Economías basadas en la lógica de la perspectiva humana

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En la historia del pensamiento económico ha estado muy presente cuál es la lógica del accionar humano. Para la economía premoderna (en especial Aristóteles y Santo Tomás de Aquino) los valores o el deber ser (en términos de Freud: el «superyó») ha sido muy relevante . La economía moderna o «como ciencia» ha sido fundadada sobre los supuestos de racionalidad (en términos de Freud: el «yo») e interés individual (o más radicalmente egoísmo), luego se fue modificando con otros enfoques como la utilidad, las preferencias…. y sólo unos pocos (como Keynes) apelaron a que lo predominan son los «animals spirits» o impulsos primarios o irracionales (en términos de Freud: el «ello» o inconsciente), así como el azar en los resultados.

Hubo que esperar hasta fines de la década del setenta, del siglo pasado, para que dos psicólogos israelíes, Daniel Kahneman y Amos Tversky, hicieran experimentos y juegos donde pudieran medir comportamientos reales en lo económico y se los considera los padres de la economía del comportamiento, al que luego se sumó Richard Thaler.

Sobre los primeros, Juan Carlos de Pablo, escribió una nota en la que expresa que»Amos Tversky falleció en 1996. Si hubiera vivido seis años más hubiera compartido el premio Nobel en Economía con Daniel Kahneman por la “teoría de la perspectiva” (prospect theory), que ambos dieron a conocer en 1979, en una monografía publicada en Econometrica. Kahneman, nacido en 1934, acaba de fallecer.

La teoría de la perspectiva es un modelo puramente descriptivo de la toma de decisiones bajo incertidumbre: caracteriza cómo adopta decisiones el ser humano, no cómo debería adoptarlas.

Kahneman no estudió economía, sino psicología. Su aterrizaje en aquella no pudo ser más contundente. En sus palabras, “cuando a comienzos de la década de 1970 me familiaricé con los supuestos psicológicos utilizados en el análisis económico, me encontré con que el ser humano implícito en dicho análisis es uno racional y autocentrado, y que sus preferencias no cambian. Me sorprendió mucho porque, como psicólogo profesional, fui entrenado para no creer una palabra de todo esto”.

La cuestión central de la teoría de la perspectiva es que analiza el valor que los bienes tienen para los seres humanos, en términos de los cambios en la riqueza o el bienestar, más que en sus niveles absolutos. El enfoque destaca la aversión a las pérdidas. Ejemplo: a la inmensa mayoría de los seres humanos no les da lo mismo ganar $100, con probabilidad ½, o perder $100 con probabilidad ½, caso en el cual la ganancia esperada es cero.

En su conferencia Nobel, Kahneman sintetizó así sus hallazgos: la mayoría de las apreciaciones y las decisiones se realizan de manera intuitiva y las reglas que las gobiernan se basan principalmente en analogías visuales. El razonamiento se realiza de manera deliberada y con esfuerzo, mientras que los pensamientos intuitivos parecen aflorar en la mente de manera espontánea, sin búsqueda o cálculo consciente, y sin esfuerzo. La gente no está acostumbrada a pensar de manera rigurosa y con frecuencia se contenta con un juicio plausible que rápidamente aparece en su mente.

La característica más importante del ser humano no es que razona pobremente, sino que con frecuencia actúa de manera instintiva; y el comportamiento no está guiado por los cálculos que se pueden realizar, sino por lo que se ve en el momento en que se tiene que tomar la decisión.

Su obra forma parte importante de la denominada economía del comportamiento, iniciada por Maurice Allais, continuada por Herbert Simon, y luego de Kahneman y Tversky, por Richard Thaler. Todos ellos obtuvieron un Nobel en economía (con Kahneman fallecieron 43 de los 93 galardonados con el Nobel). Martín Tetaz es un experto en esta materia.»

Podemos agregar que Kahneman publicó muchos artículos y varios libros recientes, entre los que se destacan «Pensar rápido, pensar despacio«, «Ruido» (junto a Olivier Sibony y Cass R. Sunstein), entre otros textos.

¿Qué podemos decir de este enfoque? En primer lugar tiene el valor de medir la importancia que tienen las decisiones económicas en base a la dimensión inconsciente o del ello (como es el caso de la intuición) en el «pensar rápido» más que en el «pensar despacio» donde juega más lo racional.

En segundo lugar, en esta dimensión juega mucho el eje displacer (pérdida de algo) o placer (recompensa en términos relativos de riqueza o bienestar). Valores como «la cooperación» (de alguna manera también la solidaridad con otros) sólo entran si me sirven, me convienen o son útiles, o me benefician.

¿Y el superyó o los valores en sí mismos, en relación con la economía? El que de alguna manera lo aborda es Richard Thaler «en empujones para el bien«, en el marco de la libertad para elegir. Algunos dirán que hay que complementarlo con los valores de las normas que pone el Estado de manera inteligente, pero hay que tener cuidado de no caer en el populismo económico que termina trayendo más daño que beneficio.

Más bien lo que podríamos afirmar que en esta sección de otras economías hay bastantes ejemplos donde los valores (como la empatía) tienen una ponderación alta al momento de tomar decisiones organizacionales o económicas, que trascienden lo inconsciente o la mera utilidad o relación costo-beneficio. Esto último puede darnos una perspectiva distinta en el sentido de construir un mundo mejor.

 

 

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