El rol de las cosmovisiones y la filosofía

En la primera nota de esta sección colocamos una imagen con una frase del Dalai Lama que nos ilustra bien sobre la importancia de las cosmovisiones y filosofías de vida en el cuidado de nuestros mismos, de los demás y del planeta en el que vivimos.

Aquí colocamos una frase de Sócrates sobre la importancia de hacernos preguntas que nos ayuden en el logro de lo anterior, y en particular en el amor a nosotros mismos y a los demás. En esta perspectiva invitamos a ver este video (1) referido a una conversación con Javier Gomà Lanzón sobre una filosofía que sirva para vivir mejor.

En la medida que podamos invitaremos a colaboradores a que presenten otros enfoques que también vayan en dirección a un mejor cuidado de la vida y, por lo tanto, en dirección a un mundo mejor.

(1) Se agradece a Fernando Ledo por la referencia.

Prevención frente a las pandemias

En esta nota se afirma que  “si es cierto el dicho de que ‘el pasado es el prólogo del futuro’, nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante”. No son las palabras de un predicador apocalíptico sino la durísima advertencia que encolumnará el primer reporte del Global Preparedness Monitoring Board (GPMB), organismo creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial (BM), cuyo informe inicial -del que Clarín obtuvo un adelanto- será presentado este 22 de septiembre. Para evitar el pronóstico que esgrimen, tal vez convenga spoilear, sin anestesia, las conclusiones del informe: aseguran que si hoy azotara al mundo una pandemia como la de gripe de 1918 (una de las mayores de la historia), podría terminar con la vida de 50 a 80 millones de personas, y liquidar casi el 5% de la economía mundial. A comienzos del 2020, en esta nota y en especial en esta, se lo actualiza respecto del coronavirus. En cuanto a su origen se puede visualizar en este link.

El informe –elaborado por una «junta de vigilancia», integrada por 15 miembros, entre dirigentes políticos, jefes de organismos internacionales y expertos de la salud- se basa en la experiencia de la pandemia de la gripe A en 2009 y los efectos del brote de ébola, entre 2014 y 2016. Dicen que, tras esos episodios, “muchas de las recomendaciones examinadas se aplicaron de forma deficiente o no se aplicaron en absoluto, por lo que persisten deficiencias graves”. Y, en un comentario digno «de diván», agregan: «Prodigamos esfuerzos cuando surge una amenaza grave y nos olvidamos rápidamente cuando la amenaza remite».

Más adelante expresa «lo importante es centrarse en los tres pilares que permitirían estar «mejor armados» ante una potencial crisis sanitaria: «Hacer ejercicios de preparación de pandemias, invertir y hacer una gestión adecuada de los recursos”. Precisamente, el documento que difundirá la OMS-BM se centrará en siete recomendaciones “urgentes” destinadas a la dirigencia política.

Esos consejos podrían resumirse en un explícito pedido a los jefes de gobierno, organizaciones intergubernamentales y regionales (G7, G20, G77…) a invertir e impulsar estrategias para aumentar el financiamiento en pos de estar «preparados para lo peor». Además, «dar el ejemplo» a la hora de cumplir los compromisos políticos y financieros adquiridos para sostener los planes de prevención.

También señalan la necesidad de designar autoridades nacionales vinculadas a este tema e interpelan directamente a los organismos de financiamiento externo: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. «Deben vincular la preparación con la planificación de los riesgos económicos», especifican.

Quizás la recomendación más importante sea la cuarta, que apunta al desarrollo científico y tecnológico: “Los donantes y las instituciones multilaterales deben garantizar inversiones suficientes para el desarrollo de vacunas y tratamientos innovadores…” También es muy útil este documento.

Lo anterior nos ayudaría a no ir a un mundo peor.

PD: Sobre los dilemas morales y políticos que se han presentado en la historia de las pandemias se puede visualizar esta excelente nota.

El rugby como metáfora de tipos de liderazgos, valores y educación

Hemos reflexionado sobre la importancia del juego en esta nota, pero vinculada con un mundo mejor. Pero no siempre es así, en especial cuando va asociado a determinadas culturas (por ejemplo las que priorizan la virilidad y el machismo), liderazgos (en especial negativos), fenómenos de «manada» (o con alto componente irracional), considerar el juego como «una guerra, de matar o morir» (y por lo tanto vinculado al poder como dominio), entre otras (1).

