¿Podremos ser resilientes en esta grave etapa de la humanidad?

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Desde comienzos de 2020 hemos atravesado una grave crisis como humanidad, a partir del COVID-19. Tanto desde el punto de vista sanitario como también de las graves consecuencias económicas actuales así como -muy probablemente- de corto y mediano plazo.

¿Cómo hemos podido procesar, a nivel personal y de grupos sociales, esta situación?. Sabemos que ha estado la posibilidad de derrumbarnos psicológicamente, de que el miedo nos invadiera y paralizara, de no poder subsistir económicamente….entre tantos otros efectos muy negativos, pero en esta entrada quisiéramos reflexionar sobre la posibilidad de la resiliencia (1) en esta grave prueba que nos ha colocado un enemigo silencioso (y por ahora controlado con las vacunas).

Según algunas fuentes, resiliencia viene del término latín resilio, «volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar». El término se adaptó al uso en psicología, y otras ciencias sociales, para referirse a las personas que, a pesar de sufrir situaciones estresantes, no son afectadas psicológicamente por ellas. La palabra resiliencia, en cuanto a la física y la química, designa la capacidad del acero para recuperar su forma inicial a pesar de los golpes que pueda recibir y a pesar de los esfuerzos que puedan hacerse para deformarlo. La palabra proviene del latín saliere, que se traduce como “saltar hacia atrás, rebotar, ser repelido o surgir”, antecedido por el prefijo “re”, que indica repetición o reanudación.

De acuerdo con la misma fuente, el psiquiatra y psicoanalista Boris Cyrulnik divulgó este concepto que extrajo de los escritos de John Bowlby. Es un término que se toma de la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar la situación o forma original. Por ejemplo, un arco que se dobla para lanzar una flecha o los juncos bajo la fuerza del viento. Cuando un sujeto o grupo es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por estos. Actualmente, la resiliencia se aborda desde la psicología positiva, la cual se centra en las capacidades, valores y atributos positivos de los seres humanos, y no en sus debilidades y patologías, como lo hace la psicología tradicional. El concepto de resiliencia se corresponde aproximadamente con el término «entereza» (es superar algo y salir fortalecido y mejor que antes). La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad. Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos.

De acuerdo con otras fuentes, el trabajo que dio origen a este nuevo concepto fue el de Emi E. Werner. Inició en 1955, en una isla de Kauai (Hawai), su estudio con una muestra de 700 niños recién nacidos procedentes de familias que vivían en situaciones desfavorables de pobreza, desestructuración, enfermedades mentales, alcoholismo, etc.

Tras 30 años de seguimiento, obtuvo datos que confirmaron que parte de esos niños expuestos a entornos desfavorecidos, desarrollaron patologías de distinta índole, pero parte de la muestra confirmó la hipótesis de que más de un  treinta por ciento de los niños no sólo no desarrollaron ninguna patología sino que vivían una vida completamente normal, con un desarrollo sano y positivo. Observó  que esos niños resilientes tenían algo en común: todos contaban con al menos una figura de apego (no necesariamente un familiar) que les aceptaba incondicionalmente, independientemente de sus características físicas, inteligencia o temperamento. De manera que Werner concluye: “la influencia más positiva para ellos es una relación cariñosa y estrecha con un adulto significativo.” De allí la relevante importancia del amor en nuestras vidas (2), en general y en especial en los primeros años de nuestra existencia.

Relacionado con el contexto actual es muy interesante esta entrevista de Pablo Sirven al Dr. Jorge Rocco. Su aporte como Psiquiatra, tal vez nos pueda ayudar al discernimiento y a afrontar este muy difícil momento.

(1) Algunas frases asociadas a este concepto son las siguientes:

  1. «Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita«- Martin Luther King
  2. «En tres palabras puedo resumir todo lo que he aprendido acerca de la vida: Continúa hacia adelante«- Robert Frost
  3. «Cuando todo parezca ir contra ti, recuerda que el avión despega contra el viento, no a favor de él»- Henry Ford
  4. «La mayor gloria no está en no caer nunca, sino que en levantarnos cada vez que caemos»- Confucio.
  5. «La resiliencia se entiende como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas»- Edith Grotberg
  6. El éxito de la vida no está en vencer siempre, sino en no darse por vencido nunca»- Autor desconocido
  7. «El fracaso no es caer, sino que negarse a levantarse»– Proverbio chino
  8. «En medio de la dificultad reside la oportunidad«- Albert Einstein
  9. «Nunca, nunca, nunca te rindas»- Winston Churchill
  10. «Soy más que mis cicatrices»– Andrew Davidson
  11. «No dejes que lo que no puedes hacer interfiera con lo que puedes hacer»– John Wooden, entre muchas otras, como la fábula del helecho y el bambú. entre otras, así como su abordaje en películas.

Una vinculación con las plantas la da el caso del árbol de Ginko biloba que sobrevivió a la bomba de Hiroshima.

(2) Para los creyentes en Dios, será muy importante la vivencia de Su amor y de Su compasión.

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