No son buenos los regímenes autocráticos

Se define a la autocracia como un sistema de gobierno en que el poder está concentrado en una sola persona. Puede ser bajo la forma de monarquía absoluta o dictadura. Si es un «régimen», como forma de gobierno, conlleva a que el liderazgo está compartido con otros, en especial por un grupo, una vanguardia , la cúpula de un partido… y todo ello acompañado de la fuerza militar.

Seguramente la búsqueda de este liderazgo está impulsado por distintas razones. Ideales nobles como los de Platón respecto a que la República estuviera conducida por los sabios (noocracia). También podemos mencionar, entre otros casos, al pueblo judío que buscaba un mesías que lo liberara del yugo de los romanos, y esto conllevaba entronizar a Jesús como «Rey de Israel». En este caso es el enfoque de alguien poderoso que exprese mi dignidad como pueblo (1) (por lo tanto sea reconocido dignamente y con mis derechos) y me libere del opresor. Es interesante en la historia de este pueblo como se produce la transformación de jueces a reyes (a solicitud del pueblo). En el capitulo 8 del libro de Samuel, este le advierte a su pueblo qué significa tener un rey: «Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros.  Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras. Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos. Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras.  Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos.  Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día. Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros...«

Podemos deducir que hay distintos motivos detrás de la concentración del poder: ideales nobles como el liderazgo de los sabios, la voluntad de poder e ideales «pretendidamente nobles» como el caso de Corea del Norte (véase, por ejemplo, esta serie de cuatro capítulos), la búsqueda de seguridad frente al miedo (1) o la amenaza, la preservación de la libertad, la búsqueda de la gloria sometiendo a otros pueblos o grupos sociales, entre otros muchos motivos. Relacionado con ello podemos agregar la exaltación de lo nacional (a través de un gran padre como sería el caso de Bolivar), el ideal revolucionario (desde la Francesa hasta las marxistas leninistas) o la defensa de sus intereses como «nueva clase». Si bien hay quienes, desde la izquierda, tienen razones fundadas para cuestionar las limitaciones de la democracia formal, el rol de la oposición en países como Venezuela o el de los medios y las grandes potencias (generalmente se enfoca en Estados Unidos pero no en otros países), no se puede defender -de ninguna manera- la concentración del poder, la abolición de la democracia republicana y la masacre de civiles desarmados en función de que «fines nobles justifican cualquier medio«. No agreguemos la cuestión de incompetencia de los autócratas (con la excusa del rol del imperialismo) no sólo para alcanzar el desarrollo económico sino para resolver las necesidades básicas y mínimas como alimentos y medicamentos.

Las autocracias, y más cuando se van convirtiendo en dictaduras, no nos llevan a un mundo mejor sino a un mundo mucho peor.

(1) El tema del reconocimiento, y también de «la venganza», sin duda ha jugado un rol relevante en el nacimiento del nazismo (véase, por ejemplo, el film «El huevo de la serpiente«. Sobre las características psicosociales que lo favorecen es bueno ver, o volver a ver, la película alemana La Ola.

(2) Sobre el tema del miedo y sus distintas versiones, expresiones y utilizaciones son relevantes libros como «El Miedo a la Libertad» (de Erich Fromm) así como más general y actual «La Sociedad del Miedo«, de Heinz Bude, Ed. Herder (agradezco a José M. Diaz Bonilla la referencia), entre los principales. En cuanto al rol de la inteligencia artificial en esta temática se ha tratado de analizar en esta reflexión y referido al capitalismo de vigilancia en esta nota.

PD: Sobre la fragilidad de los liderazgos autocráticos se puede ver esta nota y en cuanto a la fragilidad de las democracias que terminan generando las autocracias se presenta esta reflexión.

Venezuela

En estos primeros días del mes de agosto de 2017 hemos visto cómo la situación de Venezuela se ha tornado cada vez más dramática en lo que se refiere al desprecio por la vida (más de 100 muertos) y por la democracia republicana. Más allá de desear fervientemente que esto termine prontamente, deseo hacer algunas reflexiones sobre algunas cuestiones que considero han contribuido a conducir a esta situación.

El chavismo fue una respuesta populista, llevada al extremo de «ir por todo», frente a una situación de marginación de una parte importante de la población, a qué los partidos políticos tradicionales se habían deteriorado en su representatividad y no habían logrado resolver la cuestión de la pobreza estructural. Bueno es recordar que cuando comenzó Chavez a gobernar no sólo no expresó que iba a llevar al extremo actual su política económica sino que iba a ser muy moderado, democrático y pro inversión privada (esto se puede verificar en sus declaraciones que aparecen en el video del programa Odisea del 3/4/17).

