Emancipación, Conflicto y Armonía

Emanciparnos como personas, en general, no sólo está vinculado con el incremento de la edad biológica sino que debería estar acompañado de un proceso de maduración personal. De igual modo se podría decir, con las adaptaciones del caso, a grupos, sectores o clases y naciones frente alguien que nos domina o no nos permite crecer.

La maduración la entendemos aquí como un proceso de mayor conciencia de posibilidades y limites del cambio, y deseablemente acompañada de sabiduría. Lamentablemente muchas veces no sucede así. Para tomar la metáfora de la dialéctica entre el amo y el esclavo, cuando el esclavo se libera de la dominación del amo corre el peligro de repetir la anterior relación de poder con otros en su nuevo escenario. La historia humana tiene numerosos ejemplos como hace aproximadamente 2600 años con la guerra del Peloponeso entre Esparta y Atenas luego de que se liberaran del yugo persa, hasta las luchas por la independencia en América luego de producida esta (desde el norte con la guerra de secesión hasta el sur con la lucha entre unitarios y federales en Argentina). Del mismo modo se puede decir de muchas revoluciones (desde la francesa de 1789 hasta nuestros días) donde la élite libertadora se convierte en autócratas o dictaduras con el argumento (cierto o no) de una mayor justicia social. Por lo tanto la libertad sería el precio a pagar para lograr la justicia.

Lo anterior no es para afirmar que no haya que emanciparse sino que hay que ser muy conscientes que el conflicto (o «contradicción principal») que estaba afuera -una vez desaparecido o resuelto- aparece al interior (o «contradicción secundaria» pero ahora pasa a ser «principal»). ¿Cuales serían las formas de resolverlo? La clásica es que haya un sector (el norte de EE.UU. o los federales en el caso argentino) que vencen a sus oponentes y fijan una nueva hegemonía, dando forma más definitiva a los estados nación en este caso.

Pero la rueda de la historia continúa, y el «America First» del ex presidente Trump, es un buen ejemplo de cómo la cuestión de la hegemonía a nivel internacional toma otras formas no sólo con Méjico o la Unión Europea -con los que ha llegado a acuerdos- sino con su principal rival estratégico que es China. Habrá que ver cómo evolucionará este conflicto con el gobierno de Biden.

Entre tanto el cambio climático se profundiza hacia un mayor calentamiento de la Tierra, y los migrantes y refugiados siguen pugnando por entrar a los países desarrollados, generando en muchos de ellos reacciones xenófobas o situaciones como el Brexit en Inglaterra. Todo ello en un curso cada vez más preocupante, acompañado de una creciente desigualdad, sin que la política se haga cargo de resolver «de fondo» estas situaciones.

Vinculado más con lo micro y los vínculos humanos más primarios, en la nota que reflexionamos sobre el enfoque de libertad negativa y libertad positiva de Isaiah Berlin, comenzamos profundizando el concepto de libertad negativa. Allí decíamos que si bien es bueno que nada ni nadie restrinja mi libertad, también es cierto que puede esconder una concepción individualista y defensiva frente a terceros, si todo empieza y termina con ser emancipados bajo el enfoque y la práctica de una libertad «negativa». Para tomar un ejemplo concreto, tal vez esta fue la concepción de la cultura sueca a partir de los años 70 (vinculada con el manifiesto político en 1972: La familia del futuro: una política socialista para la familia), según este link.  En el mismo se menciona el film ««La teoría sueca del amor donde se presenta aquel ambicioso manifiesto elaborado en el gobierno de Olof Palme y en el que se apostaba por despegarse de las estructuras familiares anticuadas y buscar la independencia, “el valor más sueco de todos”. “Había llegado el momento de liberar a la mujer del hombre, liberar a la gente mayor de sus hijos, liberar a los adolescentes de sus padres elaborando un manifiesto La familia del futuro”, dice el narrador de la película. La idea era que ningún adulto dependiera económicamente de ningún familiar. “El principio es muy simple: cada individuo debe sentirse como un ente autónomo y no como un apéndice de su cuidador. Y para lograrlo hace falta crear las condiciones económicas y sociales. Y a partir de ahora solo las relaciones auténticas nos mantendrían unidos”. La nota termina diciendo: «La nueva vida del doctor Erichssen, un cirujano sueco hoy en un hospital de campaña en Etiopía – “aquí he encontrado un sentido a la vida”-, y las palabras del célebre sociólogo polaco Zygmunt Bauman terminan, finalmente, por despejar la clave de la verdadera felicidad. “Los suecos han perdido las habilidades de la socialización. Al final de la independencia no está la felicidad, está el vacío de la vida, la insignificancia de la vida y un aburrimiento absolutamente inimaginable”.

