Hemos reflexionado sobre la importancia del juego en esta nota, pero vinculada con un mundo mejor. Pero no siempre es así, en especial cuando va asociado a determinadas culturas (por ejemplo las que priorizan la virilidad y el machismo), liderazgos (en especial negativos), fenómenos de «manada» (o con alto componente irracional), considerar el juego como «una guerra, de matar o morir» (y por lo tanto vinculado al poder como dominio), entre otras (1).
Esto último se ha expresado en la localidad balnearia argentina de Villa Gessell, en el mes de enero de 2020, donde un grupo de rugbiers provocaron el brutal crimen del joven Fernando Báez Sosa. Al respecto compartimos el enfoque de esta nota vinculado con encarar lo preventivo (antes de que sea demasiado tarde como fue este caso). En la misma se expresa que «hay que tener en cuenta el carácter del jugador, que se desarrolla en etapas tempranas, cuando están en infantiles y juveniles y trabajar con sus entrenadores. La clave pasa por detectar al líder sano. Esto que pasó el otro día en Villa Gesell tiene que ver con un tema de liderazgo, el actuar en manada detrás de un líder negativo, los demás que lo siguen que son como sublíderes y el resto que no se anima a decir que no porque tienen temor, es algo que tiene que ver con psicología de masas. Si vos trabajas en la detección al liderazgo sano a temprana edad es lo que va a influir en un equipo humano y estos hechos lamentables no sucederían porque los jugadores positivos te marcarían a quienes están transgrediendo las normas y ahí podés hacer prevención».
Más adelante dice «pero la realidad de hoy es que los socializadores primarios como la escuela, la familia, las instituciones religiosas son claves y todos están en déficit y ausentes. Y los clubes están desbordados porque cuando se deben preocupar en desarrollar lo deportivo tienen que aprender a enseñar valores primero. Cuando fui jugador, a mí los valores me los enseñaron primero en mi casa y cuando en el club me los pedían y yo se los daba. Hoy no pasa eso. La falencia del entrenador de hoy es que tiene que saber más de pedagogía que sobre deporte».
Pero el juego, como el rugby, puede ser también sanador y por ello hemos puesto en la imagen de la entrada al equipo de «Los Espartanos», que son jóvenes que hacen su rehabilitación en cárceles a través de la práctica de este juego. Al respecto es muy aleccionadora esta nota. Ello nos puede conducir a un mundo mejor.
(1) Podemos agregar la adicción al juego o ludopatía, su relación con el desenfreno vinculado al tener o poseer dinero, etc.