Problemas graves que se visibilizan en países de América Latina

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En esta nota, Marcelo Cantelmi, da un panorama de la crisis que afecta a las democracias de muchos países de América Latina, en el marco del contexto internacional.

Un último y grave episodio ha sido el de Colombia. En el artículo se expresa que «es difícil encontrar antecedentes de un amontonamiento de errores semejantes ignorando que tendrán consecuencias. En medio de una pobreza abrumadora que involucra a casi la mitad de la población (43,5%) y que se agudizó con la pandemia, el gobierno de Iván Duque bajó un plan de aumento de impuestos y privatización de la salud que descarga el peso de la crisis sobre la totalidad de la población pero resguarda a los sectores más acomodados.

Parece un cuento oscuro del realismo mágico latinoamericano pero es la realidad actual de Colombia que se desangra en una oleada de protestas reprimidas con bala verdadera por la policía y, últimamente, por el ejército. La gestión de Duque se ha convertido en un ejemplo extraordinario de esa mediocridad política ajena a las enseñanzas de la historia.

Supuestamente destinada a proporcionar un ingreso fijo equivalente a entre 20 o 150 dólares para las familias durante la pandemia, la propuesta llamada Ley de Solidaridad Sostenible introdujo un regresivo impuesto sobre las ventas del 19% que incluye alimentos y servicios esenciales. Y añadió otro gravamen sobre los sueldos, incluso los más reducidos. Con este dispositivo, Duque busca recaudar unos US$6.300 millones de dólares para enfrentar la crisis económica de su país, muy afectado por el Covid.

En setiembre pasado ese trasfondo social despertó una violenta protesta tras el asesinato a manos de la policía del joven abogado Javier Ordóñez. Pero el pico mayor se produjo en noviembre de 2019 con un aluvión de manifestaciones por el alto desempleo y la asfixia económica en la base de la pirámide social. En ese año se encendieron protestas similares que tuvieron a Chile como uno de los escenarios principales. También en Ecuador y Bolivia. Solo la pandemia detuvo momentáneamente esta nueva oleada de indignados.

Acorralado por las protestas, Duque suspendió su plan de ajuste y entregó la cabeza del ministro de Hacienda. Demasiado tarde, la tensión no se alivió y ahora las demandas se extienden a todo el arco de la reivindicaciones sociales. El año próximo hay elecciones en Colombia y este clima disruptivo fortalece a Gustavo Petro, un controvertido socialdemócrata viejo amigo de Hugo Chávez aunque siempre aclara que esa admiración no “necesariamente significa comulgar política y económicamente”.

Esperemos que en el hermano país de Colombia, así como en otros que están convulsionados, se puedan encontrar caminos de diálogo, pacificación y salida gradual de la crisis.

PD: Este tema se puede ampliar con las informaciones de medios colombianos e internacionales, así como en links como este o este, entre otros.

 

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