En pleno siglo XXI, lamentablemente muchas culturas y países, siguen adhiriendo -en la práctica- a la frase de Lenin de que «todo es ilusión, menos el poder». La canalización de la energía humana como poder de dominación -entre personas y países- en cambio de ponerla al servicio de una armonía (como figura en la frase de la imagen de la entrada) basada en la justicia y la amistad social, por ahora sigue siendo una utopía. El problema es que los seres humanos tenemos cada vez más poder, que hay una asimetría entre poder destruir (instantáneamente) y poder crear (lleva tiempo), y que le estamos empezando a delegar a la inteligencia artificial (cada vez más autónoma) nuestras características humanas «sin filtro» o códigos éticos que a nosotros nos cuestan llevar a la práctica.

Si no cambiamos con cierta rapidez en lo socio-cultural, en lo económico y en lo político, dando un salto evolutivo de sabiduría, no tendremos destino en esta Tierra.

Cómo somos y estamos

Sabemos que la psiquis, o el alma humana, es muy compleja y es parte de un campo mayor. Por lo tanto «el adentro y las relaciones con el afuera» no se pueden reducir a un solo aspecto, en línea con la imagen de la entrada que hemos puesto en singular.

En lo que se refiere a «conmigo mismo» o «en mi», es decir nuestra dimensión interior, la psicología y el psicoanálisis, han estudiado los múltiples pliegues y manifestaciones. Aquí sólo quisiéramos destacar sólo dos de ellas: a) «sólo para mi»: cuando sólo buscamos satisfacer nuestro narcisismo, nuestros intereses…, b) «para mi, en vínculo armonioso con otros«: cuando buscamos amarnos a nosotros mismos, valorarnos sin sobrestimarnos, y dar lo mejor de nuestros talentos y habilidades hacia los demás (distintas formas de amor, amistad, cordialidad…). Lo hemos abordado en una nota, y es esta última variante la que nos da armonía interior y nos posibilita tener una actitud de armonía exterior.

El para otros, contra otros y con otros, lo hemos tomado de lo expresado por el Dr. Jorge Rocco en el Programa Terapia de Noticias (desde el minuto 7,24 en adelante en este video) donde se reflexionaba sobre la relación entre cada una de las personas en un equipo de un juego deportivo, a propósito del comportamiento del seleccionado argentino de futbol en el campeonato mundial de Rusia (*). Está en relación con una frase que se le atribuye a Platón: «puedes descubrir más de una persona en una hora de juego que en un año de conversación«. También se lo utilizó como metáfora de rasgos generales de la cultura argentina, de la sociedad, de los equipos en la política y en el gobierno…

El para otros, según Rocco, es que uno se somete a otro/s. Sin duda es una interpretación muy válida. También hay otra posibilidad que conlleva madurez y generosidad basada, por ejemplo, en la ternura del cuidado materno/paterno (y de abuelos/as, familiares, docentes…) o en el enfoque y práctica cristiana que tiene que ver con el don, la solidaridad, la justicia, la gratuidad y un servicio gozoso (por el bien que se realiza) y sin sometimiento, que se expresan en textos del evangelio como este. En esta alternativa se debe estar atentos al riesgo de una actitud y comportamiento paternalista, asimétrico o de estar «por arriba» (sería una falsa humildad).

El contra otros está relacionado con tomar fuerzas o juntarnos contra adversidades o un adversario o enemigo. Es el caso de variedades de conflictos, como luchar contra asechanzas o desafíos (como ganar un juego deportivo), o las rebeliones y las revoluciones, por citar sólo algunos casos. Puede ser derivada de un deseo de libertad (poniendo en valor lo de uno o de un grupo o nación), de justicia en los vínculos, o motivado por el afán de dominio, de odio y de resentimiento. Estos últimos aspectos no nos permiten construir algo sano, justo y duradero en el curso y la resolución posterior del conflicto -en tanto los mismos permanezcan o se acentúen-, y no nos conducen a un mundo mejor.

Finalmente el con otros es lo que nos permite crear, co-crear, compartir, construir…amar, ser amigos…. y nos posibilita evolucionar con sabiduría e ir a un mundo mejor.

(*) Los comentarios fueron realizados antes del partido que la selección argentina le ganara a Nigeria y pudiera entrar a octavos de final.

PD: Agradezco los aportes para esta temática a Miguel Mascialino y Lucía Balmaceda de Mascialino. También fue abordada, de alguna manera, en esta nota