El rol de la poesía para un mundo mejor

image_pdfimage_print

Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra poesía expresa la «manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa». Gabriel Celaya dice que «es un arma cargada de futuro» (ver imagen de la entrada) (1).

En este largo reportaje al filósofo Martín Heidegger, expresa hacia el final: «la filosofía no podrá operar ningún cambio inmediato en el actual estado de cosas del mundo. Esto vale no sólo para la filosofía, sino especialmente para todos los esfuerzos y afanes meramente humanos. Sólo un dios puede aún salvarnos (2). La única posibilidad de salvación la veo en que preparemos, con el pensamiento y la poesía, una disposición para la aparición del dios o para su ausencia en el ocaso; dicho toscamente, que no «estiremos la pata», sino que, si desaparecemos, que desaparezcamos ante el rostro del dios ausente…». Según esta perspectiva la poesía tiene un rol trascendente en el cambio para un mundo mejor.

(1) Se agradece la referencia a Sergio Manganelli

(2) Se agradece a Alejandro Razé la mención a esta entrevista. Respecto de la afirmación de Heidegger, desde un punto de vista cristiano, nos animamos a decir que la salvación del ser humano depende que este ame -en este mundo- en todas las «dimensiones»: a Dios, al prójimo y a sí mismo (incluyendo aquí la naturaleza de la que formamos parte) y lo haga no sólo con el pensamiento y la poesía, sino con todo su ser (incluidas especialmente sus emociones) y fundamentalmente «con obras» (¿le diste de comer el hambriento? ¿de beber al sediento?…). Esto le permitirá al alma ir al Reino de los Cielos después de la muerte. Otra forma de entender la salvación, es cómo la entendían los judíos -en la época de Jesús- con la venida del Mesías. Es decir, como un Rey que los liberara de los romanos (hoy, en muchas personas creyentes, sigue vigente la expectativa sobre un Dios presente e interviniente de manera directa en la historia humana). Entendemos que para el cristianismo, la emancipación (o liberación, como forma de salvación en este mundo) depende de que el poder no se exprese como «dominio», de cómo usemos los talentos en esta vida y del tipo de vínculos que establezcamos (deberían predominar los vínculos fraternales, de amistad, de distintas formas de amor…). Puede haber hechos «extraordinarios» (llamados milagros), pero si lo anterior no predomina, dado que el ser humano tiene cada vez más poder y si no incrementa su sabiduría, el final -probablemente y lamentablemente- será apocalíptico. En una de esas Dios nos da una «sorpresa» y evita este tipo de final. Ojalá !!! Esperemos que los humanos hagamos nuestra parte y que es insustituible.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *