Entre las definiciones de pasividad está su equivalencia a apatía, indiferencia, abulia, actitud y cualidad del que deja que los demás hagan las cosas que a él le corresponden o afectan. Por otro lado la actividad es la facultad de obrar.
El concepto de anomia, viene del griego ἀνομία / anomía: prefijo ἀ- a- «ausencia de» y νόμος / nómos «ley, orden, estructura» y en la sociología lo introdujo Emile Durkheim. Está vinculado a la falta de normas o la incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr las metas de la sociedad. En la Argentina Carlos M. Nino lo especificó como «anomia boba» y sus comportamientos derivados. En este sentido también se ha referido Antonio María Hernandez en un artículo más reciente, basado en una encuesta sobre esta temática.
Hay una relación entre incentivos a ser activos o pasivos, vinculados a recibir rentas (por lo tanto a ser pasivos en lo económico, más allá de su administración) o a cómo el empleo estatal (cuando es «redundante» o funciona -en la práctica- como seguro de desempleo) desincentiva ser activos en el emprendedorismo, en general, y en especial privado. En una actividad realizada por el Club Político Argentino sobre el federalismo, se ha abordado esto en una parte de la exposición de Carlos Gervasoni, que se puede visualizar en este video. Allí explica como se manifiesta en algunas jurisdicciones provinciales.
Promover la cultura de la participación, pasar de «depender» de un padre/madre que nos protege a una hermandad activa y madura, dar incentivos y señales concretas para promover la actividad socio-económica y política y de jugar la libertad positiva en converger a un mundo mejor, va en dirección a la frase de Einstein en la imagen de la entrada.