Discurso de Milei el 1 de marzo de 2024

La apertura de las sesiones ordinarias del año 2024 del Congreso de Argentina, tuvo como personaje central al Presidente Javier Milei, quien dio un discurso impactante en cuanto a su contenido y a los cambios de formato (por ejemplo en horario nocturno).

El mismo se desagregó en un muy duro diagnóstico de la situación argentina, lo realizado por su gobierno en este corto período, su ataque a la dirigencia política y sindical, sus propuestas de corto plazo para enviar al Congreso, su rol mesiánico en esta etapa (aceptar todo o nada sus políticas y decisiones) y el Pacto de Mayo que propuso firmar el 25/5/2024 en Córdoba.

Se han escrito muchas notas (1) analizando este evento, pero un aspecto que deseamos destacar es que el presidente está llamando previamente a la aprobación de la Ley de Bases sin modificaciones, lo que implica  un contrato de adhesión (algunos lo consideran una “extorsión” o un comportamiento no democrático), y habrá que ver si priva la asfixia financiera a las provincias y muchas la aprobarán sin modificaciones, o si algunos de los incisos no serán aceptados por una parte de los 144 diputados que le dieron la aprobación en general y no están vinculados orgánicamente con sus gobernadores. De aquí al 25 de mayo lo sabremos.

(1) Entre las notas se encuentra esta, esta, esta y otras más, así como esta reflexión de Carlos Pagni sobre el contexto actual.

 

El insulto y sus implicancias

La ira, la rabia, el rencor, las emociones negativas… generan distintas formas de agresividad entre las que está el insulto.

En esta referencia (en línea con la imagen de la entrada) se expresa que  «Insultar es la consecuencia de la incapacidad de la persona para mantener un autocontrol suficiente como para poder expresar lo que siente, su opinión, su punto de vista, de una manera adecuada. Insultamos convencidos de que es el otro el que tiene la culpa, el que me ha provocado, el que hace las cosas mal, el que me ha decepcionado. Esto es tirar balones fuera, no asumir la responsabilidad de que la percepción que tenemos de la situación que nos cabrea, la gestión de esa información, lo que sentimos y la reacción que manifestamos, únicamente es responsabilidad del que insulta. En definitiva, no nos cabrean sino que nos cabreamos. No estamos predeterminados para sentir ira y reaccionar de manera desmedida, podemos aprender a gestionar todo tipo de emociones ante las situaciones familiares, sociales, laborales.

La RAE nos dice que insultar significa ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones. No existe el insulto cariñoso, no se insulta sin intención de dañar nipara que el otro aprenda. La falta de respeto, la autoexigencia desmedida hacia el otro, la rigidez de que las cosas son correctas únicamente como las veo yo, la falta de empatía, la inseguridad para manejar la situación que nos empieza a incomodar, la manipulación desde el temor para que el otro haga o sienta o piense como nosotros, facilita que el hábito de insultar se va instaurando en nuestra forma de entender las situaciones cotidianas y el insulto empieza a ser una herramienta que utilizamos con la intención de debilitar la autoestima de la persona que tenemos enfrente.» Luego la nota hace otras consideraciones y plantea alternativas para que esto no suceda (muy importante).

También se puede agregar que, sobre las características del insulto «hay dos razones principales por las que los insultos se perciben como más poderosos y más intensos que los reproches, las acusaciones y las críticas. En primer lugar, permiten que la fuerza emocional del mensaje supere a su fuerza racional, lo que afecta no sólo al destinatario, sino también a otros participantes que presencian el intercambio verbal. En segundo lugar, mientras que las acusaciones o las críticas permiten al destinatario justificarse o rehabilitarse, los insultos pretenden socavar la imagen, la posición y la autoridad del destinatario hasta el punto de impedir cualquier diálogo posterior.»

Evidentemente el insulto no nos lleva a un mundo mejor.

