La libertad de los antiguos y de los modernos

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A raíz de esta nota de Alejandro Poli Gonzalvo, sobre «Libertad y Política en Hannah Arendt», se dio -en un foro del Club Político Argentino- un fructífero intercambio con Enrique Bianchi.

Al respecto este último señala como «importante, desde un punto de vista liberal, el discurso de Benjamín Constant «De la liberté des Anciens comparée à celle des Modernes». La libertad de los «antiguos» era el derecho a participar en la vida colectiva, sin límites a la ingerencia que ésta podía tener  en lo que hoy llamamos «vida privada». La libertad de los «modernos» consiste, sí, en garantizar aquella participación, pero también en preservar  un ámbito inderogable de autonomía individual».

Al respecto Poli Gonzalvo que «la concepción de la libertad de Arendt es compleja y, como bien señalás, tiene algunos puntos de contacto con la libertad de los antiguos de Constant y también con la libertad positiva de Isaiah Berlin.

La libertad negativa consiste en estar libre de la interferencia de otros y, de este modo, apunta a respetar las libertades individuales.  Por su parte, en la libertad positiva se trata de que toda persona tenga la capacidad de ser dueño de su voluntad y de determinar sus propias acciones, su destino. Es la posibilidad de actuar de tal forma que pueda tomar el control de su propia vida y realizar sus propósitos fundamentales. El concepto de libertad negativa significa no interferencia. El concepto de libertad positiva significa autonomía y posibilidad de autorrealización, en tanto capacidad de perseguir y alcanzar fines.

Volviendo a Arendt, según su análisis el problema de la libertad moderna y negativa se planteó cuando a la perspectiva de la libertad entre individuos viviendo en una comunidad (la libertad de los antiguos) se sumó la discusión liberal, que buscaba proteger la autonomía individual. Pero para Arendt, el ideal moderno de la libertad significó más libertad individual y menos política, y esta tendencia abrió paso a siniestros totalitarismos, al desligarse demasiado el individuo de su capacidad de acción política en la comunidad.

Arendt propuso una cruzada para superar la apatía política, entendida como el retiro de las personas a su esfera privada y el abandono consecuente de su participación en la esfera pública. La defensa de la libertad individual no es posible sin la capacidad de acción política del hombre y, por eso, sostiene que los hombres no sabrían nada de la libertad interior, si antes no tienen la experiencia tangible de ser libres en la esfera pública.

En este sentido, su concepción se aproxima al republicanismo, cuyas fuentes primarias están en Maquiavelo: la participación política y el ejercicio de la libertad positiva, para tratar cuestiones de gobierno, son condición esenciales de la libertad negativa»

Finalmente Bianchi, coincidiendo con este último comentario, señala que «también habría que precisar que, en el liberal Benjamín Constant, aparece ese temor a la apatía política y al desinterés en participar en los asuntos públicos. Constant dice, en la parte final de su famoso discurso. «El peligro de la libertad moderna consiste en que, absortos en el goce de nuestra independencia privada y en la consecución de nuestros intereses particulares, no renunciemos demasiado fácilmente a nuestros derechos de compartir el poder político». Y agrega, con fina ironía: «Los depositarios de la autoridad no cesan de exhortarnos a ello. Están dispuestos a ahorrarnos cualquier clase de pena, excepto la de obedecer».

PD: Se agradece a Alejandro y a Enrique por la autorización para publicar aquí su intercambio. Cabe mencionar que en este blog se ha hecho mención al enfoque de libertad negativa y libertad positiva de Isahiah Berlin.

 

 

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