La terapia de aceptación y compromiso es un desarrollo que hicieron Kohlenberg y otros en este artículo, y del que tomamos el concepto de desesperanza creativa (ver imagen de la entrada, donde hay que cambiar la palabra «cliente» por «paciente»). En el mismo se señala que «B. F. Skinner no estaba particularmente interesado en la psicoterapia como vía de modificación del comportamiento. La psicoterapia es un remedio para un mal ya existente, la clave estaría en la prevención y el diseño de pautas culturales más efectivas en las que el reforzamiento de topografías «psicopatológicas» no llegase a acontecer (Skinner, 1953/1970). La obra de Skinner (1957) Verbal Behavior (Conducta verbal) tuvo una aparición prematura en un momento en el que se iniciaban las aplicaciones más básicas del análisis del comportamiento a trastornos humanos (por ejemplo, Ayllon y Michael, 1959; Bijou, 1965; Lindsley, 1959). No obstante, algunos conductistas con- sideraron que Verbal Behavior aportaría las bases de nuevos modelos psicoterapéuticos. Entre estos estaba Robert J. Kohlenberg que «cansado de esperar» se decidió a presentar, junto con Mavis Tsai, su propio modelo (R.J. Kohlenberg, comunicación personal, 8 de julio de 2004): la psicoterapia analítico-funcional (PAF)». Más adelante sigue diciendo «Steven C. Hayes, apoyándose en desarrollos recientes de la investigación conductual, tales como la equivalencia funcional y otras formas de respuesta derivada (Sidman, 1994), propone la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)».
En el Programa Terapia de Noticias del 16 de agosto de 2018, en el minuto 34,53 de este video, el psicólogo Eduardo Keegan, hace un paralelo entre un paciente y la Argentina, y relacionado con el párrafo anterior señala como referente a Steven Hayes. En esta nota se dice que este autor aborda «una aproximación empírica y enfocada en los principios del aprendizaje, la tercera generación de terapias cognitivas y conductuales es particularmente sensible al contexto y a las funciones de los fenómenos psicológicos, y no solo a la forma, enfatizando el uso de estrategias de cambio basadas en la experiencia y en el contexto además de otras más directas y didácticas. Estos tratamientos tienden a buscar la construcción de repertorios amplios, flexibles y efectivos en lugar de tender a la eliminación de los problemas estrechamente definidos…” (1). Estos modelos tienen en común la utilización de técnicas basadas en mindfulness y aceptación, aunque los principios filosóficos y teóricos que las sustentan presentan diferencias (2). De estos modelos, el que parece haber cobrado mayor relevancia y popularidad es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, por sus siglas en inglés) (3). ACT es un modelo de tratamiento emergente de la investigación básica en lenguaje y cognición humana desde una perspectiva contextual-funcional derivada del conductismo radical. En este artículo se abordan los siguientes aspectos de ACT: la filosofía subyacente (Contextualismo Funcional: CF) y los principios teóricos emergentes de la investigación en lenguaje y cognición humana (Teoría de los Marcos Relacionales: TMR). Posteriormente se desarrolla el modelo de la Inflexibilidad Psicológica y por último las características básicas de la intervención».
Usando un término similar, denominado «la desesperanza aprendida«, en una nota de Pedro Bekinschtein (biólogo. Autor de 100% Cerebro, Ediciones B) plantea que «somos lo que construimos. Aquí no hay quien nos mueva las patas para escapar del shock, en este caso, la sociedad se tiene que mover por sí misma. No tiene sentido justificar los males de la sociedad argentina en base a que simplemente tenemos lo que nos merecemos y no hay nada que hacer. Quizás se necesiten muchas generaciones para desaprender la desesperanza, ninguna sociedad merece ser abusada, pero a veces las consecuencias duran muchísimo tiempo, en las personas pueden durar toda la vida, y en las sociedades probablemente también.»
Ojalá estos enfoques nos ayuden a cambiar pautas culturales. Al decir de Einstein «una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo». No es fácil, pero si lo vamos logrando podemos ir convergiendo hacia un mundo mejor.