La clave, en este mundo, es cómo jugamos nuestra libertad

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Hay muchos acontecimientos que los seres humanos «no manejamos» como es el caso de los fenómenos naturales (terrestres y del espacio exterior: v.g. los meteoritos) (1). Para los creyentes está también cómo se manifiesta  -misteriosamente- el Espíritu de Dios que «sopla donde quiere«.

El resto de las acciones dependen de nosotros los humanos: si tenemos un enfoque y práctica de libertad «negativa» o de libertad «positiva», y si es esta última qué sentido o direccionalidad le damos a ella. Esta temática está muy bien planteada en «La leyenda de la mariposa azul» (2) que expresa lo siguiente:

«Cuenta esta leyenda oriental de la mariposa azul que, hace muchos años, un hombre enviudó y quedó a cargo de sus dos hijas. Las niñas eran muy curiosas, inteligentes y siempre tenían ansias de aprender. Constantemente asediaban a su padre con preguntas. A menudo el hombre podía responder sabiamente, sin embargo, en ocasiones no estaba seguro de poder ofrecerles a sus hijas una respuesta acertada.

Viendo la inquietud de las dos niñas, decidió enviarlas una temporada a convivir con un sabio que vivía en lo alto de una colina. El sabio era capaz de responder a todas las preguntas que las pequeñas le planteaban, sin ni siquiera dudar. Pero, un día, las hermanas idearon una pícara trampa para medir la sabiduría del sabio. Decidieron realizarle una pregunta que fuese incapaz de responder.

La pregunta imposible.

Las niñas se pusieron manos a la obra para llevar a cabo su plan. La mayor salió al campo y atrapó una mariposa azul, envolviéndola en su delantal para que no se escapase. A continuación, comenzó a explicarle a su hermana cuál sería el proceder.

“Mañana, mientras sostengo la mariposa azul en mis manos, le preguntaremos al sabio si está viva o muerta. Si responde que está viva, apretaré mis manos y la mataré. En cambio, si afirma que está muerta, la liberaré y volará libre. De esta forma, sea cual sea su respuesta, siempre será incorrecta”.

A la mañana siguiente las niñas acudieron al sabio, deseosas de hacerle caer en su trampa, y le formularon la pregunta. Pero el hombre sonrió tranquilo y calmado y procedió a responder: “depende de ti, ella está en tus manos…»

La leyenda de la mariposa azul nos recuerda que él presente y el futuro están en nuestras manos.

No deposites tu mariposa en manos de nadie, no les des el poder de decidir aplastarte o dejarte volar. Solo tú mereces el privilegio de decidir…»

(1) Es importante aclarar que algunos fenómenos naturales, como es el caso del cambio climático, sí dependen de nosotros.

(2) Agradezco mucho la referencia a Micaella Moran. Hay un libro con esta denominación, y también aparece como cuento de Belen Gisbert Vercher.

 

 

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