(1) Agradezco a Enrique Bianchi esta cita y referencia:  Ilie, C. (2001). Unparliamentary language: Insults as cognitive forms of ideologycal confrontation. En R. Dirven, F. Roslyn & C. Ilie (Eds.), Language and ideology, II: Descriptive cognitive approaches (pp. 235-263). A raíz de la utilización frecuente del insulto por parte del presidente argentino Javier Milei. Para algunos (como esta nota de Marcelo Bonelli) sería parte de una estrategia de polarización para las elecciones del año 2025. Allí comienza diciendo que «Javier Milei tiene un ambicioso plan político secreto que busca consolidar su endeble gobernabilidad. Incluye medidas económicas clave y la búsqueda de una absorción futura del PRO. Se trata de la formación de un nuevo espacio político de derecha liderado por el propio Milei. También, su estrategia tiene tiempos de ejecución y busca conformar una amplia fuerza de derecha. El programa lo “cocina” solo entre los íntimos y buena parte de esos sueños se discuten en el “freezer”. Así le dicen a la blindada oficina presidencial en la Casa Rosada: a Milei le encanta trabajar a bajísimas temperaturas. Clarín confirmó que la táctica combina decisiones fuertes y un audaz timing político.”

Ethos democrático y traición: el caso de Milei

En esta nota nos hemos referido a la relevancia de las formas y la cultura en la democracia, así como  su relación con un ethos específico.

En una reciente entrevista al presidente argentino Javier Milei (sintetizada en esta nota), entre otros conceptos, ha acusado de traición a los diputados que tenían una opinión diferente sobre algunos incisos de la llamada «ley ómnibus». O sea no nos estamos referiendo a quienes se oponían a toda la ley (como es el caso de los legisladores de Unión por la Patria y de la izquierda), sino aquellos (144) que habían votado a favor en general a dicha norma. Este apelativo se extendió a todos los gobernadores.

El predominio de una visión y actitud mesiánica no es compatible con un ethos y práctica democrática. Por lo tanto nos conduce a un mundo y a una Argentina peor.

 

 

Milei: Cosmovisión, arquetipos, políticas concretas y pragmatismo

Caracterizar a las personas no es nada fácil, ni con uno mismo ni con los demás. De todos modos, cuando se trata de una figura pública tan importante como es el caso del presidente de la Nación, es relevante dadas las implicancias de sus acciones.

Javier Milei se ha definido a él mismo como un anarco capitalista y sus arquetipos en ese sentido han sido Friederich Hayek, Murray N. Rothbard, y Alberto Benegas Lynch, entre los principales. En su reciente discurso en Davos los reinvindicó y dió una clase a los dirigentes empresarios y políticos allí reunidos. Del mismo se han dicho cuestiones muy diferentes, desde los libertarios y algunas figuras como Elon Musk que lo elogiaron, pasando por quienes lo consideraron un stand up delirante, hasta quienes consideraron que fue una oportunidad desperdiciada para lograr acuerdos con quienes estaban allí.

Muchos medios internacionales señalaron que había mucha expectativa por su discurso, pero al final del mismo hubo tibios aplausos. Entre las voces más críticas estuvieron -entre otros- las de Borensztein, Morales Solá, Fernández Díaz, Zanatta, Eduardo Fidanza y la de Mario Riorda. Este último expresó lo siguiente:

«IDEAS y 3 CONSECUENCIAS del discurso del presidente Milei en Davos.

1️. Superioridad moral.  Su definición de la política económica es desde una sentencia: lo “Justo y moralmente superior”. Literal.

2️. Argumentación falaz y pre científica. “La evidencia empírica es incuestionable”. Literal. En su visión, el mundo tiene un “marco teórico equivocado”.  Desde (su “dato”) 1800, todo el mundo occidental se equivocó menos él y sus “teóricos” libertarios. Se equivocaron todas las ideologías políticas, todos los medios, todas las universidades, toda la multilateralidad internacional.

3️. Primitivismo y negacionismo. Negación de la política. Negación del estado. Negación del cambio climático. Negación del feminismo. Son “supuestos conflictos sociales nocivos”. Literal.

4️. Nunca fue tan enfático en defender al gran empresariado: “Empresario como benefactor social”. Literal. Gran empresario como “héroe”. Mantuvo una postura explícita en defensa de los monopolios. Definió al estado como un actor coaccionador por su rol distributivo (distorsionador según él).

