¿El Fin Justifica los Medios?

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Aunque nunca lo dijo explícitamente, del enfoque de Nicolás Maquiavelo -en particular el que surge del capítulo XVIII de «El príncipe» así como en su obra «Discursos sobre la primera década de Tito Livio» se desprende de que «el fin justifica los medios» (esto es muy claro asociado a la defensa de la Patria). Este renacentista abre camino al enfoque científico de la modernidad. Especialmente en su obra El Principe, los valores no cuentan. Lo que contarán serán las prácticas políticas de cómo llegar y permanecer en el poder.

Sin duda antes y después de Maquiavelo, esto ha existido y también ha permeado en la cultura vinculado al individualismo, al sálvese quien pueda, al sentimiento de miedo frente a una situación muy amenazante, un contexto muy deteriorado en lo socioeconómico que afecta a persona/s, grupos y países, al no cumplimiento de normas, etc.

¿Cómo se da lo anterior en la cultura contemporánea, y en particular en las nuevas generaciones?. Según esta fuente, y en el marco de un Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS), se hicieron unas pruebas a fines de 2016 en todo el mundo a alumnos del octavo grados -entre 13 y 14 años-. En las mismas participaron cinco países de la región: Chile, Colombia, República Dominicana, México y Perú, a quienes se les hizo un cuestionario especial sobre valores democráticos. Algunos de los resultados fueron los siguientes:

  • el 65% cree que, para conseguir la paz, el fin justifica los medios,
  • un 73% está de acuerdo con incumplir las leyes cuando representa la única forma de ayudar a sus familiares.
  • un 25% dice que un funcionario debería aceptar sobornos si su salario es demasiado bajo.
  • siete de cada 10 dicen estar de acuerdo con que haya una dictadura si ésta “conlleva orden y seguridad”, mientras que un 65% la avalaría si les garantiza “beneficios económicos”.
  • También se registra una tolerancia excesiva hacia la corrupción: el 53% está de acuerdo con que un funcionario ayude a sus amigos brindándoles un trabajo en su oficina.

Según la fuente mencionada, estos son sólo algunos de los resultados del informe, que sin embargo también abre una luz de esperanza: aquellos jóvenes que más saben sobre política y ciudadanía son los que expresan más valores democráticos y tolerancia hacia terceros.

La enseñanza de la ética y de valores, en particular con el ejemplo personal e institucional (cumpliendo las leyes, y con un correcto funcionamiento de la justicia) sin duda serán centrales. También se pueden encarar estrategias pedagógicas basadas en un enfoque consecuencialista (a donde nos conducen estos enfoques) en lo social y personal. La enseñanza de la historia (en textos y videos) vinculados a dictaduras o corrupción, o películas como «La Ola«, pueden ser recursos muy valiosos. También la aplicación de juegos de simulación referidos, por ejemplo, a cuales son las consecuencias personales y sociales de obtener un título educativo (nivel medio o universitario) sin saber en profundidad los contenidos de las distintas disciplinas. Todo ello puede contribuir a tomar conciencia y conducirnos a un mundo mejor.

 

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