PASO 2023 y «otro país»

La imágen de la entrada, muestra el mapa del país con el predominio del color violeta que representa el triunfo de Javier Milei en las PASO (con picos de votación en lugares humildes como este, este y este, que reflejan la gravedad de la crisis), sus propuestas,  la composición de su voto (también en este análisis) y la «agenda de la libertad» (planteada por Adriana Amado desde la 1 hora, 05 minutos de este video).

Lo anterior refleja un panorama inédito, con un «elefante que no vimos venir» (según algunos con posibilidades de ganar en octubre (1), según esta encuesta, y él se muestra como tal) y con un golpe devastador al sistema de coaliciones, bien analizado en notas como esta y en este programa.

Veremos cómo evoluciona todo hasta octubre, con un mayor aumento de la inflación que -posiblemente- tendrá impacto negativo en las chances electorales del candidato del oficialismo (2).

Sin duda un panorama abierto e incierto (3). Quien edita este blog considera que las propuestas de Milei no son ni deseables (derograr el artículo 14 bis, venta libre de órganos, dolarización, desparición del Banco Central y similares) ni viables (empezando por los recursos institucionales que propone) para un país como la Argentina. Nos llevaría a una Argentina peor.

(1) Una aceleración de la ya alta inflación o el inicio de una hiperinflación fortalecería sus posibilidades de convertirse en Presidente.

(2) Hay muchos otros análisis interesentes como este de Natanson, este de los Rappi de Milei (este similar), este de Palermo, en la revista Panamá este y este, entre muchos otros. Entre los que se refieren a su salud mental están este y este.

(3) Respecto de las propuestas de los tres principales candidatos, es interesante lo expresado en este programa.

 

El peligro de usar enfoques y categorías generales, sin visualizar contextos y detalles de implementación

Muchas veces incurrimos en definiciones y enfoques donde usamos expresiones generales, como -por ejemplo- «la gente» (1), «la sociedad», «el pueblo»… sin visualizar que expresan conceptos muy genéricos que no distinguen la gran heterogeneidad que hay dentro de ellos y terminamos en una «torre de babel» donde no nos entendemos en lo que queremos decir. Esto imposibilita el diálogo, y por lo tanto llegar a acuerdos o consensos.

Algo similar nos pasa cuando nos referimos a corrientes filosóficas, religiosas, culturales y políticas. A continuación daremos solo algunos ejemplos, para el debate:

  • El cristianismo, el mensaje inicial de Jesucristo, no se vivenció con la misma fidelidad y coherencia a lo largo de la historia. Por citar sólo algunos casos el momento de la conversión de Constantino (y su vinculación con el poder temporal), el Sacro Imperio Romano, las cruzadas, la venta de indulgencias en una época del papado, son algunos ejemplos. También bajo esta denominación no sólo está la Iglesia católica, sino también las denominadas ortodoxas, las protestantes o denominadas evangélicas. Por lo tanto, es importante tener en cuenta todas estas variedades al momento de hablar de esta cuestión.
  • El liberalismoTiene una expresión filosófica, así como distintas formas en lo político, en lo económico (en el origen de la ciencia económica, en el liberalismo social, en el neoliberalismo…), entre las principales acepciones.
  • En el caso argentino, el peronismo. Para algunos es un sentimiento relacionado con una experiencia histórica (desde mediados de los años 40 donde hubo movilidad social ascendente de los trabajadores) que fue variando en el tiempo (2) y un liderazgo, una doctrina que propugna la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, distintas acepciones de lo que se denominó «socialismo nacional» (con muy diferentes acepciones desde la cubana hasta la de Mussolini)… mientras que para otros ha sido y es una forma de populismo, la no valoración de las instituciones democráticas y autoritarismo, entre las principales.

Son solo algunos ejemplos, de las características polisémicas y variadas que tienen estas categorías, enfoques y experiencias.

Sabemos que la búsqueda de la verdad es difícil, siempre relativa y muy compleja. Pero si no queremos equivocarnos gravemente tenemos que analizar «los detalles» (como bien expresa la imagen de la entrada) o «los cómos» (3), y en consecuencia poder discernir -más allá de nuestros sentimientos– las distintas acepciones y contextos pasados, quienes los lideran en el presente (sus equipos y rol de sus partidos) y qué enfoques y propuestas tienen -en especial- para el futuro en línea con un mundo mejor. Lo demás termina siendo anecdótico.