CONSECUENCIAS:

A) No hay modo de debatir desde la superioridad moral (la no argumentación). Todo es imposición.

B) Se acaba, en su idea, cualquier decisión solidaria y pública. El estado al servicio de la competencia humana.

C) Negar la ciencia, negar la diversidad, negar instancias de organización de lo público, es un estado irracional de falta de acuerdos de convivencia.

RESUMEN: literal un delirio típico de darwinistas económicos de la escuela austriaca, una secta de sociópatas. Un speech de pichón de dictador oscurantista que pretende volver a un estadio previo a la existencia del Estado, lejos de todo contrato social. Es peligroso en serio”.

En cuanto a su arquetipo político y normativo en lo nacional, es Juan Bautista Alberdi, de quien no cabe duda su liberalismo político, pero sí su condición de demócrata. Dos opiniones de historiadores al respecto. La primera de Botana que señala la discrepancia de Alberdi con Sarmiento sobre la educación generalizada que este propone puede sintetizarse (quizá groseramente) que «si los educamos en algún momento van a pedir gobernar…» La segunda de José María Rosa, que dice que Alberdi en 1871, clamaba desesperado por la tergiversación de su “gobernar es poblar: poblar es un arte, una ciencia, pero poblar es apestar, corromper, embrutecer, cuando se puebla como se está haciendo con las emigraciones de la Europa atrasada e ignorante».(1)

Finalmente en cuanto a sus políticas no ha dejado de insistir en la dolarización de la economía argentina, pero en lo concreto y práctico ha tenido grandes contradicciones y contramarchas. Dos ejemplos: 1. Los impuestos son un robo y su voto en la Cámara de Diputados para eliminar el impuesto a las ganancias, y como presidente restituir dicho impuesto y subir otros (como las retenciones), y 2. «No voy a tener relaciones con gobiernos comunistas como China», a mandarle una carta a Xi Jinping para que no anule el swap que teníamos con ese país (que -hasta ahora- no ha sido renovado). Por lo tanto mucha incoherencia, subordinada a necesidades de gobernabilidad.

También las necesidades de gobernabilidad ha hecho que el presidente pasara de no aceptar ningún cambio en la denominada ley ómnibus a aceptar más de 100 cambios. La ley se aprobó en general, pero no en particular por lo cual volvió a Comisión (a fojas cero) y el gobierno dijo que va a retirar el proyecto. Veremos cómo sigue.

(1) Agradezco los aportes de E. Bianchi e I. Lotersztain.

 

 

La difícil y tensa relación entre democracia y mercado

En la modernidad, y con el surgimiento del capitalismo surgió la temática de cuál es el rol del mercado y cuál es del Estado. Más allá del perimido enfoque del socialismo real o colectivismo que predominó en la ex URSS, el debate continuó entre quienes quieren reducir al máximo el rol del Estado, quienes desde un enfoque populista y de la voluntad quiere que intervenga en todo (y a través de políticas inadecuadas como el control de precios, que el déficit fiscal no importa…) y quienes entienden que debe haber una política económica equilibrada, razonable y prudente (saliendo de los extremos).

La imagen de la entrada ha sido tomada de esta nota de Ezequiel Burgo en el diario Clarín, que reproducimos (citando la fuente) a continuación -con algunos links adicionales-, para quienes no tienen acceso a la misma.

“Hayek, Milei y la teoría Gordon Gekko de la democracia: “Solo hay libre mercado”

 “No serás tan ingenuo en pensar que vivimos en democracia ¿verdad?”, dijo Gordon Gekko en la película Wall Street.

Según el economista y autor estadounidense Bradford DeLong, hay una gran diferencia entre la economía y la economía política. Esta última hace referencia a los métodos que las personas deciden para establecer reglas de juego, moldeando la toma de decisiones y el funcionamiento de las instituciones. DeLong, un especialista en historia económica de la Universidad de California y pionero en la divulgación económica en las redes sociales, cuenta que el expresidente de Estados Unidos y Padre Fundador, James Madison, decía que “nunca fue entusiasta de la democracia” para organizar la vida económica. Decía que “las democracias han sido siempre espectáculos de turbulencias y contención de demandas, incompatibles con la seguridad personal o el derecho a la propiedad”.

