El «brutalismo» en política: el caso de Milei

El brutalismo en política ha sido abordado por Antoni Gutiérrez-Rubí en esta nota. Allí exprea que «en los años cincuenta y hasta la década de los setenta surgió el brutalismo, un estilo arquitectónico que reivindicaba el valor estético de las estructuras y elementos constructivos. Una propuesta que ofrecía la belleza bruta de los materiales, sin concesiones estéticas al adorno o al revestimiento. El brutalismo emergió, también en las artes plásticas, como una expresión profundamente arraigada en sentimientos y emociones, y se caracterizaba por su audaz desapego de la búsqueda de lo fácil o cómodo. Fue una reacción de las nuevas generaciones en contra del optimismo y la frivolidad que, a menudo, dominaban el diseño comercial contemporáneo.

En un mundo marcado por la superficialidad en muchos ámbitos, el brutalismo aboga por una autenticidad cruda, desafiando las convenciones y resaltando la importancia de la profundidad y la verdad, sin concesiones, sin máscaras, sin maquillajes (1).

Esta corriente artística y arquitectónica que, desde el propio nombre que la identifica, lanza una propuesta frontal y de fuerza puede ayudarnos a explicar el atractivo de la brutalidad en la política actual. En todo el mundo emergen discursos y perfiles políticos que, más allá de disputar y desafiar la hegemonía del lenguaje correcto, han descubierto en el grito, el insulto o la locuacidad extrema una materia prima —no elaborada— de las palabras. Si la corrección política emplea palabras, la insurrección e insumisión políticas usan gritos, escupen conceptos, vomitan exabruptos. Pasamos de la sonrisa homologable a la mueca desaforada y agresiva.

En su ensayo No society. El fin de la clase occidental (2019), el geógrafo francés Christophe Guilluy destaca que «la desaparición de la clase media occidental no se mide solo mediante indicadores económicos y sociales, sino también y sobre todo por la pérdida de un estatus, el de referente cultural». Aquí hay, quizás, algunas de las claves que explicarían el atractivo de la grosería política. A la decepción y desconfianza de amplios sectores que se transforman en ira y bronca social, la respuesta que mejor conecta es el grito brutal. Un grito que desafía el silencio respetuoso, acomodaticio, resignado y que rompe —sonoramente— los convencionalismos políticos. Por eso gritan: no para que se les escuche, sino para desafiar el orden establecido.»  Mario Riorda lo relaciona con Milei, en un artículo en la revista Anfibia.

Posiblemente coincidamos que este estilo de comunicación le ha resultado exitoso a Milei para llegar a la presidencia de la Nación, y -en general- en los primeros 136 días de gobierno. Decimos en general porque no le ha resultado exitoso en su enfrentamiento por la actualización del presupuesto universitario, como lo han resaltado notas como esta o esta, entre otras. De todos modos, luego recapacitó (tal vez siga esta lógica) y adoptó una posición diferente y más flexible para acordar con los Rectores universitarios.

En lo económico se sigue burlando y despreciando de quienes opinan distinto, como hizo en la cena de la Fundación Libertad. No escucha o valora en general la opinión de quienes piensan distinto, y de economistas ortodoxos como Cavallo (2).

La viabilidad de su enfoque sociopolítico, es muy incierto, errático y -en la práctica- se flexibiliza, por ejemplo, para que se apruebe la «ley bases» y de reforma fiscal y laboral. En lo económico las opiniones mayoritarias sostienen que no es sustentable, tal como está formulada hasta el momento su política.

(1) También es abordado en este artículo, desde la perspectiva de «la autenticidad».

(2) Sobre este tema es interesante esta nota.

Lo maravilloso de los «ángeles anónimos»

La temática de los ángeles se puede analizar desde distintas perspectivas, desde su significado etimológico como «mensajero», pasando por una figura mitológica e imaginaria, sin existencia real, hasta que es una creación divina y viviente (en especial en lo espiritual, pero -en ocasiones extraordinarias- también toman forma humana).

Una de las posibilidades es considerarlo, desde una perspectiva no religiosa y como una expresión más general, bajo la figura de «ángeles anónimos», como lo hace esta nota. Allí se enfatiza de que “necesitamos hablar más de los ángeles que de los demonios. Ángeles son todos esos anónimos que vigilan la seguridad de la noche, la de las cárceles, los bomberos de guardia. Los invisibles para la sociedad que disfrutamos de su trabajo duro y anónimo”.

El autor ha vivido una tragedia por la pérdida de su esposa en circunstancias terribles y entre otros conceptos dice que «sé que los ángeles existen y sigo apostando por la esperanza. Llegan a mi puerta anónimos a traerme consuelo, a veces solo compañía, en silencio. Esta mañana uno de esos ángeles llegó casi al alba a traerme tres panecillos calientes para el desayuno. No sé quién era.

Los demonios que hoy convulsionan y amenazan la paz del mundo tienen nombres y apellidos. Los ángeles son más bien anónimos, sin poder. El mundo sigue en pie por ellos. Son en verdad los verdaderos protagonistas. Los que trabajan las noches sin ver la luz del día para que la gran rueda de las ciudades siga girando. Son los invisibles. Recuerdo, estando en un hospital en Río, una joven enfermera de una favela que para estar a las seis en el hospital salió de noche de su casa y tomaba tres autobuses. Y otros tres a la vuelta ya de noche. Y se sentía feliz de tener trabajo y haber conseguido el diploma de enfermera. Ángeles son todos esos anónimos que vigilan la seguridad de la noche, la de las cárceles, los bomberos de guardia. Los invisibles para la sociedad que disfrutamos de su trabajo duro y anónimo.

De los demonios no quiero hablar. Son demasiado conocidos. Ellos sí tienen nombre y apellido. Y hay quién se siente fascinado por ellos. Recuerdo que en 2009, la editorial, Espasa Calpe, me pidió que les hiciera un libro sobre los demonios. Mi mujer Roseana me lo impidió. “Si quieren un libro tuyo que sea sobre los ángeles”. Nació así “La seducción de los ángeles”. Trabajé meses investigando la idea de los ángeles y me sorprendió ver que la figura de ellos es tan antigua como el mundo. Mucho más que la de los demonios. La imagen del ángel tiene en todas las culturas más antiguas, en los cultos religiones, en el arte, en la literatura, en la ciencia, en la música, en la arquitectura, en la pintura y hasta en la moda un lugar privilegiado que nunca tuvieron los demonios.

Quedé impresionado personalmente al constatar que ni uno solo de los grandes poetas desde la antigüedad a hoy había dejado de hacer poemas sobre los ángeles: desde los griegos y romanos a los más modernos como Shakespeare, Rilke, García Lorca, Borges, Pessoa, todos los grandes. El argentino Borges escribe en su poema Del infierno y del cielo que “Dios no necesita del esplendor del fuego”. Y no hay ningún genio de la pintura que no haya dibujado un ángel.

Rilke, el duro, escribe de los ángeles: “Tempranas perfecciones, vosotros, miembros de la creación, altas cordilleras, crestas arreboladas de aurora, del mundo creado, polen de la fluorescente divinidad, articulaciones de luz, pasadizos, escaleras, tronos”.

Y es que en un mundo donde los demonios, los vivos, los que despedazan la alegría de vivir, los que se adueñan de los sueños de los justos, de los que no saben que existen los ángeles de carne y hueso sin los cuales ellos no conseguirían vivir, esos ángeles humanos invisibles, para ellos parias de la historia, comodines de sus juegos sucios existen solo para eso, para ser los nuevos esclavos del mundo moderno….»

Y finaliza diciendo «ellos nos salvarán de la barbarie demoniaca de la ferocidad sin alma de nuestro mundo, que a pesar de todos los pesares ,apuesta por la “esperanza” que es la mejor y más consoladora divinidad.»

La construcción de un piso común de razón, ética, ciudadanía…

Quienes escribimos, aportamos reflexiones, comentarios, artículos e ideas y leemos en este blog, venimos de distintos enfoques, tradiciones y prácticas, pero coincidimos en la búsqueda de un mundo mejor. Pero, entre las preguntas qué podemos hacernos está: ¿es posible partir de un piso común entre todos los seres humanos? Quien da una respuesta positiva a esta pregunta es Immanuel Kant.

En esta nota, del diario El País de España, se hace una síntesis de su gran aporte e importancia. Ahí se expresa que «fue un visionario que inauguró la modernidad. Cambió la forma de pensar de la gente, incitando a reflexionar por uno mismo y a cuestionarlo todo. Las ideas del filósofo que rechazó el dogma, que propugnó el uso de la libertad en responsabilidad y la idea de ciudadanía común están de vuelta ahora que se cumplen tres siglos de su nacimiento.

Vivimos un cierto regreso al pasado. Reaparecen la irracionalidad, el miedolas teorías conspiranoicaslas sombrías figuras autoritarias y las guerras sangrientas. Ante ello, no hay recetas mágicas, pero podemos volver a escuchar a los que quisieron emanciparnos de fanatismos y actuar a la luz de un entendimiento común. Podemos volver a Kant.

El autor de Crítica de la razón pura es uno de los filósofos más influyentes de todos los tiempos. Es citado, comentado y combatido —especialmente desde el posmodernismo—, incansablemente. De la idea de la educación universal y gratuita al principio de autonomía moral y personal, de Habermas a Hannah Arendt, pasando por Hegel, su obra lo impregna casi todo. “Seguro que Kant ha influido en usted aunque no lo haya leído”, advirtió Goethe.