(1) Existe una anécdota que se le atribuye a Jorge Luis Borges. Ya bien pasada la segunda guerra mundial se le pregunta: ¿qué opina de los alemanes?. Con su inconfundible cadencia hace una pausa y responde: «Me va a tener que disculpar, no los conozco a todos».

(2) Podríamos diferenciar períodos como el de 1945-1952, el de 1952-1955 (con un plan de ajuste y aumento de la productividad), el de 1955-1973 (con el exilio de Perón), el 1973 (con el abrazo con Balbín y el modelo argentino), y luego las distintas expresiones sindicales, juveniles y políticas (el menemismo, el kirchnerismo de sus comienzos y luego los gobiernos posteriores), el de la alianza con el Frente Renovador…

(3) En esta entrada hemos intentado de darle un tratamiento más integral.

 

 

Yvosquéismo, ah…pero…, la paja en el ojo ajeno…

En esta nota de John Carlin, titulada El «Yvosquéismo», o cómo evadir verdades, señala que se trata de un intento de desviar la atención de un daño al señalar supuestos daños del acusador.  Comienza diciendo: “Pablo, ¡dejá de pegar a tu hermanito!” “¡Pero mamá! ¡El otro día le pegaste vos!” La respuesta del chico a la madre es un clásico de la astucia infantil y un clásico del cinismo adulto. Tiene un nombre en inglés, “Whataboutism” (1), cuya traducción al castellano sería algo así como “yvosqué”, más un “ismo” al final.

La definición del fenómeno sería la siguiente: un intento de desviar la atención de un daño, agravio u ofensa en el presente con un episodio del pasado, de crear una engañosa equivalencia moral, de señalar al acusador como un hipócrita. Lo vemos todos los días en todos los contextos, pero de manera especialmente notoria en la política. Lo típico es que el portavoz de un partido acusado de robar o de mentir o de no cumplir promesas responda, “Ah, ¿y ustedes qué? ¿Quiénes son para criticarnos? ¿Se olvidan de aquella vez cuando…?”

Esta es exactamente la táctica que emplea hoy Donald Trump, imputado esta semana por enésima vez, en esta ocasión por el intento de subvertir la democracia de Estados Unidos cuando ocupaba, ni más ni menos, la presidencia de la nación.

La respuesta de Trump es: “Y el hijo de Joseph Biden, ¿qué?” Hunter Biden vive bajo sospecha de haber explotado el nombre de su padre para conseguir contratos comerciales en el extranjero. Aún no hay pruebas contundentes contra el hijo del actual presidente, pero eso no ha impedido que Trump acuse al padre en las redes sociales de ser un corrupto, a la familia Biden de ser “criminal”.

El “yvosquéismo” le sale por naturaleza a Trump. No olvidemos que uno de sus varios secretarios de defensa, el general James Mattis, dijo que el expresidente tenía la edad mental de un chico de diez años. Trump imita a su vez a su amigo Vladimir Putin, cuya respuesta a las críticas por la invasión de Ucrania es, por su naturaleza soviética, “¿Y el intervencionismo de Occidente, qué?”.

En la Argentina se ha utilizado el «ahh… pero…» para tal dirigente o fuerza política, o acciones determinadas. Es un mecanismo defensivo de trayectoria muy larga, que podemos encontrar, por ejemplo, en el texto evangélico que plantea que se mira la paja en el ojo ajeno y no la viga o el tronco en el propio.

Desde el punto de vista ciudadano, es muy interesante esta reflexión de Jaime Correas, donde señala que Alfonso Berardinelli, en su libro “Leer es un riesgo”, relata una anécdota que puede ser leída en clave de la coyuntura argentina actual: “Y en 1900 el sindicalista revolucionario Arturo Labriola escribió una carta a Benedetto Croce: ‘En la actualidad, para los italianos que, como nosotros, vivimos al margen de las grandes corrientes de la historia (¡lo único verdaderamente histórico para nosotros es el Papa!), que lo único que ofrecemos al mundo son mafiosos, camorristas, gobernantes ladrones, procesos escandalosos, impotencia administrativa, ignorancia política, dotes de charlatán, un populacho ignorante, unos politicastros de café (incluidos casi todos los socialistas), es casi imposible orientarse sobre el estado del mundo’”.

“Palabras a las que Croce respondió con este estoico y antihistórico propósito: ‘Continuar haciendo nuestro trabajo como si estuviéramos en un país civilizado.’”

Tener buenas actitudes y acciones, aún sabiendo que somos imperfectos y que hay contextos muy difíciles o adversos, nos puede conducir a un mundo mejor que el presente.

(1) La imagen de la entrada muestra, en inglés, como es una forma o modalidad particular de no diálogo. 

¿Cuál tesoro anhelamos, dónde está y qué acciones emprendemos?

Si nos guíamos sobre el relato bíblico acerca del pecado original, los seres humanos tenemos la tentación de ser como Dios, en especial en cuanto a tener todo su poder. Lamentablemente no tenemos Su sabiduría, y corremos el riesgo no de co-crear sino de destruir esta parte de la Creación que nos ha tocado. Un peligro cada vez mayor, porque cada vez tenemos más poder y hay un desbalance entre el tiempo que cuesta construir y la posibilidad de la instantaneidad de destrucción masiva por el uso de armas nucleares, químicas, bacteriológicas, una inteligencia artificial muy sofisticada sin ética….

Desde el origen de lo que denominamos «civilización» ha sido así hasta el presente, con enormes avances, pero también con grandes daños entre humanos y hacia la naturaleza. La historia y el arte, nos los recuerdan. En cuanto a este último, en un canal de cable de Argentina y Uruguay están transmitiendo una serie denominada «Rey Carlos Emperador», que muestra la vida de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico así como todo su contexto. Se visualiza bien cómo se asocia la grandeza al mayor dominio territorial y a la riqueza derivada de esos dominios. Sus tesoros servían, en especial, para financiar las guerras de los monarcas.

Hoy el tema del dominio territorial y la riqueza, tiene nuevas modalidades, así como las formas -cada vez más sofisticadas- de expresar el poder. Es un mal camino como señaláramos al principio de esta reflexión.

¿Cuál sería un buen camino? Para la tradición judeocristiana es la cocreación para el bien y la vida, y para el cristianismo que el tesoro constituya en amarnos los unos a los otros y a Dios. La imagen de la entrada hace referencia a un texto del mensaje de Jesús explicitado por Mateo, que también podríamos encontrar en Mateo 13, 44-52 y en otras partes del Evangelio. Esta reflexión de Luis Casalá la explica muy bien.

No sólo para quienes formamos parte de la tradición judeocristiana sino para todas las creencias y personas de buena voluntad que existen en nuestro mundo, es un desafío construir un mundo mejor que el presente. Ojalá lo logremos.

 

 

 

 

Economía Social y Desarrollo. El caso argentino

En esta nota se hacen alguna reflexiones sobre esta temática, para el caso argentino. Se espera que puedan ser útiles para el debate.

¿Defender dogmas y doctrinas, o inculturar una fe que conlleva el amor pleno?

El Concilio Vaticano II buscó «aggiornar» el enfoque y la práctica del catolicismo al mundo contemporáneo.

Una designación del Papa Francisco busca reforzar esta línea, aunque -seguramente- se encontrará con fuertes resistencias. Esperemos que, de a poco, se pueda ir consolidando esta perspectiva de que la fe sin obras, la fe sin amor no sirve para nada.

 

Acerca de un buen rol empresarial

La imagen de la entrada pretende ilustrar sobre alguien que ejerció un excelente liderazgo empresarial.

En esta nota se reflexiona más en general sobre esta importante temática. Se espera que pueda ser de utilidad para el debate y para tratar de construir un mundo mejor.

El miedo a la libertad

El tema de la libertad es de la mayor relevancia para los seres humanos. La no libertad (o la dominación) es causal de rebeliones, revoluciones, enconos, sentimientos de injusticia, odio y rencor, y distintas formas de conflictos, entre ellos la violencia y la enfermedad.

Un enfoque clásico sobre su abordaje -en lo institucional- es el de la libertad negativa, excelentemente expresado por autores como John Stuart Mill en su clásica obra On Liberty, donde señala que «el único fin por el cual la humanidad tiene permitido, individual o colectivamente, interferir con la libertad de acción de cualquiera de sus miembros, es la autoprotección. El único propósito por el cual el poder puede ser correctamente ejercido sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es prevenir el daño a otros. Su propio bien, sea físico o moral, no es justificación suficiente” (1).

También es muy relevante el enfoque de Isaiah Berlin, diferenciando la libertad negativa de la libertad positiva, que hemos sintetizado en esta nota.

En cuanto a lo político, la restricción de la libertad no es sólo una cuestión de los regímenes de derecha sino también de izquierda. En esta última perspectiva podemos retrotraernos a la formulación de dictadura del proletariado (en la práctica ejercida por una burocracia estatal de un partido único) hasta cuestiones más contemporáneas. Respecto de ellas es muy interesante la perspectiva de Yanina Welp que se puede visualizar en este video, y en cuanto al rol de la izquierda lo que se explicita en esta nota (2), aplicada al caso latinoamericano.

No es ajeno a todo esto, en lo profundo del ser humano, la personalidad autoritaria. Uno de quienes lo abordó psicosocialmente -desde la perspectiva de la libertad negativa (antes que I. Berlin) y sus posibles derivaciones- fue Erich Fromm, en su libro «El miedo a la libertad» (ver frase de la imagen de la entrada). En el link que venimos de citar se expresa, entre otros conceptos, que:

“La libertad negativa no es una experiencia placentera por sí misma, por lo que Fromm sugiere que muchas personas en lugar de usarla tratan de minimizar sus efectos negativos al desarrollar ideas y comportamientos que les proporcionan alguna forma de seguridad. Fromm menciona los siguientes tres comportamientos:

  • Autoritarismo: Para Fromm la personalidad autoritaria tiene un elemento sadista y un elemento masoquista. Una persona autoritaria desea ganar control sobre los demás para tratar de imponer algún tipo de orden en el mundo y también desea someterse a una fuerza superior la cual puede ser otra persona o una idea abstracta.
  • Destructividad: Aunque tiene algunas similitudes con el sadismo, Fromm argumenta que un sádico desea controlar mientras que una personalidad destructiva desea destruir todo lo que no pueda controlar.
  • Conformidad: Este comportamiento se presenta cuando la gente incorpora inconscientemente las creencias, normativas y procesos de razonamiento de su sociedad y las experimenta como si fueran propias. Esto no les permite tener pensamientos libres genuinos, lo que tiende a provocar ansiedad”.

Su buena y compleja resolución (3), depende de que vayamos a un mundo mejor o a un mundo peor.

(1) Tomando de un texto de Martín Farrell, aportado por Luis A. Romero.

(2) Agradezco a Alejandro Razé la referencia. También especialmente a Julio Dreizzen por hacer emerger esta temática.

(3) Una mayor complejidad es que la que establece el mensaje evangélico con «la verdad los hará libres«, sabiendo lo difícil que es encontrar la verdad (en sus múltiples dimensiones). Si se relaciona con el Salmo 91 y la confianza en Dios, entonces ello sería el mejor antídoto contra el miedo.

El papel de la emociones en la política

La frase de la imagen de la entrada sintetiza bien la importancia de las emociones en los seres humanos.

Un aspecto particular es su impacto en la política. Ello ha sido profundamente analizado por Martha Nussbaum, en su libro «Emociones Políticas. ¿Por qué el amor es más importante que la justicia?», entre otros autores. Esto ha sido retomado por encuestadores políticos, en general y en particular en el caso argentino, en este evento. También ha sido abordado en esta nota por Manuel Castells (1). Son cuestiones importantes para meditar.

(1) Allí expresa -entre otras cuestiones- que en «el 2004 un libro impactó en la politología en Estados Unidos: What’s the matter with Kansas (Qué pasa con Kansas) de Thomas Frank. Explicaba la paradoja de por qué un estado con tradición contestataria y con mayoría de familias trabajadoras modestas votaba sistemáticamente a la derecha, en contra de sus intereses económicos y sociales.

La respuesta, rigurosamente documentada, era sencilla: el comportamiento humano es predominantemente emocional y la derecha siempre ha sabido, en Kansas y en el mundo, hurgar en los sentimientos básicos, en el miedo, en el rechazo al diferente, en la permanencia de valores supuestamente inmutables como la familia patriarcal, la creencia en nuestro Dios y el nacionalismo como frontera de comunidad. Cualquier otro factor, como la marcha de la economía o la protección social, es filtrado primero por su coherencia con estos valores».

Hay amores que matan… y muertes que dan vida…

Para las personas que estén interesadas en esta temática, y deseen conocer una reflexión desde la perspectiva de la fe cristiana, se las invita a ver este video. Ojalá sea de utilidad para una reflexión personal.