¿Economía de la generosidad?

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Antropologos como Marcel Mauss, destacaron la economía del don en civilizaciones premodernas. En cambio en el origen de la economía moderna esto ocupó un lugar marginal y escéptico, donde lo más relevante era el interés y la utilidad persona. Uno de lo que lo expresó más claramente fue Adam Smith al decir «no es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas». Aquí el término benevolencia puede equipararse al sentido de generosidad. (1)

Pero, ¿cómo aparece o se expresa más contemporaneamente la generosidad?. Una de ellas es bajo la forma de filantropía. Si bien el término nació en Grecia (hacia el año 300), la fuente mencionada indica que «la filantropía moderna comienza en la ilustración, después del siglo xvii en Europa, con filósofos inclinados hacia una visión más progresista. Esta tendencia alcanzó una articulación especialmente en la Ilustración escocesa.​ Influenciados por estas ideas, empiezan a florecer en Inglaterra, y las clases altas adoptan cada vez más una actitud filantrópica hacia los más desfavorecidos en los club de caballeros y otras asociaciones.

Algunos filántropos importantes de este periodo en Inglaterra fuero, entre otros: Thomas Coram, William Wilberforce y Lord Shaftesbury. Otro importante ejemplo fue el del filántropo suizo Henry Dunant, quien fundó la Cruz Roja en Ginebra en 1863. Durante la guerra franco-prusiana de 1870, Dunant dirigió personalmente las delegaciones de la Cruz Roja que trataron a los soldados heridos.

En Estados Unidos destacó el empresario Andrew Carnegie, quien escribió El evangelio de la riqueza​ y se dedicó a la filantropía a gran escala, con especial énfasis en la creación de bibliotecas locales, la paz mundial, la educación y la investigación científica.​ Otros filántropos estadounidenses importantes del siglo xx fueron los empresarios John D. Rockefeller y Henry Ford.

En el siglo xxi se produce una irrupción de filántropos multimillonarios como Bill Gates, Warren Buffett y George Soros, que crean fundaciones que gestionan con técnicas empresariales para dirigir los resultados de sus actividades no lucrativas, una característica que Matthew Bishop, editor de The Economist, bautizó con el nombre de «filantrocapitalismo», neologismo formado por filantropía y capitalismo. Con estas fundaciones, los filántropos ejercen una gran influencia en los gobiernos de un mundo ya globalizado.» Quienes tienen una mirada crítica sobre este tema señalan las ventajas fiscales que tienen en muchos países estos filántropos por donar, así como una mejora en su imagen (dándole un sentido bondadoso y solidario). Claro, no todos los multimillonarios no quieren no pagar más impuestos como es el caso de este grupo.

Sin lugar a dudas podemos afirmar que para gran parte de los empresarios el lucro o beneficio no es la única o principal motivación (como hemos reflexionado en esta nota) y que existen modalidades de economía solidaria (donde hay un interés mutuo en asociarse pero también donde la maximización del excedente no es el objetivo), y de otros valores (como es el caso de la economía de comunión, del bien común, etc.).

No es fácil discernir lo que dice Cicerón y se muestra en la imagen de la entrada (2), sino que depende de la conciencia de cada quien y pasar por las «pruebas del ácido» de la experiencia concreta.

(1) Cabe destacar que Smith en su texto «Teoría de los Sentimientos Morales» acepta la empatía entendida como «cordialidad o amabilidad», que considera indispensable para la vida social y el ejercicio del comercio. De ninguna manera acepta la «empatía compasiva»  o «solidaridad empática«, tal como se reflexiona en esta nota.

(2) La hemos tomado de esta interesante nota.

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