¿Qué significado y sentido le damos a la voluntad de poder?

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El término «voluntad de poder» surge de un texto de Friederich Nietzsche, publicado con ese nombre. Hay muy diversas interpretaciones sobre lo que ello significa. Por un lado está la que lo relaciona con un «inmanentismo vitalista», y según esta fuente (1) «la voluntad de poder tiene su fuente en la energía física como parte constituyente del proceso fisiológico de todos nuestros impulsos corporales. En este tenor, el proceso fisiológico del cuerpo es la fuente misma de la voluntad de poder, en donde lo inconsciente se afirma, en tanto que voluntad de vida, por sobre la consciencia.

Los impulsos corporales son en este sentido restablecidos en relación a su inmanencia vital, tal y como es para Nietzsche la consciencia humana, que tiene su origen en los afectos corporales, contraviniendo la mitificación de la Razón que el pensamiento ilustrado de la Modernidad exaltó mediante las imágenes, signos e ideas, desde las formas ocultas y disfrazadas que adquiere la consciencia. La voluntad de poder es entonces la actividad que rige el devenir de todo lo existente, fuera de ella no existe nada, tampoco ningún fin, ninguna meta, pues el devenir no tiene ningún estado final, no desemboca en ningún fin…. la voluntad de poder se comprende como una voluntad creadora de valores que necesariamente constituye para Nietzsche lo verdaderamente fundamental de la historia humana, misma que está sustentado en los supuestos básicos de estos valores. Por ello, la voluntad de poder nos refiere su ser en el sentido de su propia conservación y acrecentamiento». Aquí, entonces la cuestión pasa acerca de cómo se acrecienta la voluntad de poder de unos en relación a otros.

Para los lectores más críticos de Nietzsche su elogio de los fuertes (frente a los débiles), de los guerreros, de su fuerte rechazo al mensaje judeocristiano, a la moral burguesa, su concepción del superhombre y de haber reflexionado esto en el proceso de reunificación alemana… le da connotaciones de generar fundamentos para el fenómeno del nazismo (otros rechazan esto último).

Más allá de este debate y si aparece explícitamente o no la cuestión del poder como dominio, sigue vigente la temática de ¿qué hacemos con nuestra energía y cómo jugamos nuestra libertad positiva? Una primera respuesta por la negativa es: «no hay que ir por todo«. A diferencia de Nietzsche, consideramos que hay que darle un sentido positivo y esperanzador, en particular en todo aquello que vaya en dirección del «bien y la vida» (2).

(1) Además de esta referencia y la Wikipedia, se han consultado diversas fuentes escritas y videos de filósofos que opinaron sobre este autor y la complejidad de esta temática que no se pueden sintetizar en esta breve nota.

(2) En linea con lo que se plantea en la tradición judeocristiana, en especial, en el libro del Deuteronomio en 30, 15-20 y en el libro de la Sabiduría. En otras tradiciones culturales, filosóficas y religiosas, existen similitudes con estas fuentes en las que también podemos inspirarnos para construir un mundo mejor.

 

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