Estas palabras fueron escritas a principios del siglo XIX en un trabajo sobre federalismo, cuando muy pocos políticos eran entusiastas sobre la democracia y antes de que avanzara a pasos agigantados por el mundo en detrimento de las monarquías y los feudos. Hoy, en EE.UU., sucede todo lo contrario bajo el actual mandato del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien se manifiesta como ferviente defensor de las democracias ante el avance de las autarquías en estos años. Hasta piensa que Donald Trump es una amenaza a ella.

La Argentina asiste hoy a una discusión pública relevante desde ese punto de vista.

Sabemos que el gobierno de Javier Milei pretende desregular la economía a través de un proyecto de ley y un DNU.

 Que busca por esa vía emparejar la cancha de la economía luego de años de distorsiones que llevaron a que los precios suban 300% en cuatro años cuando el promedio lo hizo al 900%. Esto hizo a las empresas que proveen estos servicios menos competitivas y más reticentes a invertir capital.

El Gobierno cree que, con menos regulaciones, la inversión se recompondrá y la actividad se reactivará. Que cuanto antes actúen los legisladores en el Congreso y menos dependan de su técnica legislativa, más rápido se verán los resultados.

Del lado de los opositores, en cambio, aseguran que Milei debilita la democracia.

La tensión crece.

La historia de los conflictos entre economía y democracia ostenta un sinfin de intersecciones que, para DeLong, son resumidas en el trabajo de dos pensadores que, curiosamente, nacieron ambos en Viena. Uno, Friedrich von Hayek; el otro, Karl Polanyi.

DeLong cuenta esto en su último libro, donde narra los cuestionamientos al capitalismo y la democracia a lo largo de lo que él llama largo siglo XX (desde 1870 a la fecha, el libro en inglés se titula Slouching towards utopia, con críticas favorables).

Hayek, faro intelectual de Milei, máximo exponente de la Escuela Austríaca en el siglo XX y Nobel en Economía, creía que las personas carecen del conocimiento y capacidad suficientes para crear una sociedad mejor y que pensar lo contrario no es más que un síntoma de arrogancia. Que la centralización transmite señales equivocadas que llevan a tomar malas decisiones y que el sistema de precios para una economía capitalista es simplemente “un instrumento de comunicación”.

Según el referente de la Escuela Austríaca, en la economía de mercado, los únicos derechos que importan son los de propiedad y específicamente aquellos que sirven para producir cosas que tienen demanda. Admitía que era un problema que las personas creyeran que tienen otros derechos.

Polanyi, por ejemplo, sostenía que las personas identificaban en la tierra un derecho para ellos estabilizarse dentro de una comunidad, el trabajo para tener un ingreso adecuado y las finanzas para canalizar sus ahorros. “El mercado está hecho para el hombre y no el hombre para el mercado”, decía.

El exministro de Economía y dirigente de la UCR Jesús Rodríguez suele decir que entre capitalismo y democracia existe “una tensión”. “El capitalismo es alérgico a la incertidumbre”. Pero la solución a estas fricciones no pasa por las propuestas de Hayek o Milei. La democracia y los partidos políticos descubrieron que la previsibilidad y las reglas de juego deben ser provistas por acuerdos que superen horizontes temporales de los los gobernantes.

“No serás tan ingenuo como para pensar que vivimos en democracia, ¿verdad? Esto es solo el mercado libre. Y formas parte de él”. La frase, memorable ya, aparece en la película Wall Street (1987) y se la dice Michael Douglas a Charlie Sheen. El primero interpreta a Gordon Gekko, trader, hijo de un vendedor que estudió en la universidad pública, que solo quiere ganar plata y lee El arte de la guerra, de Sun Tzu. El segundo es un joven corredor de Bolsa, de Wall Street, que intenta que su padre, Carl Fox, se sienta orgulloso.

¿Pero quién es ingenuo? ¿El que cree que se vive en democracia o solo en libre mercado? Es la diferencia entre economía y economía política.”