El pensador que abrió un camino para que seamos mejores ciudadanos, nacido el 22 de abril de 1724 en Königsberg (hoy Kaliningrado, en Rusia), también impulsó el derecho internacional y el concepto de un gobierno organizado en una federación de estados, inspiradora de entidades como la ONU o la Unión Europea. Ahora, en el volátil contexto actual, sus ideas cosmopolitas y democráticas vuelven a cobrar sentido.»

Luego la nota hace referencia al contexto actual y la vigencia del pensamiento de Kant, y expresa que «publicó Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio en los años 1781, 1787 y 1790, sucesivamente. En ellas, Kant propone una filosofía total, un sistema de conocimiento, moral y estético, respondiendo a tres preguntas clave: qué puedo saber, qué puedo hacer y qué debo esperar. En su primera Crítica suma las corrientes filosóficas anteriores, añade el eje del espacio y el tiempo, hace un reset y responde que al conocimiento se llega aunando el empirismo con el racionalismo, que dicho conocimiento está condicionado por el sujeto que quiere conocer y que hay cosas que no podemos saber; en la segunda describe una moral y una ética común a priori de todo, un juicio compartido que nos aleja de los prejuicios; y en la tercera revela el peso del arte en la representación del mundo.

“Era consciente de la maldad en el humano, y avisó de que la conciencia ética puede detenerla” (Norbert Bilbeny, catedrático de Ética de la Universidad de Barcelona). “Una idea guía toda la historia: la del derecho”, dijo el prusiano. Es “el derecho a tener derechos”, en interpretación del añorado filósofo Javier Muguerza. Desde la mesa de su despacho en su casa de Königsberg —bajo un retrato de Jean-Jacques Rousseau interpelándole desde la pared —, Kant dio un nuevo empuje a la Ilustración ampliándola hacia una revolución global. Armado con una peluca empolvada, una pluma y un tintero, El Demoledor, según palabras del escritor Thomas de Quincey, propone una “salida del hombre de su inmadurez autoincurrida” —así lo escribió Kant en su ensayo ¿Qué es la Ilustración?, de 1784—.

Más adelante el artículo hace referencia a sus características personales, y en cuanto a su pensamiento expresa y concluye que «en sus obras alude a un mundo en permanente construcción, alertando de que cuando se habla de la sociedad como es, en verdad se subraya lo que se ha hecho de ellaContra las tentaciones del nihilismo y el no future, Kant insta a actuar como si el mundo tuviera un propósito, y este fuera digno y decente. En Kant, “trabajar y colaborar de forma comunitaria y tener las obligaciones morales claras conlleva una esperanza real en el futuro”, reflexiona Kate Moran, profesora de Filosofía de la Universidad de Brandeis y autora de Kant’s Ethics (la ética de Kant) (Cambridge University Press, 2022).

Kant ilumina: a pesar de las guerras y la violencia, en su ideario es razonable esperar que la humanidad avance y logre una paz duradera. Pero para conseguirlo es requisito desarrollar un Estado constitucional republicano que regule la libertad en común de la ciudadanía, que sea garante del acto de pensar por uno mismo, dejando “espacio a la libertad interna de actuar moralmente y bien”, apunta Margit Ruffing, doctora en Filosofía de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia.

Para Ruffing, la obra kantiana refleja que “el futuro llegará, y no hay ninguna razón sensata para no trabajar por un mundo mejor, sino muchas razones para hacerlo”. Pero Kant no era un optimista irredento: “Era consciente del conflicto y la maldad en el humano, y avisó de que solo el conocimiento y la conciencia ética pueden detenerlos”, advierte Bilbeny. El prusiano vendría a ser un pesimista con “un inquebrantable optimismo metodológico, basado en la esperanza moral de que nuestro perfeccionamiento puede transformar el futuro”, según Aramayo.

Pero no todo va a ser mañana. Para hoy mismo, el pensador de Königsberg ofrece herramientas para la convivencia cotidiana, como “la idea de ser generosos con los demás e implacables con nosotros mismos”, según escribió Muguerza, o de actuar como si de nosotros dependiera el curso del mundo. “Hay mucho que aprender de él: a tratarnos educadamente, prestar atención sincera a los demás, en el trabajo, en casa o en la calle”, apunta la profesora Moran. Son pequeñas reverberaciones que perfilan un mundo más humanizado. Entonces, no todo está perdido. Tras reencontrar la voz del filósofo, un poco a la manera de Nathy Peluso y C. Tangana, dan ganas de cantar “yo era ateo, pero ahora creo” (en Kant).»

Hoy sabemos –adicionalmente– a lo elaborado por Kant, que las actitudes y sentimientos juegan un rol clave para un mundo mejor que deben estar alineados con la razón. el conocimiento y la ética kantiana para su logro, más allá del valioso e imprescindible aporte que puede hacer la fe en Dios para los creyentes.

¿Podemos ser buenos centinelas y orientadores del cambio tecnológico? El caso de la IA generativa

La imagen de la entrada se refiere a un tipo de inteligencia artificial que viene emergiendo y que es «generativa«. Tiene muchas y enormes posibilidades, pero también grandes riesgos si no se le introducen códigos de conducta adecuados y límites específicos sobre el qué y el cómo.

Ya hay iniciativas concretas en la Unión Europea y en China, o más en general como esta o esta.

Más allá de la cuestión general, se considera que debemos estar alertas (asociada a la figura de centinela pacífico o no militar) sobre los cambios que se están dando y su posible impacto en distintos ámbitos. Al respecto citaremos sólo dos notas.

La primera se refiere a esta noticia, titulada «Una inteligencia artificial fue nombrada directora en una escuela de Inglaterra» y detalla las funciones que va a cumplir.

La segunda es más general abordada por Sebastián Campanario. Allí expresa, entre otros conceptos vinculados a posibles trabajos del futuro, lo siguiente: “El estudio, del cual participó el economista argentino de Accenture Tomás Castagnino, especula con que en estos “trabajos del mañana” (así se titula el informe) habrá “entrenadores” (desarrollo de IA), “explicadores” (los que trabajan en el detrás de escena para hacer accesible la IA generativa al público en general) y “sostenedores” (personas dedicadas a optimizar su uso: curadores, creadores de contenido, reguladores, expertos en ética, etcétera)”. Es muy interesante que no sólo habrá desarrolladres de IA sino también “explicadores” y “sostenedores”.

En cuanto a posibles impactos es interesante esta nota, también esta y en cuanto a las posibles limitaciones esta.

Una cuestión muy relevante a seguir, entre muchas otras a nivel mundial y nacional.

En un mundo tan complejo y diverso: ¿cómo nos posicionamos?

En esta nota, Carlos Fara utiliza la expresión de la imagen de la entrada y dice que «este es el párrafo inicial de la obra de Dickens Historia de dos ciudades. Se desarrolla hacia fines del siglo XVIII, en la época de la Revolución francesa. Una es Londres, donde reina la paz y el orden, mientras que la otra es París, signada por el caos y la agitación. Pues si Dickens viviera hoy en la Argentina, escribiría Historia de dos países, porque eso es lo que está sucediendo». Luego hace un paralelo con la realidad argentina actual.

Más en general, entendemos que podemos extrapolar a las muy diversas situaciones micro y macro que vivimos los diferentes seres humanos. Sin duda debemos anhelar y luchar por un contexto personal y global donde los conflictos se resuelvan de manera virtuosa, predomine la armonía entre nosotros y con el ambiente, la paz, la libertad positiva se juegue por la equidad, la empatía y la solidaridad, aspirando a distintos momentos de felicidad.

Sabemos que la felicidad, en general, se presenta en determinados momentos y muchas veces no es duradera. Son como «chispazos» o momentos paradisíacos.

En esta nota Gabriel Rolón donde resalta la importancia de construir «momentos eternos» y desarrolla más -entre otros temas- al final de este video. Algo similar plantea Carlos Bayala -desde otra perspectiva y dimensión- la creación de riqueza con «propósito» construyendo «burbujas de humanidad«. En lo médico y en el rol de la palabra Mario Alonso Puig también se refiere a la temática de la felicidad, que viene desde pensadores como Aristóteles. En relación con lo nacional, lo económico-social y lo político -entre otros- ha escrito Andrés Oppenheimer.

Desde una perspectiva cristiana, entre quienes se han referido a los momentos eternos como «chispazos» está el Papa Francisco en el encuentro con el Comité de Coordinación del del CELAM, en el Centro Estudios de Sumaré, Río de Janeiro, el domingo 28 de julio de 2013. Allí dice que «el discipulado-misionero -que Aparecida propuso a las Iglesias de América Latina y El Caribe- es el camino que Dios quiere para este “hoy”. Toda proyección utópica (hacia el futuro) o restauracionista (hacia el pasado) no es del buen espíritu. Dios es real y se manifiesta en el ”hoy”. Hacia el pasado su presencia se nos da como “memoria” de la gesta de salvación sea en su pueblo sea en cada uno de nosotros; hacia el futuro se nos da como “promesa” y esperanza. En el pasado Dios estuvo y dejó su huella: la memoria nos ayuda a encontrarlo; en el futuro sólo es promesa… y no está en los mil y un “futuribles”. El “hoy” es lo más parecido a la eternidad; más aún: el ”hoy” es chispa de eternidad. En el “hoy” se juega la vida eterna.»

Ojalá nos podamos posicionar en generar esos momentos o chispazos de felicidad y eternidad, dándole un sentido o propósito a nuestras vidas hacia el bien, el amor y el bien común. Ello nos puede conducir hacia un mundo mejor.

 

La cuestión de las Malvinas

El 2 de abril de cada año se conmemora el Día Nacional del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas. En el 2021 escribimos algo sobre esta temática.

Es una temática muy compleja de abordar y muy dolorosa por los caídos, y con fuertes componentes emocionales, más allá del legítimo reclamo de soberanía sobre dichas islas.

Hoy podemos agregar, el interesante análisis que hace Camila Perochena sobre el momento en que comenzó a germinar el discurso sobre Malvinas como «cuestión nacional» (se puede visualizar en este video), así como perspectivas anticorriente mayoritaria como las que aborda Vicente Palermo.

Esperemos que, con el tiempo, y de manera pacífica se pueda resolver esta cuestión nacional tan importante.

 

 

Las Pascuas como momento de reflexión e invitación acerca de lo ¿qué tenemos que liberarnos?

Tanto la pascua judía como la cristiana, así como para los musulmanes, son una invitación, no sólo a la celebración, sino también a la reflexión -e invitación a un posterior cambio- acerca de lo qué tenemos que liberarnos.

Como sabemos la primera respuesta es del dominio (o de esa forma de poder) de unos sobre otros, y querer ser el Todo. Otras respuestas adicionales serían que tenemos que liberarnos de las distintas formas de odio y rencor (hoy expresado en guerras como en la de Ucrania, en Gaza y en tantos otros lugares), de nacionalismos exacerbados, y aunque no lleguemos a amarnos, al menos jugar nuestra libertad positiva para poder respetarnos y convivir. Liberarnos también de la ignorancia y de la falta de prevención que genera tantos males, de la pobreza, la indigencia, el desempleo, de la gran desigualdad…. o del daño que le producimos al ambiente, y -por lo tanto- a nosotros mismos.  Y aunque no lleguemos a ser personas sabias, por lo menos, lograr sobrevivir en este mundo.

Ojalá que el “espíritu” o profundo significado de estas Pascuas nos alcance a todas las personas, seamos creyentes o no.

 

La importancia de un abordaje integral a la cuestión del narcotráfico

La lucha contra el narcotráfico en el mundo es muy ardua y difícil. La enorme cantidad de dinero (1) que manejan quienes producen y distribuyen droga, está relacionada con un gran consumo que hay en muchos países del mundo. En este blog se lo ha abordado en esta nota.

En cuanto a la producción y distribución de drogas de origen vegetal y de origen químico, está muy diseminada en el mundo, pero en América Latina se concentra en algunos países especialmente. Dados los recursos que manejan, les posibilita corromper -en muchos casos- a los organismos de control (la AFIP, la Aduana en puertos estatales y privados, la UIF…), la policía local, el servicio penitenciario, la Justicia, legisladores, periodistas… por lo que se hace difícil el éxito en su lucha.

Pero sí, hay posibilidades de éxito como es el caso de la ciudad de Medellín, en Colombia (ver imagen de la entrada). Este tema lo hemos abordado parcialmente en esta nota y allí hemos recomendado videos explicativos como este, el enfoque del urbanismo social (2), un plan estratégico… Además tenemos que agregar la relevancia de líderes como este. Es un buen arquetipo a seguir, más que el modelo de Bukele en El Salvador.

En cuanto a la Argentina (y en especial en Rosario, pero no sólo), respecto del involucramiento directo de las fuerzas armadas en la lucha contra el narcotráfico, la mayoría opina en contra (ver notas como esta o esta). Hasta ahora (al 19/3/2024) lo concretado es esto en cuanto a centrarse sólo en el apoyo logístico. Por otra parte, es promisorio que se quiera avanzar en cortar la ruta del dinero del narcotráfico, y reducir significativamente la «economía criminal». Falta encarar la cuestión de la sustentabilidad social de este enfoque, al menos en Rosario, tal cómo se hizo en Medellín. De no realizarse, los sectores marginales de la sociedad no tendrán una opción digna frente al enorme atractivo de los grandes recursos que aporta el narcotráfico, y esta lucha se perderá. Esperemos que no.

Un tema muy relevante a seguir, si queremos ir hacia un mundo mejor.

(1) La estimación en Rosario es de 100 millones de dólares al año. En Méjico es mucho más, así como en América, y así podríamos seguir en el mundo dentro de lo que se considera la economía criminal.

(2) Es muy interesante este enfoque y experiencia.

La difícil y necesaria articulación entre lo individual y lo común

Todos sabemos que tenemos «en común» ser de la especie humana, vivir en un mismo planeta (o «casa común»), tener los mismos derechos, ser originarios de una pareja, una familia, un grupo, un lugar y una nación. Claro, eso de «lo común» se puede vivir de distintas maneras, con distinta intensidad, con más o menos individualidad, conflictividad, armonía…. También puede expresarse en tener en común o no cosmovisiones, enfoques, diagnósticos o interpretación de los hechos, objetivos y metas, prácticas o tareas (como la educación, el trabajo…), según sea el contexto.

Ya Aristóteles reflexionó acerca de que «el ser humano es un ser social por naturaleza, y el insocial por naturaleza y no por azar o es mal humano o más que humano (…). La sociedad es por naturaleza anterior al individuo (…) el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada para su propia suficiencia, no es miembro de la sociedad, sino una bestia o un dios».  Claro, ya desde épocas antiguas también existía la visión de que el hombre podía ser lobo del hombre (1) y posteriormente han habido muchos enfoques sobre las distintas posibilidades de articulación humana (2) y cómo se canaliza nuestra energía.

También se han utilizado -como metáforas- distintos animales, como es el caso de los puercoespines, los lobos, los erizos y zorros, etc., para aludir a las distintas formas de vinculación que podemos tener los seres humanos.

A partir del siglo XIX, sin excluir aportes anteriores, algunos sociólogos -como Max Weber- trataron de construir «tipos ideales» para tratar de caracterizar o aprehender los rasgos esenciales de ciertos fenómenos sociales. Una aplicación de esto se ha dado con lo que serían las características principales de lo que pueden «representar» el vínculo entre lo individual agrupado «socialmente» y lo personal agrupado bajo forma o modalidad «comunitaria». De la literatura consultada uno de quienes distinguieron por primera vez “societas” y «communitas” fue Ferdinand Tönnies (3). Los rasgos principales de estos fenómenos serían los siguientes:

  • Comunidad: Es tener “en común” un pasado, un presente, un futuro, una identidad, intereses, valores, visiones, prácticas, proyectos compartidos… Según Tönnies está caracterizada por homogeneidad, igualdad, ausencias de status, y anonimidad (asociado a lo pre-moderno). Se puede afirmar además que el uso de “comunidad” también refiere a la posibilidad de que un “padre” o una “madre” (reales o simbólicos) sean quienes lideren la misma, o a que los hermanos/as (antiguamente fratrias) se roten en el liderazgo (muchas veces predominando una forma de “mayorazgo”),
  • Sociedad: Es un concepto que aparece en la “modernidad” (a diferencia del comunitarismo) y se expresa a través de la heterogeneidad, inequidad, diferenciación de status, y nominatividad. El liderazgo en lo “moderno” está asociado, aunque no siempre (por ejemplo Hitler), a formas “democráticas”.

Sobre esta temática han opinado varios pensadores como Max Weber, Talcott Parsons y particularmente Émile Durkheim. Según este autor la diferencia principal entre el enfoque de comunidad y el de sociedad es lo relativo al tipo de vínculo de solidaridad que hay en ellas. «En las sociedades primitivas, la solidaridad surge de la conciencia colectiva y la denomina solidaridad mecánica: la identificación con un grupo social se produce por las condiciones de igualdad, está en boga la idea de comunidad en tanto los individuos tienen «cosas en común», que producen un fuerte compromiso. En cuanto a la división del trabajo, no hay especialización, pero sí ascenso (Durkheim da dos ejemplos de sociedades primitivas en un contexto moderno: la Iglesia y el Ejército, ambas fuertemente verticalistas). En las sociedades modernas, esa conciencia colectiva es más débil y la solidaridad que existe en ellas es orgánica, puesto que surge de las diferencias producidas por la división social del trabajo, que es en general la respuesta que el siglo XIX da a la pregunta sobre el origen de todo hecho social. La solidaridad es, más particularmente, por necesidad en este tipo de sociedades, en las que las pasiones son reemplazadas por los intereses».

Por su parte Robert Nisbet, en La Formación del Pensamiento Sociológico (4) señala que «la comunidad se refiere a los lazos sociales caracterizados por cohesión  emocional, profundidad, continuidad y plenitud. La autoridad es la estructura u orden interno de una asociación. El status es la ubicación del individuo dentro de la jerarquía de la comunidad. Lo sagrado se refiere a lo no racional, como la religión. La alienación se refiere a la enajenación del individuo con respecto a su entorno. Estos cinco elementos tienen su antítesis en los conceptos de sociedad -vínculos impersonales-, poder -no surgido de la asociación social-, clases -jerarquías no surgidas de la asociación comunitaria-, secular -lo profano, lo no sagrado-, y progreso -la alienación es vista la inversión del progreso-, respectivamente. Y en sociología este contraste entre dichos conceptos, comunidad-sociedad, autoridad-poder, status-clase, lo sagrado-lo secular, alienación-progreso, constituye el resumen del conflicto que se ha dado en la espera sociológica entre el tradicionalismo y el modernismo.»

Esta temática sigue teniendo gran influencia en el debate ideológico, filosófico y político contemporáneo. Daremos dos ejemplos: 1. En el caso de la Argentina el impacto que ha tenido el enfoque de «La Comunidad Organizada» (5) de Juan D. Perón, en general en ese movimiento, y en personas como Jorge Mario Bergoglio. 2. En artículos de intelectuales como Loris Zanatta, que no sólo cuestiona el comunitarismo del peronismo, sino también el de la Iglesia Católica, por ser contrario -según su enfoque- a una sociedad, abierta y plural. De seguir este razonamiento, cualquier planteo que promueva lo comunitario debe ser fuertemente cuestionado.

Ahora bien, ¿hay posibilidades de que los conceptos de comunidad y sociedad no sean «binarios y contrapuestos» y de encontrar una «síntesis superadora»?. Tal vez, haya posibilidades de algunas complementariedades entre ambas visiones. A continuación sugerimos explorar estas alternativas, entre otras:

  • homogeneidad de derechos, como una base común de igualdad, pero heterogeneidad, diversidad y singularidad de las personas y los contextos respetando la dignidad de cada persona, promoviendo el ejercicio de la libertad positiva con un sentido de empatía y armonía entre los seres humanos y el ambiente;
  • igualdad – inequidad: como se expresó en el punto anterior, puede haber igualdad pero no uniformidad, y dependerá de cada sociedad, cultura y tipo de medidas de políticas públicas para que haya equidad o no. Por lo tanto vivir en «sociedad» no implica necesariamente inequidad;
  • ausencias de status (o estatus) – diferenciación de status: en una comunidad se valora mucho a las personas de mayor edad, valorando su experiencia (en especial la que ha sido procesada como sabiduría), o las que ejercen un rol religioso o ceremonial importante. Por lo tanto es una «especie de status» que se da en el comunitario. Es cierto que en las sociedades modernas se presentan diferenciación de status ya sea derivadas del poder económico-social, político, militar o vinculado al conocimiento. Sin embargo ello puede manifestarse de distintas maneras: desde relaciones de subordinación y dominación hasta vinculaciones armónicas y de servicio. Dependerá de cada cultura y de las personas que forman los grupos y las instituciones;
  • anonimidad – nominatividad: la anonimidad en las comunidades es muy relativa, en particular si las comunidades son de pequeña escala y -más en general- con el impacto de las distintas redes sociales. Seguramente se ha presentado en el caso de las mujeres y de las personas que han ejercido o ejercen funciones de servicio, pero no entre quienes la lideran. Por otro lado la nominatividad en un planeta con 8000 millones de personas, megaciudades y grandes organizaciones no es fácil a pesar del rol identificatorio que juegan la inteligencia artificial, las redes sociales (como ya se ha expresado) y el control por parte de los estados (en especial los regímenes totalitarios o autocráticos). Esto último está íntimamente al enfoque y práctica que tengamos del poder.

Lo anterior ha sido abordado también por distintos enfoques filosóficos y religiosos. En el caso del cristianismo existen distintas acepciones de «comunidad cristiana» como esta o esta, y su difícil relación con la sociedad.

Como síntesis podríamos concluir que en la articulación entre lo individual (mejor «personal») y lo social o comunitario es una base común de empatía (o formas de amistad y amor), de humildad, de compartir… que nos alejen de toda forma de mal y de opresión, de modo de ir convergiendo hacia un mundo mejor.

(1) Siguiendo a esta fuente, «esta locución fue creada por el comediógrafo latino Plauto (254-184 a. C.) en su obra Asinaria… y luego «fue popularizada por Thomas Hobbes, filósofo inglés del siglo XVII, quien la adaptó en su obra De Cive. Se puede interpretar que en su escrito, Hobbes da por básico el egoísmo en el comportamiento humano, aunque la sociedad intenta corregir tal comportamiento favoreciendo la convivencia». De allí la necesidad de un estado fuerte (para Hobbes será la monarquía absoluta).

(2) Entre ellas el enfoque de «teoría general de los sistemas» de K. Boulding donde plantea que las interacciones pueden darse «en términos de relaciones competitivas, complementarias o parasitarias» (Boulding, K.E. (1956): “General Systems Theory: The Skeleton of Science”, Managment Science, 2, 3, pp. 197-208. (Reproducido en Collected Papers Vol. IV, p. 201, citado en este artículo). Por supuesto la psicología, la neurociencia y la sociología han complejizado aún más las distintas posibilidades.

(3) Se puede profundizar, por ejemplo, en este texto o en este.

(4) Agradezco la referencia a Francis Korn.

(5) Discurso ante el Primer Congreso Nacional de Filosofía que se inauguró el 30 de marzo de 1949 en la ciudad de Mendoza.

¿Podemos gestionar nuestras polaridades de manera positiva?

Los seres humanos, a veces, enfocamos los problemas de manera binaria, tipo blanco o negro, sin visualizar los matices, los grises, y lo complejo de un problema personal, grupal u organizacional (1), o de las conversaciones que se dan en un país (con escucha, diálogo y respeto mutuo o no) (2).

En lo que se refiere a lo grupal u organizacional quien lo ha encarado más detalladamente es Barry Johnson y su libro Polarity Management (3).

De la nota (3) al pie transcribimos la parte de “Exactitud y completitud”, como sigue: “Exactitud. ¿Quizás ya conozcas esta famosa ilusión óptica que se muestra arriba? ¿Puedes ver las 2 mujeres en esta imagen? (se refiere a esto).

Durante un almuerzo, mientras hablaba sobre la Gestión de Polaridades con mis colegas, nos detuvimos en esta imagen que uno de ellos no conocía. Aquí hay un extracto de nuestra conversación (editada):

Yo: ¿Qué ves en esta imagen?

Colega A: Veo a una mujer joven. Yo: ¿Nada más? ¿Y si te dijera que también hay una mujer anciana?

Colega A: No la veo, ¡pero confío lo suficiente en ti como para creer que existe!

Colega P: ¿Quieres que te ayude a verla?

Colega A: ¡Sí, por favor!

Encontré esta situación muy representativa de la diferencia entre exactitud y completitud. De hecho, mi colega A tenía razón al decir que veía a una mujer joven, pero su visión era incompleta. La incompletitud de la percepción combinada con la convicción de exactitud es la fuente de conflictos potenciales.

En el caso de que el colega P solo viera a la mujer anciana, podríamos decir que ambos estaban «en lo correcto». Sin embargo, eso es la parte fácil. Lo más difícil es ver la imagen alternativa. En ese caso, hay diferentes formas de comunicarse al respecto:

Colega A podría haber dicho «la mujer anciana no está allí», contradiciendo la exactitud de la realidad del colega P, lo que habría generado una resistencia innecesaria y posiblemente un conflicto.

Finalmente, colega A dijo «no la veo», lo que provocó que colega P ofreciera su ayuda y empatía para complementar su visión con la imagen alternativa.

Nota: El clima de confianza entre nosotros probablemente ayudó en la situación, ¡pero supongo que podrías encontrar ejemplos donde esto no sea tan fácil! 😉

Contradecir la exactitud de la realidad del otro es generar una resistencia innecesaria. Renunciar por un momento para obtener más.

Estamos estudiando aquí un concepto de psicología gestáltica llamado percepción figura-fondo, que nos dice que: Toda percepción se divide en un primer plano (figura) y un fondo.

Esto significa que nuestra percepción se reduce en un momento t a solo una parte del conjunto. Si nos quedamos ahí, es posible que nunca veamos la totalidad. Un ejemplo descrito por el autor es mirar un paisaje por la ventana: cuando vemos claramente el paisaje, los bordes de la ventana están borrosos, pero al relajar nuestra atención para enfocarnos en la ventana, ocurre lo contrario.

En el caso de una interacción como la descrita anteriormente, vemos que nadie necesita abandonar lo que percibe inicialmente (Confirmación de exactitud). Confirmar la exactitud es aumentar la posibilidad de complementar una vista con otra vista.

Sin embargo, se le pide que complemente su vista con una segunda vista que también es verdadera. Para hacerlo, uno debe ser capaz de dejar ir la figura para permitir que el fondo tome su lugar. Esto no significa negar lo que se veía, sino dejar de centrar nuestra atención en ello, al menos por un momento, para darnos la oportunidad de descubrir más.

De hecho, una vez que tenemos las 2 visiones, se vuelve más fácil cambiar de una a otra. Simplemente no es posible tener las 2 al mismo tiempo. Podemos estar ambos en lo correcto: nuestra aparente oposición puede entonces convertirse en un recurso común.

Tenemos la opción de dejar de lado nuestra visión por un momento para esforzarnos en ver la de los demás. De hecho, es más fácil ampliar nuestra visión que hacer que aquellos con una visión opuesta amplíen la suya. Esta responsabilidad nos pertenece y nos compromete a tener más empatía hacia los demás.»

(1) Puede ser de utilidad para quienes trabajan en equipo en esta temática.

(2) Sobre el caso argentino a comienzos de 2024 se han referido notas como esta.

(3) Tomado de Olivier, M.Y. (2020). Se agradece a Mirta Vuotto la referencia.