Si nos remontamos a los orígenes del surgimiento de Venezuela como nación, recordemos que ha sido fundada en base al «arquetipo de Bolivar». A diferencia de los colombianos (a partir de la influencia de líderes como José María Córdoba y Francisco de Paula Santander) muchos venezolanos (en particular del chavismo) han tenido tendencia a «endiosar» a Bolivar. Hay un libro de Elías Pino Iturrieta, llamado «El divino Bolivar: Ensayo sobre una religión republicana» (Ed. La Catarata, 2003) que ilustra abundantemente esto. El «personaje» daba para caer en esta «tentación», dadas sus características excepcionales, pero a la vez megalómanas (a diferencia del realismo y prudencia de San Martin).

La segunda cuestión que quisiera resaltar es la marca que fue dejando la «paradoja de la riqueza» o también llamada «la maldición de los recursos o enfermedad holandesa» a partir del recurso petrolero que comenzara en 1904 pero que hacia 1929 resultó en que Venezuela alcanzara a ser el segundo exportador mundial. Ello conllevó a gozar de una importante renta petrolera que desestimuló producciones menos rentables como la agricultura (representaba del orden de un tercio de la producción económica en los años veinte del siglo pasado, pero hacia la década de 1950 se vio drásticamente reducida a una décima parte). Ello generó migraciones del campo hacia la ciudad que luego continuaron y no fueron acompañadas de una política habitacional y de ocupación adecuada de esa población.

La dictadura de Perez Jimenez contribuyó a «modernizar » el país en cuanto a infraestructura, urbanización, y conglomerados industriales. En este período comienza la explotación de mineral de hierro, es creado el Instituto Venezolano del Hierro y el Acero, la Empresa Siderúrgica de Venezuela SA (Sivensa) y se inician los estudios sobre el rio Caroní y la construcción de la Central Hidroeléctrica Macagua I, así como se crea el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y se amplía la Universidad Central de Venezuela. Con el advenimiento de la democracia republicana, con la firma del Pacto de Punto Fijo por parte de los principales partidos políticos en octubre de 1958, se profundiza (en especial en las siguientes cuatro décadas) el cambio de la estructura productiva en el sentido de «sembrar el petróleo».En 1960, bajo la presidencia de Rómulo Betancourt, es creada oficialmente la Corporación Venezolana de Guayana (nombrando al General Alfonso Ravard, que ya venía trabajando del período anterior) y se le traspasan los patrimonios y funciones del Instituto Venezolano del Hierro y el Acero y la Comisión de Estudios para la Electrificación del Caroní. Entre los logros se pueden destacar la construcción de la represa del Guri (segunda central hidroeléctrica de América),  darle mayor valor al mineral de hierro en briquetas y siderurgia, a la bauxita y la generación de la industria del aluminio, a la producción de carne en el Delta del Amacuro, la contratación del experto israelí Meir Merhav para promover el desarrollo industrial,  la incorporación de maestros uruguayos, la creación de muchas universidades y las becas Gran Mariscal de Ayacucho (para estudios de post grado en el exterior), son algunos hitos fundamentales.

Este avance progresivo del Estado tuvo un hito fundamental el 1º de enero de 1976 sobre el manejo del recurso petrolero con su nacionalización (pero respetando la profesionalización de sus cuadros organizacionales que venían de las empresas multinacionales).

Si bien todo esto produjo diversificación productiva, mayor riqueza y generación de clase media, no resolvió el problema de la pobreza estructural y lamentablemente la corrupción fue carcomiendo el sistema democrático. De ahí emerge Chavez.

El chavismo tuvo logros iniciales en la mejora de distribución del ingreso y de atención de los sectores excluidos, pero desprofesionalizó la gestión del Estado (en particular de la industria petrolera, pero no sólo) y encaró una política populista de carácter cada vez más estatista que ahuyentó, expropió (cometiendo todo tipo de excesos) y redujo cada vez más la iniciativa privada, y no pudo reemplazar estas iniciativas de manera efectiva ni con la economía social ni con otros actores económicos. Todo ello acompañado de la caída, a la mitad, del precio del barril de petróleo (respecto del momento de auge). Distintas informaciones señalan que esto fue concomitante con un creciente y grave desabastecimiento de bienes y servicios básicos (como en la alimentación y la salud), así como con un crecimiento de la economía ilegal (en particular vinculada al narcotráfico) y la corrupción (denunciada por la ex fiscal Luisa Ortega) (1). Ello generó una fuerte emigración o diáspora de más de tres millones de venezolanos. Al día de hoy todo parece indicar que el avance del autoritarismo puede terminar consolidando una dictadura (2).

