Trabajar en Grupo

Hay trabajos o profesiones más solitarias que otras, pero todas se realizan en un determinado contexto social y organizacional que tiene dimensiones más o menos presenciales o de interacción humana.

Como sabemos las relaciones humanas son complejas, dada nuestras características personales, el contexto en el que nos toca actuar, y si se presentan situaciones o no de rivalidad. A veces los problemas de relación o grupales se resuelven solos, otras veces se quiebran las relaciones y otras se resuelven con el acompañamiento de un profesional.

La imagen de la entrada, corresponde a un espectáculo («Lutherapia«) del exitoso conjunto musical argentino «Les Luthiers» Ellos tuvieron un acompañamiento de un profesional (Fernando Ulloa) durante 17 años que les permitió sortear las dificultades vinculadas con los roles, funciones y tipo de vínculos del grupo. Se considera que esta es una enseñanza y experiencia valiosa a tener en cuenta (2).

El tema de las organizaciones vinculadas con la música es interesante la distinción que hace Ivano Barberini (1) entre una orquesta sinfónica y un conjunto de jazz. Mientras que la primera se basa en una estructura jerárquica (con excepciones como la orquesta Sinfónica de Londres, que funciona de manera cooperativa), el segundo también está «integrado por especialistas que, sin embargo conservan en toda su amplitud la creatividad, la personalidad y la autonomía que les son propias. No hay director de orquesta, pero los músicos se conocen, tan bien entre sí, que pueden tocar con toda la flexibilidad y la armonía necesarias». Para Barberini este es «el ideal» del modelo organizacional cooperativo.

Disciplinas como la sociología de las organizaciones, el análisis organizacional, el análisis institucional, la psicología institucional (en el caso de Argentina véase por ejemplo a Carlos Altshul) y la psicología social (también para Argentina véase, por ejemplo, a Enrique Pichon-Rivière y su teoría de grupo operativo). Estas son algunas de las principales disciplinas que contribuyen al conocimiento y ordenamiento de las instituciones. A ello se puede agregar los especialistas en coaching, recursos humanos y dinámica de grupos, entre otros.  En este marco desearía destacar dos textos de psicología social que hacen referencia específica a los «grupos»:

  • Capítulos 3, 4 y 5 (págs. 61 a 142) del libro «Psicología Social. Un punto de partida» de Lucia Balmaceda de Mascialino, Buenos Aires, 1999.
  • Capítulo 11 (págs. 504 a 555), del libro «Psicología Social» de John Lambert, Ed. Pirámide, Madrid, 1989.

También la psicología social ha analizado la cuestión del «no trabajo», a través de textos como «La desocupación: el sufrimiento humano y social», de Eugenia Manzanelli y Elena Rubins.

En la actualidad hay que agregar a lo señalado todo lo relativo al impacto del cambio científico-tecnológico y en especial las redes sociales, el teletrabajo, la telepresencia, y la vinculación del trabajo humano con la inteligencia artificial, que tratamos en otra entrada. Tener conciencia de estas dimensiones nos pueden ayudar a visualizar con realismo y humildad la complejidad de nuestros vínculos grupales.

(1) «El vuelo del abejorro», Ed. Intercoop, Buenos Aires, 2019, págs. 123/4.

(2) Actividades musicales como tocar el piano pueden considerarse también «grupales» (al respecto ver este video, expresado con humor). Respecto de si «¿es mejor el individuo o el grupo? se puede ver esta interesante nota.

 

De Estructuras a Redes

Un enfoque es que los sistemas se componen de estructuras, y las mismas «no son sujetas a consideraciones circunstanciales ni coyunturales, sino que son la esencia y la razón de ser del mismo sistema». En las organizaciones, las estructuras -por más flexibles que sean- tienen un orden jerárquico y distintos niveles operativos, donde circulan las decisiones y acciones de las mismas.

Las organizaciones «matriciales«combinan lo anterior con un trabajo en red o en equipos móviles por proyectos, que van cambiando. Esto las hace más flexibles y dinámicas, pero también más complejas y con riesgos de funcionamiento caótico. En la medida que el liderazgo global, y los liderazgos parciales de los grupos o equipos funcionen con una articulación adecuada, se reducen o desaparecen los riesgos (al menos temporalmente).

En base a lo anterior podemos afirmar que si la organización es una empresa capitalista buscará que el poder de la estructura vertical se articule exitosamente con la estructura horizontal a fin de maximizar el excedente económico. Si la búsqueda de un mundo mejor no es compatible con tener como «fin principal» la maximización del excedente económico, sino que la sostenibilidad económica esté subordinada a una sustentabilidad social y ambiental, entonces esto tendrá implicancias organizacionales.

Habrá una alternativa de que el liderazgo de estas organizaciones -en el caso de ser matriciales- (desde fundaciones hasta empresas sociales o similares) se ejerza con persuasión y espíritu de servicio a fin de que el poder tenga esta orientación. También el diálogo constructivo, la persuasión y el espíritu de servicio y complementariedad deberá estar presente en el caso de organizaciones democráticas u horizontales en cuanto al ejercicio del poder (desde ongs hasta empresas cooperativas, mutuales o de la economía social y solidaria) garantizando poder tener procedimientos y resultados eficaces.

El contexto general de lo anterior emerge vinculado al enfoque de «sociedad en red«, relacionado con «la nueva economía» que surge de la revolución tecnológica basada en la información y el conocimiento. Esto puede interpretarse como que el poder se va desplazando a este eje o núcleo (que es propietaria de la plataforma y de la tecnología donde funciona la red), y también a que la red contribuye a democratizarlo y hacerlo más participativo (si participan actores sociales y/o públicos sin fines de lucro). De esto último podemos dar el ejemplo de Wikipedia, y en transportes el caso de la plataforma pública de la Ciudad de Buenos Aires «BA Taxi» a diferencia de la plataforma privada Uber.

Finalmente podemos concluir señalando que las redes, a diferencia de las estructuras (verticales asociadas a un poder central y lucro), pueden contribuir significativamente a democratizar el poder, dependiendo de que las plataformas sean administradas -en general y a mediano plazo- de manera social o pública (cubriendo sus costos de operación), y «los nodos» y participantes tengan un espíritu y comportamiento de servicio y colaboración en su participación. Este camino seguramente nos puede llevar a un mundo mejor.