Prevención de Catástrofes Humanitarias

Muchas crisis humanitarias cuando no se previenen, atienden o resuelven, desembocan en catástrofes humanitarias. Según la Wikipedia las causales pueden ser múltiples como «crisis políticas (guerra internacional o civil, persecución de una minoría), crisis ambientales, que a su vez pueden ser previsibles (malas cosechas por sequía, plagas o en todo caso mala planificación, que pueden producir hambrunas), poco previsibles (huracanes, monzones) o totalmente imprevisibles (terremotos, tsunamis). Cabe destacar que, las mayores causas de crisis humanitarias en el mundo son productos de crisis políticas donde no sólo destacan acciones que no generar el repunte de la economía sino cuyos gobiernos se encuentran plagados de burocracia y corrupción».

En la imagen de la entrada se ha intentado mostrar geográficamente algunas de ellas y su visualización cuantitativa de la población en sus lugares de origen y en los lugares de destino. Según ACNUR la cantidad desplazados en el mundo en 2016 alcanzó la cifra récord de 65,6 millones de personas (una vez y media la población de la Argentina). El desarraigo de ella y la sensación de invasión en los lugares de destino provoca -en estos últimos- múltiples reacciones desde las positivas (solidaridad) pero fundamentalmente negativas de xenofobia, racismo y crisis políticas con giros hacia políticas de derecha o extrema derecha.

¿Es posible prevenir este tipo de crisis y catástrofes? Hasta el momento parece que no, y puede parecer como utópico un enfoque de este tipo. Sin embargo dado el horror que significa que tantos millones de personas padezcan esto, y que ello no es una fatalidad, podemos plantearnos -al menos conceptualmente- que si quisiéramos prevenir las causas de estas crisis deberíamos tener en cuenta algunos de los siguientes aspectos:

  • las crisis políticas están relacionadas fundamentalmente a la cuestión del poder que muchas veces deriva en autocracia y en definitiva a que no sabemos canalizar nuestra energía y vínculos con sabiduría,
  • lo anterior también conlleva una mala gestión de la economía y a desencadenar hambrunas como en la Rusia de Stalin, en la China de Mao o en la Venezuela de Maduro, por citar algunas de ellas, derivadas -entre otros elementos y además de lo que se viene de mencionar- de un mal abordaje del tema del mercado,
  • también las crisis políticas derivan en guerras civiles o en guerras entre países, planteando el desafío impostergable para la humanidad de la construcción de la paz ante un mundo preocupante,
  • las causales de las crisis ambientales (y sus múltiples derivaciones, una de las cuales son las hambrunas), y la importancia de la lucha contra el cambio climático en su cuanto a su generación, así como las catástrofes naturales, que deben ser tenidas en cuenta,

entre las principales.

No es fácil -como expresáramos anteriormente- modificar este tipo de situaciones, pero es un desafío para la humanidad actuar con urgencia y persistencia dada la gravedad de estas situaciones y sus múltiples implicancias, transformando la civilización si queremos perdurar y desarrollarnos en este planeta. Cambios de culturas, consensos amplios y transversales e instituciones adecuadas y eficaces son un buen comienzo para converger hacia un mundo mejor.

 

La globalización del rencor y el resentimiento

En un texto de Gilles Deleuze sobre el punto III de la Etica de Spinoza, expresa que este singular filósofo sigue paso a paso el encadenamiento terrible de las pasiones tristes: primero la tristeza misma, después el odio, la aversión, la burla, el temor, la desesperación, el morsus conscientiae, la piedad, la indignación, la envidia, la humildad, el arrepentimiento, la abyección, la vergüenza, el pesar, la cólera, la venganza, la crueldad…” Más adelante comentó que “la Ética dibuja el retrato del hombre del resentimiento, para quien toda felicidad es una ofensa y que hace de la miseria o la impotencia su única pasión. Y los que saben desanimar en lugar de fortificar los espíritus se hacen tan insoportables para sí mismos como para los demás”.

La temática del resentimiento es abordada por psicoanalistas como Luis Kancyper en su libro “Resentimiento terminable e interminable. Psicoanálisis y Literatura” (Ed. Lumen, Tercer Milenio, Buenos Aires, 2010). Al comienzo del primer capitulo de este libro expresa que “Albert Camus (1913-1960) encuentra en El Malentendido una forma original para exponer una tragedia universal: un mundo privado de sentido, en donde la trascendencia, la solidaridad y la amistad no tienen lugar”. Otra forma de abordaje puede ser a partir del lado oscuro o de «la sombra» (ensayo de Carl Jung, mencionado por Sergio Sinay en el diario Perfil).

Podemos afirmar, de manera simple, que todo esto emerge –en general- de la falta de amor, de haber sufrido discriminación, dominación, mal trato, agresión por parte de una o más personas, o de falta de conciencia y sabiduría (1). Hay situaciones producto de un sistema, de graves conflictos o guerras (en particular Irak y Siria, pero no sólo sino que abarca también situaciones nacionales de odio), de creencias o de prejuicios culturales, que –lamentablemente- promueven o generan estas situaciones.

Ultimamente hemos visto, entre otras cosas, violencia racista en Estados Unidos, atentados con vehiculos en Barcelona, Niza, Londres o Estocolmo, sin mencionar conflictos que hoy continúan como en Siria o en determinados países de Africa, por citar sólo algunos. El odio al diferente (al negro, al «infiel») o el considerar de «segunda» o de «cuarta» al inmigrante (por más que se le de un lugar de trabajo y vivienda) retroalimenta situaciones de resentimiento y de odio. Esto ha sido analizado en una multiplicidad de notas periodísticas como, por ejemplo, ver desde el minuto 8 al 32 de este programa o en este reportaje a Carlos Beristain que se sintetiza con el título «usar el odio es una forma de generar poder y control«.

Estamos “condenados” a convivir con estas situaciones? Podremos tratar de objetivar las múltiples causas que las generan e ir encarándolas de manera positiva tanto a nivel micro como macro? La cuestión del poder y la agresividad? Es posible generar dinámicas sociales y educativas como las de países que han abordado exitosamente el fenómeno del bullying en las escuelas o la interculturalidad y trasladarlos al fenómeno de la segregación y las causas originarias que las produjeron? Es imposible hacer esto con sectores de las minorías que puedan estar resentidos?  Los líderes religiosos y sociales pueden jugar un rol importante, así como los líderes políticos y económicos para que re-orienten las visiones y acciones agresivas y bélicas hacia la paz.

(1) Es muy interesante lo que dice al respecto el libro del Eclesiástico, 27, 33 – 28, 9:

«Rencor e ira también son detestables, el pecador los posee.
El vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de sus pecados.
Perdona la ofensa a tu prójimo y, cuando reces, tus pecados te serán perdonados.
Si un ser humano alimenta la ira contra otro, ¿cómo puede esperar la curación del Señor?
Si no se compadece de su semejante, ¿cómo pide perdón por sus propios pecados?
Si él, simple mortal, guarda rencor, ¿quién perdonará sus pecados?
Piensa en tu final y deja de odiar, acuérdate de la corrupción y de la muerte y sé fiel a los mandamientos.
Acuérdate de los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo; acuérdate de la alianza del Altísimo y pasa por alto la ofensa».