Una compleja situación sociopolítica en Perú

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En general en muchos países del mundo, y en especial en América Latina, se viven situaciones sociopolíticas muy complejas, derivadas de la crisis económica, la pandemia así como de malos enfoques y políticas públicas para enfrentarlas y sus efectos (desigualdad, pobreza…). Perú, aunque venía creciendo su economía y con buenas perspectivas para este año, no es una excepción.

En esta nota de Ignacio Labaqui se describe bien el contexto histórico reciente de la situación peruana, y en este artículo del diario El País, de España, se caracteriza la «grieta» en ese país de este modo: «El abismo social peruano, aquel del que habló el historiador Jorge Basadre como una de las razones para caer derrotados aplastantemente contra Chile en la Guerra del Pacífico, volvió a agrietarse con mayor hondura tras la pandemia. La pobreza alcanzó al 30% de los peruanos, recreando un escenario propicio para el ascenso de los discursos populistas. La narrativa oficial de la segunda vuelta en el Perú nos ha contado una serie de hipérboles inexactas sobre la verdadera disputa en juego. Se ha dicho que el balotaje entre Castillo y Fujimori era la batalla de la defensa de la democracia contra el comunismo totalitarista, la reyerta entre la extrema derecha que se enfrentaba a la izquierda radical, la lucha entre el modelo económico que se debatía contra el plan estatista.

Todas estas visiones pasan por alto que esta segunda vuelta ha sido esencialmente un enfrentamiento entre los defensores del sistema y sus detractores. Los defensores se perciben como triunfadores del conjunto de ideas liberales que ha gobernado el Perú en los últimos 30 años desde las reformas aplicadas por Alberto Fujimori. En cambio, los detractores, algunos que incluso se han beneficiado de la prosperidad económica, denuncian el pecado mortal del modelo peruano: el “hortelanismo” (que predicaba esencialmente que el crecimiento económico chorrearía a los más pobres y que tuvo a su más entusiasta defensor en el expresidente Alan García). El hortelanismo ha regado su estela de ninguneo político por las regiones y las zonas rurales del Perú, donde jamás nos preocupamos de construir instituciones políticas inclusivas».

Ello se ha reflejado en un virtual empate entre las dos fuerzas políticas en pugna, en función del escrutinio de votos que se llevó a cabo donde Castillo quedó primero. Finalmente fue electo y asumió, pero sus primeras decisiones generan un panorama incierto.

 

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