A la pregunta del título, podemos responder que sí, en el caso de que formemos parte de un ejército u organización armada. Sin embargo, en un sentido más amplio y si se quiere «metafórico», la respuesta también puede ser afirmativa dependiendo de cómo nos «posicionemos», en particular si nos verticalizamos de manera orgánica y absoluta en los diversos grupos e instituciones de este mundo. La imagen de la entrada, del juego de ajedrez, nos representa dos reinos (o bandos) enemigos en pugna que cuentan con perfiles similares en cuanto a jerarquías y funciones, y cada una con determinadas posibilidades y limitaciones en el marco de determinadas reglas y territorio (tablero). Podríamos afirmar que, en la batalla que se libra en el juego, todos son soldados incluidos el Rey y la Reina como figuras destacadas.
Se ha mencionado que «este juego es un fiel reflejo de la estructura jerárquico-social de la India:
– El rey o brahmán se encuentra en la posición central, junto a su consejero (la dama actual).
– Los Kshatriyas representados por los alfiles, caballos y torres.
– Los Sudras y Vayshas simbolizados por los peones; hasta hoy día ha llegado a nosotros la denominación que se le da a cada uno de los peones: labrador, herrero, notario, mercader, médico, tabernero, esbirro y jugador; profesiones propias de estas castas». Fue luego retomado por el segundo imperio persa, y posteriormente introducido en Europa.
El mundo, como campo de batalla entre grupos humanos que rivalizan por el poder, requiere de soldados. Además de las luchas entre naciones o bloques de naciones, pueden ser batallas religiosas (las Cruzadas del cristianismo, las versiones más radicalizadas del Islam…), socio-políticas a través de militantes que siguen una causa y un liderazgo, o económicas entre competidores que rivalizan agresivamente en el mercado. En el programa Terapia de Noticias del 16/11/18, del minuto 30 en adelante de este video, se hace una reflexión muy interesante sobre el cristianismo y en particular sobre una iglesia neopentecostal con presencia muy significativa en Brasil (y en mucha menor medida en Argentina). En el mismo se hace mención, entre otras cosas, a la temática de la militarización (1) y a que subyace una re-verticalización de la sociedad con especial expresión en sectores que han sido marginados y necesitan sentirse contenidos (o «encuadrados» en una organización piramidal que les brinde seguridad) (2)
Desde el punto de vista de la sociología de las organizaciones y el análisis institucional, el teórico y consultor organizacional Gareth Morgan, entre sus publicaciones se cuenta el libro «Imágenes de las Organizaciones» (Ed. Alfaomega, Méjico, 1991), donde enfoca a las organizaciones como «metáforas». En el primer capítulo desarrolla «la organización como máquina». En la página 13 dice que «mucho se aprendió de lo militar, que en tiempo de Federico el Grande de Prusia llegó a tener un prototipo de organización mecánica… ; fomentó el principio de que a los hombres debía enseñarles a temer más a sus jefes que al enemigo». Hoy podríamos decir que el liderazgo basado en la identificación con un arquetipo «exitoso» (dependerá de cómo se califique el éxito) y en la persuasión más que en el temor, es lo que tiende -en general- a predominar en las organizaciones que perduran.
Si el miedo y la amenaza no es lo que debe predominar como forma de convivencia, sino la paz, la empatía entre nosotros (superando el enfoque y la práctica de que «sólo cuentan los intereses y las relaciones de poder») y evolucionar en sabiduría, no podemos convertir el mundo y organizarnos como un tablero de ajedrez (por más que sea un ejercicio o juego de defensa o ataque, según el caso) ni ser soldados –dado que no deberíamos estar en ninguna guerra- sino que tendríamos que tratar de construir un mundo mejor. Seguramente podríamos empezar por un cambio personal y grupal, tomando la expresión de Walt Kelly, Pogo: “hemos encontrado al enemigo y somos nosotros”.
(1) en general en la sociedad (relacionado con el fanatismo y la intolerancia), en la política (como es el caso del fascismo, el nazismo y algunas corrientes de izquierda y de derecha) y vinculado a lo religioso como «guerra espiritual».
(2) hay que destacar la relación que tiene esta temática con determinadas series televisivas muy exitosas como Games of Thrones. Sin duda está muy presente en la cultura.