Prevención de Deslizamientos de Tierra

En otra nota nos hemos referido a la prevención de catástrofes naturales. Dentro de la problemática general anterior, en esta nos focalizaremos en particular en la prevención vinculada a deslizamientos de tierra, también denominados deslaves y avalanchas. Es un fenómeno muy común en diversos países del mundo, y en el caso de la Argentina lo han sufrido recientemente provincias como Chubut o del norte como Jujuy. En la imagen de la entrada se ejemplifican medidas posibles de prevención (ver otras imágenes en este link).

En este sitio se señala que si observamos desniveles muy verticales, terrenos flojos o quebradizos, grandes capas de tierra con formas protuberantes y rocas débilmente agarradas al terreno, nos encontramos frente a un área donde son factibles los deslizamientos, por lo que debemos tomar algunas normas que nos ayuden a prevenir los deslizamientos o avalanchas como ser:

  • Localizar las áreas propensas a deslizamientos.
  • Evitar los asentamientos cerca de las áreas de riesgo.
  • Activar campañas de reforestación planificada.
  • Mejorar el drenaje de los suelos.
  • Modificar pendientes de los suelos que ayuden a reducir su ángulo.
  • Educar en temas de preparación comunal para enfrentar emergencias.
  • Establecer sistemas de monitoreo, aviso y evacuación de la población ante inminentes deslizamientos.
  • Cuando un deslizamiento se presenta sorpresivamente hay pocas formas de protegernos pero podemos tomar medidas como:
    • Ubicarse en un lugar topográficamente seguro.
    • Alejarse lo mayor posible de la trayectoria natural de la caída de materiales.
    • Evite vibraciones mecánicas o ruidos que puedan desencadenar la posible avalancha».

En regiones de Colombia, como Cali, según esta fuente, se sugiere -entre otras-: «1. No construir, ni comprar, ni alquilar edificaciones en zonas tradicionalmente inundables, como puede ser las riberas de los ríos y quebradas, sus antiguas lechos y las llanuras o valles de inundación. 2  No arrojar ningún tipo de residuo sólido a los sumideros y contribuya proporcionalmente a su mantenimiento. 3 Evitar que el lecho del río se llene de sedimentos, troncos o materiales que impidan el libre tránsito de las aguas. 4. Si puede ser afectado por una inundación lenta, guarde objetos valiosos en lugares altos para que no vayan a ser cubiertos por el agua. 5. Desconectar la corriente eléctrica para evitar cortos en los tomas. 6. Tener previsto un lugar seguro donde pueda alojarse en caso de inundación y hacer todos los preparativos por si necesita abandonar su casa por inundación. 7. Evacuar con su familia a una zona segura, evite atravesar ríos o lugares inundados a pie o en vehículos a no ser que así lo dispongan los cuerpos de socorro. 8. Tener agua limpia disponible. Llenar las bañeras, piletas y jarras con agua limpia, en caso de que la fuente de agua se contamine. 9. Tener a mano los artículos de emergencia: (comestibles, agua embotellada, equipo de primeros auxilios, medicinas, linterna y  una radio con pila). 10. Las tierras ribereñas vulnerables deben protegerse con barreras con barreras de protección naturales o artificiales (vegetación, sacos de arena, entre otros), para lo cual, es necesario buscar la debida asesoría del Consejo Municipal de la Gestión del Riesgo de Desastres (CMGRD)».

Además plantea «a) No construir con materiales pesados en terrenos débiles. b). Para detener la erosión que causa deslizamientos, evite quemas, talas y surcos en el sentido de la pendiente. c). Si está en zona de amenaza, tenga con su vecindario un plan de evacuación con un sistema efectivo de alarma. Establezca un plan de emergencia para su familia y sus vecinos. d) Proteja el nacimiento de aguas, chorros, arroyos y quebradas, sembrando pasto, cañabrava, guadua, bambú, entre otras especies.»

Algunas preguntas que nos quedan: 1. ¿Nuestra autoridad territorial (Municipio o Comuna) implementa algo de lo anterior? 2.a ¿los vecinos son conscientes del diagnóstico de estas situaciones y son parte de la solución (por ejemplo ayudando a forestar, aterrazar laderas o construyendo taludes o gaviones)? 2.b ¿las instituciones educativas, culturales y los jóvenes colaboran con estas tareas? 3. ¿las universidades, autoridades técnicas provinciales o nacionales, cuerpos de ingenieros del ejército, etc., han ayudado a diagnosticar y encarar actividades preventivas? 4. ¿las autoridades de defensa civil han informado adecuadamente a población, y están debidamente articuladas con autoridades sanitarias, de seguridad y de fuerzas armadas para mitigar las consecuencias de fenómenos de este tipo?, entre otras.

