Economía cooperativa, Cooperativas integrales y Entidades Comunitarias: diferencias

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En esta nota ya hemos tratado de explicar en qué consiste la Economía Cooperativa, en el marco de lo que se considera la economía social y solidaria (1) Cabe destacar que esta surge en la modernidad, y en particular a partir de comienzos del siglo XIX. Previamente, más allá de iniciativas individuales, asociativas y de los estados, había experiencias comunitarias de distinto tipo (2).

Las experiencias comunitarias premodernas -como las citadas en (2)- vuelven a aparecer en la modernidad de distintas maneras: desde las emanadas del campo religioso, pasando por las derivadas de los pueblos originarios y las ecovillas, hasta las denominadas «cooperativas integrales» como es el caso delos «kibutzim» en Israel,  En ellas todos los bienes de las entidades pertenecen, indivisible y definitivamente, a ellas, y donde la vida individual y familiar se confunde en la vida comunitaria; pues el «kibutz», que funciona como una unidad de trabajo agrario, se hace cargo de todos los gastos que originen las necesidades económicas de sus componentes, en cualquiera de sus manifestaciones, incluso en materia de salud, de educación, de recreación y de asistencia en general. Cada persona y cada familia contribuyen a la obra común con lo que pueden y reciben de ella cuanto necesitan.

Según el profesor Laszlo Valko (3), los «kibutzim», más que cooperativas, deben merecer el calificativo de entidades «colectivas» o «co­munitarias«, por lo tanto son diferentes a las cooperativas de la modernidad donde se preserva la individualidad que se articula a lo común bajo distintas modalidades de ayuda mutua y asociativismo democrático sin fines de lucro. Esto último es lo que ha permitido su gran expansión, mientras que las entidades colectivas o comunitarias han quedado relegadas a contextos históricos muy específicos como fue el caso de la fundación del Estado de Israel o, más recientemente, a los asentamientos judíos, o derivados de enfoques religiosos o ecológicos. Acerca de la evolución y la declinación de esta modalidad en Israel se puede ver este video.

Respecto de cuales serían las razones de ¿por qué prosperaron más las cooperativas que las experiencias comunitarias? tal vez se deban a lo expresado por Schopenhauer en la imagen de la entrada. Si bien la misma tiene un «sesgo pesimista» sobre los vínculos cercanos, parece ser muy realista en cuanto a la «distancia conveniente» y los acercamientos puntuales. Todo ello enmarcado en la etapa evolutiva actual respecto del proceso de individuación (hoy diríamos «singularidad») y su articulación con lo común (4). Tenerlo en cuenta nos puede permitir articular más virtuosamente estos dos aspectos de la vida socioeconómica (5).

(1) En este link, a partir del punto II.1 se reproduce  la Introducción y el Capítulo 1 del Libro “La Economía Social en el Norte y en el Sur” de J. Defourny, P. Develtere y B. Fonteneau (como Compiladores), editado en Buenos Aires, por Ediciones Corregidor, en el año 2001.

(2) Entre ellas se pueden destacar las corporaciones y fondos de seguros colectivos del Egipto de los Faraones, las hetairas de los griegos, los colegios de artesanos y las soladitias de los romanos, las experiencias de las primeras comunidades cristianas donde libremente se optaba por poner todo en común y recibir según su necesidad (Hechos 2, 42-46), la comunidad andina (como la incaica), la zadruga eslava, el “artel” en Rusia, entre otros ejemplos.

(3) Valko L. (1961). Estudios Cooperativos. Madrid: Asociación de Estudios Cooperativos.

(4) Lo ha tratado la sociología, a partir del siglo XIX (sin excluir aportes anteriores), a través de pensadores como Max Weber, que trataron de construir «tipos ideales» para tratar de caracterizar o aprehender los rasgos esenciales de ciertos fenómenos sociales. Una aplicación de esto se ha dado con lo que serían las características principales de lo que pueden «representar» el vínculo entre lo individual agrupado «socialmente» y lo personal  agrupado bajo forma o modalidad «comunitaria». De la literatura consultada quien distinguió por primera vez entre “societas” y «communitas” fue Ferdinand Tönnies. Los rasgos principales de estos fenómenos serían los siguientes:

  • Comunidad: Es tener “en común” un pasado, un presente, un futuro, una identidad, intereses, valores, visiones, prácticas, proyectos compartidos… Según Tönnies está caracterizada por homogeneidad, igualdad, ausencias de status, y anonimidad (asociado a lo pre-moderno). Se puede afirmar además que el uso de “comunidad” también refiere a la posibilidad de que un “padre” o una “madre” (reales o simbólicos) sean quienes lideren la misma, o a que los hermanos/as (antiguamente fratrias) se roten en el liderazgo (muchas veces predominando una forma de “mayorazgo”),
  • Sociedad: Es un concepto que aparece en la “modernidad” (a diferencia del comunitarismo) y se expresa a través de la heterogeneidad, inequidad, diferenciación de status, y nominatividad. El liderazgo en lo “moderno” está asociado, aunque no siempre (por ejemplo Hitler), a formas “democráticas”.

Sobre esta temática han opinado también otros pensadores como Talcott Parsons y particularmente Émile Durkheim. Según este autor la diferencia principal entre el enfoque de comunidad y el de sociedad es lo relativo al tipo de vínculo de solidaridad que hay en ellas. «En las sociedades primitivas, la solidaridad surge de la conciencia colectiva y la denomina solidaridad mecánica: la identificación con un grupo social se produce por las condiciones de igualdad, está en boga la idea de comunidad en tanto los individuos tienen «cosas en común», que producen un fuerte compromiso. En cuanto a la división del trabajo, no hay especialización, pero sí ascenso (Durkheim da dos ejemplos de sociedades primitivas en un contexto moderno: la Iglesia y el Ejército, ambas fuertemente verticalistas). En las sociedades modernas, esa conciencia colectiva es más débil y la solidaridad que existe en ellas es orgánica, puesto que surge de las diferencias producidas por la división social del trabajo, que es en general la respuesta que el siglo XIX da a la pregunta sobre el origen de todo hecho social. La solidaridad es, más particularmente, por necesidad en este tipo de sociedades, en las que las pasiones son reemplazadas por los intereses».

(5) Aquí hemos analizado una experiencia.

PD. Para la elaboración de la reflexión sobre las cooperativas integrales y las entidades comunitarias, se ha glosado el texto de Antonio J. Garibaldi, Cooperativas y cooperativismo, Cuadernos de Cultura Cooperativa, Intercoop, Buenos Aires, 2021, y más en general se ha tenido cuenta la bibliografía de Infield H. (1959). Utopía y Experimento : ensayo de una sociología de la cooperación. Buenos Aires: Compañía General Fabril Editor y  Buber M. (1966). Caminos de Utopía. México : Fondo de Cultura Económica, 1966

 

 

 

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