Podemos afirmar que nadie está exento de identificarse con determinados arquetipos que aludan a algún tipo de «mesias», tampoco de no saber administrar a nivel macroeconómico la renta económica a fin guardar un equilibrio entre el estímulo a la producción y a la vez una distribución con equidad, así como tampoco poder resolver la cuestión de la pobreza estructural. Para esto último habrá que preguntarse si además de generar ocupación y emprendimientos urbanos para este sector, no habrá que implementar proyectos -por ejemplo- de agricultura familiar (que combinen autosubsistencia con generación de excedente para vender en el mercado) revirtiendo la migración de las ciudades hacia el campo. Todo lo demás son fenómenos que vienen por añadidura.

(1) Hay datos complementarios aportados por la oposición venezolana que se pueden visualizar en el minuto 9,50 en adelante de este video. Entre ellos se pueden destacar respecto de la diáspora y la emigración venezolana si se toma el período de desde 1999 hasta 2019 han salido de Venezuela más de 4.000.000 de personas (de los cuales, en un periodo más reciente, más de 3.000.000). En cuanto a datos económicos: a) la producción de petróleo a comienzos del chavismo era del orden de los 3.000.000 barriles diarios con 25.000 trabajadores, siendo a principios de 2019 de 1.100.000 barriles diarios con 240.000 trabajadores; b) la producción de acero por parte de SIDOR (Siderúrgica del Orinoco) era de 4.800.000 toneladas anuales con 10.000  trabajadores, y en la actualidad es de sólo 180 toneladas anuales (es decir casi tendiendo a cero) con 22.000 trabajadores, c) se expropiaron 7.000.000 de hectáreas y 15.000 industrias no redundando en mayor producción sino en un derrumbe de la misma, d) los empleados públicos eran de 2.200.000 y en la actualidad son 6.000.000 (sin que se incrementara la cantidad y calidad de los servicios públicos sino todo lo contrario), e) el crecimiento del pbi en 2012 era del 5,6 % y en 2018 de -18%; f) la inflación anual era en 2012 del 21% y en 2018 era 1.370.000 %, entre los principales datos.

(2) A comienzos de 2019 Nicolás Maduro y Diosdado Cabello definieron su gobierno como una unión cívico-militar, por lo tanto como una forma de autocracia. A ello se le sumó que en las últimas elecciones, donde ganó Maduro, fue proscripta gran parte de la oposición con lo cual muchos países no reconocieron su gobierno y sí el que emerge de Juan Gauidó, como Presidente Encargado o interino de Venezuela. Esto ha profundizado la crisis  así como un final incierto.

PD: quien escribe esta nota vivió en Venezuela entre 1976 y 1980 (país al que le está muy agradecido por su hospitalidad), y trabajó para la Corporación Venezolana de Guayana.

 

Mística, Política y Discernimiento

La etimología de la palabra mística, proviene del verbo griego myein, «encerrar», de donde mystikós, «cerrado, arcano o misterioso» y está asociado -en las distintas religiones- a la unión del alma humana con lo sagrado o con la perfección. Sin embargo este concepto también abarca una mística pagana, no religiosa o no filosófica, o asociada a «religiones civiles» o «políticas».

Relacionado con estas últimas se hace referencia, por ejemplo, a la mística que tiene una persona «militante» de una causa nacional (o de la Patria), revolucionaria o que se identifica con un arquetipo o líder como Bolivar, Chavez, Fidel, Perón o Néstor Kirchner (en el caso argentino), por citar sólo algunos casos. La mística da fuerzas, pero -en general- puede absolutizar el fin (justificando a todo medio válido para alcanzarlo) y transforma ideales en idealización. Esto último invalida poder razonar o discernir sobre los fenómenos reales dado que estos aparecen con un «sesgo cognitivo» o prejuicio que viene teñido por lo que representa el arquetipo o con algo -en la práctica- «sagrado» con quien se identifica el militante.

Todo esto generalmente viene asociado al «fanatismo» que se lo ha definido como una «pasión exagerada, desmedida, irracional y tenaz» y enemigo de la libertad (en particular de los demás). Carl Jung dice que «el fanatismo es la sobrecompensación de la duda» con el peligro -al decir de Diderot- que «del fanatismo a la barbarie solo media un paso». La capacidad de discernimiento es clave para evitar estas situaciones, así como la capacidad de diálogo.

Seguramente todos necesitamos «trascender» lo material, y la mística, lo espiritual, lo poético…  juegan un rol muy importante en  el sentido de nuestras vidas. Pero no es bueno trasladar lo sagrado a lo profano, mundano e imperfecto (por más valioso que sea), o confundir ideales con idealización, y menos aún transformarlo en algo fanático. No nos lleva a un mundo mejor.