La torpeza como ideología y su reflejo en la gestión

Los argentinos sabemos cuál es la cosmovisión de Milei (anarco-capitalista), en general cuál es su personalidad y temperamento, su acierto -hasta el momento- en lo comunicacional en una sociedad que viene muy golpeada e irritada donde predomina la esperanza de que le vaya bien… entre los principales conceptos.

Luego de aproximadamente seis meses de gestión estamos viendo cómo se desarrolla la misma y cómo se articula lo que sabe y piensa con lo que hace. Entre los modos que se puede expresar esto es ¿cómo alguien que desprecia el Estado puede gestionarlo, y de qué manera para que sea exitosa? ¿cómo alguien que dice que no renuncia a sus ideas (y prefiere irse a su casa para no hacerlo) a la vez no es un “suicida político” y le busca la vuelta para implementarlas? De esto último ha dado pruebas concretas no sólo poniendo a Guillermo Francos para que negocie sino también cómo ha pasado de enfoques muy radicales de dolarización a uno de “dolarización endógena” que está viendo cómo implementar. De igual modo hay que reconocer el éxito de ir bajando la inflación, aunque con la contra cara de una grave caída de la actividad económica, el aumento del desempleo y de la pobreza.

El tema de la relación entre su ideología y su praxis se debate en muchos medios y ámbitos. Uno de los periodistas que más lo está analizando es Carlos Pagni, que en su programa Odisea (del 3/6/24) lo tituló “la torpeza como ideología” y hoy lo transcribió en este artículo, del cual se ha extraído el título de esta nota.

De todo lo expresado se va a tratar de sintetizarlo en algunos puntos específicos relacionados con la grave crisis ocurrida en la gestión del Ministerio de Capital Humano. Tratando de reconstruirla, y tomando como aportes la opinión vertida -en el programa Odisea- por Francisco «Pancho» Olivera, parece que ocurrió lo siguiente:

  • A comienzos de año (enero-febrero) Pablo De la Torre se enfrentó contra la Ministra Pettovello porque quería distribuir los alimentos almacenados en los depósitos, y esta -junto con la opinión del Presidente- no quisieron (¿cómo un estado libertario va a repartir alimentos como el kirchnerismo? O, según Milei «que la gente se muera de hambre no es un problema del estado»). El funcionario amenazó con renunciar pero cometió el error de quedarse.
  • Luego vino la denuncia de Juan Grabois (que luego se comprobó que tenía razón), las negación de Pettovello y su abogada del Ministerio (bien descrita por Pagni y Olivera), y la contratación -vía la OEI– de funcionarios reales y otros que serían «ñoquis» por parte de De la Torre (pero parece que no sólo él lo hizo). La explicación de esto último (rugbiers de San Miguel que apoyan a los De la Torre) sería que el aumento de los sueldos que tuvo que retrotraer Posse (el despedido Jefe de Gabinete) hizo crisis en funcionarios que -si bien estaban dispuestos a colaborar- no consideraban un sacerdocio (o dicho en otras palabras hacer una gran renuncia económica) para acompañar a esta gestión, y había que compensar con sobre sueldos vía contratación de «presta nombres». A eso parece que se le agregó que, para que la plata no se desvalorizara, una parte se cambió en dólares en una cueva financiera.
  • Resumen: el gobierno pasó de acusar al kirchnerismo de ineficientes y corruptos, a auto incriminarse de lo mismo. Además nombró en reemplazo de De la Torre a una profesional que viene de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta (según Milei «una lacra») y de la gestión de María Migliore (que Jorge Macri consideró que no debía seguir en la Ciudad) (1). Todo ello expresa un cuadro muy representativo de las profundas contradicciones, incoherencias, y torpezas (como dice Pagni) de la gestión de este gobierno.

Agrego a este resumen: que la ideología o cosmovisión de Milei es su peor enemigo para la gestión. La capacidad de aguante de la población tiene o tendrá un límite no muy lejano, y vamos a ver cómo sigue. Ojalá no defraude la esperanza que la mayoría de la población aún tiene en él.

(1) Sobre este tema Pagni lo sintetizó de este modo: «un Gobierno que no termina de estabilizarse y es lógico, porque no se lo eligió a Milei a pesar de que no tenía equipo, de que no era político y de que no tenía partido. Se lo eligió porque no tenía equipo, porque desconocía el Estado y porque no era un político». Las consecuencias se están poniendo a la vista.

Economías con competencia de monedas y la propuesta de Milei

En el siglo XXI la temática de la competencia adquiere características globales sobre distintos temas, y uno de ellos es la competencia de monedas. En el caso argentino se ha venido manifestando (asociada con la existencia de alta inflación), con la particularidad de un bimonetarismo de hecho. El dólar ha operado como reserva de valor y unidad de cuenta para ahorrar y transaccionar algunos bienes (como los inmuebles) y el peso como moneda para transacciones usuales y menores, así como al pago de impuestos y servicios.

El Presidente Milei ha venido reformulando su propuesta de dolarización (en la práctica una «dolarización endógena«, voluntaria y sin emisión de pesos), y últimamente la ha focalizado en un proceso de «competencia de monedas«. También está dando unos pequeños pasos (también este) en esa dirección.

Hay economistas como Marina Dal Poggetto y Ariel Abelar, así como otros (donde habría que agregar esta donde se plantea que «más que competencia de monedas, estamos ante la competencia entre dos regímenes monetarios y cambiarios muy distintos«), que comienzan a opinar sobre lo que entienden sería su propuesta final. ¿Qué se puede opinar, de manera sintética y provisoria, sobre este enfoque y propuesta de política económica? A continuación algunas afirmaciones provisorias, en base a la lectura de distintas opiniones:

  • En la nota de Perfil, Marina Dal Poggetto dice, entre otras cosas, que “hay que preguntarse cómo va a ser la competencia de monedas, a ‘la venezolana’, donde tuvieron un apagón generalizado entonces dejaron correr los dólares para que los use y suavice la transición, o como en la ‘convertibilidad’, donde podías usar una o la otra. También para qué vas a usar el dólar ¿Para tranzar? Hoy podés tranzar con dólares ¿Para intermediarla dentro del sistema financiero? ¿Y a quién le vamos a prestar en dólares? ¿Con qué tipo de cambio? ¿Con paridad fija o flexible? ¿Y con qué esquema macroeconómico?»,
  • En un artículo posterior, se refiere a antecedentes teóricos en la materia, y entre ellos menciona a los de Julio H.G.Olivera cuando expresa que «en un brillante artículo titulado “la confusión sobre la ley de Gresham”, muestra que respetando los supuestos usuales de preferencias de la teoría microeconómica, que no invalidan las preferencias de la escuela austriaca, la libre elección entre monedas puede ser indeterminada en contexto de tipos de cambio variable en función de los prevalecientes (conforme a los movimientos de oferta y demanda). En otras palabras, no está garantizada la solución de esquina de que la moneda buena vaya a desplazar a la mala, o que la dolarización sea el final de este camino. Podrían coexistir dos o más monedas, con precios, salarios, tasas de interés, etc.»
  • En el artículo que se viene de citar, también expresa que la «Argentina, antes que deconstruir o reconstruir el régimen monetario, debería plantearse en aggiornar la productividad de su sistema económico contemplando las necesidades de inserción externa a través de exportaciones sin destruir por demás el aparato productivo y el nivel de empleo como en los experimentos monetarios anteriores. La popularidad de las propuestas de coexistencia de monedas, que es lo que existe desde siempre, desnuda la desesperanza en la reconciliación de ambos sectores después del último fracaso (el que hoy genera empleo y el que hoy genera divisas). La dolarización del ahorro y la pesificación del salario no es novedad, aunque esta coexiste con una economía cada vez más dual que va a terminar de perpetuarse, hiperinflación y ruptura de contratos mediante, si se avanza en el experimento planteado. Un programa de estabilización es condición necesaria para empezar a encarrilar el balance del BCRA, corregir la distorsión de precios relativos, la brecha cambiaria y establecer un ancla creíble que corte la inercia y reduzca la inflación sin sobreraccionar con la tasa de interés de pesos a fin de licuar parte del déficit cuasifiscal sin “reventar” el capital de trabajo de las empresas.»
  • Por último en este artículo se concluye con una opinión de Econviews que dice lo siguiente: “La implicancia del dólar barato es que desaparecen los incentivos para traer capitales ya sea para inversiones reales como financieras, se desincentiva la exportación de bienes y de servicios. Imaginemos un proyecto de inversión que costaba 1,000 millones de dólares hace 2 meses y hoy cuesta 40% más. Será difícil que los directorios de las multinacionales se tiren de cabeza, más allá de las oportunidades que ofrece la Argentina”.