Esto último se ha expresado en la localidad balnearia argentina de Villa Gessell, en el mes de enero de 2020, donde un grupo de rugbiers provocaron el brutal crimen del joven Fernando Báez Sosa. Al respecto compartimos el enfoque de esta nota vinculado con encarar lo preventivo (antes de que sea demasiado tarde como fue este caso). En la misma se expresa que «hay que tener en cuenta el carácter del jugador, que se desarrolla en etapas tempranas, cuando están en infantiles y juveniles y trabajar con sus entrenadores. La clave pasa por detectar al líder sano. Esto que pasó el otro día en Villa Gesell tiene que ver con un tema de liderazgo, el actuar en manada detrás de un líder negativo, los demás que lo siguen que son como sublíderes y el resto que no se anima a decir que no porque tienen temor, es algo que tiene que ver con psicología de masas. Si vos trabajas en la detección al liderazgo sano a temprana edad es lo que va a influir en un equipo humano y estos hechos lamentables no sucederían porque los jugadores positivos te marcarían a quienes están transgrediendo las normas y ahí podés hacer prevención».

Más adelante dice «pero la realidad de hoy es que los socializadores primarios como la escuela, la familia, las instituciones religiosas son claves y todos están en déficit y ausentes. Y los clubes están desbordados porque cuando se deben preocupar en desarrollar lo deportivo tienen que aprender a enseñar valores primero. Cuando fui jugador, a mí los valores me los enseñaron primero en mi casa y cuando en el club me los pedían y yo se los daba. Hoy no pasa eso. La falencia del entrenador de hoy es que tiene que saber más de pedagogía que sobre deporte».

Pero el juego, como el rugby, puede ser también sanador y por ello hemos puesto en la imagen de la entrada al equipo de «Los Espartanos», que son jóvenes que hacen su rehabilitación en cárceles a través de la práctica de este juego. Al respecto es muy aleccionadora esta nota. Ello nos puede conducir a un mundo mejor.

(1) Podemos agregar la adicción al juego o ludopatía, su relación con el desenfreno vinculado al tener o poseer dinero, etc.

Frente al cambio climático

En este blog nos hemos referido a la importancia de la economía ecológica (en sus distintas ramas) así como en la imprescindible implementación de políticas públicas que mitiguen y ayuden a cambiar de tendencia el cambio climático. Desde el punto de vista del sistema económico esto conlleva a emprender más allá de la maximización del excedente económico (arquetipo del homo economicus) y a cuestionar el capitalismo, en tanto sea una expresión hegemónica y extractivista de lo que venimos de mencionar.

Vinculado con esta temática del cambio climático, a fines de 2017 se estrenó la película «La Verdad Incómoda 2» (liderada por Al Gore, y relacionada con la imagen de la entrada) que, en la actualidad se puede ver en algunos canales de televisión y en cines, pero aún no se dispone en sitios como YouTube. Esta versión es la saga de una primera emitida en 2006. Un comentario se puede visualizar en este link.

En esta línea, desde una manera más crítica y vinculada con el capitalismo (al menos en su variedad hegemónica en muchos países), va el libro de Naomi Klein, «Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima», que se sintetiza -entre otros- en este video y en esta nota (sobre propuestas a encarar ver la tercera parte de este libro). Desde una perspectiva religiosa es muy relevante la Encíclica del Papa Francisco «Laudato Si. Sobre el cuidado de la casa común». Desde una perspectiva de políticas públicas es muy relevante el Pacto Verde de la Unión Europea.

Informar, educar y actuar en esta temática es fundamental si nos inspira el cuidado y la prevención frente al cambio climático. Este último adquiere dimensiones urgentes, como lo expresamos en esta nota.

Frente a la exclusión de la vejez

Las sociedades actuales tienden a caracterizarse por el envejecimiento de sus poblaciones que cada vez más incrementan su expectativa de vida.  Las políticas científicas están orientadas a extender la vida humana a límites extremos y la vejez se convierte en un período de la vida que puede prolongarse por más de cincuenta años.  Como consecuencia, muchos gerontólogos han comenzado a replantearse las preguntas originales: ¿qué es la vejez? ¿es una etapa de la vida o es una característica que comparten algunas personas a las que consideramos viejas?.

