Dimensiones de la educación, y la cuestión del trabajo y del mercado

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La imagen de la entrada nos refleja múltiples aspectos que debería abordar la educación, según el informe a la UNESCO de Jacques Delors referido a la educación en el siglo XXI. En esta nota, vinculada a ejemplos de procesos a encarar, decíamos que los «objetivos de la educación» debían resolver la articulación de «lo abstracto con lo concreto, y lo teórico con lo práctico, en una enseñanza personalizada con los siguientes objetivos:

  1. Educación en valores compartidos que nos lleven a un mundo mejor. Aquí se plantea la importancia que, desde las familias y desde las distintas expresiones de la cultura (en las que está el sistema educativo) se promueva esto.
  2. Educación en ciudadanía participativa (en gobernanza) y cuidado del medio ambiente.
  3. Educación en competencias blandas (empatía, iniciativa, trabajo en equipo, ética, etc.)
  4. Educación en competencias duras (científico-técnicas, fomentando una educación “dual”, es decir articulando lo teórico con lo práctico).
  5. Educación para el futuro: se comparte lo planteado por Edgar Morin en “Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro” y lo desarrollado por Santiago Billinkis en un libro ad hoc.»

Entendemos que lo que se viene de expresar engloba una «visión integral de la educación» que un sistema educativo debería abordar con calidad pedagógica y organizativa, y por lo tanto con eficacia y eficiencia. Dentro de esto, un aspecto particular es la cuestión del trabajo (impactada -cada vez más- positivamente y negativamente por la inteligencia artificial, así como por una economía de plataformas), y su relación con la educación, que la hemos abordado en esta nota.

Del mismo modo lo es por el mercado, en sus distintas manifestaciones de emprendedorismo y de modalidades de intercambio, donde sería relevante trascender lo meramente mercantil y el consumismo. Al respecto debemos estar muy pendientes si se van a presentar modalidades de una economía de prosumidores, y si la educación está preparando a la infancia y jóvenes frente a este tipo de escenarios (desde enseñar a cultivar sus propios alimentos (1) hasta la enseñanza de utilización de impresoras 3D). Del mismo modo son muy relevantes las marchas de niños/as y jóvenes frente al cambio climático que deberían estar acompañadas de propuestas pedagógicas y prácticas en esa dirección, así como por los mayores en acciones concretas.

Entendemos que todo lo anterior debería tenerse en cuenta para converger hacia un mundo mejor y no peor.

(1) En la Argentina hay experiencias interesantes como en la Provincia de Misiones, el Programa Escuelas Verdes de la Ciudad de Buenos Aires, la Fundación Huerta Niño, o del INTA más en general.

 

 

 

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