El balance social, según esta fuente «hace referencia al registro de las actividades de una organización vinculadas a la comunidad donde se encuentra inserta. Dicho de otro modo, el balance social detalla los costes y los beneficios que provoca la actividad de una empresa en una sociedad. Gracias a este tipo de balance, es posible analizar si una compañía ha cumplido con su responsabilidad social en un cierto periodo. El balance social debe incluir tanto los resultados positivos como aquellos negativos que se desprenden de las actividades de la entidad».
Las empresas que lo realizan están, en general, vinculadas a una economía con otros valores y en particular a la responsabilidad social empresaria (que utilizan indicadores y publican memorias de sostenibilidad). En un trabajo realizado entre la OIT, la Asociación Nacional de Industriales de Colombia y la Cámara Junior de Colombia (Capítulo Antioquía) se relaciona al balance social con la responsabilidad social empresaria y con el enfoque del libro «La sociedad postcapitalista» de Peter Drucker. En este documento se hace un pormenorizado análisis y presentación del mismo aplicado al caso colombiano.
También el balance social lo realizan fundaciones, organizaciones sin fines de lucro y cooperativas (como es el caso en la Argentina de la Cooperativa Obrera de Bahia Blanca). Tiene similitudes con la matriz del enfoque de la economía del bien común y los lineamientos de la economía de comunión.
Si el balance social es veraz y describe con transparencia sus diferentes ítems, seguramente es un instrumento útil para poder medir el impacto en esta dimensión que tiene la actuación de las distintas organizaciones en una economía. Acompañarlo de un balance ambiental, e irlo ampliando al conjunto de emprendimientos, hacer seguimiento y evaluación de los mismos, nos puede permitir visualizar si nos vamos encaminando o no hacia un mundo mejor.