Muchas veces los seres humanos, con el fin de justificar algo que no es bueno, lo comparamos con otro que tampoco es bueno. También es usual cambiar el «qué» por el «quién» (utilizando la expresión: «ahh… pero…»).
Se puede aplicar a distintas situaciones y países. Un ejemplo de ello es una parte del discurso de ayer, en las Naciones Unidas, del presidente de Colombia, Gustavo Petro. Con el fin de justificar los cultivos de coca en su país (e indirectamente la legalización del consumo de drogas) en un momento expresa: “¿Qué es más venenoso para el ser humano, la cocaína o el carbón o el petróleo? El dictamen del poder ha ordenado que la cocaína es el veneno y debe ser perseguida así ella cause pocas muertes”.
Si queremos converger hacia una verdad compleja, debemos descartar los enfoques binarios sobre lo qué (o quién) es peor, sino plantear alternativas positivas para cada uno de los problemas a resolver. Ello nos puede ayudar a salir de encerronas (y, a veces, «chicanas») discursivas para buscar mancomunadamente mejores soluciones que nos lleven a un mundo mejor en las distintas dimensiones de nuestra vida.