Situaciones, como el agravamiento del cambio climático, lamentablemente las harán más frecuentes y nos pueden conducir a un mundo peor si no hacemos nada al respecto.

 

Prevención de Accidentes

El accidente, según la Wikipedia, se define (del latín accĭdens, -entis) como  un suceso no planeado y no deseado que provoca un daño, lesión u otra incidencia negativa sobre un objeto o sujeto. Para tomar esta definición, se debe entender que los daños se dividen en accidentales e intencionales (o dolosos y culposos) (Robertson, 2015). El accidente es la consecuencia de una negligencia al tomar en cuenta los factores de riesgo o las posibles consecuencias de una acción tomada.

Hay distintos tipos de accidentes, como los que se producen en el hogar, en el trabajo (ver frase de la imagen de la entrada), de tránsito y de otros tipos de transporte, en la naturaleza o en el campo, en la infancia, en la escuela, entre los principales ámbitos. Por lo tanto hay distintos tipos de prevenciones o cuidados a tener para que no se provoquen. De modo general podemos decir que tiene que haber una infraestructura (caminos, edificios, etc.) y equipamiento (vehículos, muebles, redes, etc.) adecuados, una organización con normas y procedimientos claros con personas preparadas para su uso, cuidado y mantenimiento, y un control por parte del Estado.

Se han realizado manuales de prevención de accidentes para niños, normas de prevención de accidentes laborales y marco internacional de la OIT, normativas y prácticas de escuelas seguras (por ejemplo Ciudad de Buenos Aires), prevención de accidentes de tránsito (incluidas acciones realizadas por ongs), prevención de accidentes en el medio rural, etc.  El rol de cada uno, de las familias, de la educación, la salud, de las empresas (si sólo cuenta el lucro no habrá cuidado), de los sindicatos, de las religiones, asociaciones y ongs, de la política y del Estado (en lo legislativo, judicial y de control ejecutivo) deberá articularse armoniosamente en una cultura del cuidado con esta finalidad.

También hay que tener en cuenta los componentes psicológicos que influyen en las causas de los accidentes como señala esta nota, vinculada con las «crisis del cambio». Para más elementos se puede visualizar este documento sobre la teoría psicoanalítica del accidente.

Lo anterior tiene como implícito la importancia de la conciencia y el amor a uno mismo, a los demás y a la naturaleza, llevándolo a la práctica de modo de evitar el sufrimiento, los daños o la muerte por no tener el necesario cuidado. Si somos consecuentes con esto, nos ayudará a ser más felices y construir un mundo mejor.

Prevención de Catástrofes Humanitarias

Muchas crisis humanitarias cuando no se previenen, atienden o resuelven, desembocan en catástrofes humanitarias. Según la Wikipedia las causales pueden ser múltiples como «crisis políticas (guerra internacional o civil, persecución de una minoría), crisis ambientales, que a su vez pueden ser previsibles (malas cosechas por sequía, plagas o en todo caso mala planificación, que pueden producir hambrunas), poco previsibles (huracanes, monzones) o totalmente imprevisibles (terremotos, tsunamis). Cabe destacar que, las mayores causas de crisis humanitarias en el mundo son productos de crisis políticas donde no sólo destacan acciones que no generar el repunte de la economía sino cuyos gobiernos se encuentran plagados de burocracia y corrupción».

En la imagen de la entrada se ha intentado mostrar geográficamente algunas de ellas y su visualización cuantitativa de la población en sus lugares de origen y en los lugares de destino. Según ACNUR la cantidad desplazados en el mundo en 2016 alcanzó la cifra récord de 65,6 millones de personas (una vez y media la población de la Argentina). El desarraigo de ella y la sensación de invasión en los lugares de destino provoca -en estos últimos- múltiples reacciones desde las positivas (solidaridad) pero fundamentalmente negativas de xenofobia, racismo y crisis políticas con giros hacia políticas de derecha o extrema derecha.