Tradicionalmente, se ha adoptado la definición establecida por la Primera Asamblea Mundial del Envejecimiento en Viena 1982, según la cual se considera anciano a toda persona mayor de 60 años de edad. Pero sabemos que para muchos gerontólogos la edad cronológica no es un criterio válido, porque el proceso de envejecimiento no es idéntico para todas las personas; hay grandes diferencias según el género, el nivel socioeconómico, el nivel educativo, el contexto ecológicosocial, el estilo de vida y el impacto de los acontecimientos histórico sociales que afectan el curso de la biografía personal. Esto es lo que consideramos envejecimiento diferencial desde la perspectiva del curso de la vida. Así, por ejemplo, en un contexto de pobreza rural es muy probable que, tanto desde su propia comunidad como desde la conceptualización de los roles específicos, puedan ser consideradas ancianas personas de menos de 60 años, que según esta convención no serían categorizadas como tales y por lo tanto, podrían quedar afuera de planes asistenciales para la vejez.

Por otro lado, ya hacia fines del siglo XX, la prolongación de la vida juntamente con la disminución de la mortalidad, hicieron que mucha gente viviera muchos más años y la denominada tercera edad se volvió casi tan larga como las otras dos. Y justamente lo arbitrario de la definición ha hecho necesario comenzar a diferenciar subgrupos dentro del grupo de los viejos. Los gerontólogos franco parlantes optaron por diferenciar la tercera edad, de los 65 a los 75 años, de una cuarta edad, más allá de los 75 años, edad que actualmente se ha desplazado a los 80 años, mientras que los anglo parlantes distinguen a los viejos-jóvenes de los viejos-viejos.

Se ha recurrido a la edad cronológica como criterio para la organización de las instituciones sociales por la simplicidad de su aplicación y por ser considerada una categoría igualitaria y equitativa debido a su universalidad. Además, cuando se considera la edad cronológica nadie puede sentirse invadido en su intimidad, cosa que no ocurre cuando se utiliza cualquier otra definición de vejez. Sin embargo, su aplicación plantea ciertos problemas que se han sintetizado como sigue:

  1. En cuanto al conocimiento científico, una explicación basada en la edad cronológica no es útil, dado que en si mismo no constituye un principio explicativo.
  2. En cuanto a su aplicación práctica, especialmente en gerontología, la edad cronológica no puede predecir de manera general la forma de vida de las personas ni sus necesidades.
  3. En cuanto a la difusión del conocimiento gerontológico al público en general, la utilización de la edad cronológica puede conducir a la cristalización de estereotipos relativos a las personas de edad avanzada que contribuyan a etiquetarlas erróneamente.

Este último punto hace referencia a la imagen simbólica de la etiqueta, que surge del proceso de categorizar y dar nombre a esa categoría. Mediante el mismo se crea una representación social según la cual todas las personas que son categorizadas o etiquetadas de una determinada manera poseen cierto número de atributos. Cuando estos atributos son negativos, este proceso de etiquetaje estigmatiza al individuo.

Al considerar este tema en su estudio sobre el viejismo, E. Palmore (1990) opina que muchas de las categorizaciones que intentan distinguir subgrupos dentro del gran grupo de los viejos, a pesar de sus buenas intenciones no hacen otra cosa que guiarse por estereotipos y prejuicios.

Una versión popular de las etapas de la vejez, es la que los divide en los «vamos-vamos», que son las personas más activas, generalmente en los sesentas, los «vamos despacio», que son las personas que se están lentificando y descomprometiéndose, generalmente en los setentas y los «no vamos», que son las personas más frágiles y dependientes, generalmente en los ochentas.

Sin embargo, estas concepciones siguen siendo viejistas, pues siguen construyendo estereotipos en la medida que se continúa asociando cada una de estas etapas a una edad cronológica. Aunque los rangos de edades se achiquen, las características atribuidas a las diferentes etapas no se pueden generalizar a todos los individuos. Por ejemplo, no se puede decir que todas las personas que transcurren por sus ochentas, están enfermas, tienen las redes sociales diezmadas, tienen una vida displacentera, etc.

¿Qué criterio utilizar entonces para definir a los ancianos como grupo? Para las políticas sociales se trata de encontrar un criterio que permita evaluar adecuadamente las necesidades de ese grupo. Difícilmente se encontrará uno más cómodo que la edad cronológica, pero ya hemos señalado sus deficiencias. C. Lalive d’Epinay y sus colaboradores (1998) proponen tomar como criterio el estado funcional de la persona evaluado mediante baterías de indicadores de las actividades de la vida diaria. El criterio de la salud funcional agrupa a las personas en función de su aptitud para hacerse cargo de las tareas  de la vida cotidiana y por lo tanto, de su autonomía, diferenciándolas en dependientes, frágiles e independientes. «El estado funcional por si mismo no indica ni la edad biológica, ni la psicológica, ni la edad social de un individuo, pero está relacionado con cada uno de estos aspectos. En nuestras sociedades, después de la jubilación, el estado funcional es el indicador adecuado de la edad social de un individuo: de su estado funcional se deduce tanto lo que su entorno y la sociedad esperan de él  (que corresponde a la definición sociológica del rol), como lo que él mismo tiene derecho a esperar de su entorno y la sociedad (que corresponde a la definición de estatuto social)»

