La importancia de buenos liderazgos para un mundo mejor

En general se define a los líderes como las personas capaces de guiar e influir a otras personas o grupos de personas, y que éstos además lo reconozcan como tal. Según esta fuente «hay quienes clasifican a los líderes según ciertas características que poseen. En primer lugar es importante distinguir a los líderes naturales de los institucionalizados. Los primeros son aquellos que surgen de los grupos de personas de manera natural y el resto decide reconocer su función de líder y respetarlo como tal. Por otro lado se encuentran los institucionalizados, ellos poseen su cargo de manera legítima. Este puede cubrir distintos cargos, sean políticos, espirituales, como educadores, entre otros.

Otra manera de clasificar a los líderes es en positivos y negativos. Un ejemplo de los segundos son los líderes autoritarios. Los mismos se caracterizan por ser dominantes y abusar de su poder. Además imponen cuales son las cuestiones a tratar. Tampoco permiten la libre expresión del resto de sus compañeros. El caso contrario a este tipo de líderes son los que permiten que el resto del grupo opine y permite que haya mejores relaciones entre los distintos miembros del grupo

El sociólogo Max Weber definió tres tipos ideales de líderes:

  • En primer lugar se encuentra al que denomina legal. Este tipo de líderes acceden a su rol de líder mediante elecciones, es decir que es elegido por otras personas. Estos suelen ser identificado con los líderes políticos.
  • El segundo tipo es el líder que llama tradicional. Este obtiene su rol gracias a la herencia o a la costumbre, un ejemplo de este tipo de líderes son por ejemplo los reyes.
  • El último tipo de líder es el que denomina carismático. Estas personas se caracterizan por poseer la virtud del carisma, el cual se expresa de diversas formas y en distintos tiempos«.

Según Chris Lowney, en un estudio que hizo sobre el tipo de liderazgo de los jesuitas, «existen 4 pilares fundamentales para el desarrollo del liderazgo en los individuos y que la práctica en la adquisición de conocimientos para ser un buen líder, es un trabajo continuo y sin fin que se puede aplicar en la vida diaria; en el trabajo, en la escuela, en el hogar y en cualquier parte del mundo. Para lograr ser un líder que motive a los otros, lleno de virtudes y éxitos, es importante según los jesuitas la necesidad de ver a cada individuo como un ser lleno de habilidades y virtudes que hay que guiar para que se convierta en un líder para el mundo. Para esto, los jesuitas proponen 4 pilares: el ingenio, el amor, el heroísmo y el conocimiento de sí mismo». En cambio para Maquiavelo, desde la perspectiva del siglo XVI, ser un buen líder significaba tener astucia, ser pragmático, poseer inteligencia, tener encanto personal y ser despiadado (por lo tanto temido).

Para la psicología social, según esta fuente, los principales tipos de liderazgo son cinco:

1. Liderazgo laissez-faire (o delegativo).

2. Liderazgo autocrático (el líder concentra todo el poder y nadie desafía sus decisiones).

3. Liderazgo democrático (habitualmente llamado liderazgo participativo).

4. Liderazgo transaccional (se basa en transacciones, es decir, en procesos de intercambio entre los líderes y sus seguidores).

5. Liderazgo transformacional (aportan niveles altos de comunicación para conseguir los objetivos y aportan una visión de cambio que consiguen transmitir al resto de las personas bajo su influencia. Apuestan por generar una visión compartida y transversal acerca de lo que debe ser la organización o el espacio en la que se comparten acciones).

Tal vez coincidamos que para la construcción de un mundo mejor es bueno que haya liderazgos democráticos y transformacionales. Al respecto quisiéramos dar un ejemplo de estos liderazgos en la organización escolar, basados en el libro «Hacer de una escuela, una buena escuela», de Claudia Romero. En el capitulo 1, se plantea que «detrás de toda buena escuela hay una buena dirección«, y se demuestra a través una investigación empírica de Amelia Canavese, realizada en la Ciudad de Buenos Aires en el año 2006.

