Sabemos que la historia es importante para entender muchas cosas sobre nuestro presente y eventualmente sobre nuestro futuro, tal como lo comentamos en esta nota. Sin embargo estar mirando siempre para atrás puede paralizarnos y «convertirnos en sal», como señala el relato bíblico de la esposa de Lot.
Construir un futuro mejor requiere compartir valores, una visión común y trabajar positivamente aspectos actitudinales de nuestra interioridad, sin lo cual no lo lograremos. En esta nota mencionamos algunos puntos generales que consideramos importantes. Ojalá sean útiles.
6 thoughts on “¿Podremos construir un futuro mejor?”
Hola Ricardo,
Coincido, como describís en tu artículo, que la política tienen una gran oportunidad para construir un futuro mejor para todos los argentinos. Es difícil porque las visiones se presentan como bastante antagónicas. Pero si pensamos que la política es el arte de lo posible, entonces hay que ser optimistas y esperar a que suceda. Si por el contrario somos más racionales, veremos que ni las conclusiones científicas y técnicas o el voto mayoritario en audiencias públicas hacen cambiar el rumbo del partido que gobierna, como tristemente pasó este 30/12 en la aceptación para la exploración petrolera del Mar Argentino de la propuesta de la empresa Equinor a pesar que el 93% de los participantes en los 3 días de audiencias públicas presentaran su rechazo y va contra la normativa ambiental del país y los compromisos asumidos a nivel internacional. Por tanto, la pregunta tiene un final abierto y nos mantendrá en vilo hasta que sea develado en las próximas semanas
Gracias Horacio por tu comentario.
Ricardo, estás proponiendo: “un diálogo constructivo sobre las políticas públicas adecuadas que nos permitan encarar un futuro de desarrollo sostenible. Ello nos permitiría ir resolviendo -de la mejor manera posible- los problemas más urgentes como la disminución de la inflación, la generación de trabajo genuino y la refinanciación de nuestras deudas (externa e interna), pero con una visión de más largo plazo donde jueguen un rol destacado la bioeconomía, la economía del conocimiento y los distintos componentes de una economía verde (comenzando por la economía circular)”.
Son temas indiscutibles, entre otros, para incorporar en la agenda, pero como bien decís “La búsqueda de hegemonía…. solo nos conduce a conflictos sin sentido, y muchas veces a distintas formas de tragedia, como la pobreza y la marginación social, por citar las más leves, pero no menos lacerantes”. Hegemonía que, como bien decís, está inspirada en el narcisismo, rivalidad y dominación, agudizando los conflictos.
Así finalizamos aplicando energía transformada en fuerza, sin que esta tenga un sentido de cooperación, co-construcción y de servicio, porque prevalecen discursos amplificadores de resentimientos alimentados por relatos fuera de todo contexto presente y necesidades futuras, justamente para preservar espacios de poder que fueron conquistados. Para no circunscribirte a los nacional, apelas al conflicto entre Rusia y Ucrania) y al interior de cada uno de nuestros países.
Así que tendríamos que construir sociedades en la que prevalezcan los beneficios del interés común, de los que no caben dudas que se trataría de mayorías una vez limpiadas de los discursos amplificadores de resentimientos al servicio de minorías. Creo Ricardo, que este es el punto si no queremos quedarnos esperando utopías. La historia está llena de revoluciones culturales condenatorias de poblaciones que solo pretendían vivir en un mundo mejor.
Gracias Ernesto por tu comentario.
Sería muy interesante que toda la dirigencia, de todos los ámbitos y niveles, sean capaces de no mirar tanto al otro, cómo hacia ellos mismos.
Terminar con el espíritu de casta que, lamentablemente, vemos en el exterior y en nuestro país.
Por último, tender puentes sencillos que nos permitan caminar paso a paso y volar en nuestra imaginación.
Abrazo
Gracias Daniel por tu comentario.