La Agenda de los Marginados

Quien está en el margen de la vida social, lo está por distintas razones: donde ha nacido y fue criado, su posibilidad o no al acceso de bienes y servicios básicos como la alimentación, la educación, la salud, la vivienda, el trabajo… etc. Por lo tanto influyen cuestiones micro y cuestiones macro o sistémicas.

¿Cual es el grado de visualización de estas situaciones, de sus causas y consecuencias (no sólo para esas personas sino también para el resto de la sociedad), así como son las posibilidades de remediación, desde lo paliativo hasta lo curativo más integral? Las respuestas son muy diversas y entre ellas podemos mencionar:

  • a veces el marginado está en una situación tal (como es el caso de los leprosos de Calcuta) que muchas veces ni siquiera tiene fuerzas para pedir,
  • como es una realidad traumática muchos «no queremos ver» o angustiarnos, por individualismo, por falta de sensibilidad, porque no sabemos cómo actuar…
  • otras veces personas sensibles, o por sus creencias religiosas, su ideología humanista, política u otro tipo de cosmovisión, buscan concientizar sobre estas situaciones y proponen distintos cursos de acción: desde los más inmediatos y urgentes hasta los que conllevan la construcción de otra sociedad o sistema socioeconómico. Esto último, en oportunidades, queda solo en el plano de lo utópico y otras veces se encuentran iniciativas y caminos para su cambio,

entre otras.

En el caso de países como Argentina, distintos movimientos sociales han podido pasar de la protesta a una agenda de propuestas, y al primero de junio de 2018 se presentan cinco proyectos de ley al Congreso. El primero de ellos es el que declara la «Emergencia Alimentaria», que dispone un relevamiento nacional para detectar a niños, niñas y adolescentes con malnutrición o en riesgo de estarlo, y el refuerzo de las partidas presupuestarias para programas alimentarios. Los otros se vinculan a la urbanización de barrios humildes y la suspensión de desalojos, una ley de Agricultura Familiar, una ley de Emergencia en Adicciones, y un proyecto para que el 25% de la obra pública sea realizada por cooperativistas. Esto se realizará en el marco de una Marcha Federal donde, además, habrán otras consignas.

Sin duda estas iniciativas requieren -además de su debate y consenso- de que se reasignen recursos y/o que otros sectores sociales que no están en esta situación hagan un esfuerzo mayor en lo impositivo y en su involucramiento social para que puedan ser viables. Una de las características del mundo de hoy, es la existencia de un capitalismo desigual donde no faltan recursos sino que hay codicia, despilfarros, mala asignación y crecientes asimetrías de poder entre personas, grupos sociales y naciones generando graves injusticias. Ejemplos de estas últimas son los millones de pobres que hay en los distintos países del mundo, las hambrunas que se producen en la región del Sahel en Africa, o los países que sufren guerras y catástrofes climáticas y humanitarias. Parte de esa población busca emigrar, por ejemplo a Europa o a centros urbanos prósperos, generando solidaridad e inclusión pero mayormente rechazo, conflictividad social y xenofobia cuando adquiere grandes dimensiones.

Si recursos no faltan: ¿en este siglo XXI podremos actuar con sensibilidad y sabiduría para reasignarlos con inteligencia? ¿puede ser que asignemos enormes recursos a la defensa, a la guerra, a viajar al espacio exterior… pero no hayamos resuelto el problema de la pobreza? De la respuesta de este tipo de interrogantes depende de que vayamos hacia un mundo mejor o no.

 

Un Mundo Preocupante

La vida tiene riesgos, como sabemos y la frase de la imagen de la entrada nos lo recuerda. De todo tipo, dada nuestra fragilidad humana, del contexto socioeconómico, político y ambiental y, de que lo que llamamos «vida», tiene un ciclo, más allá de los enfoques trascendentales sobre la vida eterna.

¿Cual es el sentido de esta vida? Una pregunta que no tiene una sola respuesta: ¿vegetar? ¿deambular, tratando de adaptarnos lo mejor posible a un contexto cambiante? ¿buscar un mero placer sensorial,… la gloria individual y el poder… el bienestar…la felicidad? Esta última ¿es posible sin estar en armonía con nosotros mismos y con los demás? ¿cómo juega la libertad, asociada con otros valores como la justicia, la solidaridad, la fraternidad, la amistad social, y el amor en todas sus dimensiones? Sin duda, no hay una sola repuesta y la misma es personal en un proceso de aprendizaje que puede ser nulo, algo o pleno, y que en cada generación se vuelve a hacer. Esto último -a veces- aprendiendo de la historia, de los aciertos y errores, y a veces no. Por lo tanto la historia puede terminar mal (¿apocalípticamente?), regular, bien o muy bien. Depende de nuestros móviles, acciones y resultados en conjunción con los demás (podríamos decir «sistémicamente»), en un contexto donde el ser humano tiene cada vez más poder y hay una asimetría entre poder crear (lleva un proceso) y poder destruir (puede ser instantáneo). En función de esto, y dada la velocidad del cambio, es fundamental encarar esta cuestión con premura.

Hablando de historia es interesante la visión de algunos historiadores. En una entrevista que le hace Carlos Pagni, el 5/3/18, al historiador Natalio Botana (ver este video del programa Odisea) donde se centra en la Argentina, pero en un marco mundial. Sobre esto último como señala este historiador (al principio y al final -del minuto 16 en adelante-), la dimensión internacional ha tenido situaciones terribles (como la primera y segunda guerra mundial) y en cuanto a la política han habido distintas etapas. Sobre esto define la actualidad como una tercera etapa de la representación política donde hay una crisis de la democracia de partidos y lo que hoy tenemos es la democracia de candidatos improvisados. Esto es el que da miedo y es grave. También plantea la cuestión de la corrupción y como esto puede llevar a la corrupción o degeneración de la democracia. Lo relaciona con esta tercera etapa de la representación política que se ha combinado con la revolución digital y robótica, así como con un ensanchamiento de la participación individual que no tiene rumbo. Esto es lo preocupante y para salir de esta situación destaca la importancia de rescatar la virtud en la dirigencia. Botana actualiza su visión de este mundo preocupante en esta nota donde hace especial referencia a los resultados de la elección de Brasil. En esta línea también está la visión de Angela Merkel sobre el mundo actual, y una actualización del contexto global se puede visualizar en esta. A comienzos de 2020 aún no sabemos los cambios que producirá el coronavirus

Siguiendo con «lo preocupante en el mundo», podemos ampliar diciendo que tiene múltiples dimensiones que relaciona crisis económicas (o muy poco crecimiento en algunos países), creciente desigualdad, situaciones donde priva la sola maximización de la rentabilidad financiera y la codicia, situaciones derivadas de grandes migraciones y sufrimientos productos de guerras (como las de medio oriente o tribales en Africa), hambrunas, indigencia y pobreza, así como luchas de poder. Frente a esto hay distintas reacciones muy dispares: ellas van desde refugiarse en la interioridad y en pequeños grupos de amistad y afecto, pasando por negar la situación y seguir por inercia, hasta la búsqueda de novedades sociopolíticas desde las bases (rechazando la corrupción y valorizando la democracia) o por otro lado -y en sentido inverso- fortalecimiento de muy diversas autocracias (China, Rusia, Corea del Norte, Venezuela….) con muy distintos resultados. A comienzos de 2021, en esta nota se sintetizan los principales conflictos.

Junto a la pandemia del Covid-19 (y sus variantes), el avance del cambio climático y los cambios científico-tecnológicos impactan como nunca antes en la humanidad Por lo tanto, podemos reafirmar que es un momento preocupante. Pero el miedo al futuro está muy presenta como señala esta nota de Pablo Stefanoni.

¿Puede terminar muy mal? Si, es una posibilidad que -con otras características- ya se ha dado en el pasado. ¿Puede terminar bien? Si, también es una posibilidad -como se menciona en esta nota– dependiendo de cuales sean nuestras actitudes y como juguemos en la práctica nuestra energía y la libertad positiva que de ella emana, en procedimientos o acciones en lo individual o micro que nos rodea, en lo mezzo y en lo macro, que no se pueden reducir a un mero relato (a veces acompañado de una falsa mística), enunciación de derechos o maquillaje de cambio. El rol de la cultura -y más específicamente de todos quienes intervienen en el proceso educativo-, poder transformar la inteligencia en sabiduría, y el papel de la política y de la reconstitución de los partidos políticos (con plataformas debatidas técnica y democráticamente), de nuevos enfoques y prácticas en la economía y en la sociedad, así como de la formación y virtud de sus líderes (como dice Botana) serán cruciales. La perspectiva y aplicación del cuidado y la prevención frente a los distintos riesgos también.

No estamos condenados ni al fracaso ni al éxito. Depende de una conjunción de factores donde nosotros somos parte de cualquiera de los posibles escenarios. Avanzar de buena fe en una agenda detallada de las acciones que se derivan de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, llevarlo a la plataforma de los distintos partidos políticos, junto a la formación de cuadros dirigenciales y profesionales que los implementen en las distintas esferas de acción, puede ser un «piso» de buen comienzo.