Además de estas experiencias micro, podríamos señalar la relevancia de que haya buenos líderes a nivel nacional e internacional. A veces estos liderazgos son bastante solitarios y rechazados por sus pares, como ha sido el caso de Winston Churchill durante la segunda guerra mundial (1) o de Nelson Mandela en Sudáfrica. A veces estos líderes lo son a pesar de sus partidos (el caso de Churchill), y otras gozan el apoyo no sólo de su partido, sino de una coalición y de la mayoría de la población. A veces estos líderes lo son de «movimientos» con la ventaja de su amplitud movilizatoria pero la grave desventaja de su ambigüedad ideológica o de propuesta programática y por lo tanto de serias contradicciones que se presentan a su interior. Teóricamente los partidos políticos son más homogéneos en sus plataformas y visión, pero muchas veces eso no es así en la práctica. Al respecto se puede citar por ejemplo al Partido Demócrata de EEUU donde en un tiempo los del sur eran pro esclavitud y los del norte no, o más recientemente diferencias importantes en planteos como los de Bernie Sanders y Hillary Clinton, por citar sólo dos figuras. En la práctica terminan pareciéndose a un «movimiento». Sobre el funcionamiento «real» de las organizaciones y sus lógicas es interesante este libro de Gareth Morgan, que lo trabaja en base a nueve metáforas..

Es importante tener un buen horizonte compartido (con objetivos y procedimientos bien definidos y consensuados) y que los liderazgos se articulen virtuosamente -es decir democrática y participativamente- con sus instituciones y sus culturas, a fin de no caer en autocracias (2). Esto puede dar sostenbilidad en el tiempo. Así mismo es bueno que los liderazgos se aprendan desde la juventud, como es esta experiencia, citada en esta nota. En el caso del cristianismo se puede hacer referencia a la parábola del buen pastor, como bien hace referencia esta reflexión.

PD: Es interesante esta nota sobre «liderar en la inclemencia» acerca de Ernest Shackleton, que comandó la nave Endurance (cuya meta era bordear la Antártida, quedó atrapada entre los hielos, terminó hundiéndose y la tripulación estuvo aislada más de dos años), rápidamente reconvirtió esa meta por la de lograr que todos sus hombres sobrevivieran, y concentró toda su energía en ese objetivo, manteniendo en alto el espíritu de todos ellos, convencido de que lo conseguirían.

(1) Además de las biografías que se han escrito sobre él, se puede visualizar en el film «Las horas más oscuras«. Ahí plantea, entre otras cosas, que «no luchamos por la gloria sino por la libertad», y que la lucha conlleva sacrificios («sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor«).

(2) En la obra «Julio César» de William Shakespeare, César no es el centro de la acción, apareciendo tan solo en tres escenas, y muriendo al comienzo del tercer acto. La figura más relevante de la historia es Bruto, y la trama gira en torno a la lucha psicológica entre las demandas en conflicto sobre el honor, el patriotismo y la amistad, así como si se presenta o no una buena articulación -presente y en perspectiva futura- entre liderazgo (en este caso carismático) e instituciones republicanas. Es claro que para el pueblo de Roma de ese entonces las instituciones republicanas eran bastante «abstractas» y el líder era muy concreto y había sido muy eficaz en sus logros. Este es un tema que sigue hasta nuestros días (a veces con la búsqueda de «un mesías» operando terrenalmente en lugar nuestro) y debería resolverse armoniosamente, para evitar los absolutismos y la vigencia de las libertades básicas (no fácil de implementarse, por ejemplo, en tiempos de pandemias y de inteligencia artificial que pueden llevar a un alto control de las personas).

Economía, castas y modos de intervención ciudadana

La imagen de la entrada ilustra sobre el sistema de castas que ha venido existiendo en la India desde hace mucho tiempo. En la Argentina, el político y economista Javier Milei lo ha utilizado para la dirigencia política.

En esta nota se hace una reflexión sobre esta temática, y sobre modos de intervención a escala media por parte de la ciudadanía. En especial se citan los casos del Grupo Cooperativo-Mutual Devoto (en Argentina) y la Convención Ciudadana sobre el Clima (en Francia). Esperamos sea de utilidad para la reflexión y el debate.

Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Hoy se conmemora en la Argentina el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia referido  a las víctimas de la última dictadura militar, autodenominada «Proceso de Reorganización Nacional», que usurpó el gobierno del Estado nacional argentino entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983. El objetivo es construir colectivamente una jornada de reflexión y análisis crítico de la historia reciente, y reafirmar el «Nunca más«. Es un punto de partida muy relevante para un mundo mejor en la Argentina.

 

 

 

Sobre la posibilidad de articular economía, valores y acuerdos

Con motivo de que algunos dirigentes de la oposición han planteado que no se puede llegar a acuerdos sino se comparten valores, en esta nota se hace una reflexión al respecto. Esperamos sea de utilidad para el debate.

