La búsqueda de un mundo mejor seguramente está relacionada con la búsqueda de la felicidad. Cual es su relación con la economía?. Algunas pocas referencias:
Como señala V. Giarrizzo (2012, Economía y Felicidad, Existe vínculo?, FCE-UBA), si bien el concepto tiene una larga historia, uno de los primeros trabajos empíricos sobre la relación entre economía y felicidad fue Easterling (1974, “Does Economic Growth improve the human lot?. Some empirical evidence”, en P.A David y M.W.Rider (eds) Nations and Households in Economic Growth: Essays in Honor of Moses Abramovvitz. New York and London: Academic Press, y en 1995. “Will Raising the Incomes of all Increase the Happiness of all?” Journal of Economic Behavior and Organization 27: 35-48. 1995). También son muy valiosos los aportes de Carballo (2015, La Felicidad de las Naciones, Editorial Sudamericana), N. Powdthavee (2007 Economics of happiness: A review of literature and applications”, Chulalongkorn, Journal of Economics, 19, 1) citado por Tetaz (2014, Psychonomics, La Economía está en tu mente, Ediciones B.), los trabajos y blog de Sebastián Campanario, encuestas a jóvenes y su búsqueda de felicidad en el trabajo, entre otros.
El concepto de felicidad que planteamos en este breve texto parte del concepto aristotélico de que la felicidad consiste en hacer el bien y de lo mencionado por Marita Carballo (en la obra que venimos de referenciar) citando a Seligman (2003, La auténtica felicidad, Vergara) donde expresa en la página 68, que este autor “se concentra básicamente en la satisfacción con la vida y la vida en un sentido más bien aristotélico, es decir asumiendo que todo lo que hacemos apunta a ser felices”. Luego, en la página 69, indica como este autor pasa al concepto de bienestar (“well being”) que se compone de “cinco elementos: emoción positiva (sentirse bien), compromiso (estar completamente absorbido por su actividad), relaciones (estar auténticamente conectado con los demás), sentido (propósito) y logro (sensación de plenitud por haber alcanzado algo). Para fluir un individuo tiene que poseer esas cinco características, y por lo menos tres de los seis elementos adicionales: optimismo, autoestima, resiliencia, vitalidad y autoderminación”.
En esta página intentamos vincular la cuestión de hacer el bien de Aristóteles con la felicidad y por lo tanto ello redundará en un mundo mejor, en la medida que se vaya extendiendo.