¿Variedades de socialismo: entre democrático y corporativo?

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Podríamos afirmar que, luego de la caída del muro de Berlín, el sistema económico triunfante ha sido el capitalismo (1), con todas sus variedades. Sin embargo también es cierto que predomina un gran descontento con este sistema económico en muchos países por razones muy variadas: ya no garantiza un progreso ilimitado y un estado de bienestar para el conjunto, es desigual, no ha resuelto el tema de la pobreza (desde los «sin techo» en Los Angeles hasta la que se da en muchos otros países), tiene crisis recurrentes (vinculadas principalmente a la financiarización de la economía), genera temor el cambio científico-tecnológico vinculado al empleo y a la posible autonomización de la inteligencia artificial, no es sustentable ambientalmente frente a un cambio climático cada vez más amenazante, entre las principales cuestiones.

Frente a esto se plantean diversas opciones como el de un «capitalismo progresista» hasta los enfoques de otras economías -en el marco de una economía plural– donde hay muchas experiencias y emprendimientos que tienen otros propósitos que van más allá de la maximización del lucro.

En países como Estados Unidos de América (y en algunos países de Europa) muchos jóvenes, y otros sectores sociales, se inclinan por el socialismo (2) y ellos tienen como representante principal al dirigente demócrata Bernie Sanders (ver imagen de la entrada), además de otros/as referentes. Son atacados por un presidente populista e imprevisible como Donald Trump que los acusa de «socialista-comunista«.

En una nota de Bloomberg (publicada en el diario Perfil el 12/6/19) Sanders, en una conferencia en la Universidad George Washington, «dijo que el socialismo democrático pertenece a una larga tradición estadounidense de garantizar «derechos económicos básicos» gracias a programas como la seguridad social, la compensación por desempleo y la regulación de Wall Street, los cuales «son considerados pilares de la sociedad estadounidense». «Hace más de 80 años, Franklin Delano Roosevelt ayudó a crear un gobierno que hizo un progreso transformador en la protección de las necesidades de las familias trabajadoras», dijo. “Hoy, en la segunda década del siglo XXI, debemos abordar el asunto pendiente del Nuevo Pacto y llevarlo a término. Este es el asunto pendiente del Partido Demócrata y la visión que debemos alcanzar”.

Más adelante la nota sigue diciendo «si bien el presidente Trump y sus colegas oligarcas nos atacan por nuestro apoyo al socialismo democrático, en realidad no se oponen a todas las formas de socialismo», dijo. «Pueden odiar al socialismo democrático porque beneficia a los trabajadores, pero les encanta el socialismo corporativo que enriquece a Trump y a otros multimillonarios… Anteriormente, Sanders atacó a Jamie Dimon en Twitter luego de que el director ejecutivo de JPMorgan Chase & Co. criticara el socialismo durante una aparición en Washington. Dimon dijo que otorgar al gobierno el control de las empresas permite que sean utilizadas con fines políticos, lo que lleva al deterioro. También dijo que sería un «gran error» que EE.UU. siguiera ese camino. Sanders respondió en un tuit: «No escuché a Jamie Dimon criticar al socialismo cuando Wall Street pidió el mayor rescate federal en la historia de EE.UU.: unos US$ 700.000 millones del Tesoro e incluso más de la Reserva Federal». Evidentemente Sanders se refiere a cómo el sistema socializa las pérdidas y privatiza las ganancias. Es un «socialismo para repartir las pérdidas».

En este blog, en las «alternativas a lo hegemónico«, hemos planteado enfoques muy diferentes al del capitalismo, y una de ellas es la socialdemocracia. Un enfoque diferenciado en sus orígenes es el de «socialismo democrático» que, según el link que venimos de mostrar, señala que «Friedrich Engels describe en su proyecto de programa de la Liga Comunista noviembre de 1847 algunos representantes del socialismo temprano como «socialistas democráticos». Al igual que los comunistas, trataron de superar la miseria y la abolición de la sociedad de clases, pero se contentaron con una constitución democrática y algunas reformas sociales posteriores.

El término «socialismo democrático» se ha usado desde alrededor de 1920 como resultado de la división del movimiento obrero europeo para distinguir el reformismo de la socialdemocracia (democratización progresiva de todas las áreas de la sociedad en el marco de una democracia pluralista), del marxismo-leninismo (en el cual se utiliza el término socialismo como una época de transición al comunismo por parte de un partido comunista a través de la conquista del poder estatal, introduciendo una economía de planificación centralizada). Desde entonces, los grupos socialdemócratas y socialistas, así como los grupos, partidos y gobiernos comunistas, se han referido a diferentes políticas como «socialismo democrático». El SPD entiende el socialismo democrático desde el programa de Godesberger de 1959 como una economía social de mercado con una distribución justa de las ganancias, que debería abrir oportunidades de vida iguales para todos. El término se ha utilizado desde alrededor de 1970 en el comunismo reformista de Europa del Este, en el eurocomunismo de Europa occidental, en algunos países de América Latina y en 1989 por partes de la oposición de la RDA, para diferenciarse del capitalismo y del socialismo real que impulsaban los regímenes comunistas».

Dado que las «palabras están cargadas de distintos significados» según las personas o grupo de personas, tal vez lo mejor sea analizar y tratar de consensuar cual es un «piso» de políticas públicas y medidas concretas que pueden articularse en un sistema socioeconómico (independientemente del «nombre» que le demos) que nos permitan generar actividades que llamamos «trabajo«, con compartir los frutos de ese trabajo y con la armonía y sostenibilidad con el medio ambiente del que formamos parte. Ello nos puede ayudar a converger hacia un mundo mejor.

(1) el socialismo a «la China» (que incluye a otros países como Vietnam) es más bien un capitalismo de estado dirigido por una autocracia, Cuba está virando hacia un sistema más descentralizado y con más iniciativa privada, el denominado «socialismo del siglo XXI» (versión chavista de Venezuela) es una catástrofe… por lo que las opciones por este lado tienen sus cuestionamientos y el éxito del modelo chino no puede adjudicarse al socialismo.

(2) De todos modos la nota de Bloomberg-Perfil citada en este artículo dice que «una encuesta reciente de la Universidad de Monmouth encontró que 57% de los adultos estadounidenses considera que el socialismo no es compatible con los valores estadounidenses, y solo 29% dijo que sí. Al mismo tiempo, la encuesta del 11 al 15 de abril encontró que solo 42% tiene una visión negativa del socialismo en general, mientras que 45% tenía una opinión neutral y 10% tenía una visión positiva». En base a estos datos, si la idea es promover un cambio en linea con una mayor justicia social, tal vez sea más «sociopolíticamente correcto» hablar en ese país (donde la libertad individual se combina con lo comunitario y lo religioso) de un «capitalismo progresista» como plantea Stiglitz. No tendrá efecto en los que representan a la industria de energía no renovable o en la mayoría del sector financiero, pero -tal vez- puede ser más efectivo en el votante «medio».

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