De todo lo anterior, se puede inferir -salvo mejores opiniones- que con este enfoque y propuesta no vamos hacia una Argentina mejor.

PD: Con posterioridad a la redacción de esta nota, apareció este artículo que da aún mayores precisiones (se agradece a Humberto Bonanata su aporte).

Celebración del 25 de Mayo

Hoy celebramos en Argentina, el día donde comenzó nuestro proceso de libertad como pueblo, Patria y, por lo tanto, Nación incipiente. De allí que es un día de festejo.

Entendemos que es importante que el ejercicio de nuestra libertad sea en una perspectiva de maduración y de desarrollo para todos quienes habitamos esta tierra (1). Ojalá sea así.

(1) Se han escrito muchos textos sobre los problemas y desafíos que tenemos al respecto. Al día de hoy, uno de ellos es este.

¿El diálogo democrático es compatible con las batallas culturales?

Sabemos que la democracia conlleva una cultura o un ethos del diálogo ciudadano, que implica la solución pacífica de los conflictos para llegar a acuerdos de gobernabilidad. El diálogo por más apasionado que sea y los conflictos a resolver, no puede realizarse -en un sistema democrático- con violencia, o sea como si fuera una guerra. La palabra batalla tiene una connotación bélica, donde predomina una lógica guerrera donde los vencedores aplastan o someten a los vencidos y no es compatible con la vida democrática.

En muchos lugares, y particularmente en Argentina, se ha hecho referencia al término «batalla cultural». La han venido utilizado sectores de izquierda y del denominado progresismo así como -en el otro extremo- el presidente Javier Milei, quien la ha extendido a escala global (por momentos a niveles delirantes). ¿De dónde surge este término? Según esta fuente (con todas las limitaciones que tiene) “la expresión «guerra cultural» es un calco del alemán Kulturkampf. La palabra alemana Kulturkampf (lucha cultural) se refiere al enfrentamiento entre grupos culturales y religiosos en la campaña de 1871 a 1878 del canciller Otto von Bismarck del Imperio alemán contra la influencia de la Iglesia católica. La traducción se imprimió en algunos diarios estadounidenses en aquel tiempo”. La izquierda toma, en general, como fundamento las ideas de Antonio Gramsci (1).

En el caso del presidente argentino hace uso y abuso de este término y enfoque,  no sólo a nivel nacional sino también a nivel internacional. ¿Por qué lo hace? (2). Tal vez, y siguiendo a Carlos PagniMilei se percibe más como profeta que como Rey o gobernanteEstaría vinculado con su enfoque mesiánico (se autopercibe como una especie de Moisés y con «las fuerzas del cielo que lo acompañan») y épico, donde la gobernabilidad sería de segundo orden (“si fracaso será por que los demás -en particular la casta- me obstruyeron y no tengo problemas en volverme a mi casa”). Esto es un grave problema que tenemos los argentinos con un liderazgo como este.

Lamentablemente este enfoque de la «batalla cultural» ha permeado en otros ámbitos no sólo de manifestaciones integristas de credos, filosofías e ideas, sino también para difundir doctrinas como las del cooperativismo. En los orígenes de este movimiento no fue así, se hablaba de superar los fracasos como los que tuvieron que lograr los Pioneros de Rochdale (varios de ellos productos de fallidas experiencias de David Owen). y bien analizadas por Charles Gide, así como -en el caso argentino- por Domingo Bórea. El genuino cooperativismo es una expresión de democracia económica, y por lo tanto le cabe todo lo expresado al comienzo de esta nota. Así mismo es un férreo defensor de la paz. Por lo tanto no es compatible con dar batallas o cualquier otra expresión bélica del lenguaje. Lamentablemente, en el caso argentino, en los últimos años se comenzó a utilizar este enfoque y narrativa en importantes dirigentes cooperativistas como este, este, este y otros. Ojalá se haga un buen discernimiento al respecto, y se lo deje de utilizar.

(1) También se han referido a este enfoque pensadores como Bauman.

(2) Cabe decir que «engancha» con una parte del electorado que está muy enojado, con ira, desencanto… por la larga insatisfacción que no se resuelven problemas serios, como es el caso de la inflación y la falta de crecimiento de la economía argentina.

 

La opinión de un economista ortodoxo sobre la política económica de Milei

Juan Carlos De Pablo (ver imagen de la entrada), es un economista serio, de la corriente ortodoxa, con sentido común y en muy buena sintonía con el Presidente Milei (se encuentran semanalmente a escuchar música y conversar). Hoy salió esta entrevista en el diario Clarín, cuyo copete expresa: “si Javier Milei devalúa o afloja en material fiscal, se convertirá en pato rengo“. Para uno de los economistas que más escucha y cita el Presidente, «la inflación no tiene límite para bajar» y podría llegar al 2% mensual. «Pero la clave es que el esfuerzo fiscal que se hizo hasta ahora se mantenga”.

Cuando Ezequiel Burgo le pregunta: “¿Qué es lo que le preocupa?” Responde: “La revaluación del peso. Podemos discutir si hay atraso cambiario o no…” (1). Le repregunta: “Explique qué riesgos conlleva”. Y responde: “Dijimos que los costos en dólares de producir hoy en Argentina son mayores a los de unos meses atrás. Ahora bien: los chinos no tienen ese problema. Pero ahí viene mi otra preocupación: no veo con la claridad de las otras áreas que hemos estado hablando esa misma nitidez en la apertura de la economía del Gobierno y hasta en la Secretaría de Comercio. La apertura hoy es traje a medida y si bajo el arancel del tal o cual insumo. Todo es una señal para decir “che, ¿no tenés un amigo en el equipo económico?”. No me gusta, me gustan las reglas generales…. “ Y luego agrega: “El problema cuando hay apreciación cambiaria es que la responsabilidad de los funcionarios se esparce y no hay una puerta donde solucionar el asunto. Hay problemas de impuestos, gremios, apertura.”

Otra pregunta: “¿Qué otras cosas no le gustan?” Respuesta: “El reemplazo de la obra pública por la privada. Suena muy lindo. ¿Pero dónde está? Y otra cosa que me cuenta mucha gente es que los trámites y la burocracia sigue viciada de mucho papelerío. La política económica es gestión después de que hizo los grandes enunciados”.

Y luego continúa el reportaje, que vale la pena leer. Hay otros economistas ortodoxos que plantean cuestiones similares.

Si lo que dice es objetivo y cierto, algunas de las preguntas que pueden surgir son:

  1. ¿es posible bajar sustancialmente los impuestos que gravan la producción y el comercio (como Ingresos Brutos) en el actual contexto? ¿las provincias lo pueden hacer en esta situación de ajuste fiscal y corte de transferencias? ¿y el Impuesto País se puede sacar?
  2. ¿es posible hacer una mayor reforma laboral que la que está planteada en el proyecto con media sanción de Diputados? ¿esto bajará el costo de transporte de los camiones?
  3. ¿la apertura de la economía (donde se han bajado algunos aranceles) abarcará a los autos, a los productos de Tierra del Fuego…?

Difícil, ¿no? ¿Se hará todo con una continúa depresión en muchos sectores de la economía, sin importar los costos asociados al desempleo? ¿Esto es sostenible?. Son algunos de los temas importantes a considerar sobre la viabilidad del modelo económico de Milei, en un contexto de desorientación, fragmentación y vacío de la oposición.

(1)  Hay un importante debate entre economistas sobre este tema. Un indicador parcial es este y más en detalle este.

¿Por qué cooperamos?

Somos conscientes que, en lo que denominamos «vida», están mezclados el bien y el mal, en distintas proporciones y modalidades según el contexto y grado del proceso evolutivo. Eso está presente en el relato bíblico del pasaje del paraíso al pecado original y también en los enfoques de pensadores acerca de si los seres humanos somos naturalmente buenos (Rousseau) o malos (Hobbes) -como explica esta nota– y la necesidad de las instituciones y el Estado.

Esta temática también es abordada -desde el comienzo- en el libro de la imagen de la entrada (¿Por qué cooperamos?) de Michael Tomasello. Si bien su enfoque general está sintetizado en esta nota, intentaremos aportar alguna información complementaria sobre este excelente libro que invitamos a leer.

Comienza el libro planteando que nacimos y, en general, fuimos criados para colaborar, señalando que hay todo un conjunto de habilidades cooperativas y motivaciones para colaborar que son exclusivas de nuestra especie. Señala que hay “una intencionalidad compartida” a los procesos psicológicos subyacentes que hacen posibles estas únicas formas de cooperación.

Indica que los seres humanos se enseñan mutuamente distintas cosas y no reservan sus enseñanzas para los parientes. Enseñar es una forma de altruismo, mediante la cual ciertos individuos donan información a otros para que la utilicen. También plantea que, a veces, invocan ante otros miembros del grupo normas sociales de conformidad o aquiescencia acordadas de manera cooperativa, y respaldan su apelación esgrimiendo frente a quienes no las acatan la posibilidad de castigos y sanciones. Por lo que sabemos hasta ahora ninguno de los otros primates crea colectivamente y pone en vigencia normas grupales tendientes a la conformidad.

Tanto la enseñanza como estas normas hacen su aporte a la cultura acumulativa conservando en el grupo las innovaciones hasta que surge una innovación posterior…. A medida que crecen, se desarrolla en los niños un tipo especial de inteligencia cultural que abarca especialidades exclusivas de nuestra especie para colaborar, comunicarnos y aprender socialmente, además de tomar parte en otras formas de intencionalidad compartida, habilidades que van constituyendo su capacidad de participar en ese pensar grupal cooperativo. La investigación empírica de Tomasello acerca de la cooperación en los niños y en los chimpancés se focalizó en dos temas fundamentales: a) el altruismo, y b) la colaboración.

En el capítulo 1 se desarrolla que «hemos nacido (y criados) para colaborar”, y al final se plantea el conflicto de enfoques entre Rousseau (el ser humano es social por naturaleza, pero luego la sociedad lo corrompe) y Hobbes (somos esencialmente egoístas, pero luego la sociedad nos encauza por mejores caminos a través de leyes y del estado). Indica que, en la práctica, la respuesta tiene algo de las dos posiciones. El presenta pruebas empíricas de que los infantes y los niños pequeños advienen a la cultura dispuestos a ayudar, a brindar información y ser generosos en ciertas situaciones (y egoístas, por cierto, en otras). Sin embargo, a medida que adquieren independencia, los niños aprenden a ser más selectivos y orientar sus actos altruistas hacia personas que no se aprovecharán de ellos, y que, incluso, pueden devolverles el favor.

En el capítulo 2 destaca que en sus investigaciones los chimpancés se comportan como “yo”, en cambio los niños se plantean una meta conjunta con su compañero y funcionan como “nosotros” luego de cumplir un año. Luego continúa con el papel de las normas y las instituciones, así como se articulan biología y cultura. El libro (que vale la pena leer) finaliza con un foro de debate sobre este enfoque.

Claro, un tema no menor es el sentido que le damos a la cooperación (nos remite al inicio de esta nota) si lo hacemos en dirección hacia el bien y la vida, o si es para dominar a otros. Si prevalece lo primero iremos de manera cooperativa y colaborativa hacia un mundo mejor.

PD: Se agradece a José M. Diaz Bonilla la referencia original a este texto.

 

La importancia de las ideas y los libros en ir hacia un mundo mejor o peor

En esta nota Hinde Pomeraniec señala que «fue efectivamente Karl Marx el que describió como un asalto al cielo las aspiraciones de quienes participaron de la Comuna (ver imagen de la entrada), aquella fugaz insurrección que tomó el poder en París entre marzo y mayo de 1871. Lo hizo en una carta dirigida al médico Ludwig Kugelmann y la frase se convirtió en referencia frecuente de los discursos de izquierda. Sin embargo, todo indica que el origen de esa idea viene de antes. De hecho, suele señalarse que los comunistas heredaron esa frase magnética del romanticismo alemán, ya que la imagen del asalto a los cielos se lee en el Hiperión del poeta Friedich Hölderlin (1770-1843), novela lírica y de estructura epistolar que resultó una gran inspiración para rebeldes e idealistas de todos los tiempos.