¿Es posible prevenir este tipo de crisis y catástrofes? Hasta el momento parece que no, y puede parecer como utópico un enfoque de este tipo. Sin embargo dado el horror que significa que tantos millones de personas padezcan esto, y que ello no es una fatalidad, podemos plantearnos -al menos conceptualmente- que si quisiéramos prevenir las causas de estas crisis deberíamos tener en cuenta algunos de los siguientes aspectos:

  • las crisis políticas están relacionadas fundamentalmente a la cuestión del poder que muchas veces deriva en autocracia y en definitiva a que no sabemos canalizar nuestra energía y vínculos con sabiduría,
  • lo anterior también conlleva una mala gestión de la economía y a desencadenar hambrunas como en la Rusia de Stalin, en la China de Mao o en la Venezuela de Maduro, por citar algunas de ellas, derivadas -entre otros elementos y además de lo que se viene de mencionar- de un mal abordaje del tema del mercado,
  • también las crisis políticas derivan en guerras civiles o en guerras entre países, planteando el desafío impostergable para la humanidad de la construcción de la paz ante un mundo preocupante,
  • las causales de las crisis ambientales (y sus múltiples derivaciones, una de las cuales son las hambrunas), y la importancia de la lucha contra el cambio climático en su cuanto a su generación, así como las catástrofes naturales, que deben ser tenidas en cuenta,

entre las principales.

No es fácil -como expresáramos anteriormente- modificar este tipo de situaciones, pero es un desafío para la humanidad actuar con urgencia y persistencia dada la gravedad de estas situaciones y sus múltiples implicancias, transformando la civilización si queremos perdurar y desarrollarnos en este planeta. Cambios de culturas, consensos amplios y transversales e instituciones adecuadas y eficaces son un buen comienzo para converger hacia un mundo mejor.

 

La prevención frente al aumento del nivel del mar

Según esta fuente «la subida del nivel del mar es un fenómeno que ha tenido lugar por lo menos desde comienzos del siglo XX. Este ascenso, de 1900 a 2016, ha sido de 16-21 cm.2​ Desde 1993 se observa que la subida ha sido más acelerada, de 7,5 cm, a un ritmo de 3,0 mm al año. Esta aceleración se debe mayormente al calentamiento global, de origen antropogénico, que está provocando una expansión térmica de las aguas oceánicas y un deshielo en las zonas polares y glaciares.​ Según el último informe (AR5, de 2014) del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), si esta aceleración se mantiene constante, el aumento del nivel del mar entre 2000 y 2100 sería de 26-55 cm en caso de producirse pronto un recorte en las emisiones de gases de efecto invernadero, o de 52-98 cm, si dichos recortes no tienen lugar.​ Estos cálculos no toman en cuenta varios posibles factores agravantes sobre los que no se tienen a día de hoy conocimientos suficientes, lo que significa que un escenario más negativo podría tener lugar, con subidas por encima de los dos metros.

En 2007, el mencionado IPCC afirmó que es muy probable que el calentamiento provocado por la actividad humana (antropogénico) contribuyó a la subida del nivel del mar observado en la segunda mitad del siglo XX.6​ El informe de 2013 del IPCC (AR5) concluyó que «existe una gran fiabilidad en que la tasa de subida del nivel del mar se ha incrementado durante los últimos dos siglos, y que es probable que el nivel global medio del mar se haya acelerado desde 1900. Las subidas del nivel del mar pueden influir considerablemente en las poblaciones humanas en las costas y las regiones insulares, además de en ambientes naturales como los ecosistemas marinos.​ Se espera que el aumento del nivel del mar continúe por siglos. Debido a la gran inercia, tiempo de respuesta largo de partes del sistema climático, se ha estimado que ya hemos puesto las circunstancias para un aumento del nivel del mar de aproximadamente 2,3 metros por cada grado de aumento de la temperatura, para los próximos 2000 años». El 23/3/2021 salió este artículo que da cuenta de una mayor rapidez en el descongelamiento y que el nivel del mar podría subir 6 metros. En esta nota se indica que el deshielo en Groenlandia habría llegado a un punto de no retorno. Algo similar se dice en esta sobre la Antártida.