Si, por el contrario, con un criterio de edad cronológica, distinguimos una tercera de una cuarta edad, donde la primera agrupa a las personas mayores más activas y saludables y la segunda, a las más frágiles y dependientes, y si además tomamos en consideración que el grupo de más de 80 es el de mayor crecimiento demográfico, podemos trasmitir una idea catastrófica acerca del aumento de los gastos en salud que este grupo poblacional provocará en la sociedad. Etiquetar a los que superan los ochenta años como personas enfermas y desvalidas que necesitan servicios especiales de salud muy costosos, puede conducir a generalizaciones prejuiciosas que perjudican tanto a los individuos como a la sociedad en su conjunto, que focalizará equivocadamente sus políticas sociales y sanitarias.

La discriminación consiste en dar trato de inferioridad a otro u otros, por motivos raciales, religiosos, políticos, sexuales, etc.  La discriminación etaria, ageims, supone un prejuicio activo no basado en hechos, sino en el desconocimiento de la posibilidad de actividades socialmente útiles que pueden desempeñar los ancianos.  ¿Cuál es el piso de edad a partir del cual comienza a sufrirse en carne propia la discriminación por ser viejo?.

El “corte” no se produce solo al jubilarse sino mucho antes: sabemos lo difícil que resulta emplearse a partir de los cuarenta años. Desde la segunda mitad de la vida activa y en toda la pasiva, soportamos un acoso social por el mero transcurrir del tiempo, más allá de las capacidades individuales.

¿Cuál es la reacción de los ancianos frente a esta discriminación social?.  Pueden oponerse o aceptarla.  El activismo revista las formas más diversas de acción pero sólo una minoría opta por ella. Así estas normas sociales discriminatorias son incorporadas e interiorizadas en su visión personal, y consideradas verdaderas a su ser y realidad. Si este prejuicio no es concientizado y combatido por toda la sociedad, puede originar una gerontofobia, que aunque no se manifieste abiertamente, se halla implícita en diversas reacciones legales, económicas y políticas. Un ejemplo de esta conducta es el tratamiento diferencial en la calidad de atención médica que puede recibir un accidentado anciano y un joven en las mismas condiciones.  En forma manifiesta esta discriminación se ejemplifica en el incumplimiento de leyes jubilatorias o en la dificultad de encontrar un empleo.

La discriminación etaria es frecuente en las sociedades occidentales que se basan en valores que exaltan la juventud y el cambio rápido de usos y costumbres, y que no se han preocupado en diseñar roles sociales para las personas de edad.

Teniendo en cuenta distintas investigaciones realizadas en nuestro medio en relación a su modo de vida, vemos a las personas de mayor edad, proclives a utilizar su tiempo libre en realizar tareas para el hogar y su familia, que ha participar en la comunidad y cuando se indaga acerca de los proyectos que tienen, se comprueba que una de las características de esta población es justamente la falta de proyectos.  Cabe preguntarse si esta falta de proyectos obedece a una carencia de iniciativas personales o a la ausencia de propuestas integradoras de las personas mayores en la sociedad que las tenga en cuenta como ciudadanos plenos. En concordancia con lo antedicho, es de destacar que este grupo de edad no visualiza ningún lugar que pueda ocupar en la sociedad como persona mayor.

Que la vejez sea una etapa de la vida cuyo significado todavía está por encontrarse, constituye la médula del debate en la disciplina gerontológica actual, tanto más cuanto que ha pasado a ser, dentro del ciclo vital, un período tan prolongado como los anteriores.

En cuanto a su participación social, encontramos que si bien la mayoría se entera de lo que ocurre en el país por los diversos medios de comunicación, la asistencia a instituciones y clubes alcanza a un quinto de los mayores, y aún más, de estos menos de la cuarta parte tiene una participación activa en dichas instituciones.  Para el grueso de los viejos siempre “hay una razón para no asistir”. Lo que resulta interesante de las opiniones vertidas por los entrevistados acerca de los clubes, es que no piensan que estos deban dedicarse a las actividades puramente recreativas, sino que quisieran recibir en ellos servicios de seguridad social y atención médica.  Es que, en realidad, según su propia perspectiva, las principales preocupaciones de los viejos pasan por el temor a no poder resolver los problemas de la vida cotidiana, la falta de dinero y la falta de trabajo.  Consideran que la sociedad está en falta con la gente mayor por no atender a sus necesidades y que falta solidaridad.

