En estos primeros días del mes de agosto de 2017 hemos visto cómo la situación de Venezuela se ha tornado cada vez más dramática en lo que se refiere al desprecio por la vida (más de 100 muertos) y por la democracia republicana. Más allá de desear fervientemente que esto termine prontamente, deseo hacer algunas reflexiones sobre algunas cuestiones que considero han contribuido a conducir a esta situación.
El chavismo fue una respuesta populista, llevada al extremo de «ir por todo», frente a una situación de marginación de una parte importante de la población, a qué los partidos políticos tradicionales se habían deteriorado en su representatividad y no habían logrado resolver la cuestión de la pobreza estructural. Bueno es recordar que cuando comenzó Chavez a gobernar no sólo no expresó que iba a llevar al extremo actual su política económica sino que iba a ser muy moderado, democrático y pro inversión privada (esto se puede verificar en sus declaraciones que aparecen en el video del programa Odisea del 3/4/17).
Si nos remontamos a los orígenes del surgimiento de Venezuela como nación, recordemos que ha sido fundada en base al «arquetipo de Bolivar». A diferencia de los colombianos (a partir de la influencia de líderes como José María Córdoba y Francisco de Paula Santander) muchos venezolanos (en particular del chavismo) han tenido tendencia a «endiosar» a Bolivar. Hay un libro de Elías Pino Iturrieta, llamado «El divino Bolivar: Ensayo sobre una religión republicana» (Ed. La Catarata, 2003) que ilustra abundantemente esto. El «personaje» daba para caer en esta «tentación», dadas sus características excepcionales, pero a la vez megalómanas (a diferencia del realismo y prudencia de San Martin).
La segunda cuestión que quisiera resaltar es la marca que fue dejando la «paradoja de la riqueza» o también llamada «la maldición de los recursos o enfermedad holandesa» a partir del recurso petrolero que comenzara en 1904 pero que hacia 1929 resultó en que Venezuela alcanzara a ser el segundo exportador mundial. Ello conllevó a gozar de una importante renta petrolera que desestimuló producciones menos rentables como la agricultura (representaba del orden de un tercio de la producción económica en los años veinte del siglo pasado, pero hacia la década de 1950 se vio drásticamente reducida a una décima parte). Ello generó migraciones del campo hacia la ciudad que luego continuaron y no fueron acompañadas de una política habitacional y de ocupación adecuada de esa población.
La dictadura de Perez Jimenez contribuyó a «modernizar » el país en cuanto a infraestructura, urbanización, y conglomerados industriales. En este período comienza la explotación de mineral de hierro, es creado el Instituto Venezolano del Hierro y el Acero, la Empresa Siderúrgica de Venezuela SA (Sivensa) y se inician los estudios sobre el rio Caroní y la construcción de la Central Hidroeléctrica Macagua I, así como se crea el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas y se amplía la Universidad Central de Venezuela. Con el advenimiento de la democracia republicana, con la firma del Pacto de Punto Fijo por parte de los principales partidos políticos en octubre de 1958, se profundiza (en especial en las siguientes cuatro décadas) el cambio de la estructura productiva en el sentido de «sembrar el petróleo».En 1960, bajo la presidencia de Rómulo Betancourt, es creada oficialmente la Corporación Venezolana de Guayana (nombrando al General Alfonso Ravard, que ya venía trabajando del período anterior) y se le traspasan los patrimonios y funciones del Instituto Venezolano del Hierro y el Acero y la Comisión de Estudios para la Electrificación del Caroní. Entre los logros se pueden destacar la construcción de la represa del Guri (segunda central hidroeléctrica de América), darle mayor valor al mineral de hierro en briquetas y siderurgia, a la bauxita y la generación de la industria del aluminio, a la producción de carne en el Delta del Amacuro, la contratación del experto israelí Meir Merhav para promover el desarrollo industrial, la incorporación de maestros uruguayos, la creación de muchas universidades y las becas Gran Mariscal de Ayacucho (para estudios de post grado en el exterior), son algunos hitos fundamentales.
Este avance progresivo del Estado tuvo un hito fundamental el 1º de enero de 1976 sobre el manejo del recurso petrolero con su nacionalización (pero respetando la profesionalización de sus cuadros organizacionales que venían de las empresas multinacionales).
