Intereses difusos, como el clima, y realidades concretas, como los incendios en Australia

image_pdfimage_print

Los intereses difusos, según la RAE, son «intereses generales cuya defensa no está atribuida a un sólo sujeto u organización (como así ocurre con los intereses colectivos), por lo que no bastan para la justificación de la existencia de un interés legítimo a efectos de legitimación activa». Están emparentados con los derechos difusos, y un ejemplo de ellos es el medioambiente o el clima.

Como señalamos en esta nota, en general predominan los intereses concretos, de corto plazo, relacionados con nuestra situación individual, nuestro trabajo, nuestro bienestar, nuestra familia… y si bien viene creciendo la preocupación por el medio ambiente, el riesgo de agravamiento del cambio climático aparece como lejano, hasta que emerge dramáticamente -bajo la forma de incendios generalizados- como es el caso de Australia (ver el mapa de la imagen de la entrada y también esta nota). Ahí aparece «repentinamente» una catástrofe que se viene incubando lentamente a nivel global, y va teniendo distintas manifestaciones (algunos la pretenden reducir a un fenómeno acotado a un sólo país, pero hay muchos ejemplos que van desde Africa hasta el Amazonas, pasando por California o Portugal) (1). Ello podría generar un «cisne verde«.

A este panorama, a comienzos de 2020, se le suman graves acontecimientos internacionales, como en Oriente medio, pero de repercusión global. Ojalá que prive una racionalidad basada en deseos, valores y acciones de búsqueda del bien y la vida, y no el mal y la muerte. Ello nos pueden conducir a un mundo mejor.

(1) más allá de factores humanos que contribuyen en su causalidad. Actualizaciones sobre esta temática se pueden en notas como esta.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *