Inestabilidad, Fuga y ¿Qué hacemos?

Entre los temas recurrentes de la economía argentina ha estado su inestabilidad, o no poder tener un sendero sustentable de desarrollo con equidad, con los efectos indeseables que ello genera (como plantea el dibujo de Nik -para el diario La Nación- que hemos colocado en la entrada a esta nota). Uno de estos efectos ha sido la fuga de divisas, sea hacia el extranjero o fuera del circuito interno (en el denominado «colchón»). Esto último ha sido cuantificado al primer trimestre de 2018 en U$S 276.449 millones (según esta nota) y abordado de distintas maneras como -por ejemplo- desde la revista Finanzas y Desarrollo del FMI hasta por un programa televisivo del 8/7/2018 (desde el minuto 31 en adelante de este video), y por nuestro blog, además de por numerosos especialistas. En esta nota se lo actualiza a julio de 2020.

¿Cuales serían las principales causales? A nivel de hipótesis, plantearemos que:

  • luego de la crisis de 1930 no encontramos un sendero de desarrollo sustentable que armonizara nuestra inserción internacional de manera diversificada (en particular a nivel industrial), con el mercado interno y con una equidad que se sostuviera en el tiempo (1),
  • los distintos sectores y clases sociales entraron en una puja distributiva -que se alternan en el tiempo- y generan un fenómeno pendular en situaciones y políticas, dando lugar a una grieta estructural donde -más allá del corto plazo- a la larga todos perdemos. Lo hemos mencionado en una nota donde hicimos referencia a Guillermo O’Donnell (en especial en su texto “Estado y Alianzas en Argentina, 1956-1976”), y comentado en distintos artículos como este, donde este comportamiento pendular se refleja en lo que la jerga económica llama “stop and go“.
  • concomitante con lo anterior es querer vivir más allá de nuestras posibilidades y ello se refleja en el déficit fiscal y en que gastamos más dólares de los que generamos (déficit del balance de pagos). Muchos economistas lo vienen planteando y empresarios, como Javier Madanes Quintanilla en el programa Odisea Argentina (desde el minuto 6,30 en adelante de este video), lo han resaltado. Según este último no es un problema tan grave como los países que han pasado por guerras, pero hay que sortear y resolver la crisis actual,

entre otras.

Si las hipótesis mencionadas sobre las principales causales fueran verdaderas, entonces: ¿qué hacer?. No es fácil responderlo en un mundo preocupante, donde parece predominar el «sálvese quien pueda». Más allá de que sería deseable «otra globalización» (que habría que impulsar en los foros internacionales) y un cambio profundo, a nivel interno algunas líneas de acción podrían ser:

  • paralelamente a que se impulsan las ventajas comparativas que tenemos el agro (2), con un plan agroindustrial, la minería (y la posibilidad de agregar valor al litio como están empezando a hacer Chile y Australia), el shale gas de Vaca Muerta (también se puede ver esta nota) (3), los recursos energéticos renovables y paisajísticos en turismo), hay que potenciar el valor agregado tanto de las ventajas mencionadas como de las ventajas competitivas derivadas del conocimiento (en esta línea ver este link), así como potenciar las posibilidades de exportar a países como China o el desafío que nos plantea el Acuerdo UE-Mercosur. Contar con políticas adecuadas, nos permitirá generar trabajo formal y más dólares para resolver el déficit de balance de pagos que tenemos,
  • es necesario tener una macro previsible y más o menos equilibrada, que incluye una inflación baja, una rentabilidad razonable para la inversión productiva, y un tipo de cambio real estable… Porque la dolarización de facto se debe a la incertidumbre y depreciación del peso, originada en los desequilibrios macro , la falta de proyectos productivos y el permanente cambio de las reglas de juego, (4)
  • relacionado con lo que venimos de mencionar, el tipo de cambio (en el marco de una flotación administrada) debería acompañar lo anterior y deberían consensuarse medidas que morigeren el traslado a precios internos, en especial de los alimentos. En general hay consenso que las retenciones no son una buena medida o «ideal», pero la actual crisis económica y con un tipo de cambio muy alto, las ha re-instalado,
  • paralelamente -y en el marco de lo mencionado más arriba- la política monetaria y el sector financiero tendrían que tener instrumentos que fomenten la canalización del ahorro hacia la inversión, evitando la especulación y vehiculizando los dólares fugados hacia los sectores productivos. Para esto hay que reconocer que la mitad del pbi está en dólares fuera del circuito productivo (es decir que hay una dolarización «real» de una parte importante del ahorro), y que la solución no es la dolarización «formal» de la economía (5). Pero sí hay que fomentar y difundir instrumentos (como las obligaciones negociables en dólares), así como crear otros (vía bancos, plataformas virtuales) que faciliten -en el marco de una economía bimonetaria- la entrada al circuito formal de inversión productiva,
  •  el estado debe ser eficiente en sus servicios, el gasto debe ser responsable sin generar déficit fiscal, y los impuestos deberían bajar los que afectan la producción (incluyendo modalidades de desgravación a sectores «sensibles» para el empleo y nuestro sendero sustentable de desarrollo) y subirlos de manera progresiva a los ingresos personales. Los acuerdos sectoriales entre estado, empresarios y sindicatos, deberían comprometerse en esta dirección. Las reglas deben ser estables (seguridad jurídica) que posibiliten la generación de flujos de riqueza en el tiempo. Esto generará mayor sostenibilidad económica,
  • La equidad también habría que promoverla con formas de redistribución impositiva, la participación de las ganancias y otras formas de intercambio. así como ir reduciendo la pobreza pasando de lo asistencial a lo formativo, y de la economía popular (a sostener) a la economía social y productiva. Esto nos podría conducir a ir construyendo confianza mutua, morigerando las injusticias, ir solucionando la cuestión de la puja distributiva y posibilitando sustentabilidad social,

entre otros.

Claro, habría que entrar en mayores detalles sobre las medidas, sabiendo que no es fácil modificar una cultura del corto plazo y de ventajas corporativas. Sin embargo creemos que si hacemos un ejercicio colectivo de visualización de «a dónde podríamos estar en un futuro relativamente cercano», y que ese escenario será «ganador-ganador», tal vez nos estimule a cambiar. Ello nos podrá ir conduciendo a un mundo mejor.

(1) en esta línea va la reflexión de Juan Llach en este texto, un reportaje a Pablo Gerchunoffuna nota de Eduardo Fidanza y esta mesa redonda.

(2) sobre la posibilidad de una exportación significativa de legumbres a la India se puede ver esta nota.

(3) Deben tenerse en cuenta dos elementos sobre esta forma de generación de energía: 1) abaratamiento de los costos de las energías renovables frente a la extracción de shale como expresa esta nota (por lo tanto que requieran un subsidio ilimitado) y experiencias como las de Alemania, 2) los efectos de las energías fósiles y la producción no limpia en el cambio climático.                                                            

(4) agradezco el comentario de Jorge Remes Lenicov.

(5) sobre la cuestión de la dolarización hemos escrito esta nota.                                                                                                                                                  

Desesperanza creativa

La terapia de aceptación y compromiso es un desarrollo que hicieron Kohlenberg y otros en este artículo, y del que tomamos el concepto de desesperanza creativa (ver imagen de la entrada, donde hay que cambiar la palabra «cliente» por «paciente»). En el mismo se señala que «B. F. Skinner no estaba particularmente interesado en la psicoterapia como vía de modificación del comportamiento. La psicoterapia es un remedio para un mal ya existente, la clave estaría en la prevención y el diseño de pautas culturales más efectivas en las que el reforzamiento de topografías «psicopatológicas» no llegase a acontecer (Skinner, 1953/1970). La obra de Skinner (1957) Verbal Behavior (Conducta verbal) tuvo una aparición prematura en un momento en el que se iniciaban las aplicaciones más básicas del análisis del comportamiento a trastornos humanos (por ejemplo, Ayllon y Michael, 1959; Bijou, 1965; Lindsley, 1959). No obstante, algunos conductistas con- sideraron que Verbal Behavior aportaría las bases de nuevos modelos psicoterapéuticos. Entre estos estaba Robert J. Kohlenberg que «cansado de esperar» se decidió a presentar, junto con Mavis Tsai, su propio modelo (R.J. Kohlenberg, comunicación personal, 8 de julio de 2004): la psicoterapia analítico-funcional (PAF)». Más adelante sigue diciendo «Steven C. Hayes, apoyándose en desarrollos recientes de la investigación conductual, tales como la equivalencia funcional y otras formas de respuesta derivada (Sidman, 1994), propone la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)».

En el Programa Terapia de Noticias del 16 de agosto de 2018, en el minuto 34,53 de este video, el psicólogo Eduardo Keegan, hace un paralelo entre un paciente y la Argentina, y relacionado con el párrafo anterior señala como referente a Steven Hayes. En esta nota se dice que este autor aborda «una aproximación empírica y enfocada en los principios del aprendizaje, la tercera generación de terapias cognitivas y conductuales es particularmente sensible al contexto y a las funciones de los fenómenos psicológicos, y no solo a la forma, enfatizando el uso de estrategias de cambio basadas en la experiencia y en el contexto  además de otras más directas y didácticas. Estos tratamientos tienden a buscar la construcción de repertorios amplios, flexibles y efectivos en lugar de tender a la eliminación de los problemas estrechamente definidos…” (1). Estos modelos tienen en común la utilización de técnicas basadas en mindfulness y aceptación, aunque los principios filosóficos y teóricos que las sustentan presentan diferencias (2). De estos modelos, el que parece haber cobrado mayor relevancia y popularidad es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, por sus siglas en inglés) (3). ACT es un modelo de tratamiento emergente de la investigación básica en lenguaje y cognición humana desde una perspectiva contextual-funcional derivada del conductismo radical. En este artículo se abordan los siguientes aspectos de ACT: la filosofía subyacente (Contextualismo Funcional: CF) y los principios teóricos emergentes de la investigación en lenguaje y cognición humana (Teoría de los Marcos Relacionales: TMR). Posteriormente se desarrolla el modelo de la Inflexibilidad Psicológica y por último las características básicas de la intervención».

Usando un término similar, denominado «la desesperanza aprendida«, en una nota de Pedro Bekinschtein (biólogo. Autor de 100% Cerebro, Ediciones B) plantea que «somos lo que construimos. Aquí no hay quien nos mueva las patas para escapar del shock, en este caso, la sociedad se tiene que mover por sí misma. No tiene sentido justificar los males de la sociedad argentina en base a que simplemente tenemos lo que nos merecemos y no hay nada que hacer. Quizás se necesiten muchas generaciones para desaprender la desesperanza, ninguna sociedad merece ser abusada, pero a veces las consecuencias duran muchísimo tiempo, en las personas pueden durar toda la vida, y en las sociedades probablemente también

Ojalá estos enfoques nos ayuden a cambiar pautas culturales. Al decir de Einstein «una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo». No es fácil, pero si lo vamos logrando podemos ir convergiendo hacia un mundo mejor.

 

La prevención y el cuidado frente al estigma de la enfermedad mental

En esta sección hemos comenzado hablando de la cuestión general de la prevención en salud, pero que se puede desagregar en distintos sub-temas como es el caso de las enfermedades mentales.

En el programa Terapia de Noticias, del 13/7/2018, del minuto 40 en adelante de este video, el conductor Diego Sehinkman dialoga con el Dr. Marcelo Cetkovich, quien es autor del libro que se muestra en la imagen de la entrada. Del minuto 46,40 al minuto 52 explica las características del tema y de su libro. Se finaliza planteando la importancia de la psicoeducación y se recomienda su lectura.

No es fácil sintetizar o glosar las principales características del libro, más allá del prólogo que hace Facundo Manes y de lo expresado en el video que venimos de mencionar. Hay una Introducción (la psiquiatría no es glamorosa), y luego 8 capítulos:

  1. Darwin y la evolución de las emociones
  2. La ansiedad ataca
  3. El estigma de la psicosis
  4. Nosotros ante las fuerzas de la naturaleza: el estrés y los traumas
  5. La depresión no es igual a la tristeza
  6. El trastorno bipolar
  7. El corazón como víctima de las emociones
  8. Apostillas sobre la psiquiatría y la neurología

y un comentario final: «El futuro de la psiquiatría ya llegó».

Esta nota es una humilde contribución a invitar a su lectura, para quienes estén interesados en una temática tan relevante. Sin duda es un aporte desde la psiquatría hacia un mundo mejor.

 

Prevención de la muerte por suicidio

Abordar la temática del suicidio no es fácil. En esta nota se comenta la situación puntual que se da en San Jorge (a 190 km. de Rosario, Argentina), donde los indicadores de esta ciudad, «en algunos casos,  triplican la media nacional. Un relevamiento del Ministerio Público de la Acusación (MPA) indica que en esa ciudad se registraron un total de ocho casos en 2017, diez en 2018 y cuatro en lo que va de 2019. De ese total, doce se dieron en menores de 18 años. Y varios más, casi hasta llegar a un 80 por ciento del total, en jóvenes que no tenían más de 24 años». La mayoría de ellos se dio en el barrio San Martín, que «está cerca del centro, pero la economía de algunos de sus habitantes está a kilómetros de distancia de poder acceder a los helados, a los billetes de lotería, a los lentes de última moda. La pobreza explica parte del flagelo de los suicidios. Pero también las adicciones, los abandonos, la deserción escolar y la violencia familiar. La licenciada Diana Altavilla, integrante de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, trabajó en San Jorge para estudiar la problemática y advirtió todos esos problemas». De lo anterior se desprende que su abordaje, a fin de prevenirlo, debe ser sistémico.

Marsha Linehan, según esta nota de La Nación, es «terapeuta e investigadora estadounidense, profesora de la Universidad de Washington en Seattle, es una de las grandes referentes internacionales en prevención del suicidio y abordaje de pacientes con TLP (Trastorno límite de personalidad, antes conocido como trastorno borderline), caracterizado por inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico, impulsividad, relaciones interpersonales caóticas, muy baja tolerancia a la frustración, ráfagas de rabia ingobernables y sensación de vacío, pero todo experimentado con mucha más intensidad que el promedio de las personas».

Según la fuente citada «el siguiente dato es sencillamente escalofriante: según la Organización Mundial de la Salud, 800 mil personas se quitan la vida cada año. Hay más muertos por suicidios que por homicidios, guerras o catástrofes naturales. ¿Hay algo que pueda empeorar este panorama? Sí. En adolescentes y jóvenes de hasta 30 años el suicidio es la segunda causa de muerte. Que los números sean epidemiológicamente gravísimos y que sin embargo se hable tan poco del tema confirma que el suicidio sigue siendo un tabú que aun hoy se oculta no solo por el dolor que causa en las familias sino muchas veces por las ideas de culpabilidad y vergüenza que circulan en los deudos».

El sábado 16/6/18, a las 19 hs se pasó la entrevista completa que se puede visualizar en este link. Allí relata su dura vida de juventud, internada en hospitales neurosiquiátricos, como superó esta situación, su origen católico al cual luego le incorporó el «mindfulness» (o conciencia plena) y las prácticas zen, y la importancia del amor en los vínculos humanos en particular de los padres, pero también y de otra forma en la relación terapeuta paciente.

Además de lo mencionado hay otras fuentes que señalan los principales síntomas y una guía sobre qué hacer. En la Ciudad de Buenos Aires hay un Centro de Atención al Suicida y un número de teléfono (135) de atención directa.

Linehan enfatiza en la importancia de tener (podríamos decir de encontrar y construir) «razones para vivir», y de que «la vida vale la pena». Lo anterior quiere decir que la vida tiene un sentido, y ello no sólo nos aleja del suicidio sino que nos conduce a un mundo mejor.

