Cambiar significa asumir que tenemos problemas, cuestiones no satisfactorias así como desafíos que se nos pueden presentar en el futuro y no estamos bien preparados. El listado de ellos puede ser grande, pero ¿cuales son los más relevantes? ¿cuales son los «puntos críticos»? ¿los principales riesgos y peligros?
El análisis de los peligros y puntos críticos (APPCC, HACCP en inglés -ver imagen de la entrada-) es una metodología que la empezó usando en el año 1959 la compañía Pillsbury junto con la NASA y laboratorios de la Armada de los Estados Unidos, para luego aplicarse en la industria de alimentos y vinculadas a la salud. No es un sistema de gestión de calidad, sino un sistema de gestión de inocuidad alimentaria que se debe definir como premisa para la implantación de un sistema de gestión de calidad, y como requisito legal obligatorio aplicable a todo establecimiento alimentario necesario para la obtención de la certificación.
Si bien este enfoque y esta metodología no es trasladable automáticamente a un proceso de diagnóstico y planificación de un país, tal vez podamos coincidir en que tiene una «lógica» que si lo puede ser.
Pero ¿cuales son los principales riesgos y puntos críticos? Tal vez coincidamos que el primero de ellos, seamos nosotros los seres humanos, nuestra conciencia, actitudes y acciones que nos pueden llevar a un lugar u otro.
En segundo lugar el contexto, la cultura, las restricciones naturales, tecnológicas, económicas, sociales y políticas que tenemos que resolver. Como dijimos en otra nota no sólo debemos aspirar a lo que consideremos lo mejor para el conjunto, sino que es conveniente colocarnos en el peor escenario general y en especial desde el peor escenario de los más débiles y frágiles (si nuestra conciencia valora la justicia y la solidaridad, y no sólo nuestro propio interés), y ver allí cuales serían los principales riesgos y puntos críticos a resolver.
El liderazgo es otra cuestión vital. En el año 1964 el sociólogo argentino José Luis de Imaz publicó el libro «Los que mandan». En esta nota se analizan sus principales características para el caso argentino, y también posibles modelos a tener en cuenta como el caso de Francia. De manera concomitante es crucial como enfoquemos y practiquemos la cuestión del poder.
Si cada uno de nosotros, a nivel personal, grupal, institucional y global, abordáramos con sinceridad, veracidad, humildad y sabiduría cuales son nuestros principales riesgos como humanidad y los principales puntos críticos a encarar, seguramente podríamos encauzarnos hacia un mundo mejor.