 

El comienzo de un nuevo gobierno

En esta entrada hemos intentado reflexionar sobre algunos de los elementos que pueden explicar la llegada de este nuevo gobierno. Ahora podemos decir que el principal personaje ha ido mutando de propuestas muy radicales y polémicas (su enfoque anarcocapitalista, la dolarización, el cierre del Banco Central…) a otras más pragmáticas, como lo demuestran gran parte de las designaciones de su equipo de gobierno o el cambio de su postura con China (sólo como un ejemplo más).

En su discurso de asunción enfatizó sobre la dura herencia que recibe así como el profundo ajuste que encarará. Dicho discurso ha sido analizado en general a través de artículos como este (1), en lo ideológico como en esta nota (cabe destacar la opinión del Arzobispo García Cuerva -en la ceremonia intereligiosa- sobre la libertad desde el punto de vista cristiano), y en lo económico se presentan dudas como esta. Cabe destacar que ha habido un giro en el discurso: en la campaña se se indicó que el ajuste lo iba a sufrir la casta. Una vez electo se pasó a afirmar que el ajuste lo va a pagar el estado. Ello se implementaría a través de la licuación por inflación del gasto (por medio de prorrogar el presupuesto de 2023 al 2024, sin ajustar los valores nominales) y por reformas en la estructura del Estado. El martes 12 el Ministro de Economía anunció las principales medidas económicas y otras medidas complementarias (ampliadas posteriormente). Habrá que ver el grado de acompañamiento legislativo y social que tendrán todas ellas (2), así como las opiniones de otros economistas.

También el Poder Ejecutivo mandó un muy amplio DNU, que ha recibido la objección de anticonstitucional por muchos especialistas en cuanto a lo formal. Respecto del contenido han habido muchas coincidencias en lo que se refiere a quitar regulaciones e instituciones innecesarias, pero también críticas a que abre la puerta a abusos de quienes tienen posiciones dominantes de mercado, sin ningún tipo de límite o control. Posteriormente el Presidente mandó una ley ómnibus (cuya síntesis se puede visualizar en esta nota y en esta) que, posiblemente, sea aprobada en general pero tenga muchos cuestionamientos y modificaciones en particular. La UCR fijó esta posición.

En cuanto a la oposición todo indica que Cristina F. de Kirchner, si bien está debilitada políticamente y judicialmente tendrá un liderazgo importante de rechazo al nuevo gobierno y si bien Massa no se ha apartado de esa coalición, habrá que ver cómo serán los votos de sus Diputados en cada caso, así como los de Kicillof. Sí ya es clara la oposición al DNU y a la ley omnibus.

Por su parte lo que fue Juntos por el Cambio aparece muy fraccionado, donde la Coalición Cívica se ha retirado, el bloque de Diputados de la UCR alberga divisiones en su seno más allá de que en lo formal no lo está, el PRO también está dividido en varias partes, y en particular entre quienes se identifican más con Macri de quienes lo hacen con Rodriguez Larreta.

Finalmente podemos afirmar que, al momento de redactar esta nota, hay -aproximadamente- un 50% o 60% de la población que desea en general que le vaya bien, pero también los cacerolazos -que se dieron en muchas ciudades- demuestran el fuerte rechazo en otra parte de la población a iniciativas como el DNU y a la afectación a muchos derechos. Posiblemente el grado de apoyo social dependerá del éxito en la lucha contra la muy alta inflación y si habrá o no (y cuándo) medidas compensatorias para los sectores de menores ingresos.  Veremos qué pasa.

(1) También en otros como este.

(2) El aumento al doble de la AUH y del 50% de la tarjeta Alimentar son positivas, pero habrá que ver el grado de aguante social a mantener el valor nominal (a niveles de 2023) del programa Potenciar Trabajo, salarios del estado, jubilaciones mínimas y cambiar por decreto la fórmula de ajuste de las jubilaciones y pensiones. También el congelamiento de los salarios estatales. Dicho de otro modo cuánto se tolerará el ajuste que hará la inflación de diciembre 2923 y comienzos de 2024 a todos estos ítems, y si el gobierno podrá sostenerlo más allá de marzo o abril del año próximo.

 

Un nuevo gobierno

En el marco de una reconfiguración del escenario político argentino (que para algunos significa la intemperie), el balotaje presidencial dio como resultado la elección de la fórmula Milei – Villarruel.