De allí que sus actividades del tiempo libre se focalicen en el mundo privado (la familia).  Este rol es asumido en la relación marginación – aislamiento; y no proviene de las familias como lo indica el mito, sino de las instituciones sociales, que no brindan canales de participación comunitaria.  Ante esta situación los mayores tienden a manifestar sentimientos de soledad aislamiento y depresión.  Por el contrario, aquellos que han podido acumular recursos variados (económicos, educativos, salud, etc.) que les permiten participar en actividades extra familiares, presentan una mejor adaptación al medio, mayor satisfacción y una mejor calidad de vida que el resto de sus coetáneos.

La sociedad actual, que valora en extremo la juventud, la fuerza y la belleza física, ignora a la vejez en cuanto tal, y le atribuye valores negativos como decrepitud, declinación, enfermedad y muerte. La muerte, que esta sociedad tanto teme es depositada en un sector de la población al que, se opta por marginar.

PD: Esta nota fue escrita por Maria Julieta Oddone (julietaoddone9@gmail.com), Socióloga de la UBA, Mag. en Gerontología de la Universidad Nacional de Córdoba; Doctora en Antropología de la UBA. Investigadora Principal del CONICET, Directora del Programa Envejecimiento y Sociedad de la FLACSO (Sede Argentina), entre otros antecedentes. Se le agradece muy particularmente su contribución a este blog.

BIBLIOGRAFÍA

COLE Thomas. (1992) The Journey Of Life: A Cultural History of Ageing in America. Nueva York, Cambridge University Press.

GASTRON, Liliana, MONCHIETTI,  Alicia, y ODDONE, María Julieta, (2012) “Representaçòes sociais sobre homens e mulheres na velice” Capítulo en libro Luiz Fernando RANGEL TURA y Antonia OLIVEIRA SILVA  “Envelhecimento e Representaçòes sociais. Universidad de Río de Janeiro.Río de Janeiro. Editorial Quartet. (pp.:117-139)

JOHNSON, Malcolm. (1995) Interdependency and the Generational Compact. Ageing and Society, Vol. 15, Part 2, Cambridge University Press, U.K.

LALIVE D’EPINAY, Christian. y otros (1998) ¿Cómo definir la edad muy avanzada? Criterio de edad cronológica o edad sociofuncional. En Año Gerontológico.

LEHR, Ursula. (2015). Conferencia Magistral. Congreso Internacional Sobre Vejez y Envejecimiento. Junio de 2015. México: Universidad Nacional Autónoma de México. [consultado el 03 Septiembre 2015] disponible en: http://seminarioenvejecimiento.unam.mx/Congreso/ Morales, J. F. & Moya, M. C. (2007). Definición de Psicología social.

MOODY, Harry. (1995) Ageing, Meaning and the Allocation of Resources. Ageing and Society, Vol. 15, Part 2. Cambridge University Press, UK.

MOODY, Harry, (1998) Aging. Concepts & Controversies. Pine Forge Press, U.S.A.

ODDONE, María Julieta, POCHINTESTA, Paula, (2017) Actitudes de los Adultos Mayores de la Ciudad de Buenos Aires ante las políticas y los programas para la vejez. En revista Perspectivas en Psicología. Vol. 14 – N° 1- junio 2017, pp105-114.UNMP.Mar del Plata.

ODDONE, María Julieta, (2018) Condiciones de vida de las personas mayores. Capitulo en el libro. La Argentina en el Siglo XXI. Como somos, vivimos y convivimos en una sociedad desigual. (Coord. Juan Ignacio PIOVANI y Agustin SALVIA) Siglo XXI Editores. Ciudad de Buenos Aires. Pp. 593-623.

PALMORE, Erdman. (1990) Ageism. Negative and Positive. Springer Publishing Company, New York.

PINAZO, Sacramento y BUENO, José, (2004), Reflexiones acerca del final de la vida, Revista Multidisciplinaria de Gerontología, 14 (1), (22-26).

 

 

 

Prevención de la muerte por aborto

La temática de las muertes por aborto, tienen distintas dimensiones. Entre ellas, por un lado está la mortalidad materna relacionada con el aborto, en general por una mala práctica médica (en especial las realizadas de manera clandestina o por personal no idóneo). Por otro lado está la discontinuidad o terminación de la vida de quienes están en gestación, y ahí se centra una parte muy importante del debate acerca de si hay diferencia entre vida y persona (este último concepto está vinculado a la filosofía y al derecho) y ¿en qué consiste? (o ¿desde qué momento se es persona?: si desde la concepción o desde determinada semana de la gestación). En general hay coincidencia de que hay vida desde la concepción, pero no sobre el momento en que se es persona.

Respecto de la mortalidad materna relacionada con el aborto, las leyes que despenalizan el aborto (tanto para la mujer como para el profesional que lo realiza, lo que lo convierte en «legal») permiten realizar la interrupción del embarazo en condiciones médicas apropiadas reduciendo drásticamente las muertes de mujeres por esta causa. Sin entrar en el debate vinculado con las creencias relacionadas con las religiones, la moral o la ética de este enfoque, queda entonces la segunda cuestión que mencionamos en el párrafo anterior, y cuales son las medidas para prevenirlas. Entre ellas están:

  • una adecuada educación sexual (muy deficitaria en el caso argentino) y la utilización de métodos anticonceptivos,
  • un especial énfasis en prevenir el embarazo adolescente que abordáramos en esta nota,
  • la facilitación de la adopción, ya sea simplificando la normativa como dando un adecuado acompañamiento y asistencia a las mujeres que están en un proceso de discernimiento sobre abortar o no,

entre otros.

Quisiéramos hacer una breve reflexión sobre el último punto. En una nota del diario El Cronista se menciona una encuesta realizada por D´Alessio IROL, en febrero 2018, con 1050 casos, donde una mayoría se pronunció por la despenalización del aborto, pero un 60% consideró una «opción superadora que se legisle sobre la adopción del niño por nacer y que -en lugar de abortar- la mujer acepte que en el momento del nacimiento se encuentren ya los padres adoptivos y el Estado le brinde un subsidio y atención médica hasta el parto». Si bien esta posibilidad no se contempló en el proyecto de ley con media sanción en la Cámara de Diputados de Argentina (y que luego fuera rechazado por el Senado en agosto de 2018), se considera que puede ser una iniciativa válida a considerar (en esa línea se puede ver esta opinión).

Lo anterior conllevaría a que entidades como Unidad Provida pudieran pasar del rechazo a cualquier iniciativa de legalización del aborto a involucrarse activamente en actividades de acción concreta en línea con lo señalado en los párrafos de más arriba. De hecho hay organizaciones dentro de este colectivo que ya tienen acciones concretas, pero además hay otras como la promovida por los curas villeros y el caso del Equipo San José Asistencial y de Adopción (*), con mucho camino muy valioso recorrido.

En cuanto a la Argentina en el caso de la Iglesia Católica o de Iglesias Evangélicas nucleadas en ACIERA, tienen por delante un gran desafío en implementar muchas más acciones concretas -solas o juntas desde una perspectiva ecuménica- en la pastoral de la salud. Ello podría plasmarse, por ejemplo, en una articulación con las políticas sanitarias y sociales del estado, donde las mujeres embarazadas sepan cuales son los derechos que las asisten. En el caso de las mujeres pobres que puedan conocer las ayudas que les proporciona el estado durante el proceso de gestación y a posteriori.

En función de lo anterior podrían existir stands en hospitales y maternidades (**) -atendidos de manera complementaria por distintos cultos- que brinden información sobre posibilidades de adopción y acompañamiento a mujeres embarazadas (preferentemente acompañadas por sus parejas) que así lo deseen. Esto sería un cambio muy relevante pasando de cuestionar o condenar determinados enfoques o comportamientos alejados de un «deber ser» a encontrar caminos para evitar los abortos ilegales, con los riesgos de muerte asociados.

PD: este tema ha sido abordado desde otra perspectiva en esta nota.

(*) quien escribe este texto está profundamente agradecido a esta institución. 

(**) por ejemplo, en convenio con las autoridades sanitarias pertinentes así como con las Defensorias y Juzgados de Menores que deben necesariamente intervenir en los casos donde se plantean posibilidades de adopción. Ello debería tener procedimientos acordados (preferentemente protocolizados) claros y transparentes, sin incurrir en presiones o ilícitos (como mercantilizar el acuerdo).

 

Importancia de protocolos preventivos para casos de pedofilia

En una nota de Enrique de Rosa, en el diario Perfil, señala a la pedofilia como una «enfermedad social». En un párrafo señala sobre quienes lo cometen que «obviamente estos sujetos padecen de un trastorno de personalidad, pero es claro y eso anticipémoslo, no los hace en nada “enfermos” en el sentido médico, y menos en el jurídico, es decir no son inimputables. Si claro en el social. El tema de tratarse de una estructura de personalidad hace que salvo casos extremos no solo sea difícil detectar anomalías, sino que todo lo contrario gran parte de su habilidad consista en ocultarla y ser como en este y en diversos casos de la historia criminal argentina, todo lo opuesto. Por ende, si bien luego en las evaluaciones periciales se van a encontrar características, esos perfiles esperados no están, no anticipan nada o a la inversa todo sería sospechoso.

En la búsqueda de la seguridad, esperamos que algo nos avise sobre la catástrofe y acá es donde esta terrible noticia tiene algo positivo. Quizás no se puede detectar por la personalidad o el perfil, pero sí afortunadamente por una mayor conciencia y conocimiento del tema y como en este caso por el monitoreo de la actividad en desarrollan, aún en los casos menos esperados».

La anterior reflexión surge a partir del descubrimiento de un caso grave de pedofilia del Hospital Garrahan, de Argentina, y según esta nota de Clarín sobre la posibilidad de establecer protocolos o test de evaluación indica que «el fallo de casación penal Juncos-Possetti de 2018, sobre un caso de abuso sexual infantil, estableció un test de evaluación que debía utilizar el cuerpo médico forense para detectar situaciones de pedofilia en imputados. Creo que una guía de estas características debería usarse para chequear a los profesionales que estén en contacto con niños”, según el abogado Javier Moral.

Es interesante este informe donde hay un manual para profesionales para los casos de abuso infantil. Este tipo de herramientas de prevención y concientización, así como punir más fuertemente estos delitos, es fundamental para disminuir los casos (1) e ir hacia un mundo mejor.

PD: Este tema está emparentado con la cuestión del abuso que abordáramos en esta nota.

(1) En la Argentina, lamentablemente en los últimos años ha ido en aumento.

Prevención del Embarazo Adolescente

El embarazo adolescente es una realidad en muchos países, y la imagen de la entrada menciona que en Argentina hay unos 600.000 al año, mientras que otras fuentes los elevan a 700.000.- En esta nota se hace mención a un informe de UNICEF sobre esta problemática y en este link se comenta sobre el Plan Nacional de disminución de Embarazo no Intencional en la Adolescencia (ENIA).

Un documento elaborado en Méjico sobre el embarazo adolescente hace un abordaje muy completo sobre sus principales características, los aspectos biopsicosociales de la sexualidad en esta población, sus repercusiones, la anticoncepción, la didáctica básica y la elaboración de estrategias para la prevención de embarazos no planeados, y constituye un material de consulta muy valioso.

También es muy valiosa la exitosa experiencia del profesor colombiano Luis Miguel Bermúdez, que fue premiado como el mejor maestro de Colombia por conseguir que ninguna niña de su colegio de Bogotá quedara encinta. En este video se muestra un testimonio y se explican las principales características de la experiencia de las clases de ciudadanía sexual del profesor Bermúdez.

Estas iniciativas y planes nos conducen a un mundo mejor para las y los adolescentes.

La prevención y el cuidado frente al estigma de la enfermedad mental

En esta sección hemos comenzado hablando de la cuestión general de la prevención en salud, pero que se puede desagregar en distintos sub-temas como es el caso de las enfermedades mentales.

En el programa Terapia de Noticias, del 13/7/2018, del minuto 40 en adelante de este video, el conductor Diego Sehinkman dialoga con el Dr. Marcelo Cetkovich, quien es autor del libro que se muestra en la imagen de la entrada. Del minuto 46,40 al minuto 52 explica las características del tema y de su libro. Se finaliza planteando la importancia de la psicoeducación y se recomienda su lectura.

No es fácil sintetizar o glosar las principales características del libro, más allá del prólogo que hace Facundo Manes y de lo expresado en el video que venimos de mencionar. Hay una Introducción (la psiquiatría no es glamorosa), y luego 8 capítulos:

  1. Darwin y la evolución de las emociones
  2. La ansiedad ataca
  3. El estigma de la psicosis
  4. Nosotros ante las fuerzas de la naturaleza: el estrés y los traumas
  5. La depresión no es igual a la tristeza
  6. El trastorno bipolar
  7. El corazón como víctima de las emociones
  8. Apostillas sobre la psiquiatría y la neurología

y un comentario final: «El futuro de la psiquiatría ya llegó».