Problemas económicos en común y ninguna solución estable

En la Argentina tenemos distintos problemas en común. Entre ellos están los económicos y sus distintos enfoques. En esta nota se intentan abordarlos a partir de dos enfoques o estilos que se vienen contraponiendo. Esperamos que sea de utilidad no sólo para el debate, sino para que los podamos resolver como expresa la imagen de la entrada.

Una reflexión sobre si ¿podemos vivir en un mundo mejor?

Vinculado con la temática de este blog, el filósofo Santiago Kovadloff disertó en la Universidad de Tel Aviv, acerca de si ¿podemos vivir en un mundo mejor?. La misma se puede visualizar en este video.

Vale la pena verlo, donde su respuesta es afirmativa, en tanto no pretendamos la perfección y otras muy interesantes consideraciones que realiza.

Sobre las implicancias de la humillación, y su relación con la locura

Padecer y hacer padecer la humillación es algo muy malo. Genera rencor, odio, frustración y otras pasiones negativas que -muchas veces- termina en locura y violencia.

A nivel internacional, luego de la primera guerra mundial, se ha mencionado el caso de Alemania con el Tratado de Versalles, que produjo graves consecuencias económicas para su pueblo, y posibilitó que un loco como Hitler pudiera ascender al poder.

John Carlin, en esta nota afirma las implicancias que pudo tener en Putin y en Trump. Para quienes no tienen acceso a la misma, nos permitimos transcribirla a continuación:

¿Obama provocó la guerra de Ucrania?. Qué une al ex presidente de Estados Unidos o, mejor dicho a lo que dijo en su momento, con decisiones tomadas por Trump y Putin.

Los dos monstruos más peligrosos del mundo en lo que va del siglo XXI son Vladimir Putin y Donald Trump. Existen argumentos para decir que Barack Obama es el Dr Frankenstein que los creó. O, mejor dicho, no el que los creó, ya que ese honor pertenece a sus madres, sino el que impulsó sus tendencias más malignas.

A lo que voy es a la teoría de que Trump no se hubiera presentado como candidato a la presidencia de Estados Unidos y Putin no hubiera invadido Ucrania si Obama, muy listo él, se hubiera callado la boca.

Putin primero. Acabo de ver un documental de la BBC titulado ‘Putin versus Occidente’ cuyo fin es trazar los factores que condujeron a Putin -él, solo- a lanzarse a la guerra. Un factor en el que se centra en el documental es especialmente llamativo. En 2014, después de que las tropas de Putin arrebataran el territorio ucraniano de Crimea, Obama declaró: “Rusia es una potencia regional que amenaza a sus vecinos inmediatos no en base a la fuerza sino a la debilidad”.

José Manuel Barroso, entonces presidente de la Comisión Europea, detectó la metida de pata. “Obama dice que Rusia es solo una potencia regional. Esto no ayuda”, dijo Barroso, ex primer ministro de Portugal. “No ayuda porque nutre el resentimiento y, para mí, Putin es esencialmente un producto del resentimiento que proviene del declive de Rusia tras el colapso de la Unión Soviética”. Barroso, que se había reunido varias veces con Putin, se vio rápidamente vindicado. En los meses siguientes a la desafortunada declaración del presidente de Estados Unidos Putin tuvo varios encuentros con líderes de la Unión Europea en los que una y otra vez recordó aquello de que Rusia solo era una potencia regional. Su lenguaje se volvió a la vez más bélico. Empezó a insistir en público que Ucrania no era un país independiente, que pertenecía a Rusia.

El sucesor de Barroso como presidente de la Comisión Europea a finales de 2014, Jean-Claude Juncker, también se lamentó de las palabras de Obama. Su jefe de gabinete dice en el documental de la BBC que Putin se sintió “dolido e insultado”. Otro entrevistado, un asesor de Obama, reconoció el error. “Putin se enardeció,” dijo. “Necesita sentirse un gran líder mundial, como sus antecesores soviéticos.” Avancemos al 11 de febrero de 2022, dos semanas antes de la invasión rusa. El ministro de defensa británico, Ben Wallace, se reunió en Moscú con el estado mayor ruso. Le aseguraron que no tenían ninguna intención de invadir Ucrania. La verdad salió de la boca del jefe del estado mayor ruso, Valeri Guerásimov, tras finalizar la reunión. Guerásimov, títere de Putin, le murmuró a Wallace: “Nunca más nos humillarán. Fuimos el cuarto ejército del mundo, ahora somos el número dos, Estados Unidos y nosotros.” “En ese instante entendí el por qué”, dijo Wallace a la BBC, de la inminente invasión rusa.

Lejos de los dramas de la guerra, en la vida cotidiana, hay pocas cosas más incómodas que tratar con gente de piel fina. Al oler su inseguridad, al detectar que no se sienten cómodos consigo mismos, que conviven con una permanente predisposición al rencor uno entiende que la única forma de tratar con ellos es de puntillas, cuidando mucho las palabras por temor a ofender. Así es Putin, como persona y como encarnación de un país fracasado, víctima tanto del experimento fallido del comunismo como del experimento fallido del capitalismo salvaje que lo sustituyó tras la caída de la Unión Soviética. Rusia sería poca cosa sin su arsenal nuclear y Putin, en el fondo de su cortex reptiliano, lo sabe. Es el bully del patio de colegio, con peores notas pero más grandote que sus compañeros, que tienen la inteligencia de saber que mejor no provocarle.

Obama le provocó. Dio en la herida. Se olvidó de que estaba tratando con un chico a la vez inseguro, malvado y destructivo. O, cambiando de metáfora, con un perro tonto pero feroz al que al que hay que tratar con exagerado respeto. “Buen perrito, fuerte perrito, lindo perrito.” Bromas, las mínimas.

Putin es un acomplejado. Rusia es un país acomplejado. Su problema ancestral es lo inferior que se siente a Occidente (hablaban francés en las cortes de los zares). Y Obama, como representante máximo de Occidente, va y le insulta donde más le duele. Hoy vemos las consecuencias.

Trump tiene un perfil psicológico similar al de Putin. Inseguro, resentido, envidioso, rencoroso. Su equivalente del complejo de Putin con Occidente es su complejo respecto al establishment de su Nueva York natal, que lo rechazó, y a la élite de Washington, que nunca disimuló su desdén por la vulgaridad y el infantil machismo que le define.

El que no solo no lo disimuló, sino que se lo echó en cara, fue Obama. Ocurrió en 2011 en la cena anual de los corresponsales que cubren la Casa Blanca en la que Trump estuvo entre los invitados. El presidente Obama dedicó cinco minutos de su discurso a Trump, cinco minutos de humor cruel en el que le retrató como el imbécil que es. Lo dejó en ridículo, lo humilló como nadie había sido humillado en un foro que hace años reúne a los personajes más ricos, famosos y poderosos del imperio americano, todos los cuales se morían de la risa – salvo Trump, mudo como una estatua — ante las gracias del presidente.

¿Ahí fue dónde Trump gestó la idea de presentarse a la presidencia? ¿Fue ese el momento, como Putin cuando oyó aquello del “poder regional”, en el que decidió tomarse su venganza? Hay muchos observadores políticos en Washington que así lo entienden. Yo sospecho que tiene mucho que ver. Como también sospecho que el desdén y los aires de superioridad intelectual de la izquierda y de listillos como yo, no solo en Estados Unidos sino en muchos países más, tienen que ver con el auge en los últimos años de la extrema derecha rabiosa, aquella de la que Trump y Putin son la máxima expresión.”

El resurgimiento del pensamiento antidemocrático

La imagen de la entrada es la de Carl Schmitt, junto con un oficial nazi, que ha sido tomada de esta nota del diario El País, de España. En su libro «El Concepto de lo político» plantea que la política se desenvuelve en base a la antinomia amigo-enemigo (para más detalle se puede consultar este enlace).

Este pensamiento tuvo una gran influencia en el nazismo y en el fascismo. Sin embargo este enfoque radicalmente agonal es más amplio y es característico de todo régimen integrista (ya sea desde lo étnico, lo religioso, lo ideológico de extrema izquierda o de extrema derecha, etc.), autoritario extremo o totalitario, donde la historia y la cultura existente también inciden en que haya personalidades autoritarias. Cabe destacar que el fascismo es sólo una expresión particular de totalitarismo y -a veces- se lo usa como equivalentes, y esto es incorrecto.

Para aclarar aún más lo anterior es importante conocer la definición de fascismo que da Robert Paxton en su libro «Anatomía del Fascismo«, y es la siguiente: «Una forma de política caracterizada por una preocupación obsesiva por la decadencia de la comunidad, su humillación o victimización, simultáneamente compensados por cultos de unidad, energía y pureza. Cultos en los que un partido  con una base de militantes ultra nacionalistas comprometidos, trabajando en una colaboración incómoda pero sumamente eficaz con elites tradicionales, abandona las libertades democráticas y persigue con violencia redentora y sin limitaciones éticas o legales objetivos de limpieza interna y expansión exterior» (1).

La consideración que se viene de realizar sirve para discrepar -en un punto- sobre esta excelente nota de Juan Corradi sobre la resurrección del pensamiento antidemocrático, donde usa como equivalentes ambos términos. Más allá de esta precisión conceptual vale la pena leerla y, para quienes no tienen acceso, nos permitimos transcribirla a continuación:

«Se han cumplido cien años del nacimiento del fascismo en Europa. Hoy estamos presenciando su resurrección en el mundo entero. A pesar de su derrota por las armas en la Segunda Guerra Mundial el fascismo en realidad nunca murió.

Winston Churchill decía que la diferencia entre la política y la guerra está en que en la guerra se muere sólo una vez. En política la resurrección es frecuente. ¿Dónde anida el fascismo? Muchos dirán que anida en las emociones de un pueblo decepcionado por el sistema político, en particular el democrático.

Yo propongo otra hipótesis: el nido del fascismo no está en el corazón humano sino en su cerebro. Es un cierto tipo de razonamiento polarizante, un razonamiento que funciona con oposiciones simples del tipo nosotros/ellos. Su forma abstracta es la computación, los “bits” 0/1 de cualquier cálculo algorítmico.

La lingüística estructural distingue entre las relaciones paradigmáticas y las relaciones sintagmáticas. Las primeras son contrastes funcionales. El método semiótico incluye la identificación de oposiciones semánticas polares o binarias, por ejemplo “amigo/enemigo,” “público/privado,” etc. 

En el pensamiento político el caso más notable se encuentra en un libro publicado en 1927 por Carl Schmitt bajo el título de El Concepto de lo político en el que sostiene que toda relación política puede reducirse a la oposición “amigo/enemigo.” Schmitt intenta hallar una serie de distinciones que puedan servir como criterio para considerar un problema político. Son binarias, es decir, paradigmáticas.

Schmitt fue celebrado como el teórico del nacional-socialismo alemán. Su concepción de la política la reduce a una relación de fuerza, y rechaza todo campo de negociación y compromiso, que es la esencia de la democracia. El enemigo político “simplemente es el otro, el extraño, y para determinar su esencia basta con que sea existencialmente distinto y extraño en un sentido particularmente intensivo.”

Tal concepción se distingue nítidamente de la reflexión de otro teórico, Norberto Bobbio para quien la gran contribución del pensamiento occidental es la idea de democracia como forma de gobierno dirigido por la razón en el diálogo y la libertad entre iguales, más allá de la lucha y la dominación. Es una concepción de lo político asociada a la paz, la inclusión y los derechos humanos.

Para un fascista, toda reflexión es síntoma de debilidad. La acción se antepone a todo razonamiento. El poeta Antonio Machado captó bien esta actitud en la España de su época (la fascista): “De diez cabezas, nueve embisten y una piensa”. De la misma España Borges dijo: “Hablan con el aplomo de quien no conoce la duda”.

La prioridad de la acción ha conducido a igualar el fascismo con el irracionalismo. Umberto Eco escribió que la sospecha hacia el mundo intelectual ha sido siempre un síntoma de proto-fascismo (“alpargatas sí, libros no”). Sin embargo, hay un método detrás de la aparente locura, y se llama razonamiento binario, o “razón subjetiva” que hoy cunde en las pequeñas pantallas del Iphone y sus aplicaciones. Permite el cálculo rápido e irreflexivo en un mundo cada vez más dependiente de la inteligencia artificial.

Las redes sociales hacen uso frecuente de los opuestos simples. En términos semióticos rechazan el sintagma (frases lineales y a veces complejas) a favor de paradigmas simples. El lingüista Roman Jakobson llamaba a tal característica (presencia/ausencia de un elemento) marcación. El discurso fascista hace uso frecuente de la marcación de una característica distintiva a un significante antes desmarcado.

Por ejemplo, antes de la irrupción del nazismo en Alemania, la asimilación cultural de los judíos significaba que el judaísmo estaba desmarcado. Los nazis hicieron una intensa campaña de marcación (oposición judío/no-judío) para movilizar al pueblo en contra de ese grupo y promover su persecución y exterminio.

El uso de oposiciones binarias cultiva el odio en la polarización. Hoy la operación cunde por las redes sociales. Se trata de “colgar el cartelito” de discriminación y rechazar lo desmarcado como “camaleónico,” o “débil.” Se reduce toda ambigüedad a una marcación fuerte con términos opuestos. El “cortar por lo sano” es cada vez más el modo de hacer política. Valen tomar el poder y eliminar al enemigo. La soberanía se iguala al golpe y la dictadura.

El razonamiento anti-democrático tiene algunas de sus raíces en el uso difundido de oposiciones binarias y en la acción mediatizada por los algoritmos de nuestro andar cotidiano. El corolario político no es nada halagüeño. La verdadera reflexión parece quedar marginada en ambientes cada vez mas reducidos. Hoy el “hombre masa” de Ortega es un ser híper-informado pero incapaz de pensar con profundidad y serenidad.

Pero no desesperemos. La reflexión y la democracia no morirán. El fascismo encuentra resistencias y comete errores. Hasta hay un rayo de esperanza en la inteligencia artificial, hasta hoy basada en el cálculo binario. Estamos ante el umbral de la computación cuántica, que a su manera habrá de potenciar nuevamente el pensamiento complejo y multidimensional. Por ahora, hagamos descansar las pantallitas, suspendamos la matriz binaria y cultivemos la duda. No dejemos que futuros extra-terrestres nos consideren simios teledirigidos.”

(1) Agradezco a Israel Lotersztain la referencia.

La posibilidad de un acuerdo económico institucional como en Bolivia y Perú

En esta nota, que se invita a leer, se aborda esta temática (1). Se espera que la misma sea de utilidad para tratar de construir una Argentina mejor.

(1) Hay que aclarar que en 2023 se ha desvanecido el «milagro económico» de Bolivia como expresa este artículo.

La felicidad según el Evangelio

Se ha escrito mucho sobre el tema de la felicidad. Uno de los primeros que reflexionó sobre esta temática fue Aristóteles. En esta nota se sintetiza su pensamiento y se expresa que «para Aristóteles, la felicidad es el fin que busca todo ser humano, es decir, el bien es el mayor deseo que guía a todas las acciones humanas.

En Ética a Nicómaco, el filósofo utiliza el término griego eudemonia (eu= bien,  y daimon= espíritu) que puede traducirse como “felicidad”, pero también se le atribuyen los significados de prosperidad, riqueza, buena fortuna, vivir bien y florecer.

El alcance de la eudemonia está ligado a lo que dice el filósofo sobre lo que es la felicidad. Para él, las personas le atribuyen diferentes significados, que pueden ir desde acumular riqueza hasta gozar de una buena salud o validar a otras personas.

Para alcanzar la verdadera felicidad, Aristóteles, en su libro Ética a Nicómaco, sostiene que el ser humano necesita basar su vida en acciones virtuosas, sustentadas en el pensamiento, la justicia y la razón.

Identifica tres formas de vida que buscan la felicidad. El primero está guiado por el placer en el que la felicidad se encuentra en la satisfacción de los impulsos. Para Aristóteles, esta forma de vida es comparable a la de los animales.

La segunda es la vida política, en la que el individuo busca la felicidad a través de los honores, las grandes hazañas y las riquezas, como si ser feliz dependiera de la aprobación del otro.

El tercer punto es la forma más alta de vida, que el filósofo llama contemplativa. En esta modalidad, el individuo actúa de forma puramente racional y entiende que la felicidad es un fin en sí mismo, es decir, no son necesarias herramientas como el dinero o el poder para alcanzarla.»

Luego diversos pensadores y filósofos se han referido a ella. En la actualidad muchos la asocian al bienestar y el placer individual. Otros la vinculan con una visión más sistémica, compleja y de qué no es posible ser felices en un mundo con luchas de poder, centrarse solo en el tener y no en el ser, sin el cuidado de los demás y de la naturaleza…

En esta última perspectiva se inscribe el Sermón de la Montaña (o del monte) de Jesús y sus Bienaventuranzas o deseos de bien y felicidad. Allí expresa que:

  • «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (1).
  • Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
  • Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
  • Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
  • Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
  • Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
  • Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
  • Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
  • Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.»

No habla sólo de un Reino de los Cielos luego de la muerte física, sino fundamentalmente de lo que deberíamos hacer en esta vida.  No es fácil, pero es un mensaje a tener muy en cuenta si queremos un construir en el presente y en el futuro inmediato un mundo mejor.

(1) Se refiere al desapego de los bienes materiales, y centrarse en el ser y no en el tener. No confundir con el elogio de la miseria o de la pobreza material que impide la satisfacción de las necesidades básicas.

PD: Agradezco a Gladys Biancosino el envío de esta reflexión que ayudó a la redacción de esta nota.