El cielo es cobijo, refugio, ambición. Es deriva de la vida para algunas concepciones religiosas, es lo que cruzamos cuando dejamos nuestra casa y vamos en busca de ideas, amores, belleza o nuevas biografías. El cielo es el borde extremo de nuestro mundo que no tocamos pero alcanzamos a ver. Enfurecido es maldición pero también puede ser la calma para almas tormentosas. Es el espacio al que los artistas se proponen retratar en el día y en la noche, el norte al que le hablamos creyentes y laicos y aquello que vemos cuando, en medio de la angustia o la desesperación, alzamos la mirada buscando respuestas.» (1)

Más adelante expresa que «días atrás leí en la revista Nueva Sociedad una maravillosa entrevista de mi colega Mariano Schuster al gran historiador estadounidense Robert Darnton. La entrevista es larga, profunda y no tiene desperdicio. Pero hubo en particular una frase que me resultó muy conmovedora. “Lo importante, para mí, y es por esto que creo en la historia como vocación, es comprender la condición humana. No podemos entenderla observando solo lo que ocurre en el presente”…

Darnton busca responder la pregunta respecto a ¿en qué medida la literatura clandestina contribuyó a crear el estado de ánimo que culminó en la Revolución Francesa? ¿Cómo eran los best sellers filosóficos y eróticos que divulgaban las ideas de la Ilustración? ¿Cómo estudiar esas «obras menores» que sembraban el germen de la rebelión? En esta entrevista, Robert Darnton analiza la formación de un temperamento revolucionario en el siglo XVIII, a la vez que se sumerge en sus comienzos como historiador y explica de qué modo comenzó su incursión en la llamada historia del libro.»

Dice que «mi intención en The revolutionary temper es recoger estos episodios que nos muestran no solo lo que sucedió, sino la forma en la que la gente percibió lo sucedido. Eso es lo que realmente busco. La comprensión, la percepción, la aprehensión colectiva de los acontecimientos tal como ocurrieron. Y lo hago porque estoy convencido de que la circulación y la recepción de la información fueron absolutamente cruciales para crear lo que yo llamo un temperamento revolucionario, o el estado de ánimo fijado por la experiencia para dar el gran salto hacia una revolución. Por lo tanto, se trata de un estudio, no tanto de los acontecimientos como de la percepción de los acontecimientos. Y creo que estas décadas que se extienden entre 1748 a 1789 permiten mostrar, a través de una serie de sucesos e incidentes de muy diversa índole, la forma en la que pensaron y actuaron los parisinos. Eso es lo que realmente me interesa. Y eso es lo que creo que es crucial para entender el advenimiento de la revolución.»

Vale la pena leer completa la nota, donde fundamenta sus afirmaciones. Es una lección para todos quienes planteamos enfoques, ideas, percepción de hechos y actitudes…para ir hacia un mundo peor o mejor.

(1) En esta nota hemos hecho referencia al enfoque cristiano, y en esta sobre los peligros de querer concretarlo en esta vida (relacionado con la frase de Marx).

Individuación, Individuo, Individualismo, Persona….

No es fácil entendernos entre los seres humanos, dado que estamos en una especie de Torre de Babel, donde hay muchos términos o palabras que son polisémicas (devienen de la polisemia del lenguaje), de nuestros sesgos cognitivos (donde las emociones juegan un rol clave), de nuestros valores, de nuestros intereses, del enfoque, la formación y la información que disponemos… entre otros factores.

Lo anterior se aplica también, y especialmente, a las palabras que dan origen a esta entrada. Comenzaremos por tratar de entender que se entiende por individuación. Según el enfoque de Carl Jung (ver imagen de la entrada) y otros, a nivel general se entiende «individuación» como el proceso mediante el cual una persona se convierte en un individuo integrado, llegando a ser uno mismo y alcanzando la capacidad de ser totalmente autónomo e independiente. Se trata de un proceso que requiere del crecimiento del sujeto y del desarrollo de diferentes capacidades psíquicas, apareciendo a lo largo del desarrollo humano y durando, en realidad, buena parte de la vida.”. Esto le da al término «individuo» (si se la asocia con «individuación») una connotación positiva.