En esta nota se analiza el impacto que puede tener el impacto del aumento del nivel del mar en las zonas costeras de Argentina, como por ejemplo, «la Bahía de Samborombón, el Delta, las costas de Quilmes y más al sur, Playa Unión, Río Gallegos y Río Grande son algunas de las zonas con mayor cantidad de tierras en riesgo por la suba del nivel del mar o las inundaciones extremas generadas por la crisis climática, según una nueva simulación publicada por Nature Communications y que da cuenta de que alrededor del mundo unas 300 millones de personas podrían verse afectadas por estos fenómenos para 2050″. En la imagen de la entrada se presenta una simulación sobre la ciudad de Miami (EE.UU). En el caso de Argentina sería muy relevante tomar conciencia y encarar de acciones posibles de mitigación de consecuencias que se pueden generar como la inundación de la planta potabilizadora de Aguas Argentinas en la costanera del rio de la Plata o los silos para exportación de granos de Bahía Blanca o de Rosario (por el aumento del nivel del rio). Son cuestiones que llevan su tiempo, pero ante el avance sostenido del deshielo en los polos habría que irlas previendo desde ya.

La prevención de este fenómeno tiene distintas dimensiones: 1. Actuar sobre las causas del cambio climático y revertir este fenómeno (es lo más relevante, pero hoy en día parece bastante difícil);  2. Evitar nuevas radicaciones sobre las zonas costeras que pueden ser más afectadas, y tender a reubicar la población que hoy están en ellas;  3. Encarar proyectos de defensa de costas al estilo del proyecto MOSE en Venecia o las encaradas por Holanda, pero -dado sus altos costos- de muy difícil implementación en países con menores recursos y urgencias de corto plazo, entre las principales. Ojalá tomemos conciencia de este grave problema a fin de no ir hacia un mundo peor.

Prevención contra incendios forestales

El cambio climático, con el aumento gradual de la temperatura promedio (acompañada de avances en el proceso de desertificación en muchos países del mundo), así como la quema de bosques (asociada a incrementar la superficie agrícola), agravan la cuestión de los incendios forestales como ha sido el caso de Australia, EEUU, y otros países del mundo.

La imagen de la entrada, tomada de una fuente mexicana, ilustra algunas de las principales medidas para evitarlos. Esta nota ha sido elaborada más específicamente para el contexto argentino, y comienza diciendo que «el manejo del fuego incluye seis tipos de acciones: planificación, prevención, supresión, detección, extinción y evaluación. Las primeras tres abarcan todas las medidas que se pueden tomar antes de la generación de focos de incendio, mientras que las demás incluyen tareas, más costosas y complejas, que se deben realizar una vez que el incendio ya está activo.»

En cuanto a las actividades de prevención las mismas implican «en primer lugar tener claras dos cosas: cuáles son las causas de un incendio y cuáles son las variables que determinarán su comportamiento una vez iniciado. Respecto de lo primero, según las Estadísticas de Incendios Forestales 2016 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación se desconoce el origen de un gran porcentaje de los incendios ocurridos en el Bosque Andino-Patagónico. Pero de las causas que sí se identificaron, la más frecuente es la negligencia, en segundo lugar están las intencionales y en menor medida las naturales. Este panorama se repite año a año.

Respecto de lo segundo, los factores que determinan cómo se comportará un incendio una vez activo, cuál será su intensidad y severidad, son tres: las condiciones meteorológicas (los vientos, las temperaturas y las lluvias), la topografía o relieve del área y el tipo y cantidad de combustible (biomasa e infraestructura) que el fuego encuentre en su camino. “Sobre lo único que tenemos posibilidades de actuar es la biomasa. No podemos modificar el clima en el corto plazo, hacer que llueva en el verano en la Patagonia o controlar el viento y la humedad relativa, pero sí manejar la biomasa y disminuir el impacto de los incendios”, afirma el investigador Defossé.

Existen diferentes técnicas de reducción del combustible. Entre ellas, las quemas prescritas. “Se hacen bajo condiciones estrictamente controladas de temperatura, humedad relativa y otras variables para conseguir determinados objetivos. Uno fundamental es reducir la cantidad de biomasa para evitar que el día que venga un incendio se transforme en catastrófico. ¿Cómo se hacen? Paso a paso, en pocas hectáreas, viendo los resultados”, explica Defossé. Y agrega: “La quema prescrita es como el virus atenuado en la vacuna que te ponés para que no te agarre la enfermedad, que sería el gran incendio”. En la Comarca Andina de la Patagonia, por el momento solo se realizan de forma experimental y con fines de investigación, ya que aún no existe un consenso respecto del uso de esta herramienta que se viene utilizando desde haMce años en países como, por ejemplo, los Estados Unidos.»