Esta nota es una humilde contribución a invitar a su lectura, para quienes estén interesados en una temática tan relevante. Sin duda es un aporte desde la psiquatría hacia un mundo mejor.

 

Prevención de la muerte por suicidio

Abordar la temática del suicidio no es fácil. En esta nota se comenta la situación puntual que se da en San Jorge (a 190 km. de Rosario, Argentina), donde los indicadores de esta ciudad, «en algunos casos,  triplican la media nacional. Un relevamiento del Ministerio Público de la Acusación (MPA) indica que en esa ciudad se registraron un total de ocho casos en 2017, diez en 2018 y cuatro en lo que va de 2019. De ese total, doce se dieron en menores de 18 años. Y varios más, casi hasta llegar a un 80 por ciento del total, en jóvenes que no tenían más de 24 años». La mayoría de ellos se dio en el barrio San Martín, que «está cerca del centro, pero la economía de algunos de sus habitantes está a kilómetros de distancia de poder acceder a los helados, a los billetes de lotería, a los lentes de última moda. La pobreza explica parte del flagelo de los suicidios. Pero también las adicciones, los abandonos, la deserción escolar y la violencia familiar. La licenciada Diana Altavilla, integrante de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, trabajó en San Jorge para estudiar la problemática y advirtió todos esos problemas». De lo anterior se desprende que su abordaje, a fin de prevenirlo, debe ser sistémico.

Marsha Linehan, según esta nota de La Nación, es «terapeuta e investigadora estadounidense, profesora de la Universidad de Washington en Seattle, es una de las grandes referentes internacionales en prevención del suicidio y abordaje de pacientes con TLP (Trastorno límite de personalidad, antes conocido como trastorno borderline), caracterizado por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico, impulsividad, relaciones interpersonales caóticas, muy baja tolerancia a la frustración, ráfagas de rabia ingobernables y sensación de vacío, pero todo experimentado con mucha más intensidad que el promedio de las personas».

Según la fuente citada «el siguiente dato es sencillamente escalofriante: según la Organización Mundial de la Salud, 800 mil personas se quitan la vida cada año. Hay más muertos por suicidios que por homicidios, guerras o catástrofes naturales. ¿Hay algo que pueda empeorar este panorama? Sí. En adolescentes y jóvenes de hasta 30 años el suicidio es la segunda causa de muerte. Que los números sean epidemiológicamente gravísimos y que sin embargo se hable tan poco del tema confirma que el suicidio sigue siendo un tabú que aun hoy se oculta no solo por el dolor que causa en las familias sino muchas veces por las ideas de culpabilidad y vergüenza que circulan en los deudos».

El sábado 16/6/18, a las 19 hs se pasó la entrevista completa que se puede visualizar en este link. Allí relata su dura vida de juventud, internada en hospitales neurosiquiátricos, como superó esta situación, su origen católico al cual luego le incorporó el «mindfulness» (o conciencia plena) y las prácticas zen, y la importancia del amor en los vínculos humanos en particular de los padres, pero también y de otra forma en la relación terapeuta paciente.

Además de lo mencionado hay otras fuentes que señalan los principales síntomas y una guía sobre qué hacer. En la Ciudad de Buenos Aires hay un Centro de Atención al Suicida y un número de teléfono (135) de atención directa.

Linehan enfatiza en la importancia de tener (podríamos decir de encontrar y construir) «razones para vivir», y de que «la vida vale la pena» (1). Lo anterior quiere decir que la vida tiene un sentido, y ello no sólo nos aleja del suicidio sino que nos conduce a un mundo mejor.

(1) Se debe reconocer qué es muy difícil cuando el contexto es extremadamente desfavorable. Uno de los casos es este.

PD: Marsha Linehan fue invitada a Buenos Aires por la Fundación Foro. En la entrevista que le hace Diego Sehinkman se observa que Linehan usa la palabra «cliente» para referirse a los pacientes. También se puede traducir como «consultante». Del mismo modo la terapeuta hablará de «venderle al paciente la idea de…». El verbo vender tampoco debe interpretarse aquí de modo literal, sino que funciona como sinónimo de persuadir. Por otro lado es interesante el estudio que menciona sobre la incidencia que tiene la crueldad entre los niños, así como la falta de escucha y de amor de los padres, en la las tendencias suicidas futuras.