¿Es posible trascender la torre de Babel?

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La imagen de la entrada es un cuadro pintado por Pieter Brueghel, llamado «el Viejo», (tomado de la Wikipedia), referido a la torre de Babel que, según el Génesis, explica porque los pueblos del mundo hablamos diferentes lenguas (1).

Contemporáneamente sucede que, aunque hablemos la misma lengua, o tengamos una traducción óptima, no nos ponemos de acuerdo. Es como si existiera un muro. Ello se debe, entre otros aspectos, a distintas cosmovisiones, creencias, marcos teóricos, modos diversos de sentir y razonar, posiciones e intereses diferentes, por citar los que consideramos los principales elementos vinculados con el discernimiento del pasado, del presente y lo que se proyecta hacia el futuro.

Se pueden dar numerosos ejemplos, pero en esta breve nota lo focalizaremos al caso argentino y al debate presidencial del 13 de octubre de 2019 (primero de dos debates, el segundo se puede visualizar aquí) (2). En los links están los debates completos (para quien no los haya visto) y se los puede analizar desde distintas perspectivas, que van desde el estilo hasta cuestiones sustanciales de las propuestas que, lamentablemente, no se pudieron profundizar y debatir más detalladamente. Sólo nos quisiéramos referir a un sólo tema: el rol e importancia de las instituciones.

Podríamos decir que no hubo acuerdo sobre cómo vincular las instituciones que defienden y promueven la libertad (planteo de Mauricio Macri, podríamos decir también de Espert, desde una perspectiva más radicalizada) junto a una macroeconomía ordenada, con las instituciones que articulan el desarrollo con equidad y sustentabilidad en sus distintas dimensiones (planteos más relacionados a Alberto Fernández,  Roberto Lavagna y -de alguna manera- a los de la izquierda de Del Caño) (3). En general se coincide con una macro ordenada pero se difiere de los anteriores en su modo de implementación (4) y priorización así como con las medidas sectoriales y territoriales. La crisis socioeconómica hace más urgente de encontrar puntos de encuentro sobre los modos eficaces y duraderos para salir de ella. Tal vez el momento sea ¿luego de las elecciones?.

Si no se «rompe este nudo gordiano» de enfoques sobre cómo salir de la situación en la que recurrentemente caemos, no habrá posibilidad de trascender la torre de Babel y no convergeremos hacia un mundo mejor.

(1) En esta nota, del 2/09/2019, de Daniel Link, sobre Steiner y su obra Después de Babel – Aspectos del lenguaje y la traducción (1975), expresa que «estamos acostumbrados a pensar que, cuando los hombres quisieron construir una torre que llegara al cielo, Dios castigó esa arrogancia confundiendo para siempre sus lenguajes. Se cometió un error atroz, se produjo una liberación accidental del caos, semejante a la que desencadenó la caja de Pandora. Así, la situación lingüística del hombre, las barreras absurdas que le impiden comunicarse, son un castigo. Deseoso de escuchar, como Tántalo, la charla de los dioses, el hombre mortal se vio convertido en un bruto y perdió todo recuerdo de su palabra nativa y universal. Para Steiner, por el contrario, la pródiga diversidad de los lenguajes naturales (unos veinte mil, históricamente considerados) ha sido la condición indispensable para que hombres y mujeres gocen de la libertad de percibir, de articular y de “reescribir” el mundo existencial en plural libertad. El lenguaje único es concentracionario y Dios quiso librarnos de esa pesadilla a la que los nacionalismos pretenden devolvernos. El mundo es uno y es diverso y cada vez que una lengua desaparece, muere con ella un mundillo entero, una forma de vivir, una manera de hacer memoria. Georg Steiner podría no haber dicho otra cosa, y esto ya sería un bien a agradecerle. Por fortuna dijo, escribió y pensó mucho más. Pensó el mundo como posibilidad«.

(2) En general hay coincidencia que no tiene «formato de debate». Entre las notas periodísticas sobre este tema es interesante esta nota.

(3) Del Caño se centró -en especial- en la forma de institucionalización de la propiedad y la gestión pública focalizada en el estado y ejercida por los trabajadores, y Gomez Centurión hizo eje en un enfoque nacionalista, centrado en valores (en especial de cuestionamiento al aborto) y crítica a la burocracia.

(4) Cabe destacar que -lamentablemente- hay un sector de la sociedad y de la dirigencia que adhiere al enfoque de que «el fin justifica los medios» o que -desde una perspectiva individualista- no acata las normas y cae en prácticas corruptas. No es fácil de modificar pero es fundamental transformar esta situación -en especial con el ejemplo y la educación- si queremos ir hacia un mundo mejor

 

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