolución -de acuerdo al enfoque de pensadores como Piaget y Kohlberg– donde pasamos por distintos estadios o niveles, según cada caso y contexto cambiante. En ellos hay momentos de placer y felicidad, y en otros de frustración y sufrimiento. Este último puede ser una posibilidad de cambio positivo dado un crecimiento postraumático, o -si no es bien procesado- de daño parcial o irreparable.

En este blog hemos intentado modestamente recorrer este último recorrido de lo micro a lo macro. En este camino debemos pasar por la ley y la autoridad, que nos estimulen o den empujones para el bien, así como tener conciencia de que existe el límite, la justicia y el castigo. Esto nos enseña que «todo no da lo mismo» y que «el fin no justifica los medios«. A partir de esta base hemos enfatizado el rol que puede jugar la cultura en general y la educación en particular, el compartir, canalizar nuestra energía sin dominar a los demás, el desapego de lo material concibiendo el progreso de otra manera, la importancia de la fe vinculada a la resiliencia y al amor a la vida, el evolucionar como civilización y con «otras economías» (en especial con otros valores, social y solidaria, del bien común, ecológica….), dentro de una economía plural y una sociedad democrática que vaya incorporando otros procesos, instituciones y resultados relacionados con lo que venimos de mencionar. Todo esto debería conducirnos a una experiencia postcapitalista donde predominen estas cualidades, según nuestro entender.

Sin duda, lo anterior no es fácil y podrá caracterizarse desde un lado «escéptico» como utópico, planteando que sólo se pueden mejorar las instituciones del capitalismo (a fin de que -por ejemplo- sea menos desigualy que el ser humano -en la práctica- no puede evolucionar más allá de cómo se comporta en este sistema (con sus variedades). En términos de Kohlberg sólo oscilar entre los estadios evolutivos 2 a 5, y nunca poder llegar al estadio 6 o niveles superiores de trascendencia (alcanzados por personas como Gandhi, Martin Luther King, y tantos otros con una actitud y vivencia sapiencial). Por otro lado desde una «perspectiva idealista y revolucionaria» se planteará que tiene «sabor a poco» y se restringe a darle un rostro más humano al capitalismo. Entendemos que no es ni uno ni lo otro, y que deberíamos debatir en profundidad y sin prejuicios este tipo de caminos (como dice la imagen de la entrada) que nos pueden llevar a un mundo mejor.

(*) en el caso argentino teniendo en cuenta sus vaivenes y elementos como esteasí como la cuestión del desequilibrio estructural, que -de manera combinada- nos han llevado a situaciones como las que se viven a comienzos de mayo de 2018. Sobre la trayectoria de la crisis es interesante este video, desde el minuto 17 en adelante, con la opinión de la economista Marina Dal Poggetto. En lo que se refiere a la temática del ajuste se puede ver esta nota.

 

Casos de cambios exitosos: la Unión Europea

Al igual que muchos otros pueblos de la humanidad, los que se fueron transformando progresivamente en naciones europeas, se enfrentaron entre ellos y con otros, durante miles de años hasta llegar al climax de la segunda guerra mundial. Una vez finalizada esta, fue germinando la idea de que esos enfrentamientos y guerras no eran buenos, y que había que tomar otra dirección. Los lideres que emergieron luego de esa tragedia, esbozaron un futuro juntos.

La historia de la Unión Europea tuvo un primer hito con la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. Fue «una entidad supranacional del ámbitoeuropeo que regulaba los sectores del carbón y del acero de los Estados miembros. Fue promovida y alentada desde 1950 por los franceses Robert Schuman, entonces ministro de Relaciones Exteriores de Francia, con la declaración que realizó el 9 de mayo de 1950 (Día de Europa) y Jean Monnet, negociador designado por el gobierno francés y más tarde primer presidente de la Alta Autoridad (organismo rector) de la CECA, a quien se le atribuyó, por su perseverancia y sentido diplomático, finalmente la paternidad de la que fue el antecedente directo de la Europa de los Seis: Francia, Alemania Occidental, Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos. La CECA se creó mediante el Tratado de París de 1951entre los Estados anteriormente mencionados. Posteriormente se crearían la CEE y la CEEA, cuya unión se pactó en 1957 mediante el Tratado de Roma

Finalmente la Unión Europea (UE) se constituyó el primero noviembre de 1993, y está compuesta por veintisiete Estados europeos y fue establecida con la entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea (TUE).

Su camino no ha estado exento de muchas dificultades y limitaciones. Las incorporaciones sucesivas de países no ha sido fácil, la crisis de la deuda de Grecia, la salida de Inglaterra y cómo enfrentar la crisis socioeconómica derivada del Covid-19  tampoco, entre muchas otras. Sin embargo, hasta el presente, ha sido un ejemplo internacional de trascender los nacionalismos y mostrar un camino factible y deseable de que otra globalización es posible. Como lo muestra la imagen de la entrada acepta desafíos y toma medidas muy concretas frente a fenómenos como el cambio climático, como es el caso del Pacto Verde Europeo. Ojalá se pueda replicar este cambio exitoso en otras regiones del mundo.