Borges, el modo factofóbico, la educación y otras cuestiones

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En esta nota de Jaime Correas, a partir de una anécdota de Borges, dice que «sumergido en estos devaneos urinarios recordé una vieja sabiduría criolla. Un gaucho increpa a un vecino porque su perro le mea a cada rato la pared del rancho. El aludido le dice que no puede ser y en ese momento ambos observan como el pichicho levanta la patita y comienza a hacer lo suyo. Los dos miran el mismo cuadro: un chorrito une al can con la pared. El dueño del animal, sin inmutarse, arremete con la convicción de los macaneadores: «Ve que no era como usted dice, la pared está meando a mi perro».

«Vivimos un tiempo de «relato» y profusión de fake news funcionales a esos macaneos que circulan entre las feligresías y en las redes. Las ideologías para autoconvencerse de los catecismos están pobladas a más no poder por paredes meonas…», luego continúa refiriéndose al caso específico de la educación y sintetiza su pensamiento expresando: «este modo factofóbico de ver los hechos, donde las evidencias y los datos no importan, ha llegado a un punto alto en estos días con el conflicto docente.» (1)

Ojalá que no caigamos en el modo factofóbico, y podamos diferenciar creencias de evidencias. Ello nos podría permitir dar lugar a la razón, además de los sentimientos y emociones. Sino la pasión arrasará todo e iremos a un mundo peor.

(1) Podríamos extenderlo a las cuestiones judiciales, que deben tramitarse en ese ámbito (buscando refutar las evidencias planteadas por los fiscales) y no en la calle apelando a presuntos santuarios y a un enfoque religioso de la política. 

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