PD: Marsha Linehan fue invitada a Buenos Aires por la Fundación Foro. En la entrevista que le hace Diego Sehinkman se observa que Linehan usa la palabra «cliente» para referirse a los pacientes. También se puede traducir como «consultante». Del mismo modo la terapeuta hablará de «venderle al paciente la idea de…». El verbo vender tampoco debe interpretarse aquí de modo literal, sino que funciona como sinónimo de persuadir. Por otro lado es interesante el estudio que menciona sobre la incidencia que tiene la crueldad entre los niños, así como la falta de escucha y de amor de los padres, en la las tendencias suicidas futuras.

Descartables

Hay muchas cosas descartables en la vida. El descarte del procesamiento de la droga de cocaina es lo que se denomina «paco» (ver imagen de la entrada). Este elemento también es uno de los cuales contribuyen a transformar a las personas en descartables hasta que terminan produciéndoles daños irreparables y muriendo por sus efectos. Hay muchas historias de vida muy angustiantes sobre este tema y el conductor televisivo Diego Sehinkman, en el programa Terapia de Noticias de LN+ del 18 de abril la ha denominado «epidemia» (ver minuto 51 en adelante). Ello fue actualizado en este programa desde el minuto 31 en adelante.

En otra nota nos hemos referido a la cuestión general de las drogas, así como en otra entrada a la prevención del delito. En esta desearíamos hacer algunas preguntas y reflexiones adicionales vinculando ambas cuestiones con la pobreza y la salud, en especial para el caso argentino (particularmente en las grandes metrópolis). Aquí van:

  • ¿el combate policial y judicial contra las drogas no debería ser acompañado de otras medidas adicionales preventivas?
  • si la familia no puede, los institutos correccionales de menores -en general- «no corrigen» estos comportamientos (muchas veces los agravan) y la escuela se ve sobrepasada, ¿no habrá que generar espacios sanitarios (de internación o de día, según la gravedad) donde se combinen profesionales de la salud, con la enseñanza artes y oficios, así como de prácticas de deportes que saquen a los jóvenes del hastío y el sin sentido cotidiano? ¿se podrá pedir la colaboración de los distintos cultos, clubes de barrios, ongs… que puedan aportar distintas capacidades y competencias para jóvenes? Allí habrá que desagregar aquellos jóvenes que tienen posibilidades reales de recuperación, de aquellos a los que habrá que nuclear en instituciones que posibiliten un cuidado paliativo y tareas acordes con sus posibilidades.
  • ¿lo anterior no podrá ser empalmado un programa de tutores (como dice Daniel Arroyo) e iniciativas como las casas del futuro del Ministerio de Desarrollo Social, y otras experiencias similares? ¿de ahí articular con la terminación de la escolarización y realizar una mayor capacitación profesional?
  • ¿los Municipios no tendrían que tener un rol importante en generar proyectos de desarrollo local (espacios deportivos y recreativos, mantenimiento de infraestructura urbana, limpieza y reciclaje urbano, etc.) que den trabajo a estos jóvenes?
  • ¿no habrá que evaluar si se pueden recaudar más recursos, como expresa el politólogo José «Pepe» Nun, no sólo para reducir el déficit fiscal sino también para financiar estas iniciativas muy vinculadas a la pobreza, la salud y el delito?

entre otras posibles iniciativas a considerar.

Todo esto debería formar parte de un cambio de cultura frente a los considerados «invisibles«, «los nadies«, o productos de la cultura del descarte a la que se refiere el Papa Francisco o el escritor Saramago que dice: «el ser humano es la cosa más descartable que existe hoy. Se descartan personas que ya no se necesitan, se descartan trabajadores, culturas, pueblos, lo que no cuente con una utilidad para que el carro triunfal de una economía globalizada siga su camino. Esta es una sociedad que halaga a los jóvenes y adolescentes, los cautiva, los aprecia, pero en el fondo los convierte en instrumentos del consumismo».

El cambio de cultura debería reflejarse en responder positivamente preguntas del tipo de las más arriba formuladas y -de manera urgente- en medidas concretas. Ello nos puede conducir a un mundo mejor.

PD: Son muy importantes experiencias positivas de recuperación como las del Programa Vida de las Iglesias Evangélicas nucleadas en ACIERA.