Por su parte el diccionario de la RAE, define como individualismo a la “tendencia a pensar y obrar con independencia de los demás, o sin sujetarse a normas generales” y señala que tiene similitudes con las palabras o términos “egoísmo” (1) “egolatría” y “particularismo”. También indica que es una “tendencia filosófica que defiende la autonomía y supremacía de los derechos del individuo frente a los de la sociedad y el Estado.”. En la torre de Babel en la que estamos usualmente se entiende por trascender o superar al individualismo al ir más allá o trascender el egoísmo o la egolatría. Posiblemente estemos de acuerdo -desde el punto de vista valorativo- en la definición general de individualismo (como autonomía personal) pero no en sus acepciones y similitudes relacionadas con el egoísmo y la egolatría que nos llevan a un mundo peor.

Por último existen numerosas preferencias acerca de optar por el término «persona» más que «individuo», muy marcada por pensadores como Emmanuel Mounier y Jacques Maritain (y su enfoque general de Humanismo integral así como la importancia de la educación).

Esperamos que esta reflexión sea de utilidad en la comunicación de nuestros enfoques, ideas y prácticas.

(1) En esta nota reflexionábamos acerca de la diferencia entre amarse a uno mismo y ser egoísta.

PD: Para la redacción de esta entrada, se agradece el debate con Vicente Palermo y Enrique Bianchi, y sus respectivos aportes.

 

Lo malo y lo bueno de la ansiedad y la angustia según Kierkegaard

Sabemos que la ansiedad y la angustia forman parte de la naturaleza humana. Pero dentro de la misma hay épocas o momentos en que se incrementa como señala este artículo del año 2023. Alí se expresa que «desde 2009, la angustia vital ha crecido en todo el mundo, según un estudio que se publica hoy en la revista PNAS. Los datos, recogidos a través de encuestas telefónicas por la compañía Gallup, muestran que, si en 2009 un 25% de las personas reconocían haber tenido sentimientos de tristeza, preocupación o estrés durante gran parte del día anterior, en 2021 la cifra se elevó al 31%. Las entrevistas abarcaron a más de millón y medio de personas de 113 países.

Los datos, analizados por Michael Daly y Lucia Macchia, de la Universidad de Maynooth, en Irlanda, muestran que las personas con un estatus socioeconómico inferior tienen peor salud mental. En el último año recogido en el estudio, hubo más de diez puntos de diferencia entre el 20% más rico de la población y el 20% más pobre. También se ve un empeoramiento más rápido del estado mental de las personas que solo tienen la educación básica frente a los que alcanzan un título de secundaria o universitario».

Por su parte esta nota comienza diciendo que «vivimos en la era de la ansiedad. O, al menos, eso es lo que se nos dice en muchas ocasiones y no sin motivo: las incertidumbres económicas y vitales, además de catástrofes como la pandemia, hacen que sintamos menos control y seguridad en nuestras vidas. No sabemos si nos subirán el alquiler, el mercado laboral es incierto, líderes como Putin y Trump debilitan la democracia occidental, la guerra amenaza con volver a Europa y podríamos hablar también de las pensiones si no fuera porque el cambio climático amenaza con convertirlas en innecesarias.

Este sentimiento de indefensión no es nuevo, aunque pueda parecernos que nunca se ha vivido con esta magnitud. Hace 180 años, el filósofo danés Søren Kierkegaard publicó El concepto de la angustia, el primer libro dedicado por entero a la ansiedad. Kierkegaard anticipa nuestras ideas sobre esta emoción, aunque su concepción también es diferente a la contemporánea, y no solo porque psicólogos y psiquiatras sepan más sobre el tema. Para el pensador, la angustia es un miedo que no tiene un objeto concreto, es inseparable de nuestra vida y de nuestra libertad, y tiene una raíz religiosa. Además, su objetivo no era ni curar ni tratar este sentimiento, sino entenderlo e incluso abrazarlo.»