Más adelante en la nota se expresa que «en una charla virtual, realizada en el marco de la Semana del Ambiente, Blackhall y Franzese mencionaron varias acciones importantes para mantener en condiciones lo que se conoce como “espacio defendible” ―que es aquel que se encuentra en un área de al menos 10 metros alrededor de una edificación― y disminuir el peligro de incendio:

  • Plantar especies adaptadas al clima del lugar, que no impliquen un riego extra, en lugar de especies exóticas como los pinos.
  • Considerar especies que no acumulen naturalmente material seco.
  • Mantener el césped corto y húmedo.
  • Podar las ramas bajas de los árboles para evitar la “continuidad vertical” que permite subir el fuego hasta la copa.
  • Considerar plantas que tengan un valor de conservación y de biodiversidad.
  • Evitar especies tóxicas o que pueden provocar alergias».

Finalmente podemos afirmar que es muy importante la inversión a realizar en aviones hidrantes y preparación de brigadistas. En esta nota se expresa que «en octubre de 2019, el presidente Sebastián Piñera anunció un flamante operativo para proteger a su país de los devastadores incendios forestales durante el verano. Prevención absoluta para una nación cordillerana repleta de una vastísima vegetación. Piñera detalló que el Plan Nacional de Manejo y Prevención de Incendios Forestales contendría 107 naves y 6000 brigadistas. Una inversión de 200 millones de dólares». Lamentablemente en Argentina, por el momento, estamos lejos una inversión y preparación similar.

Son todos temas a tener en cuenta, frente a una amenaza y a una realidad que, lamentablemente, estará cada vez más presente.

 

 

 

 

El cuidado en situaciones extremas: guias y manuales de supervivencia

El instinto de supervivencia o de autoconservación es una característica de los seres humanos (y también de otros seres vivos como los animales). A lo largo de la historia la humanidad ha desarrollado -por un lado- muchos conocimientos y medios que lo garanticen cada vez más (en alimentación, salud…), y a la vez que lo pongan en peligro por la lucha por el poder, no resolver satisfactoriamente la desigualdad y la pobreza, la no reversión del cambio climático o no introducir códigos de ética a la inteligencia artificial, entre los principales.

La imagen de la entrada ilustra sobre un famoso personaje, Robinson Crusoe. Fue una de las obras más famosas del célebre escritor inglés Daniel Defoe (publicada en 1719 y considerada la primera novela inglesa).​ Sabemos que se trata de una autobiografía ficticia del protagonista: un náufrago inglés que pasa 28 años en una remota isla desierta en la desembocadura del Orinoco, cerca de las costas de Trinidad y Venezuela.

El tema de sobrevivir a un naufragio también ha sido tratado en films más recientes, y plantea su posibilidad lejos del resto de la civilización (1). Pero hay muchas otras formas de supervivencia más cotidianas en la sociedad actual bajo la forma de los migrantes (de Africa a Europa, de centroamérica a EEUU o por conflictos o guerras), de quienes en situación de pobreza y asisten a comedores comunitarios, o viven situación de calle en metrópolis como Buenos Aires, Los Angeles, Calcutta, entre muchas otras. La falta de desarrollo, de equidad, de políticas públicas eficaces orientadas hacia el bienestar, de lucha efectiva contra la pobreza, de cuidado… están entre las principales causas de este naufragio o catástrofe social que podría ser resuelto por la Humanidad.

En esta nota desearíamos listar algunas guías y manuales con técnicas de supervivencia (disponibles en internet) para catástrofes naturales o derivadas de las situaciones cada vez más extremas del cambio climático.

Hay desde las más simples como esta, hay libros como este o más antiguos que utilizan las fuerzas armadas de algunos países como este, relacionados con supervivencia urbana, vinculados con emergencias nucleares o radiológicas, las que pueden aprender los/as niños/as (como las que utilizan los scouts) o las que hay -en general- en videos como este. Solo como ejemplos de un número más vasto, al que se le pueden agregar las que utilizan los países que están en guerra (como Ucrania) y la importancia de contar con buenos refugios.

Ojalá que no tengamos que utilizar estos recursos y -como Humanidad- podamos recapacitar, no caer en tragedias evitables e ir convergiendo hacia un mundo más seguro y mejor.

(1) También ha sido analizada bajo la perspectiva de lo que conlleva vivir a la intemperie.