Ella estuvo precedida de un gran debate público muy polarizado, donde se hizo énfasis en los peligros (y por consiguiente los miedos o el terror) que representaban aspectos específicos de ambos candidatos, y cuál era el menos malo o el mejor, según el eje de análisis que se adoptara. Por el resultado electoral también parece que se reflejó en un hartazgo (1) de la situación económica que no se pudo resolver en los últimos periodos de gobierno. Ello se reflejó así mismo en fuertes intercambios de opiniones en las redes o en distintos ámbitos (algunos llegaron a la descalificación o al agravio personal) por si se votaba por alguno de los dos o si se votaba en blanco. Iba fundamentado de argumentos considerados «decisivos» o «terminantes» por quienes los esgrimian (todos muy razonables  y respetables), por lo que fue particularmente difícil optar por algunas de estas alternativas en esta elección.

Habrá que ver, en la práctica, si las medidas del nuevo gobierno tienen consenso en el Congreso, o si funcionan o no las propuestas de quien fue electo (2), cómo será la transición hasta el 10/12 (en especial en la conformación de su gabinete y en lo económico) (3), el rol de los distintos sectores de la oposición, de los gobernadores, las reacciones de los distintos mercados….y en fin de la ciudadanía. Por el bien de la Argentina ojalá que se hagan efectivos gestos como este o similares.

(1) Una muestra muy puntual aquí o explicaciones más sofisticas como esta.

(2) Por ejemplo esta y cómo se dirimirán estas diferencias.

(3) Una de las dificultades es lo que aparece como desorden y la falta de un programa integral. 

Algo que parece utópico, pero es imprescindible

Las personas, los grupos, las instituciones…, a veces, nos proponemos objetivos que son -en principio- utópicos, pero que resultan imprescindibles de tratar de construir.

Uno de ellos es esta declaración del Club Político Argentino y de otras instituciones, que ha aparecido en distintos medios. Ella está titulada «POR EL IMPERIO DE LA COOPERACION POLITICA DEMOCRATICA» y dice lo siguiente:

 «Los argentinos hemos celebrado los 40 años de estabilidad democrática y nos acercamos a un nuevo período presidencial, más dominados por la inquietud y la preocupación que por la alegría de una continuidad institucional que es en sí misma promisoria. Somos conscientes de que nuestras instituciones republicanas y representativas flaquean, y que nuestra política, en una responsabilidad dolorosamente compartida, no ha podido sentar las bases del crecimiento económico, no ha sabido cómo evitar la profundización abismal de la pobreza, ni otras lacras como el deterioro del sistema educativo, la violencia, la inseguridad, el narcotráfico. La vigencia plena de los derechos humanos y los pilares republicanos de nuestra organización constitucional se han debilitado dramáticamente. Sabemos que, fuera cual fuere el triunfador de la elección del próximo 19 de noviembre, no podrá eludir ninguno de estos problemas. Pero también sabemos que nuestro sistema representativo y de gobierno ha presentado otro déficit que podemos y debemos subsanar: la carencia de cooperación política. Nuestra política no es cooperativa, se caracteriza más bien por un modo de competición destructivo. Superar este rasgo tan negativo es esencial para fortalecer nuestra democracia, recuperar a la política en sí misma y mejorar su capacidad de gobierno y de respuesta a las necesidades sociales.

Las instituciones abajo firmantes se comprometen a bregar por el logro de ese objetivo y de los siguientes propósitos, que mejorarán nuestra política y la acción de gobierno, cualquiera sea el triunfador de las inminentes elecciones:

  1. Respetar el funcionamiento del Poder Judicial de la Nación y las normas que lo ordenan y constituyen.
  2. Administrar el Estado asegurando la transparencia e idoneidad de todos los procedimientos, haciendo efectivo el acceso a toda la información pública.
  3. Asegurar el equilibrio de las cuentas públicas, paso indispensable para poner fin a la inflación.
  4. Combatir hasta erradicar la corrupción en los actos de gobierno y modificar el tratamiento judicial de los mismos poniendo plazos perentorios en la Justicia para los procedimientos y dictámenes.
  5. Tener como prioridad la protección de las personas con necesidades básicas insatisfechas, a través de programas de cuidado de su salud, de su educación y formación profesional, todos orientados a generar un piso de capacidades y recursos que les permita incorporarse en iguales condiciones a una vida activa.
  6. Vincular económicamente al país con el resto del mundo para potenciar el crecimiento.
  7. Asumir, por este mismo acto, el compromiso de abstenernos de todo intento de sucesión presidencial por un familiar.
  8. Respetar la legislación vigente y los pactos internacionales sobre los   Derechos Humanos.
  9. Combatir hasta erradicar el narcotráfico en todo el territorio nacional y modificar las normas penales y de procedimientos para agilizar los juicios y asegurar el cumplimiento efectivo de las penas.

Veremos si esta aspiración y propuesta es tomada o no por los candidatos, y sus fuerzas políticas que disputan en el balotaje o si cae en «saco roto». Ojalá sea lo primero.

Elecciones nacionales: «el miedo le ganó a la bronca», no es relevante la lucha contra la corrupción…

Muchas veces no es fácil explicar un fenómeno dada su complejidad. Ello se puede aplicar a diferentes situaciones, y una de ellas es el resultado de la primera vuelta de las elecciones nacionales en Argentina que se muestra en la imagen de la entrada.

El analista político Marcos Novaro buscó sintetizarla con la expresión «el miedo le ganó a la bronca», en el sentido de que el candidato Sergio Massa logró transmitir que lo principal era el miedo a un ajuste muy severo que se podía hacer desde el gobierno (v.g. fuerte aumento de las tarifas del transporte o despidos masivos del sector público) que podían realizar las principales fuerzas de la oposición, así como tuvo la virtud de hacer una campaña política muy profesional.

Sin duda el miedo no fue el único elemento sino que jugaron otros como lo expresa bien esta nota, el desgaste que sufrió JxC en el proceso de su interna (y en especial los errores estratégicos y tácticos cometidos) así como la posible reconfiguración del mapa político (1), los límites del discurso de Milei y de su fuerza política, el hecho de que la corrupción sea considerada como un fenómeno endémico e histórico y se percibe como que no le importa a mucha gente (posiblemente sea una mezcla de resignación y de darle prioridad a lo económico), la apelación a valorar lo argentino  («no somos un país de mierda») (2), entre las distintas explicaciones a nivel nacional.

A nivel de jurisdicciones como la provincia de Buenos Aires, el resultado de que ganara un mal gobernador (aunque con la virtud de la honestidad personal) (3), sin duda han tenido que ver con el fraccionamiento de las fuerzas de la oposición (Grindetti y Píparo) así como la falta de carisma del candidato de JxC.

Todo parece indicar que, de no mediar un descontrol de la ya deteriorada situación económica, Massa tendrá grandes posibilidades de ser electo como futuro presidente. De ser así tendrá una tarea muy difícil para ordenar la situación económica que su gestión ha agravado. Veremos.

(1) En cuanto al futuro de JxC es muy probable que se rompa, pero es interesante esta mirada.

(2) Tomada de una expresión de Luis Juez de «un pueblo de mierda» y reconfigurada.

(3) Axel Kicillof ya había tenido un mal desempeño como Ministro de Economía de la Nación (entre 2013 y 2015) cuando no supo resolver los graves problemas macroeconómicos así como con su intervención en la estatización de YPF (que, por ahora, nos cuesta unos U$S 16000 millones en un juicio en Nueva York), sino que en su gestión como Gobernador de la Provincia no hizo nada para mejorar la educación (además de mantener las escuelas cerradas durante la pandemia más allá de lo aconsejable), inauguró hospitales que luego no tienen médicos, incrementó la planta de personal del Estado provincial sin mejoras en sus prestaciones, fingió demencia o desconocimiento frente a lo que hacía su Jefe de Gabinete o lo que pasaba en la Legislatura… entre otras cuestiones.

Algunos requisitos para el bienestar, la felicidad, la alegría…

En esta nota se hace una reflexión sobre esta temática. Esperamos sea de utilidad para el discernimiento sobre una cuestión tan compleja y tan necesaria.