Luego continúa, y vinculado con la frase de la imagen de la entrada, expresa que «también hay, como apuntábamos, una lectura religiosa: el “vértigo de la libertad” del que habla en El concepto de la angustia está relacionado con otro de sus libros, Temor y temblor, en el que parte de la historia de Abraham: Dios le pide al patriarca que sacrifique a su único hijo, Isaac. Abraham se dispone a matarlo en el monte Moriá, pero un ángel le detiene y le dice que Dios solo estaba poniéndole a prueba. Kierkegaard reflexiona sobre la fe a partir de este relato y llega a la conclusión de que implica un salto al vacío: Abraham creía en Dios, pero no tenía forma de saber si se trataba de una alucinación o un sueño.

Como escribe Juan Arnau en su Manual de filosofía portátil, “la angustia puede ser paralizante (vértigo ante el abismo), pero también trampolín para el salto”. Damos saltos de fe como el de Abraham constantemente, aunque no sean religiosos: ¿cómo sabemos si tomamos la decisión correcta cuando cambiamos de trabajo, cuando nos compramos un piso o cuando comenzamos una relación sentimental?…

Todo esto no quiere decir que leer El concepto de la angustia pueda sustituir al psicólogo, y más teniendo en cuenta que no es un libro fácil (Garff lo califica de “casi ilegible”). Pero sí nos ayuda a entender por qué todos, en mayor o menor medida, sentimos ansiedad y por qué este sentimiento también contribuye a hacernos humanos, igual que otras emociones que preferimos evitar, como el dolor y la tristeza. La ansiedad es parte de nosotros, es algo que tenemos que experimentar en mayor o menor medida para ser completamente humanos y para aprender de nuestras vulnerabilidades y, en caso necesario, de nuestros errores.

La filósofa británica Erin Plunkett, editora del libro Kierkegaard and Possibility (Kierkegaard y la posibilidad, sin traducir al español), subraya en videollamada la importancia de tener presente esta lectura cultural y filosófica de la ansiedad sin, por supuesto, dejar de lado el tratamiento que necesiten las personas que pasen por ella. “La inestabilidad es un sentimiento doloroso y, por ejemplo, experiencias como la pandemia de covid son profundamente desestabilizadoras”, explica. Y leer a Kierkegaard nos ayuda a darnos cuenta de que siempre vivimos, al menos hasta cierto punto, “una vida precaria y contingente”, por mucho que intentemos distraernos de esta sensación con el trabajo, la penúltima serie de HBO o lo que nos ofrezca el móvil a cada momento. La ansiedad puede ser útil porque “nos despierta a la posibilidad de que mañana las cosas no sean iguales que hoy”. Hace que estemos más atentos a nuestra vida, a lo que nos ofrece y a lo que podemos hacer con ella.

Desde la perspectiva psicoanalítica se la plantea en este artículo, donde se describen sus manifestaciones. Al final se pregunta «¿.Cuál es el factor decisivo frente al encuentro con una situación traumática? En toda una serie de traumas, el factor decisivo para el desenlace quizá sea la diferencia entre los sistemas no preparados y los preparados por sobreinvestidura. La diferencia entre los sistemas preparados y los no preparados por sobreinvestidura, son dependientes del trabajo psíquico con la angustia y el saber-hacer con ella.».

Esperamos que estos aportes sean de utilidad para esta importante temática.

 

 

En el día internacional del trabajo, encontremos las políticas adecuadas para que haya más y mejor trabajo

La tasa de desempleo en el mundo en 2024 aumentará, según la Organización Internacional del Trabajo.

Los conflictos bélicos como el de Ucrania, en Gaza o Sudán, entre otros, agravan el panorama económico mundial, junto al cambio climático y los impactos que puede ir teniendo (en especial en algunos sectores) la inteligencia artificial.

Es un gran desafío encontrar las mejores políticas en general en el mundo (1) y en la Argentina  para que haya más y mejor trabajo. Ojalá que haya una acción global y nacional adecuada para revertir esta dura situación y podamos celebrar el año próximo un mejor día internacional del trabajo.

(1) Un modesto aporte en este blog.