El miedo a la libertad

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El tema de la libertad es de la mayor relevancia para los seres humanos. La no libertad (o la dominación) es causal de rebeliones, revoluciones, enconos, sentimientos de injusticia, odio y rencor, y distintas formas de conflictos, entre ellos la violencia y la enfermedad.

Un enfoque clásico sobre su abordaje -en lo institucional- es el de la libertad negativa, excelentemente expresado por autores como John Stuart Mill en su clásica obra On Liberty, donde señala que «el único fin por el cual la humanidad tiene permitido, individual o colectivamente, interferir con la libertad de acción de cualquiera de sus miembros, es la autoprotección. El único propósito por el cual el poder puede ser correctamente ejercido sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es prevenir el daño a otros. Su propio bien, sea físico o moral, no es justificación suficiente” (1).

También es muy relevante el enfoque de Isaiah Berlin, diferenciando la libertad negativa de la libertad positiva, que hemos sintetizado en esta nota.

En cuanto a lo político, la restricción de la libertad no es sólo una cuestión de los regímenes de derecha sino también de izquierda. En esta última perspectiva podemos retrotraernos a la formulación de dictadura del proletariado (en la práctica ejercida por una burocracia estatal de un partido único) hasta cuestiones más contemporáneas. Respecto de ellas es muy interesante la perspectiva de Yanina Welp que se puede visualizar en este video, y en cuanto al rol de la izquierda lo que se explicita en esta nota (2), aplicada al caso latinoamericano.

No es ajeno a todo esto, en lo profundo del ser humano, la personalidad autoritaria. Uno de quienes lo abordó psicosocialmente -desde la perspectiva de la libertad negativa (antes que I. Berlin) y sus posibles derivaciones- fue Erich Fromm, en su libro «El miedo a la libertad» (ver frase de la imagen de la entrada). En el link que venimos de citar se expresa, entre otros conceptos, que:

“La libertad negativa no es una experiencia placentera por sí misma, por lo que Fromm sugiere que muchas personas en lugar de usarla tratan de minimizar sus efectos negativos al desarrollar ideas y comportamientos que les proporcionan alguna forma de seguridad. Fromm menciona los siguientes tres comportamientos:

  • Autoritarismo: Para Fromm la personalidad autoritaria tiene un elemento sadista y un elemento masoquista. Una persona autoritaria desea ganar control sobre los demás para tratar de imponer algún tipo de orden en el mundo y también desea someterse a una fuerza superior la cual puede ser otra persona o una idea abstracta.
  • Destructividad: Aunque tiene algunas similitudes con el sadismo, Fromm argumenta que un sádico desea controlar mientras que una personalidad destructiva desea destruir todo lo que no pueda controlar.
  • Conformidad: Este comportamiento se presenta cuando la gente incorpora inconscientemente las creencias, normativas y procesos de razonamiento de su sociedad y las experimenta como si fueran propias. Esto no les permite tener pensamientos libres genuinos, lo que tiende a provocar ansiedad”.

Su buena y compleja resolución (3), depende de que vayamos a un mundo mejor o a un mundo peor.

(1) Tomando de un texto de Martín Farrell, aportado por Luis A. Romero.

(2) Agradezco a Alejandro Razé la referencia. También especialmente a Julio Dreizzen por hacer emerger esta temática.

(3) Una mayor complejidad es que la que establece el mensaje evangélico con «la verdad los hará libres«, sabiendo lo difícil que es encontrar la verdad (en sus múltiples dimensiones). Si se relaciona con el Salmo 91 y la confianza en Dios, entonces ello sería el mejor antídoto contra el miedo.

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