Si bien todo esto produjo diversificación productiva, mayor riqueza y generación de clase media, no resolvió el problema de la pobreza estructural y lamentablemente la corrupción fue carcomiendo el sistema democrático. De ahí emerge Chavez.
El chavismo tuvo logros iniciales en la mejora de distribución del ingreso y de atención de los sectores excluidos, pero desprofesionalizó la gestión del Estado (en particular de la industria petrolera, pero no sólo) y encaró una política populista de carácter cada vez más estatista que ahuyentó, expropió (cometiendo todo tipo de excesos) y redujo cada vez más la iniciativa privada, y no pudo reemplazar estas iniciativas de manera efectiva ni con la economía social ni con otros actores económicos. Todo ello acompañado de la caída, a la mitad, del precio del barril de petróleo (respecto del momento de auge). Distintas informaciones señalan que esto fue concomitante con un creciente y grave desabastecimiento de bienes y servicios básicos (como en la alimentación y la salud), así como con un crecimiento de la economía ilegal (en particular vinculada al narcotráfico) y la corrupción (denunciada por la ex fiscal Luisa Ortega) (1). Ello generó una fuerte emigración o diáspora de más de tres millones de venezolanos. Al día de hoy todo parece indicar que el avance del autoritarismo puede terminar consolidando una dictadura (2).
Podemos afirmar que nadie está exento de identificarse con determinados arquetipos que aludan a algún tipo de «mesias», tampoco de no saber administrar a nivel macroeconómico la renta económica a fin guardar un equilibrio entre el estímulo a la producción y a la vez una distribución con equidad, así como tampoco poder resolver la cuestión de la pobreza estructural. Para esto último habrá que preguntarse si además de generar ocupación y emprendimientos urbanos para este sector, no habrá que implementar proyectos -por ejemplo- de agricultura familiar (que combinen autosubsistencia con generación de excedente para vender en el mercado) revirtiendo la migración de las ciudades hacia el campo. Todo lo demás son fenómenos que vienen por añadidura.
(1) Hay datos complementarios aportados por la oposición venezolana que se pueden visualizar en el minuto 9,50 en adelante de este video. Entre ellos se pueden destacar respecto de la diáspora y la emigración venezolana si se toma el período de desde 1999 hasta 2019 han salido de Venezuela más de 4.000.000 de personas (de los cuales, en un periodo más reciente, más de 3.000.000). En cuanto a datos económicos: a) la producción de petróleo a comienzos del chavismo era del orden de los 3.000.000 barriles diarios con 25.000 trabajadores, siendo a principios de 2019 de 1.100.000 barriles diarios con 240.000 trabajadores; b) la producción de acero por parte de SIDOR (Siderúrgica del Orinoco) era de 4.800.000 toneladas anuales con 10.000 trabajadores, y en la actualidad es de sólo 180 toneladas anuales (es decir casi tendiendo a cero) con 22.000 trabajadores, c) se expropiaron 7.000.000 de hectáreas y 15.000 industrias no redundando en mayor producción sino en un derrumbe de la misma, d) los empleados públicos eran de 2.200.000 y en la actualidad son 6.000.000 (sin que se incrementara la cantidad y calidad de los servicios públicos sino todo lo contrario), e) el crecimiento del pbi en 2012 era del 5,6 % y en 2018 de -18%; f) la inflación anual era en 2012 del 21% y en 2018 era 1.370.000 %, entre los principales datos.
(2) A comienzos de 2019 Nicolás Maduro y Diosdado Cabello definieron su gobierno como una unión cívico-militar, por lo tanto como una forma de autocracia. A ello se le sumó que en las últimas elecciones, donde ganó Maduro, fue proscripta gran parte de la oposición con lo cual muchos países no reconocieron su gobierno y sí el que emerge de Juan Gauidó, como Presidente Encargado o interino de Venezuela. Esto ha profundizado la crisis así como un final incierto.
PD: quien escribe esta nota vivió en Venezuela entre 1976 y 1980 (país al que le está muy agradecido por su hospitalidad), y trabajó para la Corporación Venezolana de Guayana.